#074 - Números 1-4: "El censo y el campamento"

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#074 - Números 1-4

"El censo y el campamento"

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Este cuarto libro no tenía un título dado por Dios, pues no era considerado como un libro aparte. Era sencillamente el cuarto rollo de los cinco que Dios inspiró a Moisés a escribir. En realidad, estos cinco rollos eran un sólo libro llamado la Torá, o la Ley.

Con el fin de ubicar mejor los pasajes, los hebreos decidieron llamar cada rollo por las primeras palabras inspiradas que aparecían al comienzo de cada rollo de papiro. Así el primer rollo tomó el nombre, "En el principio" (Beresit en hebreo).

Fue en el siglo III a.C. que el Faraón Ptolomeo Filadelfo le pidió a los judíos que le tradujeran la Biblia al griego para tener en su famosa biblioteca en Alejandría, Egipto. En esa edición, los títulos de los primeros cinco libros fueron cambiados para representar los temas principales. Esta versión del Antiguo Testamento se llamó la Septuaginta, y se usó en las iglesias griegas por el Apóstol Pablo.

Al primer rollo le pusieron “Génesis” que significa casi lo mismo que el nombre en hebreo – “Comienzos”. Al segundo rollo, que era llamado según las primeras palabras en Éxodo, “Y estos son los nombres” (Wahashmot en hebreo), le pusieron en griego “Éxodo”, o la salida. Al tercer rollo nombrado “Y lo llamó” (Wayukra en hebreo) le pusieron en griego “Levítico”.

Esto nos lleva al cuarto libro, que comenzamos a estudiar hoy, llamado "En el desierto" (Wa-bemidbar en hebreo) y "Números" en griego, por los dos censos que se llevan cabo en este libro. Para finalizar, el quinto libro fue llamado originalmente "Estas son las palabras" (Hadebarim en hebreo) y fue cambiado en la versión griega como "Deuteronomio", o "la ley dada una segunda vez", que no es del todo cierto pues hay muchísimas leyes que aparecen por primera vez en Deuteronomio. Eso lo veremos cuando estudiemos ese libro.

De modo que es importante entender que estos cinco libros son una unidad inseparable. Así lo vio Jesucristo en sus días, estas cinco secciones todavía se llamaban la Torá o la Ley. Por eso Cristo nombró esta primera parte de las Escrituras como la Ley o la ley de Moisés (por haberla escrito Moisés, no porque era de Moisés).

Vemos este punto cuando Cristo preguntó: "¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees?" (Lucas 10:26). Luego el intérprete de la ley le contestó citando Levítico 19:18. Aquí vemos que Cristo se refería al tercer rollo o Levítico, de la ley. Otro ejemplo de citar la Torá por Cristo se encuentra en Lucas 24:44: "...era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés...".

De modo que es importante entender cómo fueron nombrados estos libros. Los títulos dados por los judíos intérpretes en el siglo tres antes de Cristo tratan de describir el contenido de estos rollos, y no hay nada mal en ello, sólo que no forman parte de la inspiración de Dios.

Recuerden entonces que cuando la Biblia se refiere a la "ley de Moisés", se trata de los primeros cinco rollos de las Escrituras. Un ejemplo de esto se encuentra en Deuteronomio 17:18: "y cuando se siente (el rey) sobre el trono de su reino, entonces escribirá para sí en un libro (rollos) una copia de esta ley, del original que está al cuidado de los sacerdotes levitas". El rey de Israel tenía una orden de escribir una copia de estos primeros cinco rollos; hoy día llamados libros. De modo que, la "ley de Moisés" abarcaba cualquier parte de la Biblia desde Génesis hasta Deuteronomio.

Ahora volvamos al período del libro de Números. Estamos aproximadamente en el año 1442 a.C. y han transcurrido un año y un mes y medio desde su salida de Egipto (Números 1:1). Les tomó una semana para salir de Egipto y cruzar el Mar Rojo. Luego pasaron seis semanas para llegar al Monte Sinaí donde reciben la Ley en el día de Pentecostés. Moisés sube al Monte y recibe por cuarenta días las instrucciones de parte de Dios. En el último día, regresa para presenciar el desvío de Israel en el incidente con el becerro de oro. Moisés vuelve a subir por cuarenta días más. Luego comienza la construcción del Tabernáculo que dura unos seis meses, y es inaugurado en el primer día del segundo año (Éxodo 40:2).

NÚMEROS comienza un mes más tarde (Números 1:2) con el ordenamiento del campamento de Israel, pues Dios “no es Dios de confusión, sino de paz…y hágase todo decentemente con orden” (1 Corintios 14:33-40).

