#009 - Génesis 1:24-25: "Los animales terrestres"

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#009 - Génesis 1:24-25

"Los animales terrestres"

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Luego de poblar los mares y los cielos con las criaturas marinas y aladas, ahora Dios procede en el sexto día a cubrir los continentes con el complejo ciclo biológico y alimenticio de animales como la etapa final de la preparación de la tierra para el protagonista de todo – el hombre.

En Génesis 1:24-25 están descritas las tres categorías de animales que andan sobre la tierra: "los que se arrastran" (incluye a los insectos); "la serpientes" (los reptiles y los anfibios); y "las bestias y el ganado" (los mamíferos).

Comenzando por el grupo más numeroso y pequeño, tenemos a los insectos. Componen un 70% de todos los animales sobre la tierra y son los más rápidos en reproducirse. "Si todos los descendientes de una pareja de moscas lograran vivir hasta la edad adulta y reproducirse, en menos de seis meses, el planeta entero estaría cubierto por una capa de moscas de quince metros de altura" (Departamento. de Agricultura de los EE.UU.).

Gracias a las arañas, que se comen hasta 250 moscas durante su vida, a las ranas, que puede comer hasta 30 moscas cada hora, y los pájaros que puede comer cientos de moscas al día y hasta 2000 zancudos durante el mismo periodo, las moscas son limitadas a un número razonable. Si los insectos hubieran aparecido en la tierra con solo tres años de anticipación a las aves, se calcula que habrían devorado toda planta sobre la tierra y así se habrían destruido a sí mismos además de haber hecho imposible la existencia de otros animales sobre la Tierra. Aquí se puede ver porqué fue necesario crear todas las formas de vida con el maravilloso equilibrio de pesos y contrapesos (el ciclo biológico) casi al mismo tiempo, como nos dice Dios. "Muchas mentes destacadas han pasado por alto el hecho que si la vida hubiese evolucionado en la Tierra sin una Mente Maestra, habría creado sus propios destructores" (Por qué Creemos en la Creación y no la Evolución, p.112).

Los insectos, además, plantean una valla insuperable a los evolucionistas, pues NO HAN VARIADO DESDE QUE APARECEN EN EL REGISTRO FÓSIL. Uno de los más acérrimos discípulos de Darwin, el biólogo George Gaylord Simpson, tuvo que admitir: "Es inútil seguir buscando esos eslabones perdidos porque la falta de formas de transición es un fenómeno universal. Su colega, Gordon Taylor puntualiza en esta dirección, señalando que es totalmente desconocida la procedencia de unos veintiséis grupos de mamíferos, y que la evolución de los insectos sigue siendo un misterio. Desconocemos además cómo fueron los antepasados de los peces. Los huevos más primitivos que se han encontrado están totalmente formados y los insectos primitivos apresados en ámbar no parecen muy diferente a los actuales" (Se busca un Nuevo Darwin, Revista Muy Interesante, junio 1988, p.43).

A pesar de su pequeño tamaño, los insectos son una de las grandes maravillas de diseño y eficiencia hechas por Dios. “Consideremos ahora las vastas diferencias entre los insectos y los otros animales. Los insectos son del tipo ‘artrópodo’ que tiene las patas unidas a un caparazón. Este armazón se llama el exoesqueleto, pues está al exterior del cuerpo. En cambio, en los vertebrados gatos, perros, seres humanos el esqueleto está al interior del cuerpo y se llama endoesqueleto.

Ahora bien, ¿De qué manera, como lo postula la Evolución, puede una criatura con un exoesqueleto gradualmente y paso a paso, convertirse en una con un endoesqueleto? La diferencia entre las dos estructuras es tan opuesta, que ni la imaginación más fecunda puede concebir los pasos de tal transición. Existe además otra gran diferencia: ¡los insectos no tienen pulmones! en vez, obtienen el oxígeno por unos diminutos tubos llamados "tráqueas" que se distribuyen por todo el cuerpo. El sistema respiratorio del insecto entrega el oxígeno directamente a cada una de las millones de células en su organismo. En otras palabras, cada célula del insecto tiene su propio "pulmón" privado...el sistema de tráqueas es tan increíble por su ingeniería biológica que desafía la imaginación" (Ídem, p. 288).

En el mundo de los insectos también están las asombrosas clases “colectivas o sociales”. Trabajan en cuadrillas, cada una con distintas funciones para lograr un bien común. Son tan eficientes y productivas que aún el ser humano no pude alcanzar tal eficiencia. Veamos un breve ejemplo con las ABEJAS, tomado de Selecciones, 1089.

