Trasfondo Histórico de los Evangelios:Lección 33: Lección 33: Mateo 25

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Trasfondo Histórico de los Evangelios:Lección 33

Lección 33: Mateo 25

En Mateo 25, Jesús continúa valiéndose de ilustraciones para enseñar a sus seguidores la forma de estar preparados espiritualmente antes de su regreso. Ya les había entregado dos parábolas con lecciones espirituales: primero, la parábola de la higuera, sobre la necesidad de estar al tanto de los acontecimientos mundiales, y segundo, la parábola de los dos siervos, en cuanto a ser fieles hasta el final.

Ahora agrega tres parábolas más acerca de no decaer espiritualmente ni de convertirse en un siervo inútil, especialmente a medida que se acercan los últimos días. Examinaremos las dos primeras de estas parábolas, que se encuentran en Mateo 25.

La parábola de las diez vírgenes

Jesús dice: “Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo. Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas. Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite; mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas. Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron. Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle! Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas. Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan. Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas. Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta. Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos! Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco. Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir” (Mateo 25:1-13).

Obviamente, esta ilustración de la fiesta de bodas se basa en una ceremonia de matrimonio típica en los días de Jesús, que contrasta bastante con las bodas en la actualidad.

Fiestas de bodas en tiempos de Cristo

Como señala Barclay, “Lo interesante de esta historia depende de una costumbre judía que es muy diferente de las nuestras. Cuando se casaba una pareja, no se iban de luna de miel, sino se quedaban en casa. Durante una semana tenían la puerta abierta a los que quisieran visitar; los amigos los trataban, y hasta se dirigían a ellos, como príncipe y princesa. Era la semana más dichosa de la vida. A las celebraciones de esa semana estaban invitados sus amigos más íntimos; así es que no fue solamente la ceremonia, sino toda una semana de fiesta lo que se perdieron las chicas simples por no estar preparadas” (Comentario al Nuevo Testamento de William Barclay, notas sobre Mateo 25:1, énfasis añadido en todo este artículo).

Esta analogía de la fiesta de bodas se aplica al pueblo de Dios que se prepara para el regreso de Jesús, y especialmente a quienes estén vivos a su regreso.

Con respecto al recorrido que hacían para llegar a la fiesta de bodas, The Evangelical Bible Commentary (Comentario evangélico de la Biblia) agrega: “Al final del período de esponsales, era costumbre que el novio llevara a sus amigos a la casa de la novia y de allí la escoltara a ella y a sus amigas (las vírgenes) a su casa para la fiesta de bodas (véase Mateo 22:1–14). Las lámparas en realidad eran antorchas, palos largos envueltos en trapos empapados en aceite de oliva y que se encendían para la procesión nupcial. Ante el anuncio de la llegada del novio, las diez vírgenes vertieron aceite en sus antorchas; pero solo cinco contaban con la reserva de aceite necesaria hasta el final de las festividades. Si compartían su aceite, pronto se apagarían todas las antorchas. Por su negligencia, las vírgenes insensatas fueron excluidas del banquete” (notas sobre Mateo 25:1).

Debido a que esta parábola fue dada para ilustrar la necesidad de estar preparados espiritualmente cuando Cristo regrese, el aceite es típicamente un símbolo del Espíritu Santo (Hechos 4:27; 10:38), mientras que la lámpara representa la Palabra de Dios (Salmo 119:105). De modo que estas diez vírgenes, según el simbolismo bíblico, representarían a las “vírgenes espirituales” o miembros de la Iglesia de Dios que tienen el Espíritu de Dios, especialmente en los últimos tiempos (ver 2 Corintios 11:2; Apocalipsis 14:4).

The Expositor’s Bible Commentary (Comentario bíblico del expositor) proporciona importante información adicional sobre las bodas en los días de Jesús: “Normalmente el novio salía de su casa con algunos de sus amigos cercanos para ir a la casa de la novia, donde había varias ceremonias, seguidas de una procesión por las calles (ya caída la noche) hasta su casa. Las diez vírgenes podían ser damas de honor que hubiesen estado ayudando a la novia, y que esperaban encontrarse con el novio cuando llegara de la casa de ella . . . Se esperaba que todos en la procesión portaran su propia antorcha. Se daba por sentado que los que no tenían antorcha eran intrusos, e incluso bandidos. Las fiestas, que podían durar varios días, se iniciaban formalmente en la casa del novio” (notas sobre Mateo 25:1).

