#220 - Sofonías: "El juicio mundial en el Día del Señor"

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#220 - Sofonías

"El juicio mundial en el Día del Señor"

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Sofonías comienza refiriéndose a su descendencia noble. "Palabra del Eterno que vino a Sofonías hijo de Cusi, hijo de Gedalías, hijo de Amarías, hijo de Ezequías, en días de Josías hijo de Amón, rey de Judá" (Sofonías 1:1). Halley comenta: "Era tataranieto de Ezequías y por tanto de sangre real y pariente de Josías. Este, en 639-608 a.C. y después del reinado largo y malo de Manasés, hizo grandes reformas (véase bajo 2 Crónicas 34) en las cuales (se supone) Sofonías tuvo parte prominente. Así pues, esta profecía se dio muy pocos años antes de sellarse la suerte de Judá" (p. 335).

Por su estirpe, Sofonías era un aristócrata dedicado a Dios y tenía acceso a la corte real. Es algo raro tener a un noble entre los hombres y mujeres que Dios ha escogido, pero sabemos que Dios '''no hace acepción de personas" (Colosenses 3:25). Demuestra que uno puede ser parte de la nobleza y no dejarse corromper por el poder o las riquezas. Según el Sofonías 1:4, Sofonías tenía un conocimiento íntimo de Jerusalén, y probablemente vivió allí. Escribió su profecía entre los años 630 y 620 a.C.

De nuevo, es importante introducimos en este libro primero echando un vistazo a lo que sucedía alrededor suyo. En esa época, ya había pasado un siglo desde que las 10 tribus norteñas de Israel habían sido llevadas en cautiverio. Sólo quedaba la nación de Judá. A pesar del terrible castigo que vieron pasar su hermana del norte, Judá también se corrompió irremediablemente. Dios envió a este profeta, junto con Jeremías, para instarlos a arrepentirse antes de que viniera el castigo sobre ellos. Como no hicieron caso, vinieron los temidos babilonios que los conquistaron. Sofonías le advierte al respecto, y a la vez, muestra cómo este castigo será parecido a lo que sufrirán las modernas naciones de Israel y Judá en los tiempos del fin. Dios hace énfasis en que su juicio en ese entonces es sólo un anticipo del juicio mundial que hará en el denominado "día del Señor". Además, Dios recuerda que tiene un remanente fiel que protegerá en ese entonces. Explica un comentario bíblico: "Uno de los temas de Sofonías, al igual que de otros profetas, es la protección de un remanente obediente por la misericordia de un Dios que es fiel a su pacto. A pesar de que el juicio era seguro, la promesa de Dios para proteger a su pueblo y cumplir su palabra es firme y duradera" (Comentario del Conocimiento Bíblico).

Dios le entrega a Sofonías su mensaje: "Destruiré por completo todas las cosas de sobre la faz de la tierra, dice el Eterno. Destruiré los hombres y las bestias, destruiré las aves del cielo y los peces del mar, y cortaré a los impíos; y raeré a los hombres de sobre la faz de la tierra, dice el Eterno" (Sofonías 1:2-3).

Veremos que este período al que se refiere es el día del Señor. Comenta un autor: "Según avanzamos en esta profecía veremos que este juicio cubre más que la tierra de Israel, se predice la devastación mundial. El libro de Apocalipsis lo confirma y sitúa el momento de ese juicio en el periodo de la Gran Tribulación. En ese entonces la tierra será arrasada por los juicios [los sellos y las plagas]. Esto ocurrirá justo antes de que Dios establezca su reino milenario y renueve la tierra" (Comentario Través de la Biblia de Vernon Mcgee).

Sofonías continúa con el mensaje de Dios: "Extenderé mi mano sobre Judá, y sobre todos los habitantes de Jerusalén, y exterminaré de este lugar los restos de Baal, y el nombre de los ministros idólatras con sus sacerdotes; y a los que sobre los terrados se postran al ejército del cielo, y a los que se postran jurando por el Eterno y jurando por Milcom; y a los que se apartan de en pos del Eterno, y a los que no buscaron al Eterno, ni le consultaron" (Sofonías 1:4-6). La corrupción moral y espiritual de Judá había llegado a tal grado que Dios tenía que intervenir para rescatar a los pocos que seguían adorándolo de verdad. Los líderes religiosos hablan de una mezcla entre la verdadera religión y la falsa. Los llama ''ministros idólatras", e "idólatras" en hebreo es kemarin o negro, y se refiere a la costumbre pagana de los líderes religiosos de vestirse de negro.

