#001 - Génesis 1:1: "En (un) principio creó Dios…"

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#001 - Génesis 1:1

"En (un) principio creó Dios…"

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Antes de dar comienzo a esta serie, se debe recordar que los siguientes estudios han de ser considerados como apuntes y borradores y no como una obra oficial. Es siempre importante comprender que nuestros conocimientos son incompletos, o como lo dijo el apóstol Pablo: “Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos; mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará” (1 Corintios 13:9-10).

No obstante, lo siguiente es el cúmulo de los conocimientos que sabemos hasta el momento.

Lo primero que se debe notar de Génesis 1:1 es que en el hebreo, el vocablo “el” antes de la palabra “principio”, puede igual ser traducido como “un” principio. Sólo el contexto puede determinar cuál es el artículo personal acertado.

Sabemos que antes de la creación del Universo, ya existía Dios (vea Juan 1:1-2). Por ende, se debe traducir, “En un principio, Dios creó los cielos y la tierra”.

De modo que “el” principio en la Biblia realmente comienza con la existencia de Dios antes de la creación del Universo. Comenzamos, pues, con la escritura en Juan 1:1-3, “En el principio era el Verbo, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho”.

Por tanto, lo primero que la Biblia nos revela es que la existencia de Dios fue antes de la creación del Universo.

¿De qué está hecho Dios? Juan 4:24 nos contesta, “Dios es espíritu”, de modo que lo primero que existió no fue lo físico y lo material, sino lo espiritual. Esto concuerda con lo comprobado por los astrofísicos, que la materia tiene un comienzo, y hasta se puede aún escuchar el eco de ese primer estallido de la creación de la materia.

En 1964, dos físicos norteamericanos, Arno Penzias y Robert Wilson midieron la irradiación sonora que llegaba de todas partes a una gigantesca antena de radio. Posteriormente, otros físicos y astrónomos confirmaron que la irradiación provenía de un gran estallido que dio comienzo al Universo. Se conoce, entonces, lo espiritual por medio de lo físico y material.

Romanos 1:20 “Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa”.

¿Quién es Dios? La palabra en Génesis 1:1 es Elohim en el hebreo, que es el plural de “El” o Dios, y significa una pluralidad en la familia de Dios. Ya vimos que en Juan 1:1-2 se nombra esta familia como el Verbo y Dios (el Padre). Cristo menciona más en el mismo evangelio, “Yo y el Padre uno somos”, (Juan 10:30).

¿Cuál es la característica principal de esta familia de Dios? La Biblia entrega una respuesta clara “Dios es amor” (1 Juan 4:8). Hay una completa armonía entre estos dos seres divinos. “La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado. Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo” (Juan 17:22-24).

De ahora en adelante en la Biblia, veremos que en la gran mayoría de los casos, el ser divino que más se manifiesta es el Verbo que será llamado por distintos nombres, pero su principal nombre es YAHVÉ, que significa el que era, es, y será. Esto equivale a decir “El Eterno” y por ese motivo, en vez de decir Yahvé cada vez, decimos El Eterno. Este Verbo se convirtió en Jesucristo (Juan 1:14) y fue él quien estuvo con Moisés y los Israelitas (1 Corintios 10:4).

Dios el Padre no figura como el protagonista en el Antiguo Testamento, pues, “El Padre ama al Hijo, y todas las cosas ha entregado en su mano” (Juan 3:35) y “luego que todas las cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos” (1 Corintios 15:28). Es decir, Cristo es el protagonista hasta que el plan de Dios sea cumplido.

Es sólo en el Nuevo Testamento donde esa relación entre esos dos seres divinos se revela en toda su magnitud.