Una verdad sorprendente: Jesucristo era el Dios del Antiguo Testamento

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Una verdad sorprendente

Jesucristo era el Dios del Antiguo Testamento

Para aprender acerca de Dios debemos ir directamente a la fuente, la Biblia, la cual es su revelación a la humanidad. Esta es la Palabra de Dios, su mensaje para el ser humano.

Muchas personas no comprenden exactamente quién fue y quién es Jesucristo. ¡Es fundamental que lo comprendamos! Queremos ayudarle a aprender todo lo que pueda acerca de Dios el Padre y Jesucristo, y muchas otras cosas. Deseamos que usted llegue a conocerlos personal e íntimamente como su Padre Celestial y su Hermano Mayor. Esto será posible en la medida que desarrolle el hábito de orar y estudiar la Biblia, y de ponerla en práctica en su vida diaria.

Este estudio se enfoca en ciertas escrituras claves que se encuentran en la Biblia, donde Dios revela cosas muy significativas acerca de su naturaleza y sus acciones.

El siguiente relato es el resumen de una historia contada por el fallecido locutor y escritor estadounidense Paul Harvey: Había un hombre no religioso e incrédulo que simplemente no podía tragarse la “historia de Jesús” acerca de la encarnación y de que Dios vino a la Tierra como hombre. Pero una nevosa mañana divisó una bandada de pájaros acurrucados bajo el intenso frío, sin tener dónde refugiarse. Él sintió que no podía dejar a esas pobres criaturas ahí congelándose, y pensó en su establo. Éste les serviría como acogedor albergue — si solamente lograba dirigir a los pájaros a él.

Rápidamente fue al establo, abrió las puertas de par en par y prendió la luz, pero los pájaros no entraron. Entonces se le ocurrió atraerlos con comida; corrió a la casa, tomó unas migas de pan y las esparció en la nieve, haciendo con ellas un sendero hasta la puerta del establo.

Pero, para sorpresa suya, los pájaros ignoraron las migas y continuaron aleteando inútilmente en la nieve. Él intentó atraparlos; trató de ahuyentarlos en dirección al establo caminando alrededor de ellos y agitando sus brazos, pero en vez, los pájaros se dispersaron en todas direcciones, excepto en la del acogedor y alumbrado establo.

Y, de repente, se dio cuenta de que le tenían miedo. “Para ellos”, razonó él, “soy una criatura extraña y aterradora. Si solo se me ocurriera alguna forma de hacerles entender que pueden confiar en mí, que no estoy tratando de causarles daño, sino de ayudarlos”. Pero, ¿cómo? Cualquier movimiento que hacía tendía a asustarlos y simplemente no lo querían seguir. No se dejaban guiar porque le temían.

“Si solo pudiese transformarme en un pájaro”, pensó para sí mismo, “y socializar con ellos y hablar su lenguaje. Entonces podría decirles que no hay nada que temer y podría mostrarles el camino al tibio y seguro establo. Pero tendría que ser uno de ellos para que pudiesen ver, oír y comprender”.

Ese pensamiento se convirtió en una súbita revelación. Estupefacto, se acordó del mensaje fundamental “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros” (Juan 1:14). De pronto, ¡el evangelio que había escuchado adquirió absoluto sentido, y cayó de rodillas sobre la nieve!

- ¿Qué nos dice la Biblia acerca del Padre y del Hijo – la familia Dios?

Muchas personas están confundidas en relación a este tema. Hay un solo Dios, pero Dios es una familia, la cual está constituida por Dios el Padre y Dios el Verbo, quien se convirtió en el Hijo de Dios, Jesucristo (Juan 1:1, 14). Ellos son además “uno”, en el sentido de que el Padre y el hijo son idénticos en carácter.

Note los términos plurales en Génesis 1:26: “Entonces dijo Dios: Hagamosal hombre a nuestraimagen, conforme a nuestrasemejanza” (énfasis nuestro en todo este artículo).

La Biblia claramente identifica a dos seres que existen juntos como un solo Dios. Pero, ¿qué sucede con el Espíritu Santo? La Biblia no describe al Espíritu Santo como un ser divino distinto, como muchos creen. Éste es revelado como el Espíritu de Dios el Padre y de Jesucristo, es decir, el poder que emana de sí mismos y que ellos usan para muchos y variados propósitos.

La idea de que Dios es una “trinidad” se hizo popular siglos después de la época de Jesucristo, y no es enseñada en la Biblia. Tal concepto se originó en el paganismo de la antigüedad. La Biblia está llena de pruebas de que Dios no es una trinidad, pero ese es tema para otra lección.

- Primero, ¿podemos probar que Jesús existió antes de su nacimiento humano?

“Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese” (Juan 17:5).

“Padre . . . me has amado desde antes de la fundación del mundo” (Juan 17:24).

