Las crisis en Cuba y Haití: ¿Cuál es su impacto global?

Usted está aquí

Las crisis en Cuba y Haití

¿Cuál es su impacto global?

Desde la promulgación de la llamada Doctrina Monroe en 1823 (que lleva el nombre del presidente James Monroe), Estados Unidos generalmente ha considerado que la influencia de cualquier otra potencia en el hemisferio occidental, es decir, vecinos cercanos que afecten los intereses estadounidenses, no es bien recibida.

Las recientes protestas masivas en Cuba y un asesinato político en Haití han llamado nuestra atención hacia estas dos naciones caribeñas y su importancia estratégica para el equilibrio del poder mundial. Si una gran potencia extranjera hiciera presencia o, peor aún, tuviera algún control sobre estos dos países, ello supondría una seria e inminente amenaza para Estados Unidos. Además, cambiaría una dinámica poco entendida en la geopolítica bíblica. Veamos lo que está sucediendo para que comprendamos su importancia en el contexto mundial.

Disturbios en Cuba

En julio estallaron manifestaciones masivas en 20 ciudades de la nación insular cubana. Desde 1959 Cuba ha sido gobernada por la dictadura socialista instaurada por Fidel Castro, y ahora está en manos de sus sucesores. La que fuera una próspera nación insular en la década de 1950, es hoy un país en bancarrota y empobrecido, dirigido por una élite corrupta.

“Todos los datos disponibles . . . muestran que antes de que Castro asumiera el poder, Cuba distaba mucho de encontrarse en una situación desastrosa. En 1958, el ingreso per cápita cubano duplicaba al de España y Japón. Cuba tenía más médicos y dentistas per cápita que Gran Bretaña. Era el segundo en América Latina en tenencia de automóviles y teléfonos per cápita, y el primero en cantidad de televisores por habitante. Los cubanos podían entrar y salir libremente del país” (Guy Milliere, The Cuban People Deserve Freedom: Where Is the US Help? [El pueblo cubano merece la libertad: ¿Dónde está la ayuda de Estados Unidos?] Instituto Gatestone, 25 de julio de 2021).

El gobierno reaccionó rápidamente ante las protestas recientes. El acceso a Internet fue restringido y se silenciaron las noticias. Taparon el hervidero, y la información ha tardado en salir a la luz. Las impresiones que se tienen de Cuba son muy dispares y distorsionadas debido a la desinformación y falta de libertades, y el contacto entre Cuba y Estados Unidos está muy limitado.

Si bien la nación se encuentra a solo 160 kilómetros de la costa de Florida, hay restricciones para viajar hasta allá. Los refugiados cubanos han fortalecido su presencia en Florida y los Estados Unidos en general. La generación de la posguerra recuerda la cercanía como una preocupación del pasado, particularmente por la crisis de los misiles cubanos en 1962, cuando la Unión Soviética liderada por Rusia instaló misiles con ojivas nucleares en la isla. El consecuente enfrentamiento llevó a las dos superpotencias nucleares al límite, como ejemplo clásico de hostilidades de la Guerra Fría.

Hoy en día es común que entre los críticos de la política estadounidense se afirme que la causa de la pobreza en Cuba ha sido el embargo de bienes y servicios a la isla por décadas, pero tal afirmación omite mucho de la historia. Cuba ha tenido la libertad de comerciar con cualquier otra nación. Cuando colapsó la Unión Soviética, Rusia no retuvo a Cuba como Estado cliente. Venezuela intervino y durante muchos años utilizó los ingresos de su riqueza petrolera para ayudar financieramente a la isla.

El culpable de la pobreza actual de Cuba en realidad es el fallido gobierno comunista y socialista de la nación. Los ciudadanos protestan porque sufren a causa de un gobierno fracasado y de sus líderes corruptos. La vida en Cuba es una realidad dolorosa. La nación está atrapada en un túnel del tiempo.

Ubicación estratégica

Observe la posición de Cuba en el mapa: está justo en medio de la entrada y salida del golfo de México. Dos de los puertos más importantes de Estados Unidos, Houston y Nueva Orleans, dependen de la libre navegación a través de estas aguas. La libertad para transitar en esta área siempre ha sido vital para los intereses económicos y de seguridad de los Estados Unidos.

La ubicación de Cuba genera dos estrechos, pasos críticos como “cuellos de botella”. Una potencia hostil que controlara esta isla podría ejercer un control estratégico sobre el poder estadounidense. Desde principios del siglo XIX, a los líderes estadounidenses les preocupaba con razón que las potencias europeas (Gran Bretaña, España, Francia y Rusia) pudieran tener una ventaja de poder controlando Cuba y estos estrechos. De ahí el surgimiento de la Doctrina Monroe mencionada al comienzo.

Situación similar en Haití

A la par con los disturbios cubanos, Haití, el más pobre y desdichado de los países caribeños, fue sacudido por el asesinato de su presidente, Jovenel Moise. Hombres armados entraron en la casa presidencial, le dispararon 12 veces e hirieron a su esposa, lo que sumió a la inestable y empobrecida nación en un caos mucho peor. Moise no era un líder popular, como la mayoría de los presidentes haitianos, y no se lamentó su pérdida, pero sí dejó un vacío de poder.

