El universo comprueba la Palabra de Dios

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El universo comprueba la Palabra de Dios

¿Puede usted demostrar que la Biblia es la Palabra de Dios? Si su respuesta es afirmativa, ¡su vida podría cambiar drásticamente, y mejorar mucho su calidad!

En 1963, una encuesta Gallup mostró que dos de cada tres estadounidenses creían que “la Biblia es la verdadera Palabra de Dios y debe tomarse literalmente, palabra por palabra”. Ahora, sin embargo, una encuesta de la misma agencia realizada en 2022 mostró que solo uno de cada cinco cree lo mismo, es decir,  ¡este grupo se redujo catastróficamente! Ello significa que en los últimos 60 años Estados Unidos pasó de una gran mayoría (el 66 %) que creía que la Biblia era la legítima Palabra de Dios, a una ínfima minoría (el 20 %) que la acepta como tal.

Lamentablemente, la mayor parte de lo que se ve y se lee sobre la Biblia en el área de la educación y en los medios de comunicación masivos tiene un sesgo bastante liberal, reflejo de una sociedad más atea y moralmente relativista. Todo esto puede poner fácilmente en duda la validez general de las Escrituras. ¿Podría usted mismo llegar a dudar de ella? ¿Dónde podemos encontrar pruebas de que la Biblia es realmente la Palabra de Dios?

La respuesta se encuentra prácticamente en todas partes. ¡Las evidencias saltan a la vista en muchos campos científicos!

Pruebas de diversos campos científicos

Una de esas pruebas es el asombroso diseño del cuerpo humano, cuyas características únicas permiten al hombre destacarse ampliamente sobre cualquier otro ser vivo. (Examinamos algunas de estas pruebas en el artículo “La singularidad del cuerpo humano”, en la edición marzo-abril de 2023).

Además, los hallazgos arqueológicos e históricos corroboran el relato bíblico. Algunos de ellos son bastante recientes, como podrá leer en los artículos “La arqueología y la historia confirman la existencia de numerosos personajes bíblicos” y “Hallazgos arqueológicos recientes confirman el relato bíblico”, que comienzan en las páginas 9 y 12 de este número, respectivamente. Por falta de espacio no podemos abarcar mucha más evidencia procedente de campos como la biología, la botánica, la química, la física y la geología, además de muchos otros; pero hay un campo de la ciencia que apunta cada vez más a la existencia de un Dios Creador y a la veracidad de las Escrituras: la cosmología, es decir, el estudio del universo.

En 2022, el telescopio espacial James Webb, cerca de 100 veces más potente que su predecesor, el telescopio espacial Hubble, comenzó a enviar espectaculares fotografías del cosmos.

Lo que está revelando dicho telescopio ha conmocionado a la comunidad científica, pues los resultados no han sido los esperados: el universo ha resultado estar mucho más afinado de lo que jamás imaginaron. ¿Cómo armonizan estos descubrimientos con el registro bíblico? ¡Siga leyendo para conocer los sorprendentes resultados!

Si mantenemos abiertas tanto nuestra mente como nuestra Biblia, encontraremos mucha evidencia de que la Biblia efectivamente es la Palabra de Dios. Al hacerlo podremos ver todas las pruebas que nos rodean, dar gracias a nuestro Creador por ellas y desarrollar una relación más personal con él. Como dijo una vez el rey David: “Te alabaré, Señor, con todo mi corazón; contaré de las cosas maravillosas que has hecho” (Salmo 9:1, Nueva Traducción Viviente).

Extraordinarios descubrimientos del telescopio espacial James Webb

El 11 de julio de 2022 empezaron a llegar y a publicarse  fotografías asombrosas tomadas por el telescopio espacial James Webb, valorado en 10 000 millones de dólares. Los astrónomos, en particular, quedaron asombrados por lo que revelaba. Con su espejo primario de 6.5 m de ancho y sus imágenes infrarrojas, y su colocación a 1 600 000 km de la Tierra en un lugar con gravedad estable llamado segundo punto de Lagrange (L2), el telescopio mostró un universo repleto de galaxias más masivas, mejor estructuradas y formadas mucho antes de lo que los científicos habían pensado hasta entonces.

