#180 - Isaías 54-60
"Instrucciones sobre el ayuno y el sábado; el Milenio"
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#180 - Isaías 54-60: "Instrucciones sobre el ayuno y el sábado; el Milenio"
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1. Las que se cumplen en la vida de Isaías
Cumplidas en sus propios días
- Judá sería librada de Siria y de Israel; Isaías 7:4-7, Isaías 7:16,
- Siria e Israel serían destruidas por Asiria; Isaías 8:4; Isaías 17:1-14,
- Asiria invadiría a Judá; Isaías 8:7-8.
- Filistía sería subyugada; Isaías 14:28-32
- Moab sería saqueada; Isaías 15 y 16.
- Egipto, y Etiopía serían conquistadas por Asiria; Isaías 20:4.
- Arabia sería saqueada; Isaías 21:13-17.
- Tiro sería sojuzgada; Isaías 23:1-12.
- Jerusalén sería librada de Asiria; véase bajo capítulo 36.
- La vida de Ezequías sería prolongada 15 años; Isaías 38:5.
2. Las que se cumplen hasta el Nuevo Testamento
Cumplidas después de los días de Isaías
- El Cautiverio Babilónico; Isaías 39:5-7.
- Babilonia sería destruida por Ciro; Isaías 46:11.
- Y por medas y damitas; Isaías 13:17; Isaías 20:22; Isaías 48:14.
- Desolación perpetua de Babilonia; Isaías 13:20-22.
- Ciro es llamado por su nombre; Isaías 44:28; Isaías 45:1-4.
- Su conquista mundial; Isaías 41:2-3.
- Libertaría a los cautivos; Isaías 45:13.
- Haría reedificar a Jerusalén; Isaías 44:28; Isaías 45:13.
- Israel sería restaurada, Isaías 27:12-13; Isaías 48:20; Isaías 51:14.
- La religión de Israel en Egipto y Asiria; Isaías 19:18-25.
- La religión de Israel en todo el mundo; Isaías 27:2-6.
- Cautiverio y restauración de Tiro; Isaías 23:13, Isaías 23:18.
- Desolación perpetua de Edom; Isaías 34:5-17.
3. Las que corresponden a la Primera Venida de Cristo
Acerca del Mesías en parte cumplidas, en parte por cumplirse
- Su advenimiento; Isaías 40:3-5.
- Su nacimiento virginal; Isaías 7:14.
- Galilea sería escena de su ministerio; Isaías 9:1-2.
- Su Deidad y la eternidad de su trono; Isaías 9:6-7.
- Sus padecimientos; Isaías 53.
- Moriría entre los malos; Isaías 53:9.
- Sería sepultado entre los ricos; Isaías 53:9.
4. Las que se cumplirán en su Segunda Venida
- Poderío y bondad de su reinado; Isaías 40:10-11.
- Justicia y beneficencia de su reinado; Isaías 32:1-8; Isaías 61:1-3.
- Su Justicia y su bondad; Isaías 42:3-4, Isaías 42:7.
- Su reinado sobre los gentiles; Isaías 2:2-3; Isaías 42:1,6; Isaías 49:6; Isaías 55:4-5; Isaías 56:6, Isaías 60:3-5.
- Su vasta influencia; Isaías 49:7, Isaías 49:23.
- Desaparecerán los ídolos; Isaías 2:18.
- Institución de un mundo sin guerras; Isaías 2:4; Isaías 65:25.
- Destrucción de la tierra; Isaías 24; Isaías 26:21; Isaías 34:1-4.
- Destrucción de la muerte; Isaías 25:8; Isaías 26:19.
- El pueblo de Dios recibe un nuevo nombre; Isaías 62:2; Isaías 65:15.
- Creación de nuevo cielo y nueva tierra; Isaías 65:17; Isaías 66:22.
- Separación eterna de justos y malos; Isaías 66:15, Isaías 66:22-24.
