#153 - Esdras 4-10: "Templo terminado, el sacerdote Esdras"

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#153 - Esdras 4-10

"Templo terminado, el sacerdote Esdras"

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#153 - Esdras 4-10: "Templo terminado, el sacerdote Esdras"

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Al llegar a la destruida Jerusalén, la escena era muy lamentable, todo estaba derrumbado y quemado. Menos mal que tenían un gran líder en Zorobabel, la ayuda de un sumo sacerdote dedicado, Jesúa, y los profetas Hageo y Zacarías. La reconstrucción total iba a ser una tarea titánica que duraría casi un siglo.

Al llegar los colonos y establecerse en la destartalada Jerusalén, lo primero que Zorobabel hace en la Obra de Dios es construir un altar para volver a ofrecer los sacrificios a Dios. Recuerden que estos sacrificios eran mandados por Dios y servían para tomar en serio los pecados. Luego se establecen los cimientos del Segundo Templo, que al ser más reducidos que los de Salomón, hace que los que vieron el primer Templo se entristezcan (Esdras 3:12). Sin embargo, el profeta Hageo, que estaba presente, recibe Palabra de Dios para animarlos:

"Vino palabra del Eterno por medio del profeta Hageo, diciendo: Habla ahora a Zorobabel... gobernador de Judá, y a Josué… sumo sacerdote, y al resto del pueblo, diciendo: ¿Quién ha quedado entre vosotros que haya visto esta casa en su gloria primera, y cómo la veis ahora? ¿No es ella como nada delante de vuestros ojos? Pues ahora, Zorobabel, esfuérzate, dice el Eterno; esfuérzate también, Josué… y cobrad ánimo, pueblo todo de la tierra, dice el Eterno, y trabaja; porque yo estoy con vosotros… Según el pacto que hice con vosotros cuando salisteis de Egipto, así mi Espíritu estará en medio de vosotros, no temáis. Porque...de aquí a poco yo haré temblar los cielos y la tierra, el mar y la tierra seca; y haré temblar a todas las naciones, y vendrá el Deseado de todas las naciones; y llenaré de gloria esta casa… Mía es la plata, y mío es el oro… La gloria postrera de esta casa será mayor que la primera" (Hageo 2:1-9).

Aunque hay varias explicaciones, la referencia del "Deseado" mejor se entiende a la venida de Cristo. El Comentario Exegético explica: "Como el primer templo se llenaba de la nube de gloria, símbolo de Dios, así este segundo templo fue lleno de la "gloria" de Dios (Juan 1:14)... en la primera venida de Cristo, cuando él entró en Templo y obró milagros (Mateo 21:12-14); pero aquella "gloria" ha de ser revelada en su segunda venida, como esta profecía en su última referencia lo predica (Malaquías 3:1)... Por medio de la presencia de Jesús el Mesías se cumplió al decir "en este lugar hay uno mayor que el templo" (Mateo 12:6) y quien "se sentaba diariamente enseñando en él" (Mateo 26:55)" (p. 943). Respecto a la mención de "Mía es la plata, y mío es el oro", la misma fuente dice: "Vosotros estáis desilusionados por la ausencia de estos preciosos metales en el adorno de este templo, en comparación con el primero; si yo lo deseara, podría adornar este templo con aquellas cosas, pero yo lo adornaré con una "gloria" mucho más preciosa, es decir, con la presencia de mi divino Hijo, en su velada gloria primero, y en su segunda venida con su gloria revelada… Entonces traerán las naciones ofrendas de aquellos preciosos metales que vosotros ahora tanto echáis de menos" (p. 943).