Comenta Ralph Wodrow: "Como es bien conocido, los sacerdotes católicos usan vestiduras negras y algunas denominaciones protestantes también han adoptado la práctica. Es una costumbre ya establecida y desarrollada, pero, ¿cómo se originó? Volviendo a las Escrituras, no hallamos evidencia alguna de que los ministros usaran un color distintivo en sus vestimentas. Ciertamente no hay nada que indique que nuestro Señor Jesús vistiera de negro, ni tampoco la hay que los apóstoles de la Iglesia primitiva usaran tal color. Al contrario, el color negro ha sido por muchos siglos señal de muerte. Las carrozas fúnebres son negras. Se usa el negro cuando se está de luto, y en muchas otras formas, el negro se asocia con la muerte. No hay absolutamente ninguna razón para creer que las vestiduras clericales negras fueron originadas por Cristo o los apóstoles, sino al contrario, ¡hay evidencias de que los sacerdotes de Baal usaban vestiduras negras! El Eterno dijo: “Y exterminaré de este lugar el remanente de Baal y el nombre de kemarim con los sacerdotes” (Sofonías 1:4). Los que seguían a kemarim eran sacerdotes de vestiduras negras. La palabra se origina de kamar, que significa "ser negro"... Aunque el origen del uso de las vestimentas negras ha sido olvidado por completo, ¡parece más que una coincidencia que los sacerdotes de la Babilonia moderna son reconocidos por su ropa negra!" (Babilonia, Misterio Religioso, p. 190).

Por estos motivos, Dios estaba indignado con el ministerio en Judá al adoptar costumbres babilónicas, muchas introducidas por el rey anterior, Manases. Leemos sobre este rey: "Edificó asimismo altares a todo el ejército de los cielos en los dos atrios de la casa del Eterno. Y pasó sus hijos por fuego en el valle de Hinom [los sacrificó vivos]; y observaba los tiempos, miraba en agüeros, era dado a adivinaciones, y consultaba a adivinos y encantadores" (2 Crónicas 33:5-6).

A pesar de que ahora tenían a Josías, un rey justo, muchos continuaban con las costumbres implementadas por Manasés. Sabemos lo fácil que es para una persona caer en la superstición, que significa “una creencia o práctica que resulta del temor a lo desconocido e implica adorar a imágenes o usar la magia". Sofonías dice de éstos que estaban "sobre los terrados postrados al ejército del cielo" (Sofonías 1:5). En la noche miraban desde sus techos planos a las estrellas y consideraban que tenían poderes sobre la naturaleza. Al implorar su favor, pensaban que les iría mejor. La versión moderna de esto son los horóscopos que se basan en la astrología.

Otros usaban el nombre de Dios, pero lo mezclaban con las creencias de otros dioses. Dice Sofonías: "Se postran jurando por el Eterno y jurando por Milcom" (Sofonías 1:5). Por esto Dios prohíbe mezclar las enseñanzas bíblicas con las paganas. Lo que hacían es igual que decir hoy día: "Se postran en la Navidad al adorar al niño Jesús, pero lo hacen en la fecha del nacimiento del dios falso Mitra". He aquí otro ejemplo: "'Guardan la Pascua Florida en honor a Jesús, pero lo hacen con huevos pascueros y en la fecha de la muerte de Tammuz, el dios babilonio y no en la fecha bíblica". Lo mismo se puede decir con el día domingo en honor a Dios en vez de su día santo, el sábado. Dios detesta tales mezclas y nos advierte: "Guárdate" que no tropieces yendo en pos de ellas [costumbres de origen pagano], después que sean destruidas delante de ti; no preguntéis acerca de sus dioses, diciendo: De la manera que servían aquellas naciones a sus dioses, yo también les serviré. No harás así… Cuidarás de hacer todo lo que yo te mando; no añadirás a ello, ni de ello quitarás… En pos del Eterno vuestro Dios andaréis; a él temeréis, guardaréis sus mandamientos..." (Deuteronomio 12:30-32; Deuteronomio 13:4).

También el juicio de Dios caería sobre las personas indiferentes, las que no tomaban en cuenta la verdadera religión: "Extenderé mi mano… a los que no buscaron al Eterno, ni le consultaron". (Sofonías 1:6), Llegará un día cuando Dios actuará, y entonces se arrepentirán por su olvido. Dios les dice: "Calla en la presencia del Eterno el Señor, porque el día del Eterno está cercano: porque el Eterno ha preparado sacrificio, y ha dispuesto á sus convidados [los babilonios]. Y en el día del sacrificio del Eterno castigaré a los príncipes, y a los hijos del rey, y a todos los que visten vestido extranjero… Acontecerá en aquel tiempo que yo escudriñaré a Jerusalén con linterna, y castigaré a los hombres que reposan tranquilos como el vino asentado, los cuales dicen en su corazón: El Eterno ni hará bien ni hará mal" (Sofonías 1:7-12).

