“¡Venimos por sus hijos!”

Usted está aquí

“¡Venimos por sus hijos!”

El verano pasado, el Coro de Hombres Gays de San Francisco, EE. UU., recibió una marejada de críticas después de que el grupo publicara un video en Internet en el que sus miembros cantaban sobre el adoctrinamiento de los niños para que acepten la agenda gay. En la primera estrofa, uno de los miembros cantaba a los padres estadounidenses: “Solo están asustados. Creen que vamos a corromper a sus hijos si no se les pone freno a nuestros planes. Curiosamente, y solo por esta vez, tienen razón”.

Después de la airada reacción del público, el grupo se retractó rápidamente y emitió un comunicado afirmando que la canción era simplemente “humor irónico” y que los conservadores “habían sacado de contexto la letra de la canción para apoyar un punto de vista que se ajusta a sus necesidades intolerantes y llenas de odio”.

¿Qué parte de la letra fue “sacada de contexto”? Aparentemente líneas como estas:

“Convertiremos a tus hijos, y lo haremos poquito a poco. Silenciosa y sutilmente, y ustedes ni siquiera se darán cuenta”.

“¡La agenda gay viene a tu casa, la agenda gay ya está aquí”.

“¡Venimos por ellos, venimos por tus hijos!”

La canción concluye con el verso “¡Más aún, te convertiremos en nuestro aliado!”, cantado reiteradas veces por decenas de hombres homosexuales.

Mmmm . . . Recuerdo claramente que en 2015, cuando la Corte Suprema de Estados Unidos estaba escuchando los argumentos para decidir sobre la legalidad del matrimonio gay, a todos se nos aseguró que solo se trataba de un asunto de “igualdad” y que los homosexuales únicamente buscaban el derecho a casarse como cualquier otra persona.

Pero aparentemente eso no fue todo. Desde entonces, en la sociedad estadounidense se han abierto las compuertas a todo tipo de desviaciones sexuales imaginables y todavía más.

No hace mucho que empezamos a escuchar sobre “la hora del cuento de la drag queen [transformistas, hombres que se visten de mujeres para contar cuentos a los niños]” en las bibliotecas locales de todo Estados Unidos. Hoy me enteré de que el famoso fabricante de juguetes estadounidense Mattel ha presentado una nueva muñeca de colección modelada según la ganadora de un concurso televisivo de drag queens. Al indagar un poco más, me enteré de que otro importante fabricante de juguetes de Estados Unidos, Fisher-Price, recientemente estrenó otro conjunto de muñecas claramente destinadas a un público de niños pequeños: drag queens con vestidos y peinados extravagantes.

Mientras tanto, el estado de Florida recientemente aprobó una ley para impedir que los profesores hablen de sexo, identidad de género y orientación sexual a niños de cinco a ocho años. Esta ley se originó en gran parte como respuesta a muchos videos y folletos escolares que aparecieron en las clases en línea de las escuelas públicas cuando estas fueron cerradas debido al coronavirus. Se descubrió que durante estas clases, los maestros de niños de todas las edades animaban a sus alumnos a cuestionar y explorar su identidad sexual y, en algunos casos, ¡a cómo tocarse para obtener placer sexual! (Mientras tanto, como se ha vuelto cada vez más común, los padres que hicieron público este perverso lavado de cerebro fueron censurados y eliminados de las redes sociales).

Los medios de comunicación estadounidenses están trabajando muy duro para lavar el cerebro de nuestros hijos a fin de que acepten estilos de vida sexualmente desviados. La Alianza de Gays y Lesbianas Contra la Difamación (GLAAD, por sus siglas en inglés), se jactó recientemente de que, de los 775 personajes de series populares de la televisión estadounidense en horario de máxima audiencia, casi un 12 % son LGBTQ (lesbianas, gays, bisexuales, transexuales o queer [raro, peculiar, inconformista].

Si estas cifras parecen superar por mucho el porcentaje de la población estadounidense que integra estas categorías, es porque verdaderamente son mucho, mucho más altas que en la realidad, y de manera intencional. Esta representación inflada pretende hacer que tales estilos de vida parezcan normales y atractivos.

¿Está surtiendo efecto todo esto? Solo piense en lo siguiente: un importante estudio reciente descubrió que más del 30 % de los mileniales estadounidenses –básicamente aquellos que hoy tienen entre 20 y 30 años– se identifican como LGBTQ. Los investigadores llegaron a la conclusión de que el aumento se debe especialmente a la cobertura de los medios de comunicación social y noticiosos, que promueven el concepto de LGBTQ como algo “inofensivo y fantástico”.

Tras expresar su contundente desacuerdo con la decisión mayoritaria de la Corte Suprema de EE. UU. de legalizar el matrimonio homosexual, el juez Samuel Alito hizo esta seria advertencia: “La decisión de hoy . . . será utilizada para vilipendiar a los estadounidenses que no estén dispuestos a aceptar la nueva ortodoxia . . . [Será] explotada por aquellos que están decididos a eliminar cualquier vestigio de disidencia . . . Quienes se aferren a las creencias tradicionales [como la institución bíblica del matrimonio] . . . se arriesgarán a ser etiquetados de fanáticos y tratados como tales por los Gobiernos, los empleadores y las escuelas . . . Al imponer sus propios puntos de vista a toda la nación, la mayoría [del tribunal] facilitará la marginación de los numerosos estadounidenses que tienen ideas tradicionales”.

Las palabras del juez Alito resultaron proféticas. Ahora, los que defienden los valores bíblicos (como hacemos mediante la revista Las Buenas Noticias y el programa de televisión Beyond Today en español) son tachados de intolerantes, odiosos, homofóbicos y cosas peores. En la “cultura de la cancelación” de hoy, puntos de vista como los nuestros, basados en la Biblia y en 400 años de valores judeocristianos, son silenciados rutinariamente (lea en nuestra edición anterior “La conspiración para cancelar a Dios”).

Mientras tanto, Dios dice lo siguiente de las culturas como la nuestra, que hacen alarde de sus pecados: “Exhiben su pecado como la gente de Sodoma y ni siquiera tratan de esconderlo. ¡Están condenados! Han traído destrucción sobre ellos mismos” (Isaías 3:9, Nueva Traducción Viviente, énfasis nuestro).

Sí, vienen por nuestros hijos. Y también viene un tiempo de ajuste de cuentas. ¿Estará usted del lado de Dios cuando llegue ese momento?