“Debido a la edad y la masividad de las galaxias”, observa la escritora científica Wyatte Grantham-Philips, “el descubrimiento del equipo [del telescopio espacial James Webb] discrepa con el 99 % de los modelos existentes sobre los orígenes del universo”. Los hallazgos obligan a los científicos a replantearse los conocimientos fundamentales sobre la formación temprana de las galaxias.

“‘Logramos observar el universo muy primitivo por primera vez y no teníamos ni la menor idea de lo que íbamos a encontrar’, dijo [el astrónomo Joel] Leja. ‘Resulta que encontramos algo tan inesperado, que en realidad crea problemas para la ciencia y pone en tela de juicio todo el panorama de la formación temprana de las galaxias’ (“‘Impossibly Massive Galaxies’ Discovered at the Dawn of the Universe, Researchers Say” [“‘Galaxias increíblemente masivas’ descubiertas en los albores del universo, dicen los investigadores”], USA Today, 23 de febrero de 2023, énfasis nuestro en todo este artículo).

¿Cómo encajan estos inesperados hallazgos del telescopio más avanzado que existe con lo que describe la Biblia sobre el origen y desarrollo del universo? Usted podría pensar que se trata de una comparación dispareja, pero los resultados podrían sorprenderle. Juzgue por sí mismo.

El universo se inició de la nada

A pesar de haberse encontrado galaxias completamente formadas en etapas muy tempranas, las observaciones con el telescopio espacial James Webb siguen apoyando la teoría de que el universo tuvo un principio.

El Dr. Stephen Meyer, filósofo científico, lo explica así: “Si el universo físico de materia, energía, espacio y tiempo tuvo un principio –como sugieren la astronomía de observación y la física teórica– es difícil imaginar una causa física para tal acontecimiento. Después de todo, la materia y la energía fueron las primeras en existir en el Big Bang. Antes de eso, aún no habría existido materia ni energía ni física que pudiera haber causado el comienzo del universo.

“Tales consideraciones han llevado a algunos científicos –el físico israelí Gerald Schroeder, el difunto astrónomo de Caltech Allan Sandage y el premio Nobel Arno Penzias– a afirmar la existencia de un creador más allá del espacio y el tiempo. Otros permanecen agnósticos sobre los verdaderos orígenes.

“Sin embargo, independientemente de la perspectiva filosófica, la gran mayoría de los físicos y astrónomos han seguido las pruebas hasta su conclusión lógica: el universo tuvo un principio; hubo un Big Bang. Ciertamente, el telescopio espacial James Webb no ha revelado nada que anule este consenso o el considerable conjunto de pruebas que lo apoyan” (“Here’s Why James Webb Telescope Discoveries Are Causing Scientists to Rethink Galaxy Formation (but Not the Big Bang)[Por qué los descubrimientos del telescopio James Webb están haciendo que los científicos reconsideren la formación de las galaxias (pero no el Big Bang)]”, DailyWire.com, 22 de septiembre de 2022).

Cabe señalar que el término “Big Bang” (la Gran Explosión) no es muy preciso y fue utilizado originalmente por el astrónomo británico Fred Hoyle con sentido despectivo.

El Big Bang es un nombre realmente engañoso para el universo en expansión que vemos”, señala John Mather, Premio Nobel de Física y científico principal del proyecto del
telescopio espacial James Webb. “El nombre Big Bang transmite la idea de un petardo que explota en un momento y un lugar, con un centro. Pero el universo no tiene centro. El Big Bang ocurrió en todas partes a la vez y fue un proceso que ocurrió en el tiempo, no en un instante del tiempo. Lo sabemos porque: 1) vemos galaxias que se alejan unas de otras, no desde un punto central, y 2) vemos el calor que quedó de los primeros tiempos, y ese calor llena uniformemente el universo” (“Web Telescope & The Big Bang” [“El telescopio Webb y el Big Bang”, NASA.gov, 2017).