Aquí vemos de nuevo la dualidad de la profecía que se cumple parcialmente en los días de Sofonías y la segunda parte se cumplirá en los tiempos del fin. Menciona una autoridad: "Sofonías vio el juicio y la destrucción de Judá como dos partes de un gran evento, el día del Eterno. La devastación de Judá sería tan terrible que prefiguraba el día de la ira de Dios que vendría sobre el mundo entero" (Comentario del Conocimiento Bíblico).

Sin embargo, es importante aclarar que técnicamente la primera parte de la Gran Tribulación tiene que ver con la ira de Satanás al descender a la tierra (Apocalipsis 12:12), y no es parte del día del Señor que es en realidad la parte final de esos tres años y medio, cuando viene la ira de Dios sobre un mundo endurecido por el pecado y luego viene Cristo a traer la paz sobre la tierra. Ahora bien, sabemos que Dios está a cargo de todo lo que sucede. Es quien permite que Satanás sea suelto por la maldad en el mundo, y luego intervendrá. Lo hizo de la misma manera en los tiempos de Sofonías cuando permitió que los babilonios inconversos y guiados por Satanás (Isaías 14:4-22) castigaran a su pueblo, pero después intervino 70 años más tarde para destruir a los babilonios.

En esta sección, Sofonías predice cómo será la invasión de Jerusalén. El enemigo entraría por el sector norte de Jerusalén. "la puerta del Pescado", pues era la que usaban los mercaderes que traían el pescado, y nadie podría esconderse de los babilonios. Serían buscados con linternas. Al respecto, el historiador judío, Josefo, menciona que mucha de la aristocracia de la ciudad se escondió en las oscuras alcantarillas de la ciudad y que los babilonios los encontraron allí. Tampoco de nada les servirá a los ricos sus riquezas en el tiempo del fin. Dice: "Ni su plata ni su oro podrá librarlos en el día de la Ira del Eterno, pues toda la tierra será consumida con el fuego de su celo; porque ciertamente destrucción apresurada hará de todos los habitantes de la tierra [mucho más que Judá]" (Sofonías 1:18).
Dios ahora invita a Judá a arrepentirse antes de que sea demasiado tarde. Dice: "Congregaos y meditad, oh nación sin pudor, antes que tenga efecto el decreto, y el día se pase como el tamo; antes que venga sobre vosotros el furor de la ira del Eterno" (Sofonías 2:1-2). Vemos que todavía Dios está tendiendo su mano y extendiendo la misericordia si se arrepienten a tiempo. Pero una vez que el decreto de Dios salga, se ejecutará rápidamente.

¿Qué le dice a ese pequeño remanente fiel que si se han arrepentido y le están obedeciendo? Les recomienda "Buscad al Eterno todos los humildes de la tierra, los que pusisteis por obra su juicio; buscad justicia, buscad mansedumbre; quizás seréis guardados en el día del enojo del Eterno" (Sofonías 2:3). Dios promete proteger a los suyos cuando actúe. En los tiempos del fin, le dice lo mismo a su remanente fiel, que es su iglesia: "Por cuanto has guardado mi Palabra de perseverar con paciencia, yo también te guardaré de la hora de prueba que ha de venir en todo el mundo, para probar a los que habitan en la tierra" (Apocalipsis 3:10 Versión NRV).

Ahora Dios pasa juicio a las naciones vecinas de Judá, que también serán castigadas, como las ciudades filisteas. ''Porque Gaza será desamparada… La palabra del Eterno es contra vosotros, oh Canaán, tierra de los filisteos, y te haré destruir hasta no dejar morador. Y será la costa del mar praderas para pastores, y corrales de ovejas. Será aquel lugar [en el Milenio] para el remanente de la casa de Judá… porque el Eterno su Dios los visitará, y levantará su cautiverio" (Sofonías 2:4-7).

Luego vienen los mismos juicios sobre Moah y Amón, (actualmente Jordania), Etiopía y Asiria. "Esto les vendrá por su soberbia, porque afrentaron y se engrandecieron contra el pueblo del Eterno de los ejércitos [contra los judíos, como es el caso de la actual Israel]. Terrible será el Eterno contra ellos, porque destruirá a todos los dioses de la tierra, y desde sus lugares, se inclinarán a él todas las tierras de las naciones" (Sofonías 2:1-15). Vemos de nuevo que esto ocurrirá solamente durante el período del Milenio y no antes. Noten lo que le sucederá a la "Asiria" de los tiempos del fin [la región alemana donde se establecieron los descendientes de los asirios, y que será la futura nación líder de la Europa Unida). "Y extenderá su mano sobre el norte, y destruirá a Asiria… y la ciudad alegre que estaba confiada, la que decía en su corazón: Yo, y no más. ¡Cómo fue asolada, hecha guarida de fieras!" (Sofonías 2:13-15). Aquí tenemos de nuevo esa dualidad profética, primero la profecía se refiere a los instrumentos de ira de Dios, la Asiria y Babilonia del A.T. que serán castigados y los futuros instrumentos de ira de Dios, la Asiria y Babilonia de las profecías del N. T. que sufrirán el mismo destino.

