#145 - 2 Reyes 21-23: "El arrepentimiento de Manasés; Josías"

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#145 - 2 Reyes 21-23

"El arrepentimiento de Manasés; Josías"

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Dice la Biblia: "Y edificó altares para todo el ejército de los cielos (adoración de las estrellas) en los dos atrios de la casa del Eterno. Y pasó a su hijo por fuego, y se dio a observar los tiempos (ver mensajes en las nubes), y fue agorero (usaba trucos y hechizos), e instituyó encantadores (la versión griega del A.T, la Septuaginta lo traduce como "ventrílocuos" quienes fingían hacer preguntas a espíritus familiares, y daban a otros la respuesta dada por el "espíritu" y adivinos (pretendidos sabios, quienes fingían revelar secretos, recuperar cosas perdidas e interpretar sueños), multiplicando así el hacer lo malo ante los ojos del Eterno, para provocarlo a ira… Habló, pues, el Eterno por medio de sus siervos los profetas, diciendo: "...así ha dicho el Eterno… He aquí yo traigo tal mal sobre Jerusalén y sobre Judá, que al que lo oyere le retiñirán ambos oídos. Fuera de esto, derramó Manasés mucha sangre inocente en gran manera" (2 Reyes 21:5-16). Los profetas que Dios envió se piensa fueron Oseas, Joel, Nahúm, Habacuc e Isaías. Sus consejos, admoniciones y advertencias proféticas ahora forman los libros bíblicos que conocemos por sus mismos nombres.

El historiador Josefo añade sobre Manasés: "Su desprecio por Dios llegó a tales extremos que condenó a los más virtuosos de los hebreos a una muerte cruel, sin perdonar ni aun a los mismos profetas. Todos los días había degüellos, de tal manera que la sangre corría por Jerusalén. Indignado Dios por estos hechos, envió a un profeta (probablemente Isaías) al rey y al pueblo, por cuyo intermedio los amenazó de que iban a sufrir las mismas calamidades que sufrieron los israelitas al ofenderlo. No dieron fe a estas palabras, para escapar al mal futuro. Sin embargo, los hechos comprobaron que eran verdaderas las profecías" (p. 182). Según la tradición hebrea, Manasés hizo que aserraran a Isaías en dos, como alude Hebreos 11:36-37: "Otros experimentaron vituperios y azotes, y a más de esto prisiones y cárceles. Fueron… aserrados".

Pronto le llegó a Manasés el castigo de Dios. "Y habló el Eterno a Manasés y a su pueblo, mas ellos no escucharon; por lo cual el Eterno trajo contra ellos los generales del ejército del rey de los asirios, los cuales aprisionaron con grillos a Manasés, y atado con cadenas lo llevaron a Babilonia" (2 Crónicas 33:10-11). Así, Manasés es capturado en una batalla. Es interesante que los hallazgos arqueológicos dan apoyo histórico al relato: "Es bastante seguro que el rey asirio que capturó a Manasés y lo llevó a Babilonia fue Asurbanipal. Fue quien derrotó a los rebeldes y tomó posesión de Babilonia en 648 a.C., cuando reinaba Manasés. Debe ser alrededor de ese tiempo cuando Manasés se rebeló contra su amo asirio y fue castigado por ello, llevado a Babilonia en cadenas" (Reino de Sacerdotes, p. 435).

¿Qué hizo Manasés? De un monarca altivo y mimado que gobernó desde los 12 años con el poder absoluto, ahora se encuentra por primera vez derrotado y humillado. Un autor menciona que estos grillos incluían ponerle una argolla en la nariz para  manejarlo fácilmente, como se menciona en Isaías 37:29: "pondré, pues, mi garfio en tu nariz, y mi freno en tus labios". Manasés fue echado en un sucio calabozo para aguardar una segura muerte. Dice el Comentario Exegético: "En la soledad del exilio y de la prisión, Manasés tuvo tiempo para reflexionar. Las calamidades lo obligaron a revisar su vida pasada y se dio cuenta de que todas las profecías en su contra se habían cumplido. Así reconoció que las miserias de su destronamiento y la condición de cautivo se debían a su terrible rebelión contra Dios. Luego, se humilló, se arrepintió y oró pidiendo la oportunidad de producir frutos de arrepentimiento" (p. 358).

Dice la Biblia: "Mas luego que fue puesto en angustias, oró al Eterno su Dios, humillado grandemente en la presencia del Dios de sus padres. Y habiendo orado a  él, fue atendido; pues Dios oyó su oración y lo restauró a Jerusalén, a su reino. Entonces reconoció Manasés que el Eterno era Dios" (2 Crónicas 33:12-13). Por fin aprendió la lección.