Lecciones espirituales

Por tanto, podemos entender así el propósito de esta analogía: Jesucristo está advirtiendo a sus seguidores que estén preparados espiritualmente para su venida. Así como había diez vírgenes esperando ser invitadas al banquete de bodas, los miembros están esperando la invitación del Novio a su regreso. Aunque todas se quedaron dormidas, lo que significa que en los últimos tiempos los miembros no estarán tan despiertos espiritualmente como deberían estar, solo cinco tenían reservas espirituales, mientras que las otras cinco habían descuidado este aspecto de sus vidas y su nivel había caído por debajo del mínimo. Cuando lleguen las pruebas de los últimos tiempos, algunos no estarán espiritualmente preparados y no podrán vencer.

Sin embargo, para aquellos que estén espiritualmente preparados, ¡habrá una fiesta de bodas increíble! Jesucristo, el Esposo, vendrá y resucitará a los santos. Él se encontrará con ellos en el aire (1 Tesalonicenses 4:16-17) y descenderá sobre el monte de los Olivos (Zacarías 14:4; Hechos 1:10-12) para establecer el Reino de Dios en esta Tierra por mil años (Apocalipsis 20:4, 6). En cierto sentido, los santos fieles no solo tendrán una gran fiesta de bodas, ¡sino que la luna de miel espiritual con Cristo durará mil años!

La parábola siguiente también es una lección sobre la necesidad de desarrollar los dones de Dios mientras aún haya tiempo.

La parábola de los talentos

Jesús dijo: “Porque el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes. A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos. Y el que había recibido cinco talentos fue y negoció con ellos, y ganó otros cinco talentos. Asimismo, el que había recibido dos, ganó también otros dos. Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor. Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos. Y llegando el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco talentos sobre ellos. Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. Llegando también el que había recibido dos talentos, dijo: Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros dos talentos sobre ellos. Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo. Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí. Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses. Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos. Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes” (Mateo 25:14-30).

Aquí Jesucristo se enfoca en la necesidad de que el pueblo de Dios se mantenga espiritualmente activo, sirva y se prepare antes de que él regrese. Lo que les ha dado a todos sus siervos es cierta cantidad de dones espirituales por medio del Espíritu Santo; no obstante, se espera que ninguno de estos dones sea usado para “lucirse”, si se usan correctamente.

Como señala The Expositor’s Bible Commentary, “Esta parábola va más allá de las tres primeras (Mateo 24:42-25:13) en el sentido de que espera que la vigilia de los sirvientes se manifieste durante la ausencia del amo, no solo en la preparación y ejecución de su deber, aun si la demora es prolongada, sino además en mejorar los ‘talentos’ recibidos hasta el día del juicio final . . .

“Los esclavos del mundo antiguo podían disfrutar de grandes responsabilidades y autoridad. El hombre que se iba de viaje confió sus bienes en efectivo a tres de sus esclavos, considerados casi como socios en sus asuntos y que podían compartir algunos de sus beneficios . . . la parábola enfatiza el principio intrínseco de que ‘al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá’ (Lucas 12:48)” (notas sobre Mateo 25:14).

Similitudes y diferencias entre la parábola de los talentos y la de las minas

Es importante notar que esta parábola de los talentos es similar a la parábola de las minas en Lucas 19, pero hay ciertas diferencias importantes.

Primero, un talento de plata vale mucho más que una mina (una libra) de plata. Sabemos que se trata de plata debido a que en Mateo 25:18 la palabra griega traducida como dinero es argyrion, que se refiere a una cantidad de plata. Mientras que una libra de plata en esos tiempos equivalía a 100 denarios o 100 días de trabajo remunerado para un trabajador promedio, un talento de plata equivalía al menos a sesenta veces más, o 6000 días de trabajo remunerado, una enorme cantidad. En salarios modernos, estos equivaldrían a 10 000 USD por una libra de plata y 600 000 USD por un talento de plata. En segundo lugar, la parábola de los talentos, como también la de las minas, trata de la riqueza en cuanto al peso y no tiene que ver necesariamente con lo que hoy llamamos talentos.

“Esta parábola se centra principalmente en el siervo inútil”, explica The Preacher’s Commentary (Comentario del predicador). “Los regalos que no se utilizan se echan a perder. El término ‘talentos’ es inapropiado, ya que en nuestro idioma usamos la palabra ‘talento’ para referirnos a las aptitudes o habilidades naturales que tienen las personas. El talento en esta historia era el peso de algo valioso . . . y se les repartieron talentos [dinero en efectivo] a varios hombres de acuerdo con sus ‘habilidades’ . . . Esta es una parábola sobre la responsabilidad” (notas sobre Mateo 25:14).

