Identidad sexual
Otro ataque a la autoridad bíblica
Poco antes de ser ejecutado, el apóstol Pablo nos entregó por escrito esta solemne advertencia: “. . . en los últimos días, habrá tiempos muy difíciles. Pues la gente solo tendrá amor por sí misma y por su dinero. Serán fanfarrones y orgullosos, se burlarán de Dios . . . No considerarán nada sagrado” (2 Timoteo 3:1-2, Nueva Traducción Viviente, énfasis nuestro en todo este artículo).
Todavía no estamos en esos “últimos días” finales. ¡Pero indudablemente vemos que se están sentando y desarrollando las bases para ello en forma de ataques insidiosos, tanto a la autoridad bíblica como a la santidad de la familia ordenada por Dios! Es fundamental que todos nos demos cuenta de cuán profundo es este continuo desmoronamiento de la sociedad y su alejamiento de la Palabra de Dios.
El inicio del año trajo consigo preocupantes noticias relacionadas con el primer ministro canadiense Justin Trudeau, quien anunció en tono de celebración: “Es oficial: la legislación de nuestro gobierno, que prohíbe la práctica despreciable y degradante de la terapia de conversión [LGBTQ] . . . ya es ley”.
Dicho proyecto, que ya es oficial y modifica el código penal de Canadá, estrena un lenguaje inusualmente peligroso. Falsamente afirma y sugiere que los modelos bíblicos de la familia y los roles familiares que millones de personas han conocido desde siempre, no son más que “un mito”. Además, prohíbe cualquier intento de “obligar” formalmente a alguien que siente atracción hacia personas del mismo sexo a “convertirse” y adoptar una orientación heterosexual bíblica (sometiéndose a la llamada “terapia de conversión”), criminalizando tales actos y añadiendo posibles penas de cárcel de hasta cinco años.
Según esta ley promulgada en enero, “terapia de conversión” es el nombre de una práctica, tratamiento o servicio diseñado para cambiar la orientación homosexual de una persona a una heterosexual, o para cambiar la identidad transgénero de una persona al género masculino o femenino que tenía al nacer. Esta ley condena además cualquier esfuerzo por reprimir o reducir la atracción hacia personas del mismo sexo y también las conductas sexuales, identidad o expresión transgénero.
No hace falta ser experto en leyes para reconocer cómo podría aplicarse este nuevo estatuto a alguien que enseña la verdad bíblica sobre las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo, descrita en Levítico 18 y 20, Romanos 1 y 1 Corintios 6.
Desconociendo los hechos biológicos, la nueva ley canadiense afirma erróneamente: “Por tanto, la terapia de conversión causa daño a la sociedad porque, entre otras cosas, se basa en mitos y los propaga . . . incluyendo el mito de que se debe preferir la heterosexualidad, la identidad de género cisgénero [o biológico] y la expresión de género que corresponde al sexo asignado a una persona al nacer”.
Desde luego, esto se contrapone a la verdad bíblica de que Dios creó a los seres humanos como varón y hembra (Génesis 1:27; 5:2; Mateo 19:4; Marcos 10:6). Además, durante miles de años de historia humana se ha entendido que la raza humana se divide en dos sexos.
Mientras tanto, el Congreso de los Estados Unidos sigue desarrollando su propia versión de este decreto con la llamada “Ley de Igualdad”. Ahora que ya fue aprobada por la Cámara, el Senado la evaluará a finales de este año. Actualmente no contempla ninguna exención religiosa. Si se aprueba, sería una infracción grave a los derechos de libertad religiosa garantizados por la Constitución de los Estados Unidos.
Cómo se siembra confusión en la comunidad médica
¡Solo piense en lo absolutamente disparatado que es esto! Mientras preparo este artículo, la condición médica llamada disforia de género (el sentimiento o convicción patológicos de que uno ha nacido en el cuerpo equivocado) actualmente está catalogada formalmente como un trastorno en el Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría.
Pero a pesar de esta lista formal, los profesores de las facultades de medicina actualmente están sembrando todo tipo de confusión entre sus estudiantes. En su artículo sobre estos acontecimientos en Estados Unidos, la revista británica The Economist informó en enero que las facultades de medicina estadounidenses ahora enseñan a sus estudiantes algo inaudito: que “la disforia de género no es una enfermedad mental” (Trans Ideology Is Distorting the Training of America’s Doctors [La ideología trans está distorsionando el entrenamiento de los doctores en Estados Unidos], 8 de enero de 2022).
La revista pregunta: “¿Cómo se ha acogido la ideología trans en las facultades de medicina?” En respuesta, señala que aunque la llamada “medicina trans” todavía no forma parte del currículo básico de las escuelas de medicina, la mayoría de los estudiantes “entienden” que, como futuros médicos, ¡deben apoyar “sin críticas ni cuestionamientos” las solicitudes de “cambio de género” de “niños de tan solo nueve años!” The Economist señala alarmado que estos “tratamientos” han “causado un daño irreversible a los cuerpos de algunos jóvenes”.
Tenemos que reconocer esto por lo que es: ¡un perverso intento de socavar y corromper la enseñanza bíblica! Y, trágicamente, está empeorando. Francia se halla en las etapas finales de promulgación de una normativa similar respecto a la “terapia de conversión” y de género, y el Parlamento británico comenzó el proceso para decretar prohibiciones similares en diciembre de 2021.