Como resultado, Dios obró un gran milagro al hacer no sólo que lo dejaran libre, sino que lo restituyeran a su trono. La clave se encuentra en la frase, "se humilló grandemente en la presencia del Dios". La lección que nos deja el rey Manasés es que si Dios puede perdonar a un hombre tan malo porque se arrepienta, puede perdonar a cualquiera. Por eso Dios nos dice: "Venid luego… y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana" (Isaías 1:18). Desde luego que antes de que perdonara tantos pecados, Dios vio primero que el arrepentimiento era de verdad sincero y sus hechos posteriores lo confirmaron: "Asimismo quitó los dioses ajenos, y el ídolo de la casa del Eterno, y todos los altares que había edificado en el monte de la casa del Eterno y en Jerusalén, y los echó fuera de la ciudad.  Reparó luego el altar del Eterno, y sacrificó sobre él sacrificios de ofrendas de paz y de alabanza; y mandó a Judá que sirviesen al Eterno Dios de Israel. Pero el pueblo aún sacrificaba en los lugares altos, aunque lo hacía para el Eterno su Dios" (2 Crónicas 33:15-17). Así, Manasés mostró por sus obras su fe (Santiago 2:18). Josefo añade: "Una vez en Jerusalén, procuró de todas las maneras apartarse de sus antiguos errores; arrepentido, se esforzaba en ser verdaderamente piadoso. También consagró el Templo, purificó a la ciudad, y por lo demás hizo lo posible por conducirse en todo como un hombre agradecido a Dios... Enseñó al pueblo a hacer lo mismo, de modo que comprendiera a qué calamidad se había expuesto por observar una manera de vida contraria… se lo consideró justo y digno de imitación desde el día en que empezó a ser obediente hacia Dios" (Tomo II, p. 183). En Ezequiel 18:21 dice Dios: "Mas el impío, si se apartare de todos sus pecados que hizo, y guardare todos mis estatutos e hiciere según el derecho y la justicia, de cierto vivirá; no morirá. Todas las transgresiones que cometió, no le serán recordadas; en su justicia que hizo vivirá. ¿Quiero yo la muerte del impío? Dice el Eterno el Señor. ¿No vivirá, si se apartare de sus caminos?".

Esta es una lección para nosotros. A veces por nuestra altivez, tenemos que pasar por duras pruebas y sufrimiento que nos humillen. David dice: Bueno me es haber sido humillado, para que aprenda tus estatutos" (Salmos 119:71). Así, Dios nos perdonará y nos ayudará. Pero en Judá, no obstante el cambio de Manasés, aún usaban los lugares altos, y tras su muerte, su hijo Amón y el pueblo volvieron a los ídolos: "E hizo lo malo ante los ojos del Eterno… porque ofreció sacrificios y sirvió a todos los ídolos que su padre Manasés había hecho. Pero nunca se humilló delante del Eterno, como se humilló Manasés su padre; antes bien aumentó el pecado. Y conspiraron contra él sus siervos, y lo mataron en su casa. Mas el pueblo de la tierra mató a todos los que habían conspirado contra el rey Amón; y el pueblo de la tierra puso por rey en su lugar a Josías su hijo" (2 Crónicas 33:22-25). Amón sólo reinó por dos años y no dejó algo meritorio.

En cambio, su hijo Josías fue uno de los mejores reyes que tuvo Judá, y siguió la tradición de Ezequías, su bisabuelo. Debido a la muerte prematura de su padre, comenzó a reinar a la tierna edad de 8 años y gobernó por 31 años.

El Sumo Sacerdote Hilcías le muestra al escriba Safán la Ley

Hizo reparar el Templo de Dios y en el transcurso de la limpieza, encontraron "el libro de la ley", o el Pentateuco – los primeros cinco libros de la Biblia. De acuerdo a Deuteronomio 31:26, este era el original que se mantenía en el Templo, en un lado del Arca. Los reyes malos de Judá cerraban el Templo y despedían a los sacerdotes para seguir a sus ídolos. Como resultado habían perdido "la Biblia". Ahora la volvieron a encontrar y leyeron en Levítico 26 y Deuteronomio 28  los castigos profetizados si no cumplían. Esto impactó tanto a Josías que "rasgó sus vestidos… Luego dio orden al sacerdote Hilcías… Id y pregunta al Eterno por mí, y por el pueblo... acerca de las palabras de este libro que se ha hallado, porque grande es la ira del Eterno que se ha encendido contra nosotros, por cuanto nuestros padres no escucharon las palabras de este libro… Entonces fueron el sacerdote Hilcías, y Ahicam… a la profetisa Hulda... y ella les dijo: Así dijo el Eterno: He aquí yo traigo sobre este lugar...todo el mal de que habla este libro que ha leído el rey de Judá ...Mas al rey de Judá...diréis así: Así ha dicho el Eterno el Dios de Israel: Por cuanto oíste las palabras del libro y tu corazón se enterneció, y te humillaste delante del Eterno… y lloraste en mi presencia, también yo te he oído.. Por tanto, he aquí yo te recogeré con tus padres, y será llevado a tu sepulcro en paz, y no verán tus ojos todo el mal que yo traigo sobre este lugar… Y subió el rey a la casa del Eterno… con todo el pueblo, desde el más chico hasta el más grande; y leyó, oyéndolo ellos, todas las palabras del libro del pacto… e hizo pacto delante del Eterno, de que irían en pos del Eterno, y guardarían sus mandamientos… Y todo el pueblo confirmó el pacto" (2 Reyes 22:11- 2 Reyes 23:3). 