Entonces, mientras que en la parábola de los talentos se entregan diferentes cantidades de “talentos”, o dones (espirituales) para servir a Cristo de acuerdo a la habilidad de cada individuo del pueblo de Dios (por ejemplo, incluso cómo uno usa sus bienes), en la parábola de las minas a cada creyente se le da inicialmente la misma cantidad del Espíritu de Dios para que lo desarrollen. Pero ambas parábolas son equivalentes, ya que en la parábola de los talentos cada persona solo tiene que duplicar su cantidad inicial para recibir el mismo elogio, mientras que en la parábola de las minas cada uno tiene la misma cantidad al inicio y solo después se ve cómo cada uno multiplica esos frutos del Espíritu (aunque no reciben la misma recompensa: uno recibe diez ciudades y el otro cinco en el Milenio).

La rendición de cuentas de los tres sirvientes ante su amo

Luego, The Expositor’s Bible Commentary explica que los primeros dos siervos de inmediato comenzaron a ver cómo podían multiplicar el dinero de su amo. Dice: “‘En seguida’ se refiere a la prontitud del siervo para poner a producir el dinero. El caso es que los buenos siervos sintieron la responsabilidad de su asignación y se pusieron a trabajar sin demora . . . Montaron un negocio y trabajaron con el capital para multiplicarlo. Pero uno de los siervos, que no estaba dispuesto a trabajar ni a correr riesgos, simplemente cavó un hoyo y enterró el dinero.

“La rendición de cuentas comienza ‘después de mucho tiempo’, y la implicancia es que la llegada del reino se tardaría mucho . . . El primer siervo, que duplicó sus cinco talentos, es alabado, especialmente por su fidelidad, y se le dan dos cosas: mayor responsabilidad y una participación en la chara (en griego, ‘gozo’) de su maestro.

“El tercer siervo acusa a su amo de ser un hombre ‘duro’. Dice que el amo es avaro, y que está explotando el trabajo de otros y poniéndolo a él en una posición de peligro. Si se arriesgaba tratar de aumentar el talento que se le había confiado, obtendría pocos beneficios. Si fallaba y perdía todo, provocaría la ira del maestro.

“Quizás también le molestó que le hubieran dado mucho menos que a los otros dos; así, con una actitud llena de rencor, devuelve a su amo lo que le pertenece, ni más ni menos. Lo que este siervo pasa por alto es su responsabilidad para con su amo y la obligación de cumplir con sus deberes asignados. Su fracaso delata la falta de amor por su maestro, la cual intenta encubrir culpándolo a él y excusándose.

“Solo el siervo malvado recrimina a su amo. Las vírgenes insensatas cometieron el error de tomar a la ligera su obligación; el siervo negligente cometió el error de creer que era demasiado para él. La gracia nunca disculpa la irresponsabilidad; incluso los que reciben menos están obligados a usar y desarrollar lo que tienen. El amo condena al siervo basándose en sus propias palabras, que prueban su culpabilidad. Si el amo era tan duro y codicioso, ¿no debió el siervo haber puesto el dinero en un lugar relativamente seguro para que ganara intereses aun sin trabajar? . . .

“El talento confiado a este siervo malvado le es quitado; la relación entre amo y siervo se rompe. Su talento es dado al hombre que ahora tiene diez talentos, siguiendo la pauta de gobierno que Jesús ya había enseñado en Mateo 13:12. Además, en el A. T. hay un ejemplo de este modelo: según sus principios, el reino de Israel fue quitado a Saúl y entregado a David. El siervo negligente es ‘inútil’, pues no hacer el bien ni usar lo que Dios nos ha confiado es un pecado grave que da como resultado no solo la pérdida de los bienes recibidos sino además el rechazo por parte del amo, el destierro de su presencia y el lloro y crujir de dientes.

“La parábola insiste en que el hecho de vigilar que debe distinguir a todos los discípulos de Jesús no debe conducir a la pasividad, sino al cumplimiento del deber, al crecimiento, al cuidado y desarrollo de los recursos que Dios nos confía, hasta que ‘después de mucho tiempo’ el maestro regresa a pedir cuentas”.

¡Haríamos bien en prestar atención a todas estas valiosas lecciones! EC