Luego de describir el sacrificio que haría el Mesías por la humanidad en el capítulo 53, el resto del libro se enfoca básicamente en explicar cómo será el Mundo de Mañana que traerá Cristo en su Segunda Venida. Verán que esto incluye el guardar el sábado. Unger acierta al comentar sobre el capítulo 54: “Después de la muerte del Mesías, los redimidos cantan de agradecimiento por lo que ha hecho. Cuando le toque su turno a Israel [después que Cristo regrese del cielo], mirarán a quién traspasaron y ¡cuán radiante será su gozo, cuán maravillosos serán los frutos espirituales y cuán grande será su expansión por la tierra! Israel, quien durante su período de transgresión e infidelidad fue apartada como esposa del Señor, ahora es restaurada. Su restitución será permanente y el pacto de paz no será quebrantado jamás” (p. 336).
Llorarán y se arrepentirán al no haber creído
En Zacarías, Dios describe la escena cuando Israel se dará cuenta de que Cristo fue el verdadero Mesías. “Y en aquel día yo procuraré destruir a todas las naciones que vinieren contra Jerusalén. Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito... En aquel tiempo habrá un manantial abierto para la casa de David... para la purificación del pecado” (Zacarías 12:9-10; Zacarías 13:1).
Con este trasfondo en mente, podemos entender el capítulo 54. Comienza: “Regocíjate, oh estéril, la que no daba a luz; levanta canción y da voces de júbilo... Porque te extenderás a la mano derecha y a la mano izquierda; y tu descendencia heredará naciones... Porque tu marido es tu Hacedor... por un breve momento te abandoné, pero te recogeré con grandes misericordias... Pobrecita, fatigada con tempestad, sin consuelo; he aquí que yo cimentaré tus piedras sobre carbunclo, y sobre zafiros te fundaré... Y todos tus hijos serán enseñados por el Eterno; y se multiplicará la paz de tus hijos... Ninguna arma forjada contra ti prosperará” (Isaías 54:1-17).
Ahora bien, el resultado del sacrificio de Cristo descrito en el capítulo 53 no sólo será una bendición para Israel, sino para todo el mundo. Esto se cumplirá cuando él establezca el Reino en su venida. Por eso el capítulo 55 dice: “A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche... Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma; y haré con vosotros pacto eterno... He aquí, llamarás a gente que no conociste, y gentes que no te conocieron correrán a ti [gentiles], por causa del Eterno tu Dios, y del Santo de Israel que te ha honrado” (Isaías 55:1-5). El poder comprar sin dinero significa que la salvación ofrecida es de incalculable valor, no se puede comprar con dinero, y fue pagada por la sangre de Cristo. Pedro dice: “sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación, ya destinado desde antes de la fundación del mundo” (1 Pedro 1:18-20).
Por eso Jesús usó esta frase en el Último y Gran día de la Fiesta para describir el ofrecimiento que hará a las naciones en ese período de la Segunda Resurrección cuando serán llamados. Es cierto que algunos serán llamados antes de su venida, pero la gran mayoría de la humanidad actualmente sigue enceguecida por Satanás y no será llamada en esta vida.
Continúa el relato de cómo uno puede recibir ese ofrecimiento de obtener las “aguas vivas” del Espíritu Santo (Juan 7:37-39). Nos dice: “Buscad al Eterno mientras puede ser hallado [en esta vida], llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos [dejar de quebrantar la Ley Santa de Dios], y vuélvase al Eterno, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar. Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo el Eterno. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos” (Isaías 55:6-9).
Solo Dios y el Verbo en su amor divino podían concebir un Plan en que el Verbo se ofrecería voluntariamente para pagar por los pecados de la humanidad y así rescatarlos con un precio tan increíble. Dice: “En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados” (1 Juan 4:10).
Lo haría con inmensa paciencia y humildad, como sigue explicando en Isaías 55:10 “Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que quiero” (Isaías 55:10-11). Como la obra que hace la lluvia y la nieve es lenta y silenciosa, así llevará a cabo Dios su gran obra de establecer su reino.
En el capítulo 56, explica lo que consiste el arrepentimiento. Incluye guardar el sábado y este arrepentimiento está disponible para cualquiera, no importa la raza o la nacionalidad. Dice: “Así dijo el Eterno: Guardad derecho, y haced justicia; porque cerca está mi salvación para venir, y mi justicia para manifestarse. Bienaventurado el hombre que hace esto... que guarda el día de reposo [sábado] para no profanarlo, y que guarda su mano de hacer todo mal... A los eunucos que guarden mis días de reposo, y escojan lo que yo quiero, y abracen mi pacto, yo les daré lugar en mi casa [su Reino]... y nombre perpetuo les daré, que nunca perecerá [vida eterna]... yo los llevaré a mi santo monte” (Isaías 56: 1-7). Luego amonesta a los líderes de Israel por no guardar y enseñar estas cosas.
