Lecciones del tejón de roca

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Lecciones del tejón de roca

Dios inspiró todo en la Biblia con un propósito. Proverbios 30:24-28 menciona cuatro criaturas que, de acuerdo a Dios, son extremadamente sabias. Una de ellas es el tejón o conejo de roca. “Los tejones, pueblo nada sin fuerza que hace madrigueras en la roca” (v. 26, La Palabra [España]).

El tejón de roca, también llamado damán roquero o damán de El Cabo, es un animal poco común que vive principalmente en partes del sur de África y en el extremo occidental de Asia. Es una criatura pequeña y curiosa, cuyos rasgos son una mezcla de otros animales. Tiene los incisivos de un roedor, los molares de un rinoceronte, el sistema vascular de una ballena y las patas de un elefante (en cuanto a tipo, no a tamaño). Esta diminuta y asombrosa criatura fue creada con muchas características y habilidades interesantes que le permiten vivir a gusto en su hábitat rocoso. ¿Qué podemos aprender de este animal al que Dios describe como “más [sabio] que los sabios”?

La ayuda, la seguridad y la protección proceden de Dios

El tejón de roca construye su hogar en los riscos y grietas de filones y acantilados rocosos. Este es el hábitat ideal para él, pues se desplaza con lentitud y eso lo hace un blanco natural para los depredadores. Su entorno inhóspito, sin embargo, garantiza que los enemigos se mantengan a distancia. El refugio del tejón de roca también constituye una protección ideal contra el viento y la lluvia. Por estas razones, el tejón de roca pasa la mayor parte del tiempo en su escarpada guarida. El único momento en que la abandona es cuando sale a buscar comida o para tomar un baño de sol.

Las Escrituras describen a los tejones de roca como “pueblo sin fuerza” (Proverbios 30:26, La Palabra [España]). Las palabras aquí para “pueblo sin fuerza” equivalen a los vocablos hebreos lo am y significan, entre otras cosas, “ninguna persona” o “ningún pueblo”. En otras palabras, el tejón de roca es “un don nadie”. Pero, a pesar de ser débil y básicamente “un don nadie”, sabe a dónde acudir para protegerse: su roca. Del mismo modo, nosotros, como cristianos, generalmente somos considerados unos “don nadie” según los criterios de este mundo, pero en toda circunstancia necesitamos recordar a dónde debemos ir para estar bien protegidos y seguros: a nuestra Roca, Jesucristo, y a Dios Padre. A lo largo de toda la Biblia se hace referencia a Cristo como nuestra Roca y fortaleza.

En Salmos 18:2-3 leemos: “Eterno, roca mía y castillo mío, y mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré; mi escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio. Invocaré al Eterno, quien es digno de ser alabado, y seré salvo de mis enemigos”. Hay muchos otros pasajes que muestran a Dios como Aquel a quien podemos acudir en busca de protección y ayuda.

La Palabra de Dios y su Espíritu nos ayudan a discernir

Una de las mayores amenazas para el tejón de roca es el águila negra. Esta ave vuela en círculos escudriñando los acantilados y es capaz de distinguir la silueta de los tejones que toman el sol sobre las rocas, aglomerados en colonias. Pero que este animal llegue al estómago del águila no es tarea fácil.

El tejón de roca tiene una vista increíblemente aguda: puede detectar movimiento a más de kilómetro y medio de distancia. Incluso si el águila negra está de cara al Sol, el tejón puede divisarla, porque sus ojos cuentan con una membrana especial que filtra los rayos solares. El tejón de roca es capaz de mirar directamente al Sol sin sufrir daño ocular. Por eso, al ver a su enemigo en el cielo, de inmediato emite una señal de advertencia: un chillido agudo. De inmediato las rocas quedan despejadas, pues los tejones dejan lo que están haciendo y se escabullen buscando la protección de sus refugios.

De la misma manera, necesitamos tener una vista espiritual aguda y la habilidad de detectar a nuestros enemigos, incluso si intentan esconderse en la luz. 2 Corintios 11:13-15 habla de los falsos maestros y profetas: “Porque estos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras”.

Al igual que el tejón cuenta con una membrana para filtrar y discernir lo que ve, es preciso que tengamos agudeza espiritual para poder distinguir entre la verdad y el error y utilizar la Palabra de Dios, junto con el poder de su Espíritu Santo, como filtros que nos ayuden a detectar a nuestros enemigos y discernir el bien del mal.

Necesitamos congregarnos, y la ayuda de los demás

Los tejones de roca viven juntos, en comunidad. Esto, además de asegurarles protección contra los enemigos, también les proporciona protección contra el frío. Los tejones se acurrucan juntos para calentarse, a veces incluso acostados unos encima de otros, y a menudo forman hasta tres y cuatro capas de altura.

No hay tejones que vivan “como ermitaños”. Del mismo modo, los cristianos nos necesitamos unos a otros para recibir aliento, ayuda, y a veces un hombro sobre el cual apoyarnos. Esa es una de las razones por las que es tan importante asistir regularmente a los servicios de la Iglesia: porque, al fin y al cabo, somos hermanos. Tenemos muchos enemigos afuera, así que es bueno que nos mantengamos unidos para animarnos y ayudarnos cuando lo necesitemos.

Leemos en los Salmos: “¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía!” (133:1). En Hebreos se nos insta a “no [dejar] de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca” (10:25).

Otros paralelos extraordinarios entre el tejón de roca y nuestro camino

El tejón de roca es fácilmente domesticable. En otras palabras, es humilde. ¿Somos humildes? ¿Le resulta fácil a Dios trabajar con nosotros? ¿O le hacemos las cosas difíciles a nuestro Padre, resistiéndonos a su voluntad?

El tejón de roca se acicala constantemente y mantiene limpio su entorno. De hecho, en las patas traseras tiene unas garras especialmente diseñadas para su cuidado personal. Esto debería recordarnos la necesidad de autoexaminarnos, es decir, de meditar constantemente y pedirle a Dios que cree en nosotros un corazón limpio y quite nuestras faltas, pecados y debilidades.

Los tejones de roca se alimentan dos veces al día y son capaces de comer una enorme cantidad de plantas y vegetales, engulléndolos a una velocidad asombrosa. En menos de una hora pueden ingerir una gran dosis de vegetación nutritiva, que luego es procesada por un sistema digestivo catalogado como “único en todo el reino animal”. ¿Con cuánta frecuencia nos alimentamos de la Palabra de Dios?

Por último, las patas del tejón de roca le confieren la fabulosa capacidad de escalar formaciones rocosas casi perpendiculares. Las gruesas y blandas plantas de sus patas pueden convertirse en almohadillas de fricción y transpirar para adquirir tracción adicional. A veces nos enfrentamos a pruebas que parecen casi imposibles de superar, como si estuviéramos ante un muro de ladrillos vertical. No obstante, tal como Dios ha dado al tejón de roca lo que necesita para escalar formaciones escarpadas, también nos da todo lo que necesitamos para que superemos las pruebas de nuestra vida.

A medida que seguimos esforzándonos por aprender el camino de Dios y preparándonos para nacer en su Familia al regreso de Jesucristo, pongamos en práctica lo que hemos aprendido sobre el tejón de roca para que algún día Dios también pueda decir que somos extraordinariamente sabios. EC