¿Era Jesús socialista o capitalista?
Para nuestros lectores jóvenes • Artículos de la revista Compass Check (en inglés)
A veces pareciera que todo el mundo quiere discutir sobre política y economía. Con tantas ideas diferentes y los controvertidos debates que vemos por todos lados, puede ser difícil saber lo que la Biblia enseña sobre muchos temas. Incluso los cristianos discuten sobre si Jesús era socialista o capitalista. Y los partidarios de ambas ideologías políticas citan la Biblia para probar sus creencias.
Jesús es nuestro ejemplo de cómo vivir según Dios nos diseñó. Enseñó sobre el cuidado de los pobres, el valor del trabajo, los males de la avaricia y los principios sobre cómo administrar el dinero. Sus enseñanzas son prácticas y nos ayudan a tomar buenas decisiones y a vivir más felices.
Pero ¿se basan sus enseñanzas en el socialismo o en el capitalismo?
La definición más sencilla de capitalismo es que los individuos (o empresas formadas por individuos) controlan la industria, el comercio, la propiedad y la riqueza. En teoría, todas las personas se benefician de la competencia entre las empresas. La definición más sencilla del socialismo es que el Estado controla la industria, el comercio, la propiedad y la riqueza en un intento de crear igualdad.
Veamos dos parábolas que entregó Jesús y que a menudo se utilizan para “demostrar” que era socialista o capitalista.
La parábola de los talentos
En esta parábola, Jesús cuenta la historia de un hombre rico que se va de viaje y les entrega a tres de sus siervos varios “talentos” (una porción de dinero), y espera que usen sus recursos sabiamente. Cada uno recibe una cantidad diferente. Cuando el hombre rico regresa, dos de sus siervos han administrado muy bien lo que se les había dado y el hombre rico los recompensa (Mateo 25:14-23).
Entonces el tercer siervo, que solo había recibido un talento, le dice: “Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo”. El hombre rico le dice al siervo que es un perezoso y lo castiga (Mateo 25:26-30).
Debido a que esta historia de Jesús involucra al propietario de un negocio, empleados y mayores recompensas por un mejor trabajo, esta parábola se utiliza a menudo para enseñar que Jesús era un capitalista.
La parábola de las ovejas y las cabras
Jesús entregó otra parábola durante el mismo discurso, en la cual habla de ovejas y cabras. En esta parábola Jesús señala dos tipos de personas: un grupo de ellas lo acepta a su regreso como Rey de reyes, y el otro lo rechaza.
Jesús elogia a quienes lo trataron con amabilidad: “Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí”.
La gente que recibe los elogios del Rey le pregunta: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti?”
Él responde: “De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis” (Mateo 25:31-46). Esta parábola se utiliza a veces para apoyar la idea de que Jesús era socialista debido a sus instrucciones morales de compartir la riqueza y cuidar de los pobres.
¿Qué enseña Jesús en estas dos parábolas?
Jesús comienza la parábola de los talentos con este preámbulo: “Porque el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes”. Cuando se lee la parábola y se estudia la vida de Jesús, es obvio que está enseñando sobre cómo dejaría a sus discípulos y regresaría en el futuro. Es una parábola sobre la mayordomía. Jesús los estaba animando, mostrándoles que cada discípulo recibiría habilidades y oportunidades únicas para hacer la obra de Dios en sus vidas hasta que él regresara. Como seguidores de Jesucristo esta lección se aplica a cada uno de nosotros. Él quiere que reconozcamos lo que Dios nos ha dado y que pasemos nuestra vida sirviéndole.
Jesús comenzó la parábola de las ovejas y las cabras así: “Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria . . .”, y la parábola de los talentos con “el reino de los cielos es como . . .”
En esta parábola, Jesús enseña que sus seguidores deben mostrar compasión por los enfermos, los hambrientos y los pobres. Espera que tiendan la mano a los necesitados con hechos personales y prácticos.