La tarea de construcción pronto se vio estorbada por la oposición de los samaritanos. Al ser rechazados por Zorobabel debido a sus creencias babilónicas mezcladas con las bíblicas, empezaron a hacer todo lo posible para evitar que se terminara el Templo de Dios. "Pero el pueblo de la tierra intimidó al pueblo de Judá, y lo atemorizó para que no edificara. Sobornaron además contra ellos a los consejeros para frustrar sus propósitos, todo el tiempo de Ciro rey de Persia y hasta el reinado de Darío rey de Persia. Y en el reinado de Asuero, en el principio de su reinado, escribieron acusaciones contra los habitantes de Judá y de Jerusalén. También en días de Artajerjes escribieron una carta contra Jerusalén… y Artajerjes dijo: ...dad orden que cesen aquellos hombres, y no sea esa ciudad reedificada hasta que por mi sea dada nueva orden… Entonces cesó la obra de la casa de Dios… hasta el año segundo del reinado de Darío rey de Persia" (Esdras 4:4-24). Se detuvo la obra por aproximadamente unos 15 años.

Respecto a estos samaritanos, dice Muir, "Al negárseles participación en la reedificación del templo y su reconocimiento como buenos judíos, los habitantes de Samaria construyeron su propio templo al Eterno en el Monte Gerizim. Este templo se mantuvo en Gerizim hasta 130 a.C., cuando fue destruido por Juan Hircano. La enemistad entre judíos y samaritanos persiste en Israel hasta hoy [aún quedan descendientes alrededor de la antigua Samaria]. Frecuentemente se hace referencia a esta mutua animosidad en los escritos del Nuevo Testamento. Quizás la más notable ilustración ocurre en la conversación de Jesús con la mujer samaritana en el Pozo de Jacob, citada en las siguientes palabras: "Y la mujer samaritana le dice: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana?, porque los judíos no se tratan con los samaritanos" (Juan 4:9)." (La Arqueología y la Escritura, p. 207).

Es importante entender qué sucedió en el Imperio Persa en este lapso de tiempo y más adelante. Abajo aparece la dinastía Persa desde su principio hasta el fin cuando Alejandro Magno que los derrotó:

Tabla de gobernantes persas

Según la historia, a Ciro le sucedió su hijo Cambises, que parece ser el "Artajerjes" de Esdras 4:7,11,23 y fue quien suspendió los trabajos del Templo. Cambises gobernó por siete años y su gran logro fue conquistar a Egipto. Sin embargo, su larga estadía fuera de Persia fue su desgracia. Pues, los historiadores relatan que para asumir el trono, Cambises había dado muerte en secreto a su hermano menor, Bardiya, para no tener rival al trono. Sin embargo, nunca contó que durante su larga ausencia un pretendiente se disfrazó como su hermano desaparecido y tomó posesión del Imperio. Como Cambises no podía confesar que había dado muerte a su propio hermano en secreto para mostrar que éste era un impostor, al ver que había perdido el reino, se suicidó. Sus pecados volvieron sobre su propia cabeza.

Sin embargo, el pretendiente fue prontamente desenmascarado y reemplazado por Darío el Grande que permitió que se volviera a construir el Templo en Jerusalén. Aquí es donde retomamos el hilo en la Biblia. En Esdras 5:1 - Esdras 6:14, los profetas Hageo y Zacarías [autores de los libros bíblicos con sus nombres] animaron a Zorobabel a iniciar la obra de nuevo al asumir el trono Darío el Grande. Los samaritanos se quejan ante el rey como antes, pero esta vez, los judíos logran escribirle una carta directamente al rey Darío. "Mas los ojos de Dios estaban sobre los ancianos de los judíos, y no les hicieron cesar hasta que el asunto fuese llevado a Darío; y entonces respondieron por carta sobre esto" (Esdras 5:5). Darío hizo que revisaran los archivos reales y encontraron el decreto de Ciro. Para ellos Ciro era el "padre" de la nación y cualquier decreto era casi sagrado. Así, Darío permitió que continuara la edificación del Templo, aunque no de los muros. "Entonces Tatnai gobernador del otro lado del río… y sus compañeros… hicieron puntualmente según el rey Darío había ordenado. Y los ancianos de los judíos edificaban y prosperaban, conforme a la profecía de Hageo y de Zacarías. Edificaron, pues, y terminaron, por orden del Dios de Israel, y por mandato de Ciro, de Darío y de Artajerjes rey de Persia. Esta casa fue terminada… el sexto año del reinado del rey Darío. Tomó entonces unos 20 años para terminar el Templo, con los 15 años entremedio de la suspensión. Una vez dedicado el Templo, comenzaron a celebrar las Fiestas Santas de Dios (Esdras 6:19-22). 