Recuerden que todo esto se debe al alto nivel de inmoralidad que existía en el pueblo de Dios de ese entonces y en el futuro, primero en Israel del norte y luego en Judá. Por eso Dios les advierte: "¡Ay de la ciudad rebelde y contaminada y opresora! No escuchó la voz, ni recibió la corrección; no confió en el Eterno y no se acercó a su Dios. Sus príncipes [gobernantes] en medio de ella son leones rugientes; sus jueces, lobos nocturnos que no dejan hueso para la mañana. Sus profetas son livianos, hombres prevaricadores; sus sacerdotes contaminaron el santuario, falsearon la ley" (Sofonías 3:1-2). Noten la última parte aquí. ''Falsear'' significa "adulterar, corromper una cosa material o inmaterial, como la moneda, la escritura o la doctrina". Los ministros de esos días seguían hablando de la ley de Dios, pero la habían mezclado con creencias paganas. Sus enseñanzas ahora eran una falsificación de la auténtica ley. Recuerden lo que dijo Isaías: "...están llenos de costumbres traídas del oriente" (Isaías 2:6). No ha cambiado para nada estas cosas hoy en día. Uno quedaría horrorizado al saber cuántas supuestas doctrinas cristianas en realidad son sólo falsificaciones paganas.

Dios dice que juzgará todas estas cosas, como lo hizo, antes en el Antiguo Testamento, así lo hará cuando intervenga en los asuntos mundiales en los tiempos del fin. Pero recuerden, primero tiene que llegar la maldad a su colmo, como dice en Daniel 8:23: "Y al fin del reinado de éstos [los 10 reyes europeos], cuando los transgresores lleguen al colmo, se levantará un rey altivo [la bestia]... y destruirá a los fuertes y al pueblo de los santos [en la Gran Tribulación]".

En ese periodo de la Gran Tribulación, Dios narra: "Hice destruir naciones; sus habitaciones están asoladas… Dije: Ciertamente me temerá; recibirá corrección [Israel y Judá], y no será destruida su morada según todo aquello por lo cual la castigué. Mas ellos se apresuraron a corromper todos sus hechos" (Sofonías 3:6-7). Está profetizado que estos pueblos modernos de Israel y de Judá no se arrepentirán hasta que venga Jesucristo.

He aquí lo que dice: "Por tanto, esperadme… hasta el día que me levante para juzgarlos; porque mi determinación es reunir las naciones, juntar los reinos, para derramar sobre ellos mi enojo, todo el ardor de mi ira; por el fuego de mi celo será consumida toda la tierra". Esto se refiere a la última etapa de esa Gran Tribulación cuando reúne a las naciones en Armagedón. Dice un comentario: "Al final de la futura Gran Tribulación, Dios provocará que las naciones se reúnan hacia Jerusalén, y en la batalla de Armagedón, derramará su ira" (Comentario del Conocimiento Bíblico).

Luego de esto, ¿qué sucederá? El relato continúa: "En aquel tiempo devolveré yo a los pueblos pureza de labios, para que todos invoquen el nombre del Eterno, para que le sirvan de común consentimiento" (Sofonías 3:9). Comenta Unger: "El don de un lenguaje puro quita la maldición de Babel [la multiplicación de las lenguas] (Génesis 11:1-9) y anticipa un gran derramamiento del Espíritu (Joel 2:28-32), del cual Pentecostés es una ilustración (Hechos 2:1-11). La humanidad volverá a hablar un sólo lenguaje, aunque no sabemos cuál será, pues eso no es lo importante, sino que todos podamos comunicarnos y entendernos para alabar al mismo Dios.

"De la región más allá de los ríos de Etiopía me suplicaran… El remanente de Israel [las 12 tribus] no hará injusticia ni dirá mentirá… el Eterno es Rey de lsrael en medio de ti; nunca más verás el mal… y os pondré por alabanza y por renombre en toda la tierra… cuando levante vuestro cautiverio delante de vuestros ojos. Dice: el Eterno" (Sofonías 3:10-20).

De nuevo vemos el mismo patrón que Dios usa en las otras profecías, primero viene la advertencia, luego la súplica para arrepentirse y si no, el castigo y la corrección, pero habrá una protección durante el tiempo de castigo para el remanente obediente y fiel. Finalmente, Dios restaurará a su pueblo al venir Jesucristo y establecer su reinado de paz. Ya no habrá más guerras ni maldad, Por fin el hombre estará en paz con Dios, Es “un nuevo comienzo”.