#140 - 2 Reyes 13-15 - 2 Crónicas 25-28: "Últimos reyes de Israel; caída de Israel"

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#140 - 2 Reyes 13-15 - 2 Crónicas 25-28

"Últimos reyes de Israel; caída de Israel"

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#140 - 2 Reyes 13-15 - 2 Crónicas 25-28: "Últimos reyes de Israel; caída de Israel"

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El profeta Oseas dice de parte de Dios: "de aquí a poco yo castigaré a la casa de Jehú por causa de la sangre de Jezreel "(Oseas 1:4). Su hijo Joacaz ocupa el trono por 17 años: "E hizo lo malo ante los ojos del Eterno, y siguió en los pecados de Jeroboam…Y se encendió el furor del Eterno contra Israel, y los entregó en manos de Hazael rey de Siria, y en mano de Ben-adad hijo de Hazael, por largo tiempo" (2 Reyes 13:2-3).

Dios castiga la apostasía de Israel al incitar a los sirios a destruir gran parte del ejército. Un tiempo atrás, este ejército pudo enviar a dos mil carros contra los asirios, ahora solo le quedaron "diez carros, y diez mil hombres de a pie; pues el rey de Siria los había destruido, y los había puesto como el polvo para hollar" (2 Reyes 13:7).

Sin embargo, estas derrotas humillaron a Joacaz y buscó a Dios. Y "Joacaz oró en presencia del Eterno, y el Eterno lo oyó; porque miró la aflicción de Israel, pues el rey de Siria los afligía (2 Reyes 13:4). Aquí vemos de nuevo la misericordia de Dios que siempre está disponible al arrepentirse uno de sus pecados. Pero tan pronto se libró de su enemigo, Joacaz volvió a los ídolos. Al morir, su hijo Joás comenzó a reinar. Recuerden que Dios le había prometido a Jehú que sus hijos estarían en el trono hasta la cuarta generación.

Joas siguió el mal camino de su padre, pero también fue humillado por las continuas derrotas del rey de Siria. Así, al enterarse de la grave enfermedad del profeta Eliseo, fue a consolarlo. Por el gesto, Eliseo le entrega unas bendiciones. Le dice que dispare una flecha hacia el norte, donde estaba Siria. Al hacerlo dijo Eliseo: "Saeta de salvación del Eterno, y saeta de salvación contra Siria; porque herirás a los sirios en Afec hasta consumirlos" (2 Reyes 13:17).

Luego le dijo que tomara las flechas y las golpeara contra el piso. "Y él la golpeó tres veces, y se detuvo. Entonces el varón de Dios, enojado contra él, le dijo: Al dar cinco o seis golpes, hubieras derrotado a Siria hasta no quedar ninguno; pero ahora sólo tres veces derrotarás a Siria" (2 Reyes 13:19). Esto nos enseña que debemos hacer la Obra de Dios, "según tus fuerzas" (Eclesisatés 9:10) Y no en forma negligente. Al ser el rey de Israel flojo al cumplir las órdenes del profeta de Dios se perdió una preciosa oportunidad para salvar a Israel. El Apóstol Pablo nos amonesta sobre lo mismo: "Y lodo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres" (Colosenses 3:23) y también en Romanos 12:11: "En lo que requiere diligencia, no perezosos".

Eliseo muere y es enterrado, pero dentro del mismo año, en el funeral de otro hombre, aparece una banda de enemigos, y por la prisa, lo arrojan al sepulcro de Eliseo y  "cuando llegó a tocar el muerto los huesos de Eliseo, revivió y se levantó sobre sus pies" (2 Reyes 13:21). Vemos que el cuerpo de Eliseo estaba tan saturado del Espíritu Santo que pudo resucitar a un muerto.

Terminando el ministerio de Elíseo se abre una nueva parte de la Biblia – los escritos de los profetas. Sabemos que Samuel fundó una escuela de profetas que incluyen a Natán, Gada, Ahías, Jehú ben Hanani y Zacarías (no el que escribió el libro del mismo nombre). Elías y Elíseo continúan desarrollando estas escuelas, pero los tenemos escritos de parte de ellos. Sin embargo, de ahora en adelante, habrá 16 profetas que dejarán sus escritos en la Biblia. Seis vivirían en el período que estamos cubriendo: Joel, Jonás, Amós, Oseas, Isaías y Miqueas. Siete abarcan el tiempo después de la destrucción de Israel y enfocan en Judá. Son los siguientes: Jeremías, Ezequiel, Daniel, Abdías, Nahum, Habacuc y Sofonías. Luego tenemos los tres restantes que escriben después del regreso de Judá de Babilonia cuando de nuevo se establecen en Judea. 