Haití fue alguna vez “la Joya de las Antillas”, y sus recursos naturales la convirtieron en una de las islas más ricas del mundo. Producía caña de azúcar, café, algodón, arroz y ron. También era un puerto para las grandes riquezas de América Central y del Sur.

En 1802, una rebelión de esclavos haitianos contra el dominio francés culminó con la creación de una nación independiente, dirigida por antiguos esclavos. Debido a la fiebre amarilla y al astuto liderazgo de los esclavos rebeldes, los franceses se retiraron. La pérdida del control de Haití fue un factor primordial en la decisión de Napoleón de abandonar el hemisferio y vender el vasto territorio francés del Nuevo Mundo a los Estados Unidos, lo que se convertiría en la mayor transacción inmobiliaria de la historia: la Compra de Luisiana.

Desde entonces, Haití ha experimentado un prolongado descenso hacia la cleptocracia [gobierno cuyos líderes corruptos se valen de su poder político para adueñarse de la riqueza de su nación]. El país es hoy un Estado fracasado. Sus propios líderes y las potencias extranjeras le han fallado. Actualmente no ha surgido ningún líder que haya tenido la visión, la sabiduría o la capacidad para controlar eficazmente la nación y mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos. Tal es la interminable tragedia de Haití.

Peligro de una potencia extranjera

Si Cuba o Haití cayeran bajo el control de una potencia hostil a los intereses de Estados Unidos, podría inclinarse la balanza del poder mundial. Se sabe que China ha estado trabajando en Cuba, construyendo allí una infraestructura de telecomunicaciones. La participación que tiene China en todo el mundo es parte de su esfuerzo por mostrar influencia y poder.

China no ha ocultado su intención de reemplazar a Estados Unidos como la principal potencia mundial, y va por buen camino. Sin embargo, no quiere afrontar una guerra directa con la nación norteamericana. El resultado sería incierto y un riesgo que no quiere correr. Más allá de continuar preparando una fuerza naval y un ejército poderosos, China manifiesta su poderío de otras maneras. A través de préstamos, tecnología y construcción de infraestructura pesada en naciones más pobres como Cuba, gana presencia, aunque no siempre lo suficientemente amplia como para ejercer un control eficaz.

Si los chinos llegaran a controlar una isla crucialmente estratégica como Cuba o Haití, aunque por ahora no hay evidencia de que estén tratando de hacerlo, podría producirse el punto de partida para definir un cambio en la estructura de poder. Si los dirigentes cubanos deciden que necesitan un nuevo “líder” que pueda proporcionar el dinero y la tecnología necesarios, China podría intervenir. Una presencia china que controle Cuba o cualquier otro lugar del hemisferio occidental podría cambiar el equilibrio de poder y, en particular, el papel histórico de Estados Unidos como potencia regional y mundial. Es por eso que los disturbios en Cuba y Haití son algo a lo que Estados Unidos y el mundo deben prestarle atención.

“La Doctrina de Abraham”

La posición histórica de Estados Unidos en el mundo es parte de un propósito más amplio, relacionado con las promesas que Dios le hizo al patriarca bíblico Abraham. Por haber sido obediente, Dios hizo un pacto con Abraham prometiéndole que su nombre sería grande y sus descendientes se convertirían en una gran nación y en una bendición. Dios prometió que por medio de Abraham todas las naciones de la Tierra serían bendecidas (Génesis 12:1-3).

Esta bendición espiritual y física multifacética se ha prolongado hasta el mundo moderno y sigue vigente. Jesucristo, la simiente o descendencia suprema de Abraham, es el medio de salvación espiritual para todos los pueblos, tanto ahora como en el futuro. La dimensión física de esta bendición del pacto se encuentra en los tiempos modernos principalmente en las naciones de habla inglesa, de las cuales Estados Unidos es ahora el líder. (Para obtener más información sobre esto, asegúrese de leer nuestra guía de estudio gratuita que ofrecemos al pie de la página).

Una dimensión importante de esta promesa se encuentra en Génesis 22:17, donde Dios dijo que los descendientes de Abraham “poseerían la puerta de sus enemigos” (ver también Génesis 24:60). Históricamente entendidas como ubicaciones geográficas vitales para el transporte y el dominio económico y político regional, estos lugares, a veces llamados cuellos de botella, como se señaló antes, tales como el estrecho de Malaca, el canal de Panamá, los principales puertos marítimos y otras posiciones estratégicas como el cabo de Buena Esperanza y el cabo de Hornos, han hecho posible que naciones como Gran Bretaña y Estados Unidos mantengan su poder e influencia.

La Doctrina Monroe no solo fue una propuesta geopolítica orientada al futuro, sino también parte integral de un proceso histórico que cumplió las antiguas promesas hechas a Abraham, de importancia fundamental para comprender el aspecto profético de la historia. Un estudio de esta historia debería llevarnos a la conclusión de lo que podríamos llamar “la Doctrina de Abraham”. Dios ha cumplido sus promesas a Abraham, y la historia moderna refleja ese plan y propósito divinos. Sin este entendimiento, es difícil encontrarle sentido a la situación del mundo moderno y comprender lo que dice la profecía bíblica acerca del rumbo de los eventos.

¡Lo que en apariencia son solo hechos aislados en países pequeños, adquiere un notable significado cuando se entiende en el contexto de los planes de Dios para las naciones! BN