La naturaleza del ser humano, concretamente sus pasiones, han conducido a muchísima gente a fanatizarse, a defender con desmedida tenacidad sus creencias y opiniones religiosas o políticas. En nombre de la religión se han cometido los mayores abusos, los peores desmanes, y se han llevado a cabo crueles guerras.

Por otra parte, podemos observar que cuando ciertas tendencias teológicas han promovido puntos de vista que afectaban a la autoridad de la Biblia y al carácter relativo de la Palabra de Dios, se produce un deterioro del nivel espiritual, así como un desinterés en la difusión de la Palabra y la proclamación del mensaje del Evangelio.

Al acercarse a la casa de Dios, es mejor escuchar, con el fin de obedecer, que hacer sacrificios mientras se sigue practicando lo que es malo (1 Samuel 15:22). Tampoco uno debería ser apresurado con sus palabras delante de Dios, pues Él está en el tercer cielo, mientras que el hombre está muy por debajo, en la tierra. Por consiguiente, cuando alguien hace un voto a Dios, debe cumplirlo, de otro modo, Dios lo considerará un pecado, aunque ciertamente él ama al pecador. Lo importante es actuar en temor reverente al Eterno. Nadie debería asombrarse por la injusticia y la iniquidad, pues los funcionarios de menor autoridad están vigilados por los de mayor autoridad, quienes a veces buscan su propia ventaja a costa de sus súbditos. “Cuando a Dios haces promesa, no tardes en cumplirla; porque él no se complace en los insensatos. Cumple lo que prometes. Mejor es que no prometas, y no que prometas y no cumplas. No dejes que tu boca te haga pecar, ni digas delante del ángel, que fue ignorancia. ¿Por qué harás que Dios se enoje a causa de tu voz, y que destruya la obra de tus manos? Donde abundan los sueños, también abundan las vanidades y las muchas palabras;  mas tú, teme a  Dios. Si  opresión de pobres y la perversión de derecho y de justicia vieres en la provincia, no te maravilles de ello; porque sobre el alto vigila otro más alto, y uno más alto está sobre ellos” (5:4-8).

Por otra parte sabemos que el dinero no satisface, tampoco las riquezas traen satisfacción o consuelo a la mente. De un momento a otro, fácilmente pueden desaparecer, dejando al hombre sin nada, de la misma manera que vino al mundo. En cambio, si uno adopta la actitud correcta y, en lugar de preocuparse por las cosas materiales, reconoce que Dios le ha dado lo que tiene y disfruta de ello con alegría, su vida no será odiosa ni aburrida (1 Timoteo 6:6-8). Mientras que cuando uno se encuentra ocupado en disfrutar de los dones de Dios, los días pasan sin la amargura que produce reflexionar sobre la brevedad y las irritaciones de la vida. “El que ama el dinero, no se saciará de dinero; y el que ama el mucho tener, no sacará fruto. También esto es vanidad. Cuando aumentan los bienes,  también aumentan los que los consumen. ¿Qué bien, pues, tendrá su dueño, sino verlos con sus ojos? Dulce es el sueño del trabajador, coma mucho, coma poco;  pero al rico no le deja dormir la abundancia. Hay un mal doloroso que he visto debajo del sol: las riquezas guardadas por sus dueños para su mal; las cuales se pierden en malas ocupaciones, y a los hijos que engendraron, nada les queda en la mano. Como salió del vientre de su madre, desnudo, así vuelve, yéndose tal como vino; y nada tiene de su trabajo para llevar en su mano” (5:10-15).

Al verdadero cristiano no se le dio una norma ritual a seguir, porque desde el principio estuvo centrado en una cabeza, es decir, en Cristo Jesús. Por tanto, ser un cristiano genuino, significa que uno sigue fielmente los pasos de Cristo en total obediencia a sus Santas Leyes. Mientras que la falsa práctica religiosa, nunca ha ayudado, debido a que Dios desecha los mandamientos de hombres.

Ciclo hidrológico: El calor llega al máximo. Continúa la temporada seca.

Cosecha de la temporada: Cosecha del Olivo y aceitunas en el llano

Nombre del mes: Ab (Carece de identificación propia)

IDUAI

1) Conmemora la muerte de Aarón en el año 1404 AC, en el monte Hor. Números 20:22-29; y 33:58.

10) Ayuno del quinto mes Zac. 8:19, conmemora la destrucción de las murallas de Jerusalén por le ejercito de Babilonia II Reyes 25:8-9; y Jer. 52:12  y la destrucción del segundo templo por Tito. Se trata del segundo ayuno nombrado por Zacarías 8:19 (10 de Ab. de 586 AC). 15 Conmemora la reconciliación entre la tribu de Benjamín y las otras tribus  Jueces 21.