Fe: Una cualidad espiritual indispensable

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Fe: Una cualidad espiritual indispensable

Como a menudo hace notar nuestra revista Las Buenas Noticias, las evidencias de un diseño en el reino natural, incluido el cuerpo humano, los continuos descubrimientos arqueológicos y otros hallazgos de diversa índole, ayudan a demostrar la exactitud de la Biblia. Sin embargo, ¿son los hechos y la información todo lo que se necesita para que conozcamos, honremos y amemos a Dios, o hay acaso otra cualidad crucial que debe tomarse en cuenta?

Las Escrituras dan la respuesta en la siguiente declaración importante: “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan” (Hebreos 11:6, énfasis nuestro en todo este artículo). Por lo tanto, aunque el conocimiento y la evidencia son elementos esenciales para llegar a reverenciar a Dios, las personas también necesitan demostrar una fe genuina en él y en su Palabra, la Biblia, para tener una relación profunda y satisfactoria con él.

Teniendo esto en cuenta, en la sociedad actual se ha hecho evidente un enorme problema: son muchísimas las personas que no tienen ni idea de lo que es realmente la verdadera fe en Dios ni de por qué es de suma importancia en sus vidas. Durante su ministerio terrenal, Jesucristo hizo una conmovedora pregunta respecto a su futura segunda venida: “No obstante, cuando venga el Hijo del Hombre, ¿encontrará fe en la tierra?” (Lucas 18:8).

La profecía de Cristo, que se refiere al mismo periodo al que el mundo se está acercando hoy, especifica que habría una enorme ausencia de fe. Pero ¿por qué? ¿Podría deberse en gran parte a que la gente ha depositado su fe en la ciencia y la tecnología y no en el Dios Eterno y su mensaje revelado a la humanidad?

Un asunto vital, que conviene dilucidar, es este: ¿Qué es exactamente la fe genuina? Hebreos 11:1 explica que “la fe muestra la realidad de lo que esperamos, es la evidencia de las cosas que no podemos ver” (Nueva Traducción Viviente). En otras palabras, la fe divina es la prueba o verificación de lo que una persona aún no tiene. La fe precede el recibimiento real de lo que Dios promete en la Biblia. Además, la fe confirma que lo que Dios dice en su Palabra es verdadero. De hecho, la fe consiste en aceptar con plena seguridad que él actuará de acuerdo con lo que ha declarado en las Escrituras.

No es un simple sentimiento o emoción

Por lo tanto, la fe verdadera, que es confianza y seguridad absolutas en Dios, es una cualidad espiritual indispensable que todas las personas necesitan para poder agradarle. En este contexto, el apóstol Pablo describió el ejemplo de fe que demostró el antiguo patriarca Abraham: “Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido” (Romanos 4:20-21).

¿Qué más se puede determinar acerca de la fe? No es lo que captamos a través de los sentidos físicos de la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto. En cambio, la fe es una cuestión espiritual. Mora en nuestra mente como parte de nuestros pensamientos. Sin embargo, la fe no es un sentimiento o una sensación emocional, sino una profunda confianza en Dios y en sus promesas como algo absolutamente fiable (2 Pedro 1:4).

Los atributos espirituales como la fe funcionan a un nivel espiritual. La fe no se discierne a través de los sentidos físicos, ya que estos simplemente no pueden percibir la ocurrencia de algo espiritual. Aun así, la gente puede decir cosas como: “No tengo la sensación de que voy a recibir una respuesta a mis oraciones”. Pero la fe no depende de los sentimientos, porque no suscita emociones y sensaciones. Más bien, la verdadera fe cristiana es una cuestión de confianza profunda y duradera en Dios y en sus palabras en la Biblia, donde se revelan sus promesas.

Puesto que Dios es todopoderoso y no está sujeto a limitaciones físicas (Hebreos 11:3), tiene formas ilimitadas de ayudarle, responder a sus peticiones y proporcionarle todo lo que se ha comprometido a hacer. Uno no tiene por qué saber cómo cumplirá él sus promesas, ya que puede actuar de formas que no esperamos (Isaías 55:8-9).

Su papel consiste simplemente en pedir con fe, humilde y confiadamente, y Dios cumplirá sus compromisos de la manera y en el momento más apropiados. Puesto que Dios obra de maneras poderosas y maravillosas, usted puede confiar absolutamente en que cumplirá sus obligaciones (Salmos 78:4). Todo lo que él ha prometido, lo cumplirá plenamente (Salmos 115:3; Isaías 46:10).