Los teólogos ganan la partida a los astrónomos

De todos los escritos antiguos, la Biblia es el único que menciona un principio del universo surgido de la nada. Como dice Génesis 1:1: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra”. Cabe destacar que el término hebreo utilizado aquí para “creó” es bara. Esta palabra “siempre significa crear, y solo se aplica a una creación divina, la producción de lo que antes no existía (Keil and Delitzsch Commentary on the Old Testament [Comentario de Keil y Delitzsch sobre el Antiguo Testamento], notas sobre Génesis 1:1).

El descubrimiento de que el universo tuvo un principio planteó un verdadero dilema a la comunidad científica moderna y su compromiso con el naturalismo material, incluido el rechazo a la necesidad de un Creador. El difunto ejecutivo de la NASA y astrónomo Robert Jastrow admitió sin reparos: “Es posible que exista una explicación válida para el explosivo nacimiento de nuestro universo; pero si existe, la ciencia no puede encontrarla. La búsqueda retrospectiva de los científicos termina en el momento de la creación. Esta es una situación sumamente rara, inesperada para todos, menos para los teólogos.

“Estos siempre han aceptado lo que la Biblia dice: ‘En el principio creó Dios los cielos y la tierra’ . . . Es inesperado porque la ciencia ha podido rastrear con extraordinario éxito la cadena de causa y efecto en el tiempo. Nos gustaría continuar esa investigación aún más atrás en el tiempo, pero la barrera que se opone al progreso parece insuperable. No es cuestión de otro año, otro decenio de trabajo, otros cálculos u otra teoría; en estos momentos parece que la ciencia nunca podrá descorrer el velo que oculta el misterio de la creación.

“Para el científico que ha vivido con su fe en el poder de la razón, el relato termina como una pesadilla. Ha escalado las montañas de la ignorancia y está a punto de conquistar la cúspide más alta; y en el momento en que se asoma a la última roca, lo recibe un grupo de teólogos que ha estado allí por siglos” (God and the Astronomers [Dios y los astrónomos], 1992, pp. 107-116).

El universo ha estado expandiéndose desde su mismo inicio

El telescopio espacial James Webb ha confirmado que el universo se ha expandido continuamente desde su comienzo.

Según se informa en Space.com: “El [telescopio espacial James] Webb se fabricó para observar las galaxias más lejanas del universo, y a mediados de diciembre [de 2022] los científicos confirmaron que lo habían conseguido. El telescopio ha observado oficialmente las cuatro galaxias más lejanas conocidas, lo que significa también que son las más antiguas . . . Los investigadores confirmaron su edad, analizando los datos del espectrómetro de infrarrojo cercano del telescopio para averiguar a qué velocidad se alejaban las galaxias del telescopio. Este es el corrimiento al rojo de las galaxias: es decir, cuánto se han alargado las longitudes de onda de la luz que emiten a medida que se expande el universo” (Rebecca Sohn, “12 Amazing James Webb Space Telescope Discoveries Across the Universe” [“Doce asombrosos descubrimientos del telescopio espacial James Webb en todo el universo”}, 9 de febrero de 2023).

De hecho, la Biblia revela reiteradamente que el universo se ha expandido desde la creación misma. El profeta Isaías escribió: “Así dice el Eterno Dios, creador del cielo, y el que los despliega; el que extiende la tierra y sus productos; el que da aliento al pueblo que mora sobre ella, y espíritu a los que por ella andan” (Isaías 42:5).

Jeremías añade: “El que hizo la tierra con su poder, el que puso el mundo en orden con su saber, y extendió los cielos con su sabiduría” (Jeremías 10:12).

El cosmos está perfectamente calibrado para la vida compleja

Entre los recientes descubrimientos del nuevo telescopio espacial destacan la rapidez y el orden con que se formaron las galaxias, que incluso contenían elementos metálicos avanzados mucho antes de que los astrónomos predijeran que podrían haberse desarrollado.