Ambas parábolas fueron entregadas como lección acerca del Reino de Dios y la vida cristiana práctica, no sobre los sistemas económicos modernos.
Un ejemplo en el libro de los Hechos
Después de la muerte y resurrección de Jesús, muchos de sus seguidores se reunieron en Jerusalén. Lo que hicieron se ha utilizado para apoyar la idea de que los primeros cristianos eran socialistas que vivían en comunidad.
El libro de los Hechos registra que ellos eran “de un corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común. Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante gracia era sobre todos ellos. Así que no había entre ellos ningún necesitado; porque todos los que poseían heredades o casas, las vendían, y traían el precio de lo vendido, y lo ponían a los pies de los apóstoles; y se repartía a cada uno según su necesidad” (Hechos 4:32-35).
En esta misma época, un hombre llamado Ananías y su esposa Safira vendieron algunas propiedades y llevaron el dinero a los líderes de la Iglesia. Su motivación no era realmente ayudar a los pobres, sino ser honrados como personas especiales. Mintieron sobre la cantidad que habían recibido y solo dieron una parte de sus ganancias a los pobres.
Pedro sabía lo que habían hecho y le dijo a Ananías: “Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad? Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? y vendida, ¿no estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios” (Hechos 5:3-4).
Pedro le dijo a Ananías que tenía derecho a poseer tierras. No era una exigencia moral venderla y dar todas las ganancias a la Iglesia. El pecado de Ananías no fue poseer tierras, sino mentir.
Las cartas de Pablo y Santiago describen congregaciones que no vivían de la misma manera comunitaria que los cristianos judíos de Jerusalén. Estas cartas contienen muchas instrucciones sobre la relación entre ricos y pobres, y entre empresarios y empleados. El ejemplo de la Iglesia de Jerusalén nunca se presentó como un modelo para todas las congregaciones.
El sistema económico de Jesús
Jesús enseña enérgicamente contra la avaricia y la opresión a los pobres. También enseña contra la envidia, que es el descontento y resentimiento porque otra persona tiene algo que uno cree merecer. Además, cuando Jesús caminaba por la Tierra no existían ni el socialismo ni el capitalismo como sistemas económicos. Por tanto, aunque algunos lo intenten, ¡Jesús no puede ser clasificado ni como socialista ni como capitalista!
Lo que vemos en la vida de Jesús es realmente extraordinario: no tuvo ningún conflicto moral al poseer un pequeño negocio y ganar dinero con él (era carpintero). También se convirtió en predicador itinerante y viajaba de pueblo en pueblo con escaso apoyo financiero. Se le podía ver comiendo cómodamente en un banquete en casa de una persona rica, pasando tiempo con los pobres, y volteando las mesas de los cambistas en el templo.
Él llevó a cabo todo esto para enseñarnos sobre el Reino de Dios y cómo debemos actuar como discípulos suyos en este mundo. No se pueden imitar las enseñanzas de Jesús sin conocer primero sus enseñanzas. Los animo a que reserven un tiempo cada día y lean los Evangelios: Mateo, Marcos, Lucas y Juan, y aprendan el modo de vida práctico que enseñó Jesucristo.
Sus enseñanzas más importantes sobre el dinero se hallan en el sermón del monte, en el cual dijo: “Así que no se preocupen diciendo: ‘¿Qué comeremos?’ o ‘¿Qué beberemos?’ o ‘¿Con qué nos vestiremos?’ Los paganos andan tras todas estas cosas, pero el Padre celestial sabe que ustedes las necesitan. Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas. Por lo tanto, no se angustien por el mañana, el cual tendrá sus propios afanes. Cada día tiene ya sus problemas” (Mateo 6:31-34, Nueva Versión Internacional).
Sin importar en qué tipo de economía vivamos –capitalista, socialista, o cualquier otra–, debemos esforzarnos por vivir una vida como la de Cristo, y poner nuestra confianza y fe en que Dios cubrirá todas nuestras necesidades. EC