Darío el Grande inauguró una Era de Oro para el Imperio Persa. Dice el Diccionario Bíblico Ilustrado: "Dividió el imperio en veinte distritos (satrapías), trazó una gran red de comunicaciones y continuó, respecto de los pueblos conquistados, la política tolerante de Ciro. En el Este, consiguió extender su dominio hasta la India, aunque no tuvo tanto éxito hacia el Oeste; fracasó en su campaña contra Grecia. Su ejército fue derrotado en 490 a.C. en la célebre batalla de Maratón. En la historia bíblica se destaca por haber permitió a los judíos proseguir la construcción del templo en Jerusalén" (p. 155).

Luego que se termina el Templo, el relato en Esdras continúa con el siguiente gran evento, algo que ocurre unos 60 años más tarde. Ahora dejamos la época de Zorobabel y entramos en la historia de Esdras. Durante el lapso entre Zorobabel y Esdras tenemos el reinado de Jerjes o Asuero, esposo de Ester, que no aparece en el libro de Esdras. Sin embargo, es interesante que el hijo de él, Artajerjes I, aunque parece no ser hijo de Ester, pues Jerjes tenía una multitud de hijos y Ester no fue su primera esposa, muestra un gran favor hacia el pueblo judío. Este hijo, Artajerjes I, tiene como copero a un judío llamado Nehemías y permite que el escriba Esdras viaje con 1754 varones y le entrega muchos bienes y dinero para reconstruir a Jerusalén. Es difícil creer que esta generosidad y favor no esté relacionado con la influencia y el recuerdo de su "reina madre". Noten lo que dice Artajerjes y su conocimiento del Camino de Dios: "Por mí es dada orden que todo aquel en mi reino, del pueblo de Israel y de sus sacerdotes y levitas, que quiera ir contigo a Jerusalén, vaya. Porque de parte del rey y de sus siete consejeros eres enviado a visitar a Judea y a Jerusalén, conforme a la ley de tu Dios que está en tu mano… Todo lo que es mandado por el Dios del cielo, sea hecho prontamente para la casa del Dios del cielo; pues, ¿por qué habría de ser su ira contra el reino del rey y de sus hijos?... Y cualquiera que no cumpliere la ley de tu Dios, y la ley del rey, sea juzgado prontamente..." (Esdras 7:13-26).

De este modo, comienza el viaje hacia Jerusalén de un segundo grupo para poblarla. Sin embargo, como era un tremendo viaje, de más de 1200 km., Esdras proclamó un ayuno, "para solicitar de él camino derecho para nosotros, y para nuestros niños, y para todos nuestros bienes. Porque tuve vergüenza de pedir al rey tropa y gente de a caballo que nos defendiesen del enemigo en el camino; porque habíamos hablado al rey, diciendo: La mano de nuestro Dios es para bien sobre todos los que le buscan; mas su poder y su furor contra todos los que le abandonan. Ayunamos, pues, y pedimos a nuestro Dios sobre esto, y él nos fue propicio"(Esdras 8:21-23).

Una vez llegados a Jerusalén, ya no vivía Zorobabel, y la situación era patética. Sin un liderazgo fuerte, el pueblo se había vuelto laxo. Se empezaron a casar con los habitantes de los pueblos vecinos, como el remanente de los cananeos, los moabitas y los amonitas. Esdras se dio cuenta del peligro, pues como resultado de esta mezcla religiosa, "hacen conforme a sus abominaciones" (Esdras 9:1). El pueblo de Israel de nuevo estaba siguiendo el mismo camino que los condujo a la destrucción de la nación y el destierro. Este principio de no mezclar la religión de Dios con las de otros grupos al casarse está expuesto en 2 Corintios 6:14-18.