El libro de Joel está situado tradicionalmente en los tiempos de Jehú, Joacaz, y Joás. Habla del día de castigo que vendrá por la desobediencia de Israel y de Judá. Dios usará a los asirios para arrasar con su pueblo si no se arrepienten y así ocurrió. Dice la Biblia: "El Eterno los amonestó entonces a Israel y a Judá  por medio de todos los profetas y de todos los videntes, diciendo: Volveos de vuestros malos caminos y guardad mis mandamientos y mis ordenanzas conforme a todas las leyes que yo prescribí a vuestros padres, y que os he enviado por medio de mis siervos los profetas. Más ellos no obedecieron, antes endurecieron su cerviz, como la cerviz de sus padres, los cuales no creyeron en el Eterno su Dios. Y desecharon sus estatutos…y fueron en pos de las naciones que estaban alrededor de ellos…Dejaron todos los mandamientos del Eterno su Dios y se hicieron imágenes de Asera, y adoraron a todo el ejército del cielo, y sirvieron a Baal" (2 Reyes 17:13-16).

Aquí vemos la razón principal de enviar a los profetas de Dios. Ahora bien, estas profecías serian duales, pues no sólo abarcan los tiempos de ellos, sino también lo que ellos dominan constantemente como "los tiempos del fin".

Durante éste tiempo, reinaba el rey Joás en Israel y el rey Amasías en Judá. Amasías fue un buen rey que "hizo lo recto ante los ojos del Eterno, aunque no como David su padre" (2 Reyes 14:3). Todo le fue bien hasta que entabló una guerra con los edomitas. Juntó un gran ejército en Judá y contrató los servicios de 100,000 hombres de Israel. Un profeta de Dios vino y le dijo que no usara a los mercenarios de Israel. "porque el Eterno no está con Israel… pero si vas así, si lo haces, y te esfuerzas para pelear, Dios te hará caer delante de los enemigos; porque en Dios está el poder, o para ayudar, o para derribar. Y Amasías dijo al varón de Dios: ¿Qué, pues, se hará de los cien talentos que he dado al ejército de Israel? Y el varón de Dios respondió: El Eterno puede darte mucho más que esto" (2 Crónicas 25:7-9). Renuentemente, Amasías obedece y despide a los israelitas que quedan muy decepcionados con esto y como represalia atacan a unos pueblos de Judá. No obstante Dios le da la victoria a Amasías sobre Edom. Es aquí donde comete un terrible error:

"Volviendo luego Amasias de la matanza de los edomitas, trajo también consigo los dioses de los hijos de Seir, y los puso ante sí por dioses, y los adoró y les quemó incienso" (2 Crónicas 25:14).

Dios le envió a un profeta para corregirlo, pero no fue oído. Amasías le respondió en forma amenazante: "Déjate de eso. ¿Por qué quieres que le maten? Y cuando terminó de hablar, el profeta dijo luego: Yo sé que Dios ha decretado destruirte, porque has hecho esto y no obedeciste mi consejo" (2 Crónicas 25:16-17). Confiado en su victoria sobre Edom, comenzó una guerra contra Israel y fue derrotado totalmente. Amasías se convirtió en prisionero de los israelitas y vio cómo saquearon a Jerusalén. Además, Dios removió la protección sobre él y “desde el tiempo en que Amasías se apartó el Eterno, empezaron a conspirar contra él en Jerusalén; y habiendo él huido a Laquis… allí lo mataron… Entonces tomó el pueblo de Uzías… y lo pusieron por rey" (2 Crónicas 25:27; 2 Crónicas 26:1).

En Israel, el tercer descendiente de Jehú tomó el trono, Jeroboam II. Fue un poderoso monarca que gobernó por 41 años. Recuperó bastante terreno de los sirios y estableció un comercio floreciente. Pero siguió con el mismo sistema, falso de religión e "hizo lo malo ante los ojos del Eterno" (2 Reyes 14:24). Es durante su reinado que aparece el profeta Jonás, mencionado en 2 Reyes 14:25. También predican los profetas Oseas y Amós: "Palabra del Eterno que vino a Oseas… en días de Jeroboam, hijo de Joás, rey de Israel" (Oseas 1:1). Y: "Las palabras de Amós… que profetizó acerca de Israel en días de Jeroboam" (Amós 1:1).

Se intensifica la obra de los profetas como una última oportunidad para que Israel se arrepienta de haber dejado a Dios. "Y el Eterno no había determinado raer el nombre de Israel de debajo del cielo; por tanto, los salvó por mano de Jerobaom hijo de Joás" (2 Reyes 14:27). Es durante esta era de relativa paz y prosperidad, cuando los asirios están sumidos en problemas internos que el profeta Amos advierte: “Ay de los reposados en Sión, y de los confiados en el monte de Samaria, los notables y principales entre las naciones, a los cuales acude la casa de Israel… duermen en camas de marfil, y reposan sobre sus lechos; y comen los corderos del rebaño… gorgojean al son de la flauta, e inventan instrumentos musicales, como David; beben vino en tazones y se ungen con los ungüentos más preciosos; y no se afligen por el quebrantamiento de José. Por tanto, ahora irán a la cabeza de los que van a cautividad" (Amós 6:1-6).