“Y [Jesús] les dijo: Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo” (Lucas 10:18).

En Lucas 10, Jesús se refiere a la caída de Satanás que ocurrió antes de la creación de Adán y Eva. Se pueden citar muchas otras escrituras que prueban que Jesús existió antes de su nacimiento humano. Por ejemplo, Lucas 10:22 muestra que Jesús, y solamente Jesús, tuvo un conocimiento de Dios íntimo y de primera mano. La siguiente sección prueba aún más la preexistencia de Jesús.

- ¿Fue Jesucristo también Dios antes y después de su encarnación?

“He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros” (Mateo 1:23, citando Isaías 7:14).

“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios,y el Verbo era Dios.Este era en el principio con Dios . . . Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros(y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad” (Juan 1:1-2, 14).

“Yo [Jesús] y el Padre uno somos” (Juan 10:30).

En Juan 1 vemos que “en el principio” había dos seres, y que ambos eran Dios. El resto del capítulo claramente muestra que Aquel llamado el Verbo era quien llegó a ser Jesucristo. Él fue encarnado  —“fue hecho carne”— al nacer como humano, pero había existido por toda la eternidad antes de ello.

El Nuevo Testamento está lleno de pruebas de que Jesús era Dios. Jesús hizo lo que solo Dios puede hacer: perdonar los pecados. Pablo se refiere a Jesús en Tito 1:3 y 2:10 como “Dios nuestro Salvador”. Y como Jesús era y es Dios, ¡esto significa que ha existido por toda la eternidad!

- ¿Qué pasaje muestra más claramente que Jesús era el Dios del Antiguo Testamento?

“Porque no quiero, hermanos, que ignoréis que nuestros padres todos estuvieron bajo la nube, y todos pasaron el mar; y todos en Moisés fueron bautizados en la nube y en el mar, y todos comieron el mismo alimento espiritual, y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía [o acompañaba], y la roca era Cristo” (1 Corintios 10:1-4).

Claramente, el Dios que guió a los Israelitas fuera de Egipto, a través del Mar Rojo y hacia la Tierra Prometida, ¡fue quien posteriormente se convirtió en Jesucristo! Él les proveyó maná para comer (Éxodo 16:4, 31, 35) y agua para beber, a veces incluso de la roca sólida (Éxodo 17:6). La referencia a la comida y la bebida como algo “espiritual” tiene un doble significado: ambas eran proporcionadas de manera sobrenatural, y además representaban el sustento espiritual que Jesucristo les estaba dando mediante el pan y el agua de vida (Juan 4:14; 6:30-35).

- ¿Qué dicen el Nuevo Testamento y Jesucristo mismo acerca de Dios el Padre, que comprueba que el Padre no era el Dios del Antiguo Testamento?

“Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer” (Juan 1:18).

“También el Padre que me envió ha dado testimonio de mí. Nunca habéis oído su voz, ni habéis visto su aspecto” (Juan 5:37).

“No que alguno haya visto al Padre, sino aquel que vino de Dios; éste ha visto al Padre” (Juan 6:46).

El Dios del Antiguo Testamento muchas veces apareció de manera visible y audible frente a distintas personas, y si comparamos estos hechos con los versículos del evangelio de Juan citados más arriba, es fácil comprobar que no se trataba de Dios el Padre.

- ¿Quién fue el verdadero Creador del universo, la Tierra y todas las cosas?

“Porque en él [Jesucristo] fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten” (Colosenses 1:16-17).

 “Todas las cosas por él [el Verbo] fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho” (Juan 1:3; vea también Hebreos 1:1-2).

Dios el Padre autorizó la creación, pero el Verbo, Aquel que se convirtió en Jesucristo, fue quien realmente llevó a cabo la creación. Juan 1:3 se refiere claramente a Jesucristo, tal como muestra el resto del capítulo. Colosenses 1:17 verifica que él tuvo que existir “antes de todas las cosas”, ya que él creó todas las cosas.

- ¿Quién hizo originalmente el sábado y lo declaró santo?

“Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo. Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación” (Génesis 2:2-3).

“También [Jesús] les dijo: El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo. Por tanto, el Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo” (Marcos 2:27-28).

La palabra santificar significa apartar algo como sagrado o santo. El Dios Creador descansó en el séptimo día, santificándolo, y los versículos que hablan de Jesús como el Creador en representación del Padre afirman claramente que Jesús también es Aquel que descansó. Aún más, el señorío de Jesús sobre el sábado en Marcos 2:28 implica que él fue quien lo santificó.

- ¿Cómo es que el nombre “Yo soy” ayuda a comprobar que Jesús fue el Dios del Antiguo Testamento?

“Dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé? Y respondió Dios a Moisés: Yo soy el que soy. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: Yo soy me envió a vosotros” (Éxodo 3:13-14).

“Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy.Tomaron entonces piedras para arrojárselas; pero Jesús se escondió y salió del templo; y atravesando por en medio de ellos, se fue” (Juan 8:58-59).

¿Por qué razón los adversarios judíos de Jesucristo intentaron apedrearlo en esta ocasión? Porque él se refería a sí mismo con uno de los nombres de Dios,  el nombre con el cual Dios se reveló personalmente  a Moisés. Los judíos se habrían enojado si Jesucristo solo hubiese dicho “antes que Abraham fuese, yo fui” o “antes que Abraham fuese, yo existí”. Pero cuando Jesucristo se refirió a sí mismo como “Yo soy”, ellos se enfurecieron porque él claramente se estaba identificando como Dios.

Otros pasajes bíblicos donde Jesús se refirió a sí mismo como “Yo soy” son Juan 8:24, 28; 13:19; 18:5, 8. Note en Juan 18:6 que cuando Jesús se identificó a sí mismo como “Yo soy” frente al grupo de personas que lo arrestaron, ellas fueron arrojadas al suelo de manera sobrenatural.

Note cómo “Yo soy” está incluido cuando Jesucristo se identifica a sí mismo como “el pan de vida” (Juan 6:48), “la luz del mundo” (Juan 8:12), “la puerta” (Juan 10:9), “el buen pastor” (Juan 10:11), “la resurrección y la vida” (Juan 11:25), “el camino, la verdad, y la vida” (Juan 14:6) y “la vid verdadera” (Juan 15:1). Estas afirmaciones de Jesucristo se conocen como “los siete grandes Yo soy”. Es significativo que  Dios a veces se identifica en el Antiguo Testamento de la misma manera, como nuestro pastor, nuestra luz y nuestra vida.
 

- ¿Qué podemos aprender al estudiar el tema de Melquisedec?

“Entonces Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino” (Génesis 14:18).

“[Melquisedec] sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre” (Hebreos 7:3).

“. . . y habiendo sido perfeccionado, [Jesús] vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen; y fue declarado por Dios sumo sacerdote según el orden de Melquisedec” (Hebreos 5:9-10).

Melquisedec se le apareció a Abraham como rey y como sacerdote. De hecho, él era el “Rey de justicia” y el “Rey de paz” (Hebreos 7:1-2). El versículo 3 revela que él era un ser divino y eterno, “que ni tiene principio de días, ni fin de vida” y cuyo sacerdocio no tiene fin. Una cuidadosa lectura de Hebreos 7 comprueba que Melquisedec era el Verbo, Aquel que se convirtió en Jesucristo.

- ¿Hubo un gran cambio en el carácter divino entre el Antiguo y el Nuevo Testamento?

“Porque yo el Eterno no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos” (Malaquías 3:6).

“Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos” (Hebreos 13:8).

Ambos versículos describen al mismo ser. Él fue muy misericordioso con la antigua Israel, aunque finalmente la juzgó, y continúa siendo misericordioso hasta hoy en día, al punto de haber muerto por nuestros pecados. Pero aun cuando él vendrá a juzgar, su misericordia prevalece (Santiago 2:13). De hecho, es la misma misericordia que posee el Padre (2 Juan 1:3).

¡Saber que el Dios del Antiguo Testamento fue el mismo que llegó a ser Jesucristo deja en evidencia la falsa idea de que el carácter del Dios del Antiguo Testamento y el de Jesucristo en el Nuevo Testamento eran distintos! Ellos son uno solo y el mismo. Este conocimiento también confirma que hay una perfecta continuidad y armonía entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. El Antiguo Testamento sirve como base de las revelaciones futuras en el Nuevo Testamento.

Como hemos visto, Jesucristo vino a revelar al Padre; por lo tanto, al contrario de la creencia popular, el Antiguo Testamento revela al Verbo, quien vino a ser Jesucristo, ¡y el Nuevo Testamento revela al Padre!

Ponga esto en práctica ahora mismo

Si antes de leer esta lección usted pensaba que el Dios que habló y apareció en el Antiguo Testamento era Dios el Padre, ¡puede que ahora le resulte difícil cambiar su perspectiva! Para comenzar, anote tres o más cosas relevantes que usted recuerde acerca de Dios en el Antiguo Testamento, y luego sustituya con “el Verbo” la sección que usted previamente interpretaba como “el Padre”.

Luego anote tres o más cosas importantes que usted recuerde acerca de Jesucristo en el Nuevo Testamento, y medite en cómo ese mismo Jesucristo fue también el divino ser que habló e interactuó con los seres humanos a lo largo del Antiguo Testamento. Una vez que se acostumbre a esta perspectiva, ¡la Biblia entera tendrá más sentido para usted!

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