Esdras, un hombre "empapado" en la ley de Dios, pues no sólo era sacerdote, sino escriba, que significa que era uno de los que estaba a cargo de copiar la ley de Dios en nuevos pergaminos para que no se perdiera; recurrió al recurso del ayuno y la oración. "Cuando oí esto, rasgué mi vestido y mi manto, y arranqué pelo de mi cabeza y de mi barba, y me senté angustiado en extremo. Y se me juntaron todos lo que temían las palabras de Dios de Israel, a causa de la prevaricación de los del cautiverio; mas yo estuve muy angustiado hasta la hora del sacrificio de la tarde… y me postré de rodillas, y extendí mis manos al Eterno mi Dios… Mientras oraba Esdras y hacía confesión, llorando y postrándose delante de la casa de Dios, se juntó a él una muy grande multitud de Israel, hombres, mujeres y niños; y lloraba el pueblo amargamente. Entonces respondió Secanías… hemos pecado contra nuestro Dios, pues tomamos mujeres extranjeras de los pueblos de la tierra; mas a pesar de esto, aún hay esperanza para Israel. Ahora, pues, hagamos pacto con nuestro Dios, que despediremos a todas las mujeres y los nacidos de ellas, según el consejo de mi señor y de los que temen el mandamiento de nuestro Dios; y hágase conforme a la ley. Levántate, porque esta es tu obligación, y nosotros estaremos contigo; esfuérzate, y pon mano a la obra. Entonces se levantó Esdras y juramentó a los príncipes de los sacerdotes y de los levitas, y a todo Israel, que harán conforme a esto; y ellos juraron. Se levantó luego Esdras… e ido allá, no comió pan ni bebió agua, porque se entristeció a causa del pecado de los del cautiverio" (Esdras 9:2 - Esdras 10:6).

Debido a esta oración y ayuno de Esdras hubo una tremenda recuperación espiritual. Triste como fuera, el pueblo "puso a Dios primero" y los que se habían casado con mujeres extranjeras que seguían sus religiones, pues las mujeres que adoptaron el Camino de Dios eran consideradas como una israelita más (vea Éxodo 12:48; Levítico 19:33-34). Era doloroso pero necesario, "y terminaron el juicio de todos aquellos que habían tomado mujeres extranjeras… todos estos habían tomado mujeres extranjeras; y había mujeres de ellos que habían dado a luz hijos" (Esdras 10:17-44). De este modo, el pueblo de Dios vuelve a guardar su Camino sin mezclas paganas, y se salva la verdadera religión para nosotros. Aquí se acaba el libro de Esdras, pero continúa el relato en el libro de Nehemías –originalmente era uno solo llamado Esdras-Nehemías. Fue separado en nuestra Biblia desde el año 1448 de nuestra era.

Esdras es un personaje muy importante, pues no sólo volvió el pueblo a Dios, sino tuvo mucho que ver con la compilación del Antiguo Testamento como existe hoy. La tradición dice que fue él quien añadió los comentarios a los libros históricos. Dice Halley: "Esdras era el biznieto de Hilcías, el sacerdote que 160 años antes había dirigido las reformas del rey Josías (Esdras 7:1; 2 Reyes 22:8); descendiente dignísimo de su célebre antepasado. Fue de Babilonia a Jerusalén en 457 a.C., 80 años después del primer regreso de los judíos, y 13 años antes de la llegada de Nehemías. Era tanto escriba como sacerdote (Esdras 7:11) en el período de transición de la época de los sacerdotes a la de los escribas, y se dice que ayudó en la formación del canon del Antiguo Testamento… Según una persistente tradición judía, Esdras fue el autor de 1 y 2 Crónicas, Esdras, y Nehemías, siendo estos cuatro libros originalmente uno solo; aunque algunos piensan que Nehemías mismo quizás haya escrito este último libro" (p. 216).