Luego del largo y próspero reinado de Jeroboam II, viene el cuarto y último descendiente de Jehú – Zacarías. Siguió los pasos inicuos de su padre y fue asesinado por Salum a los seis meses de su reinado. Salum a su vez es asesinado luego de sólo un mes de gobierno por Máname, quien a su vez reinó por 10 años. Es aquí cuando los asirios otra vez se asoman por el horizonte para conquistar el área. "Y vino el rey Pul, rey de Asiria a atacar la tierra y Menahem dio a Pul mil talentos de plata para que le ayudara a confirmarse en el reino… y el rey de Asiria se volvió, y no se detuvo allí en el país" (2 Reyes 15:19-20).

De nuevo la arqueología ha confirmado la existencia de estos personajes. Keller menciona: "En el año 745 a.C. subía al trono asirio un antiguo soldado, de nombre Pulu, que desde entonces se llama Tiglat-pileser III. Es el primero de la serie de brutales tiranos que fundan, por medio de conquistas, el imperio más grande del mundo hasta entonces. Su objetivo es Siria, Israel y… Egipto… En los anales de Tiglat-pileser se registra: "Recibí tributo de Menahem de Samaria" (p. 250).

Esta vez, Israel se escapa del asirio al comprar la paz con dinero, pero es sólo un respiro de 10 años. Luego de la muerte de Menahem sube al trono su hijo Pekaía, que fue asesinado tras dos años de reinar. Su asesino, Peka, gobernó por 20 años.

Sería este tiempo el principio del fin para Israel y Siria. Viene la segunda campaña de los Asirios que dura dos años. En 732 a.C. los sirios son los primeros en ser arrasados. Los deportan a Asiria y no se escucha más de ellos. Ahora le llega su turno a Israel. "En los días de Peka rey de Israel, vino Tiglat-pileser rey de los asirios y tomó a Ijón, Abel-bet-maaca, Janoa, Cedes, Azor, Galaad, Galilea, y toda la tierra de Neftalí; y los llevó cautivos a Asiria… y Oseas… conspiró contra Peka… y lo mató" (2 Reyes 15:29-30). Pobre Israel, quedó reducida a una pequeña región alrededor de Samaria.

Otra vez, la arqueología confirma el relato bíblico al desenterrar la historia del rey Tiglat-pileser III contra Israel. En sus anales dice el rey: “Tomó a Bet-Omri (la tierra de Israel), cuyas ciudades había contado como pertenecientes al territorio de mi país, sólo dejé a Samaria…. El resto de Neftalí lo añadí al territorio de Asiria. Nombré gobernadores de ella a mis empleados. El país de Bet-Omri, la totalidad de sus gentes y sus propiedades llevé a Asiria… Destronaron a Peka, su rey, y yo pasé como soberano sobre ellos a Oseas". (Keller, p.252). Mientras tanto, Judá se había escapado de la invasión al recurrir al viejo truco de pagar un alto tributo por su libertad.

La deportación de la gran mayoría de la casa de Israel comienza alrededor del año 732 a.C. El rey títere Oseas, el último rey de Israel, se mantiene en Samaria por nueve años, y al morir Tiglat-pileser III, se rebeló. “Oseas… hizo lo malo ante los ojos del Eterno… contra éste subió Salmanasar, rey de los asirios; y Oseas fue hecho su siervo, y le pagaba tributo… Mas el rey de Asiria descubrió que Oseas conspiraba; porque había enviado embajadores a So, rey de Egipto (probablemente es el faraón Osorkon IV, de la dinastía 23), y no pagaba tributo… Y el rey de Asiria invadió todo el país, y sitió a Samaria, y estuvo sobre ella tres años. En el año nueve de Oseas, el rey de Asiria tomó Samaria, y llevó a Israel, cautivo a Asiria " (2 Reyes 17:2-6).

Sobre la toma de Samaria, los bajorrelieves asirios mencionan al hijo de Tiglat-pileser III, Salmanasar V, como el rey que vino contra Samaria. Dice F.F. Bruce: "Un ejército asirio sitió la ciudad de samaria, y tan fuertes resultaron sus defensas, que incluso los expertos en las guerras de sitio, como eran los asirios, se llevaron tres años para poder entrar en ella. Hacia el final del sitio hubo un cambio en la dinastía asiria, y Sargón II, el nuevo rey que desplazó a Salmanasar, reivindica  como suya propia la captura de Samaria. Dice una inscripción en el palacio de Sargón en Asiria: "Al principio de mi reinado, en mi primer año… sitié y capturé a Samaria. Tomé cautivos de en medio de ella 27,290 personas" (Israel Y Las Naciones, Bruce, p. 85).