¿En qué consiste la verdadera adoración?
Uno de los temas de esta publicación es el concepto de “adoración”. Para la mayoría de las personas, la adoración implica alguna clase de ceremonia pública con himnos y alabanza, oraciones y una liturgia previamente establecida. Para muchos, estos servicios religiosos representan lo que significa el concepto de adorar a Dios. Pero esto nos muestra sólo una parte del cuadro.
La definición de adorar es: “Reverenciar con sumo honor o respeto. || Rendir a la divinidad el culto que le es debido” (Pequeño Larousse Ilustrado).
Apreciar a Dios
La forma en que adoramos a Dios muestra si él realmente tiene importancia en nuestra vida. Ciertas prácticas religiosas externas, tales como ritos, ceremonias y oraciones, pueden mostrar adoración. Pero debemos prestar especial atención a lo que Dios nos dice en la Biblia.
Dios nos dice que aquellos que le adoran deben adorarle “en espíritu y en verdad” (Juan 4:23). Cuando Satanás tentó a Jesús y quiso que lo adorara, éste le replicó: “Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás” (Mateo 4:10). El apóstol Pablo dijo: “Esto sí confieso: que adoro al Dios de nuestros antepasados siguiendo este Camino que mis acusadores llaman secta, pues estoy de acuerdo con todo lo que enseña la ley y creo lo que está escrito en los profetas” (Hechos 24:14, Nueva Versión Internacional). Esta es una clara referencia a lo que hoy llamamos el Antiguo Testamento.
Dios quiere que la humanidad le adore en verdad. Hacemos esto cuando lo honramos, cuando lo servimos y cuando acatamos sus instrucciones. Jesús dijo que debemos vivir “de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mateo 4:4). Nuestra adoración a Dios debe reflejarse en la forma en que vivimos nuestra vida diaria. El cristianismo es una forma de vida (Hechos 18:25-26; Hechos 19:9, Hechos 19:23; Hechos 22:4; Hechos 24:14, Hechos 24:22); es un modo de pensar, actuar y vivir que rige todos los aspectos de nuestra existencia.
Lo que implica la adoración
La verdadera adoración a Dios implica nada menos que una transformación interior del corazón humano por la fe en Jesucristo y en su sacrificio. Las prácticas externas de adoración por sí mismas son insuficientes. Dios está buscando a quienes le adoren en espíritu, con un corazón transformado y convertido.
La verdadera adoración implica mucho más que alabar a Dios en un servicio religioso. En realidad, la adoración a Dios es algo que se define a todo lo largo y ancho de las Escrituras, no en un solo pasaje. No se limita a la alabanza; y en el más amplio sentido de la palabra, adorar a Dios significa reconocerlo verdaderamente, conocer su naturaleza, sus atributos, sus caminos y sus enseñanzas, lo que se demuestra derramando el corazón en alabanza y gratitud, y en las acciones que correspondan a dicho reconocimiento.
Jesús reprendió duramente a los dirigentes religiosos de su época porque tergiversaban los mandamientos de Dios y los sustituían por sus erróneas interpretaciones humanas (Mateo 15:9; Marcos 7:7). Les dijo que tal adoración era una adoración vana. Jesús dirigió sus palabras más duras a aquellos que decían adorar a Dios pero se negaban a aceptar sus leyes y a hacer su voluntad; les advirtió que tal adoración era vacía, que no tenía mérito alguno y que era completamente inaceptable para Dios y para él (Mateo 7:21-23).
Vivimos en una época en la que las personas están desilusionadas con los servicios religiosos tradicionales. Los encuentran vacíos, sin sentido y completamente ajenos al diario trajinar de la vida. Este es el momento para analizar en realidad lo que es la verdadera adoración. Adorar a Dios adquiere una importancia fundamental en nuestra vida actual —y en el cumplimiento de nuestro asombroso potencial— cuando podemos entender su verdadero significado.
De gran significado
Para muchos que profesan el cristianismo, puede ser sorprendente enterarse de que el séptimo día de la semana —el sábado, el día de reposo, el día ordenado por Dios para descanso y adoración— no ha sido abrogado. Aún continúa vigente por muchos motivos, como lo hemos estudiado en este folleto. Está lleno de significado y es absolutamente importante en la vida de todo ser humano. Cuando hacemos caso omiso de su observancia nos privamos de algunas de las bendiciones más grandes que Dios le ha dado al hombre.
La verdadera adoración que Dios espera y nos ordena está directamente ligada al sábado. En contraste, la observancia del primer día de la semana no tiene respaldo en la autoridad de Dios ni en la Biblia, sino en la autoridad del hombre. La pregunta entonces que debemos hacernos es si Dios acepta nuestra adoración cuando pasamos por alto su mandamiento tan claro respecto a la necesidad de guardar el sábado.