“Observemos a la abeja. Tiene cinco ojos, tres sencillos encima de la cabeza y un par de compuestos, con miles de lentes. Posee 5000 fosas nasales; suficiente poder olfativo para detectar un manzano a tres kilómetros de distancia. Sus dos pares de alas pueden enlazarse en el vuelo para aletear como una sola 16 000 veces por minuto. Y por más que ejecute en zigzag su febril danza de las flores, después vuela directamente hacia la colmena, donde la espera su trabajo especializado. En el panal puede ser limpiadora de vías públicas o portadora de agua, enfermera, centinela, albañila, ingeniera o acondicionadora de aire. Si labora en esto último, es capaz de abanicar durante 12 horas seguidas, además de las otras 12 que ha pasado afuera recogiendo néctar. ‘Tan laborioso como una abeja’ no es una exageración. Ella se mata trabajando, todo por la cucharadita de miel que untamos en nuestro pan tostado del desayuno; la cuota total de sus escasas semanas de vida. El frasco de medio kilo que tenemos sobre la mesa representa 80 000 kilómetros de vuelo de abejas, o sea dos veces un viaje alrededor del mundo.

No desdeñemos a la abeja. Todas sus caídas en picado sobre los dientes de león, las margaritas y las bocas de dragón no son un mero juego, sino obediencia instintiva a una ordenanza de la naturaleza que manda: ‘Mientras prevalezca la Tierra, no cesarán el tiempo de la siembra y de la cosecha’. Hay 100 000 especies de plantas que no podrían germinar sin la abeja. Sin ella, nuestro pan no sería dulce; es más, no habría pan, ni vino.”

Pasando a los dos siguientes grupos de animales terrestres, tenemos a los anfibios y a los reptiles. De los más de 38 000 mil especies de vertebrados que existen, 2000 son anfibios, 4000 son reptiles, 14 000 son peces, 14 000 también de aves, y 4 000 son mamíferos. Cada uno tiene un diseño perfecto y distinto. Para tomar solo un ejemplo, veamos el increíble ciclo de crecimiento de la rana; un anfibio: "La rana pone sus huevos, no obstante, no salen como ranas sino como algo parecido a un pez, pues tiene agallas y cola. Pero al crecer más, vuelve a cambiar, esta vez, transforma las agallas en pulmones, pierde la cola, desarrolla patas y por fin se convierte en rana" (Idem. p.278).

Los reptiles, que otros dominaron el mundo mesozoico, con la aparición de los dinosaurios, ahora constituye un grupo modesto en el mundo, que es "humillado" como a esa "serpiente astuta". Están ahora destinados a comer moscas e insectos y los únicos verdaderamente peligrosos son los cocodrilos y las serpientes venenosas.

Sobre los mamíferos, que son los animales más desarrollados que existen en la tierra, también incluyen a unas especies marinas como las ballenas y los delfines, y una voladora, que son los murciélagos.

"La ballena está especialmente diseñada para poder sumergirse a inmensas profundidades. A unos 40 metros, la presión del agua es de 10 kilos por cada centímetro cuadrado pero a un kilómetro de profundidad donde llega la ballena, la presión es de ¡700 kilos! El resultado es que los peces de gran profundidad no pueden subir a la superficie, o estallarían, ni los de la superficie pueden bajar, pues resultarían comprimidos hasta morir. Pero la ballena está "en su salsa" en la superficie y en las grandes profundidades. Lo primero que sufriría a esas inmensas presiones serían los ojos, pero para ello, poseen una cubierta o párpado muy grueso y fuerte para proteger a los ojos. Cuando una ballena es atacada por un tiburón o pez espada, la única defensa es sumergirse a gran profundidad y si el atacante le sigue, moriría por la gran presión." (Ídem. p. 294.) "La ballena cachalote puede nadar bajo el agua hasta por una hora y algunas se han enredado en los cables transatlánticos a una profundidad de más de un kilómetro" (Enciclopedia Británica, Tomo 19, p. 806).

"Los murciélagos se parecen a una miniatura de un avión espía. Poseen muchos sistemas sofisticados de detección. Los rostros, que parecen estar distorsionados son en realidad unos instrumentos precisos para enviar los ultrasonidos en la dirección deseada. Un típico murciélago emite su ultrasonido unas 10 veces por segundo, pero al detectar un insecto, aumenta el ritmo a 200 veces por segundo – rara vez falla al alcanzar su objetivo. Lo que es más increíble es que con cada emisión debe cortar la audición para no confundirse por un instante. Puede ir apagando y encendiendo la audición unas, 50 veces por segundo en perfecta sincronización, comparable al de las ametralladoras en los aviones de la Primera Guerra Mundial que eran sincronizadas para disparara a través de las hélices sin pegarles” (El Relojero Ciego, Richard Dawkins, p. 24, 28).

Para finalizar tenemos al ornitorrinco, mamífero rarísimo. Tiene una piel tan suave como el de un visón, un pico como un pato, garras como un topo, pone huevos como una gallina pero las crías amamantan. No posee pezones sino que al succionar del abdomen, la leche sale por los poros de los pelos. El macho posee un aguijón venenoso. Es un verdadero enigma para los evolucionistas, pero ni se da cuenta y vive feliz.