La fe debe crecer y alimentarse

Es importante comprender algo más sobre la fe: no puede generarse desde dentro de uno mismo. Más bien, la fe es uno de los preciosos dones divinos que Dios le concede a uno cuando se arrepiente del pecado, se bautiza, acepta a Jesucristo como su Salvador personal y recibe el Espíritu Santo de Dios (Efesios 2:8; Romanos 12:3; Hechos 2:38). Puesto que la fe es un don excepcional de Dios, usted no tiene necesidad de esforzarse y luchar para obtenerla. Dios da generosamente a cada individuo arrepentido y confiado una porción de la misma fe de Cristo (Apocalipsis 14:12; Gálatas 3:26).

Otro punto clave es el siguiente: aunque es imposible obtener la salvación espiritual por nuestras propias obras, como explican claramente las Escrituras (Efesios 2:8-9), uno sigue teniendo la obligación de demostrar su amor y respeto por Dios obedeciendo sus mandamientos. Considere que Jesucristo “llegó a ser el autor de la salvación eterna de todos los que le obedecen” (Hebreos 5:9, NTV). Y el propio Jesús dijo: “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos” (Mateo 7:21). Asimismo, el apóstol Santiago afirmó: “Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos” (Santiago 1:22).

En consecuencia, la fe significa que usted no solo confía en Dios, sino que pone de su parte para obedecerle (Mateo 12:50; 1 Juan 2:3-4). Como dice Santiago 2:14: “Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle?” Además, en el versículo 20 se afirma que “la fe sin obras es muerta”. En consecuencia, la fe debe demostrarse con hechos.

Si usted anhela desarrollar una relación sólida y fructífera con su Creador, debe huir continuamente del pecado y de la injusticia comprometiéndose activamente a librar “la buena batalla de la fe” (1 Timoteo 6:11-12). Esto significa que cuando se vea presionado por tentaciones, deseos o acciones erróneas, debe seguir adelante y conducirse virtuosamente. Esto da como resultado que usted permanezca completamente fiel a Dios y a sus caminos bajo cualquier circunstancia (Hebreos 12:4; 1 Timoteo 6:11).

Cuando usted, por fe, resiste tenazmente las tentaciones de ceder a una conducta pecaminosa, ¿cuál será el asombroso resultado que puede esperar al final? “El oro, aunque perecedero, se acrisola al fuego. Así también la fe de ustedes, que vale mucho más que el oro, al ser acrisolada por las pruebas demostrará que es digna de aprobación, gloria y honor cuando Jesucristo se revele” (1 Pedro
1:7, Nueva Versión Internacional”).

La fe es una cualidad espiritual indispensable

Además, es importante entender que la fe puede debilitarse y marchitarse si no se cuida y emplea continuamente (1 Timoteo 6:10). La fe no puede permanecer estática o inmóvil. Al contrario, debe crecer y alimentarse constantemente (2 Corintios 10:15). El apóstol Pablo escribió: “Hermanos, siempre debemos dar gracias a Dios por ustedes, como es justo, porque su fe se acrecienta cada vez más, y en cada uno de ustedes sigue abundando el amor hacia los otros” (2 Tesalonicenses 1:3, NVI).

Además, el apóstol Judas animó a los cristianos a “[edificarse] sobre [su] santísima fe, orando en el Espíritu Santo” (Judas 20). Es primordial que cultive y fortalezca cuidadosamente su fe cada día. ¿Cómo? Estudiando la Biblia, aplicando sus lecciones y orando diligentemente para obtener la guía y fortaleza de Dios (Romanos 10:17; 2 Timoteo 2:15; 1 Crónicas 16:11). Como explica Hebreos 10:38, “El aprobado por Dios, vivirá por la fe” (Palabra de Dios Para Todos).

Por último, aunque los hechos y la información sobre Dios y la Biblia son sumamente importantes, si usted desea profundamente conocer, honrar y amar al Dios Eterno, también necesita la indispensable cualidad espiritual de la fe. Si la emplea plenamente, Jesucristo en su segunda venida lo contará entre las personas estimadas y justas que se unirán a él en el glorioso Reino de Dios y su familia. ¡Ojalá escoja vivir por la fe!

Si desea recibir ayuda en su travesía espiritual, le invitamos a ponerse en contacto con nosotros. Contamos con cientos de ministros en todo el mundo que están a su disposición para responder sus preguntas y ofrecerle orientación espiritual. ¡Esperamos tener noticias suyas! BN