Así lo explicó un equipo de astrónomos de la Universidad Cornell (Estados Unidos): “Lo más sorprendente de estas galaxias [observadas por el telescopio Webb], teniendo en cuenta su edad y su masa, fue su metalicidad madura –cantidades de elementos más pesados que el helio y el hidrógeno, como el carbono, el oxígeno y el nitrógeno– que, según el equipo, es similar a la de nuestro Sol. En comparación con el Sol, que tiene unos 4000 millones de años y heredó la mayoría de sus metales de generaciones anteriores de estrellas que a su vez los desarrollaron durante unos 8000 millones de años, estamos observando estas galaxias en un momento en el que el universo tenía menos de 1500 millones de años.

“‘Estamos viendo los restos de al menos un par de generaciones de estrellas que que existieron y desaparecieron en los primeros mil millones de años de existencia del universo, que no es lo que vemos habitualmente’, declaró [el Dr. Amit] Vishwas [investigador asociado]. ‘Especulamos que el proceso de formación de estrellas en estas galaxias debió ser muy eficiente y comenzó precozmente en el universo, sobre todo para explicar la abundancia apropiada de nitrógeno en relación al oxígeno, ya que esta proporción es una medida fiable de cuántas generaciones de estrellas han existido y desaparecido” (“Astronomers Discover Metal-Rich Galaxies in the Early Universe” [“Astrónomos descubren galaxias ricas en metales en los comienzos del universo”], Cornell Chronicle, 27 de febrero de 2023).

He aquí nuevamente la confirmación de que el universo está asombrosamente ordenado y calibrado “para permitir la existencia de vida física”.

La clave para comprender este orden se encuentra en las leyes naturales que Dios estableció desde el principio; nada se dejó al azar. El universo no “evolucionó” a ciegas ni fortuitamente por cuenta propia, como muchos piensan, sino que en realidad fue cuidadosamente diseñado y orquestado como una elegante expansión en la cual la materia, la energía y las fuerzas físicas aparecieron en el momento, lugar y proporciones adecuadas. De hecho, los elementos cósmicos siguen estas leyes físicas interactivas hasta hoy mismo, permitiendo que aparezca y prospere la vida compleja.

La Biblia habla de estas leyes físicas creadas por Dios que controlan el universo para producir orden, armonía y equilibrio. El profeta Jeremías fue inspirado a escribir: “Si yo no hubiera establecido mi pacto con el día ni con la noche, ni hubiera fijado las leyes que rigen el cielo y la tierra . . .” (Jeremías 33:25, Nueva Versión Internacional).

Fuerzas invisibles desconocidas sostienen el 95 % del universo

Otro asombroso descubrimiento realizado por el telescopio espacial James Webb corrobora que el cosmos está controlado por fuerzas invisibles, desconocidas y gigantescas, mientras se precipita hacia el exterior.

En una entrevista del programa 60 Minutos de la CBS con el periodista Scott Pelley, el astrónomo Matt Mountain se refirió al inmenso número de galaxias que ha detectado el telescopio Webb: “No eran artefactos del detector. No eran estrellas extrañas. Todo el cielo estaba colmado de galaxias. No había tal cosa como un cielo vacío. Y fue entonces cuando pensé: ‘Este telescopio va a ser fenomenal’ . . . nos dice que nuestro universo está repleto de galaxias . . . No hay cielo vacío con el James Webb. Esto es lo que hemos descubierto” (“NASA’s Webb Telescope Captures New Views of Stars, Galaxies and the Early Universe” [“El telescopio Webb de la NASA capta nuevas vistas de las estrellas, las galaxias y el universo primitivo”], 9 de abril de 2023).