Así, Josías hace una reforma completa y limpia a Judá de toda su idolatría. "No hubo otro rey antes de él, que se convirtiese al Eterno de todo su corazón, de toda su alma y de todas sus fuerzas, conforme a toda la ley de Moisés; ni después de él nació otro igual. Con todo eso, el Eterno no desistió del ardor con que su gran ira se había encendido contra Judá, por todas las provocaciones con que Manasés le había irritado. Y dijo el Eterno: También quitaré de mi presencia a Judá, como quité a Israel, y desecharé a esta ciudad que había escogido, a Jerusalén, y a la casa de la cual había yo dicho: Mi nombre estará allí" (2 Reyes 23:25-27). Así, los hechos de Manasés aún tenían sus secuelas, como los tuvo David cuando Dios lo perdonó pero no eliminó la sentencia de que "no se apartaría la espada de su casa". Las reformas de Josías recuerdan al Sr. Armstrong que al "descubrir" las leyes de Dios, limpió al cristianismo de mucha idolatría y volvió al pueblo a los mandamientos de Dios.

Ahora veremos hasta qué punto había caído Judá en la idolatría. "Entonces mandó el rey al sumo sacerdote Hilcías que sacasen del templo del Eterno todos los utensilios que había sido hechos para Baal, para Asera y para todo el ejército de los cielos… Y quitó los sacerdotes idólatras que habían puesto los reyes de Judá para que quemasen incienso en los lugares altos… y asimismo a los que quemaban incienso a Baal, al Sol y a la luna, y a los signos del zodiaco" (2 Reyes 23:4-5). Esta referencia a los signos del zodiaco tiene que ver con los horóscopos, tan populares hoy día – llamada la astrología. Continúa el relato: "Además derribó los lugares de prostitución idolátrica que estaban en la casa del Eterno, en los cuales tejían las mujeres tiendas para Asera" (2 Reyes 23:7). Dice el Comentario Exegético: "Derribó las tiendas de los sodomitas, carpas donde mujeres (y hombres) se dedicaban al servicio de Asera al entregarse sin freno a la sensualidad" (p. 311). Otra traducción dice "el santuario de los sátiros", o demonios representados en figura de machos cabríos con aire de sátiros (lujuriosos) – (Biblia de Jerusalén, p. 398). Vea Levítico 17:7 para confirmar este culto a los demonios. Continuamos: "Profanó los lugares altos… asimismo profanó a Tofet, que está en el valle de Hinom, para que ninguno pasase su hijo o su hija por fuego a Moloc" (2 Reyes 23:10). El tofet, según el Comentario Exegético, es "un tambor usado para ahogar los gritos de los niños que eran sacrificados a Moloc". Luego Josías "quitó también los caballos que los reyes de Judá habían dedicado al Sol a la entrada del templo del Eterno… y quemó los carros del Sol". El Comentario Exegético explica: "Entre los pueblos que antiguamente adoraban al Sol, los caballos eran asociados a esta deidad por la idea de que el Sol mismo era tirado en un carro por caballos. Parece que los reyes idólatras, Acab, Manasés y Amón o sus grandes oficiales iban en caballos cada mañana al templo para dar la bienvenida al Sol en su salida" (p. 311). Ezequiel menciona esta adoración al Sol: "Y me llevó al atrio de adentro de la casa del Eterno; y he aquí junto a la entrada del templo...como veinticinco varones, sus espaldas vueltas al templo del Eterno y sus rostros hacia el oriente, y adoraban al Sol, postrándose hacia el oriente" (Ezequiel 8:16). Hoy día para la Pascua de Resurrección es costumbre en muchos países que las personas se postren hacia el oriente a la salida del Sol, porque creen que Cristo resucitó un domingo al alba.  Esto sigue siendo una forma de idolatría al relacionar a Cristo con el Sol.

Además de limpiar a Judá de todos los ídolos, también cumplió la importante profecía de 1 Reyes 13:2. Veamos: "Igualmente el altar que estaba en Bet-el, y el lugar alto que había hecho Jeroboam… lo quemó… Y sacó los huesos de los sepulcros, y los quemó sobre el altar para contaminarlo, conforme a la palabra del Eterno que había profetizado el varón de Dios, el cual había anunciado esto" (2 Reyes 23:15,16). Josefo menciona: "Todo esto lo había predicho un profeta que se presentó ante Jeroboam delante del pueblo, anunciando que lo llevaría a cabo un hombre descendiente de David, de nombre Josías. Todo se cumplió, después de 361 años" (Tomo 2, p. 186).

Ahora, tras la limpieza completa de los ídolos, de nuevo vemos la importancia que tiene las Fiestas Santas para adorar a Dios "en espíritu y en verdad" (Juan 4:24). Se guarda una Pascua y los Panes sin Levadura con tanta dedicación que dicen las Escrituras: "No ha sido hecha tal pascua desde los tiempos en que los jueces gobernaban a Israel" (2 Reyes 23:22). Josías figura junto con David y Ezequías como los reyes más sobresalientes de Israel. Pero veremos en el próximo estudio el error fatal que comete Josías.