En el capítulo 57, Dios sigue acusando a los falsos ministros de no enseñar sobre el sábado y las demás leyes. En vez, bajo la guía del rey Manasés, siguen el camino del paganismo. Describe la inmoralidad que reinaba en Judá en ese entonces. Dice: “Perece el justo, y no hay quien piense en ellos; y los piadosos mueren, y no hay quien entienda que de delante de la aflicción es quitado el justo” (Isaías 57:1). Dice la Biblia sobre el reinado de Manasés: “Fuera de esto, derramó Manasés mucha sangre inocente en gran manera, hasta llenar a Jerusalén de extremo a extremo... Y edificó altares para todo el ejército de los cielos en los dos atrios de la casa del Eterno. Y pasó a su hijo por fuego, y se dio a observar los tiempos y... los indujo a que hiciesen más mal que las naciones que el Eterno destruyó delante de los hijos de Israel” (2 Reyes 21:16,5,6,9). Según la tradición judía, Isaías murió por orden de Manasés.
En Isaías 57 Dios describe este período de gran apostasía: “Mas vosotros llegaos acá, hijos de la hechicera [sistema de adivinos paganos], generación del adúltero... ¿No sois vosotros hijos rebeldes, generación mentirosa, que os enfervorizáis con los ídolos?... ¿No habré de castigar estas cosas? (Isaías 57:3-6).
En cambio, describe con quién deseaba estar: “Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados... Pero los impíos son como el mar en tempestad, que no puede estarse quieto, y sus aguas arrojan cieno y lodo. No hay paz, dijo mi Dios, para los impíos” (Isaías 57:15, Isaías 57:20-21).
Ahora Dios explica la actitud correcta al guardar el ayuno y el sábado. Isaías 58 describe estas dos formas importantes de adorar a Dios. Primero el ayuno: “He aquí que en el día de vuestro ayuno buscáis vuestro propio gusto, y oprimís a todos vuestros trabajadores” (Isaías 58:3). ¿De qué sirve el ayuno si el comportamiento hacia los demás no ha cambiado? Dios desea que ayunemos para cambiar nuestra conducta y actitud hacia él y hacia los demás. Dice: “¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad... que partas tu pan con el hambriento... y no te escondas de tu hermano? Entonces nacerá tu luz como el alba... invocarás, y te oirá el Eterno y dirá él: Heme aquí. Si quitares de en medio de ti el yugo, el dedo amenazador, y el hablar vanidad... El Eterno te pastoreará para siempre” (Isaías 58:6-11).
El ayuno no puede ser algo sólo externo, sino interno. La fe, como dijo Santiago, tiene que ir acompañada de obras. Debemos acercarnos con el corazón abierto a Dios, es decir, con humildad y sumisión. No hay lugar para la soberbia o la vanidad. Debemos mostrarle que estamos afligidos y arrepentidos de nuestros pecados. Además, nuestro corazón debe estar en la Obra de Dios al apoyar a la Iglesia a enviar el mensaje del Reino venidero a todas las naciones y de cómo uno puede prepararse para ello. Debemos tener compasión por el mundo, ayudar cuando podamos, ser justos y equitativos con los que trabajan bajo nuestro cargo y de buscar a Dios con todo nuestro corazón.
Veremos ahora la segunda manera que Dios nos muestra para adorarlo correctamente, el observar el sábado no sólo de manera externa, sino interna. Dice: “Si retrajeres del día de reposo [el sábado] tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y lo llamares delicia, santo, glorioso del Eterno; y lo venerares, no andando en tus propios caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus propias palabras, entonces te deleitarás en el Eterno; y yo te haré subir sobre las alturas de la tierra, y te daré a comer la heredad de Jacob tu padre; porque la boca del Eterno lo ha hablado” (Isaías 58:13-14). Esta promesa es de entrar en el glorioso Reino de Dios como heredero de Jacob. Noten que el sábado no es judío, ni del hombre sino de Dios, pues dice “mi día santo”.