The Economist señala que esta tendencia no es globalmente aceptada entre los profesionales de la salud: “Gran parte de lo que se conoce como medicina de género se ha llevado a cabo de forma imprudente, sin preocuparse por el bienestar a largo plazo de los pacientes. Sin embargo, incluso dentro del campo médico, las dudas se están extendiendo. Los hospitales de Finlandia y Suecia han dejado de recetar medicamentos para bloquear la pubertad a los menores de 18 años . . . En Estados Unidos, donde cualquier desviación de la afirmación de género corre el riesgo de provocar ataques en las redes sociales, destacados médicos especializados en género sexual han empezado a preocuparse de que los medicamentos de bloqueo de la pubertad y las cirugías en esta etapa se hayan hecho disponibles con demasiada facilidad”.
La importantísima perspectiva bíblica
Permítanme hablar sin rodeos. La Biblia se expresa con toda claridad y autoridad: el matrimonio diseñado por Dios solo puede ser posible entre un hombre y una mujer biológicos. La Biblia solo permite o alienta la actividad sexual dentro de los límites de un matrimonio bíblicamente definido. Los actos sexuales entre hombre y hombre o entre mujer y mujer no están permitidos y son condenados por la santa Palabra de Dios. Estas son enseñanzas fundamentales e inviolables.
Sin embargo, estas enseñanzas bíblicas acerca de las relaciones entre personas del mismo sexo son objeto de continuos ataques. Irónicamente, incluso mientras se distribuía la edición de enero-febrero de Las Buenas Noticias con el detallado informe sobre el descubrimiento arqueológico de lo que podría ser Sodoma, una ciudad destruida por Dios en parte por la depravación sexual de sus habitantes, el periódico Washington Times publicó en primera plana una historia sobre una nueva versión de la Biblia que interpreta una palabra griega (arsenokoitai) en 1 Corintios 6:9 como “hombres que se dedican al sexo ilícito”, cuando tradicionalmente ha sido traducida como “sodomitas”.
Este cambio deliberadamente diluye el significado que claramente se pretende. La palabra griega “arsenokoitai” en 1 Corintios 6:9 es traducida correctamente como "Los que . . . practican la homosexualidad” por la versión Nueva Traducción Viviente, y como “hombres que tienen relaciones sexuales con otros hombres” por la versión Traducción en Lenguaje Actual.
Refiriéndose a la prohibición de relaciones sexuales entre personas del mismo sexo en Levítico 18 y 20, el erudito Kevin DeYoung explica: “Pablo está usando explícitamente esta enseñanza [de Levítico] en el Nuevo Testamento . . . dado el contexto en Levítico y cómo se utiliza en otros lugares con posterioridad al Nuevo Testamento, se refiere a hombres que tienen relaciones sexuales con otros hombres. Y en realidad no hay ninguna otra interpretación que tenga mejor sentido de la evidencia, tanto en la primera literatura cristiana como (y especialmente) en el Antiguo Testamento”.
Vivir por la Palabra de Dios en tiempos peligrosos
Proyectándonos al futuro, ¿qué significa todo esto para quienes creen y enseñan las normas y los mandamientos bíblicos? Si bien se nos instruye “Clama a voz en cuello, no te detengas” (Isaías 58:1) para denunciar los pecados de nuestra sociedad, Jesús también nos advierte: “He aquí, yo os envío como ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes y sencillos como palomas” (Mateo 10:16).
Quienes producimos Las Buenas Noticias corremos el riesgo de que se nos tache falsamente con las absurdas etiquetas políticas de “homofóbicos” o “transfóbicos”, pero la verdad es que no somos ninguna de las dos cosas y debemos dejarlo claro. Reconocemos que todos somos pecadores y que gran parte de la vida humana es una lucha. No debemos odiar o condenar al pecador, pero sí debemos odiar el pecado. Debemos mostrar empatía a los demás, esforzándonos por ser una luz para el mundo con nuestro ejemplo (Mateo 5:14), pero de ninguna manera debemos respaldar conceptos bíblicamente fraudulentos.
Como cristianos diligentes, todos debemos reconocer los tiempos en que vivimos y cimentarnos sólidamente en la verdad bíblica de Dios. Debemos orar pidiendo protección, especialmente por nuestros jóvenes. Como se informó a principios de este mes, muchos miembros de la generación Z (personas nacidas entre los años 1997 y 2012) piden abiertamente a los grupos religiosos que adopten plenamente el estilo de vida y los valores LGBTQ, lo cual ejerce una enorme presión sobre nuestros adolescentes y adultos jóvenes.
Esto se veía venir desde hace largo tiempo. Muchos eruditos de prestigio, líderes gubernamentales, personajes del mundo de la farándula y otros, han intentado blandir su hacha irreligiosa contra la autoridad bíblica.
Dios nos librará de nuestros temores (Salmos 34:4), pero debemos enfrentar con sabiduría, seriedad y oración los “tiempos peligrosos” en los que estamos entrando. Todos debemos “[contender] fervientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos” (Judas 3). Y como proclamó Pedro: “¡Sálvense de esta generación perversa!” (Hechos 2:40, NVI). BN