Para organizar mejor a Israel, primero era preciso dividir a Israel en unidades más pequeñas y en forma proporcional. Primero se debe saber cuántos israelitas hay. Dios le da la orden a Moisés de tomar un censo de los varones adultos en la congregación, los de veinte años para arriba, salvo los de la tribu de Leví. El total llega a 603,550 varones. Luego con el censo de los Levitas varones de un mes para arriba, en el capítulo 3, llegamos a 623,823. Según las proporciones normales de las estadísticas demográficas, esto daría un número de aproximadamente dos millones y medio de israelitas.

Una vez que se sepa cual es la población total, se puede ordenar el gobierno para administrarlo. Se requieren banderas con símbolos de cada tribu para distinguir un sector del campamento de otros: “Los hijos de Israel acamparán cada uno junto a su bandera bajo las enseñas de las casas de sus padres; alrededor del tabernáculo de reunión acamparán (Números 2:2). La arqueología ha descubierto tres estandartes de metal del pueblo de Israel, algo parecido a los que tenían los egipcios, pero sin ídolos.

"Se ha entendido que ellos poseían tres clases de banderas:

  1. Los grandes estandartes pertenecientes a la tribu, que servían como puntos de reunión para las doce grandes tribus;
  2. Los estandartes para las porciones subdivididas; y
  3. Los de familias o casas.

Los escritores judíos dicen que los estandartes de las tribus hebreas eran símbolos tomados de la bendición profética de Jacob (Génesis 49), siendo el de Judá un león, de Benjamín un lobo, de Rubén un hombre, de Dan un águila, de Efraín un buey, etc.; y que las enseñas se distinguían por sus colores, siendo el color de cada tribu el mismo que el de la piedra preciosa que representaba a dicha tribu en el pectoral del sumo sacerdote” (Comentario Exegético, p.121).

Según Números 2:3 Judá acampaba en el lado oriental, encabezando las dos tribus de Isacar y Zabulón. Ellos eran los que partían primero en sus jornadas (Cap. 10:14). “Cada militar, como era necesario para mantener a tan grande multitud. La disposición de la tribus era como se muestra en la imagen principal” (Halley, p. 136).

“Se ha pensado que el campamento se extendía sobre un área de algo más de 19 kilómetros cuadrados, al considerarse no sólo el de los hombres de guerra, cuyo número se da aquí, sino también el de las familias, las carpas y el bagaje. El tabernáculo, o tienda sagrada de su Divino Rey, con el campamento de los levitas en derredor (Números 3:38), formaba el centro, como la tienda del jefe en el campamento de los pueblos nómadas. En la marcha se mantenía este orden, con algunas variaciones necesarias. Judá tomaba la delantera, seguida por Isacar, Zabulón, Rubén, Simeón y Gad formaban la segunda gran división. Estos eran seguidos por la compañía central, compuesta de levitas que llevaban el tabernáculo. Luego el escuadrón tercero y posterior consistía en Efraín, Manasés y Benjamín, mientras que el último lugar correspondía a Dan, Aser y Neftalí. Así, pues, la tribu de Judá , que era la más numerosa, formaba la vanguardia; y la de Dan, que le seguía en fuerza, cerraba la retaguardia, mientras que las de Rubén y Efraín, con las tribus con ellas asociadas, siendo las más pequeñas y débiles, eran colocadas en el centro (Números 10:14-28)” (Ídem. p. 121).

Para finalizar, aquí se menciona algo de gran importancia y que pocos conocen sobre los primogénitos. “Y darás lo levitas a Aarón y a sus hijos; le son enteramente dados de entre los hijos de Israel…He aquí, yo he tomado a los levitas de entre los hijos de Israel en lugar de todos los primogénitos, los primeros nacidos entre los hijos de Israel; serán, pues, míos los levitas” (Números 3:9-12).

De modo que la ley sobre los primogénitos está aún vigente para los cristianos. En vez de dedicarle el primogénito a Dios, son los ministros como levitas espirituales que son entregados a Dios (vea Hebreos 7:11-28). En el Antiguo Testamento menciona claramente que los levitas estaban bajo el mando del sumo sacerdote Aarón y su descendencia. Hoy día son los ministros los que están bajo el cargo de Jesucristo, según la orden de Melquisedec.

El sistema de redimir al pueblo de Israel se llevó a cabo hasta en el más mínimo detalle: “El número de los hijos varones del resto de Israel de un mes para arriba fue comparado con los hijos de Israel, para una adopción formal de éstos como sustitutos de los primogénitos. Los levitas, en número de 22,000, fueron dados en cambio por un número igual de los primogénitos de las otras tribus, dejándose un exceso de 273; y como no había sustitutos de éstos, fueron redimidos a razón de cinco ciclos cada uno (18:15-16)” (Ídem, p.123).

A continuación, una representación artística de lo que era una parte del campamento de Israel.

El Tabernáculo