La siguiente carta circular de la iglesia tiene siete pautas basadas en esta y otras escrituras sobre cómo guardar el sábado.
1. De las cosas que se van a necesitar para el sábado, prepare todas las que pueda el día anterior, el viernes, como por ejemplo la ropa que vaya a usar, los alimentos, etc.
2. Siga con los deberes absolutamente necesarios para mantener su hogar en orden durante este día.
3. Libere su mente de las preocupaciones cotidianas, y aun elimínelas de su conversación.
4. Dedique más tiempo al estudio de la Biblia y a la oración. Recuerde que este período de 24 horas es tiempo sagrado. Debe asistir a los servicios sabáticos.
5. Recuerde que, en casos de emergencia, Dios nos permite ayudar a otros durante el sábado.
6. Cuando se presente algún problema inesperado, pida consejo a Dios y no se inquiete por detalles pequeños.
7. Goce del sábado manteniendo una actitud positiva, alegre, sumisa, obediente y reverente.
Luego de entregar las instrucciones sobre el ayuno y el sábado, Dios explica que no cumplirlas produce una barrera entre uno y él. Todas sus leyes son santas y deben ser respetadas. Dice: “He aquí que no se ha acortado la mano del Eterno para salvar, ni se ha agravado su oído para oír; pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír... Porque vuestras manos están contaminadas de sangre [quebrantan el Sexto Mandamiento], y vuestros dedos de iniquidad; vuestros labios pronuncian mentira [infracción del Noveno Mandamiento]... Y el derecho se retiró, y la justicia se puso lejos; porque la verdad tropezó en la plaza, y la equidad no pudo venir. Y la verdad fue detenida... Y vio que no había hombre, y se maravilló que no hubiera quien se interpusiese” (Isaías 59:1-16).
He aquí el gran problema del hombre es que quiere gozar de las bendiciones de Dios, pero no quiere obedecer su ley. Se deben guardar los 10 Mandamientos y no sólo una parte de ellos. No respetaban el sábado en los tiempos de Isaías, y así es en nuestros días. No obstante, Dios mira hacia delante, cuando se establecerá su reino y entonces todos le obedecerán y serán bendecidos. Esto incluye el sábado: “Así como los cielos nuevos y la nueva tierra que yo hago, permanecen ante mí[…] dice el Eterno, así permanecerán vuestros descendientes y vuestro nombre. Y de mes en mes, y de sábado en sábado, vendrán todos a adorar ante mí, dice el Eterno” (Isaías 66:22-23 NRV).
En el capítulo 60 describe qué harán los santos que heredan el Reino: “Levántate, resplandece; por ha venido tu luz, y la gloria del Eterno ha nacido sobre ti... Y andarán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu nacimiento. Alza tus ojos alrededor, y mira, todos éstos se han juntado, vinieron a ti, tus hijos vendrán de lejos, y tus hijas serán llevadas en brazos... ¿Quiénes son éstos que vuelan como nubes, y como palomas a sus ventanas? [los santos podrán volar]. Ciertamente a mí esperarán los de la costa, y las naves de Tarsis desde el principio, para traer tus hijos de lejos, su plata y oro con ellos, al nombre del Eterno tu Dios, y al Santo de Israel que te ha glorificado. Y extranjeros edificarán tus muros, y sus reyes te servirán [de acuerdo a las ciudades que Cristo nos entregará para administrar su reino (vea Lucas 19:17)]. Tus puertas estarán de continuo abiertas... para que a ti sean traídas las riquezas de las naciones, y conducidos a ti sus reyes. Porque la nación o el reino que no te sirviere perecerá, y del todo será asolado... Nunca más se oirá en tu tierra violencia, destrucción ni quebrantamiento... El sol nunca más te servirá de luz para el día, ni el resplandor de la luna te alumbrará, sino que el Eterno te será por luz perpetua, y el Dios tuyo por tu gloria... Y tu pueblo, todos ellos serán justos, para siempre heredarán la tierra... El pequeño vendrá a ser mil, el menor, un pueblo fuerte... ” (Isaías 60:1-22).
Esta es una hermosa descripción de lo que será ese maravilloso Mundo de Mañana que tan ansiosamente aguardamos, no para ser importantes, sino para servir.