En un relato posterior, Pelley se refirió a los comentarios de Mountain sobre el hallazgo de que “las galaxias se alejan unas de otras a una velocidad cada vez mayor, desafiando la gravedad. No tiene sentido, así que los científicos deducen que debe haber elementos invisibles en acción. Los llaman energía y materia oscuras”, afirmó Mountain: “Siempre que oiga el término ‘energía oscura’ o ‘materia oscura’, significa que no sabemos lo que es. No somos tan imaginativos. Pero es una fuerza, y constituye el 95 % de nuestro universo. Y no tenemos ni idea de lo que es . . . Tenemos suerte si comprendemos siquiera el 4 % de nuestro universo actual. La astronomía es una disciplina que puede humillarlo mucho a uno”.

Sin embargo, a pesar de que la astronomía es una carrera que debiera mantener humildes a quienes la practican, la mayoría de los científicos actuales siguen negándose a aceptar la conclusión lógica derivada del análisis del universo exquisitamente afinado y adecuado para la vida avanzada: la necesidad de tener en cuenta a un Dios creador.

Curiosamente, la Biblia nos dice que Dios planteó una vez al patriarca Job algunas preguntas clave sobre el cosmos, retos que aún podría plantear a los astrónomos de hoy: “¿Acaso puedes atar los lazos de las Pléyades, o desatar las cuerdas que sujetan al Orión? ¿Puedes hacer que las constelaciones salgan a tiempo? ¿Puedes guiar a la Osa Mayor y a la Menor? ¿Conoces las leyes que rigen los cielos? ¿Puedes establecer mi dominio sobre la tierra? (Job 38:31-33). La respuesta sigue siendo la misma: ¡Dios y su creación del universo están muy por encima de sus capacidades y conocimientos! (Véase Isaías 55:8-9; Eclesiastés 3:11.)

En cuanto a la fuerza invisible que, según se dice, sostiene el 95 % del universo y que tiene perplejos a los científicos, la Palabra de Dios parece hablar de ello al declarar: “Él [Cristo] es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten” (Colosenses 1:15-17). También nos dice que Cristo es “quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder” (Hebreos 1:3).

Así pues, si la energía y la materia oscuras resultan ser de naturaleza espiritual o el resultado del poder espiritual de Dios que interactúa con elementos físicos del cosmos, los científicos nunca descubrirán lo que son por medios físicos, sino que tendrán que limitarse a medir sus efectos detectables.

Secretos divinos revelados

Quizá los hallazgos del nuevo telescopio espacial puedan compararse con las respuestas que dio Arno Penzias, ganador del Premio Nobel de Física 1978 y codescubridor de la radiación cósmica de fondo de microondas [una forma de radiación electromagnética descubierta en 1965 que llena el universo por completo], cuando fue entrevistado por The New York Times hace más de 40 años.

Hablando sobre el descubrimiento de que el universo tuvo un principio y también sobre su expansión, el Sr. Penzias señaló: “Pero me parece que los datos de que disponemos por el momento muestran claramente que no hay ni siquiera suficiente materia en el universo, ni siquiera una tercera parte de lo que se necesitaría para que el universo pudiera alguna vez contraerse”.

Y concluyó con esta notable declaración: “‘Mi argumento es que los mejores datos que tenemos son exactamente los que yo habría predicho si no hubiera tenido nada más que los cinco libros de Moisés, los Salmos, la Biblia en su conjunto’” (Malcolm Browne, “Clues to Universe Origin Expected” [“Se esperan pistas sobre el origen del universo”], 12 de marzo de 1978).

Hoy en día, los asombrosos descubrimientos y fotografías logrados por el telescopio espacial James Webb han confirmado el relato bíblico básico del cosmos, descrito hace miles de años, ¡cuando ni siquiera existían los telescopios! ¿Cómo es posible algo así?

Solo a través de la revelación de Dios. Atesoremos la verdad que él nos revela y vivamos según los preceptos de su Palabra. Como Moisés fue inspirado a escribir, “Las cosas secretas pertenecen al Eterno nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley” (Deuteronomio 29:29). ¡Ojalá todos actuemos conforme a la verdad que tenemos ante nosotros!  BN