¿Está obsoleto el matrimonio?

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¿Está obsoleto el matrimonio?

Como pastor, he escuchado a muchas parejas explicar por qué se casaron y por qué están pasando por dificultades matrimoniales. Algunos consejeros matrimoniales han recopilado una lista de lo que las parejas dicen antes y después del matrimonio. Los argumentos son algo parecido a esto:

“Antes de casarnos, me sentía atraída a él porque era muy divertido estar en su compañía;  sin embargo, ahora no toma nada en serio y lo único que le interesa son las fiestas”.

“Antes de casarnos, me gustaba que fuera tan apegada a su familia, pero ahora su madre es más importante para ella que yo”.

“Antes de casarnos, me gustaba que él fuera tan independiente; no obstante, ahora siempre anda en problemas con su jefe y no presta atención a nada de lo que digo”.

Y el triste comentario que he escuchado de tantas mujeres es éste: “Me casé con él porque pensaba que podría lograr que cambiara”.

Nadie se casa pensando en divorciarse. Cada novia y cada novio están convencidos de que su relación será diferente y de que tendrán una vida llena de felicidad. Inevitablemente, poco después de la boda se enfrentan con las primeras dificultades por cuestiones de dinero, familia, amigos, intimidad o conflictos de personalidades.

Las personas se casan por diversas razones: por seguridad, deseo sexual, presión de la familia y los amigos, estabilidad financiera o el anhelo de tener hijos. La mayoría de las personas afirman que se casan por amor. Tanto hombres como mujeres ansían encontrar su “alma gemela” perfecta, para compartir juntos y materializar así su profunda necesidad de sentirse amado.

¿Se está convirtiendo el matrimonio en algo anticuado y obsoleto? ¿De dónde surgió exactamente la institución del matrimonio, y por qué debe mantenerse?

Escepticismo en cuanto al matrimonio tradicional

En su gran mayoría, los matrimonios comienzan con muchísimas promesas. Las damas de honor lloran, los invitados disfrutan de la recepción, y todos coinciden en que los novios hacen bonita pareja. Pero al final, muchos esposos terminan separándose, heridos y amargados. Debido a la alta tasa de separaciones, cada vez son más las personas que manifiestan su escepticismo frente a la idea tradicional del matrimonio.

La Agencia de Investigación Pew advierte que en los Estados Unidos apenas la mitad de los adultos mayores de 18 años están casados (en contraste con el 72 por ciento que había en 1960). En el Reino Unido, solo el 48 por ciento (menos de la mitad) de los adultos están casados.

Estas estadísticas muestran una tendencia creciente a postergar la unión matrimonial o a evitarla por completo. Muchas parejas jóvenes no quieren pasar por la angustia que sufrieron sus padres a causa de un divorcio. El argumento de “No necesitamos un pedazo de papel para declarar nuestro amor” se ha  convertido en algo perfectamente aceptable para muchos ahora que el matrimonio está tan desprestigiado que, como ocurre en ciertas partes del mundo, una pareja puede divorciarse con solo llenar un formulario en línea.

Lo cierto es que el deseo de tener una amistad íntima con alguien comprometido en una unión de por vida, es un anhelo profundo que se aloja en el núcleo psicológico y emocional de casi todos nosotros.

Entonces, ¿por qué fracasan tantos matrimonios? Entre otras razones, podemos citar: problemas de incompatibilidad de temperamentos, financieros, comunicacionales, incapacidad para resolver conflictos, pérdida de atractivo sexual, desacuerdos acerca de amigos y familiares, e incluso diferencias de índole religiosa.

Seamos realistas: el matrimonio es una relación compleja. Los matrimonios exitosos requieren esfuerzo, y algunas veces, mucho esfuerzo. La institución matrimonial debe ser más que un simple acuerdo de tipo económico, jurídico y social entre dos personas que sienten una irresistible atracción física.

Razones intrínsecas para el matrimonio

Para tener una relación matrimonial saludable, usted debe empezar por entender las razones esenciales del matrimonio. Dichas razones nos han sido dadas por el Creador mismo del matrimonio. La unión matrimonial es mucho más que un acuerdo legal o social; es una institución divina, creada por Dios.

Si tiene dudas acerca de la definición del matrimonio, si quiere salvar su relación o si aún es soltero y desea tener un matrimonio feliz, debe entender en primer lugar por qué Dios creó el matrimonio.

Estas razones están descritas al comienzo mismo de la Biblia, en Génesis 1:27-28:

“Creó, pues, Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios y les dijo: ‘Sed fecundos y multiplicaos, y llenad la tierra y sojuzgadla; ejerced dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre todo ser viviente que se mueve sobre la tierra’”.

En estos versículos vemos tres puntos muy importantes:

Los seres humanos fueron creados a imagen de Dios.Note la frase “varón y hembra los creó”. Lamentablemente, muchos opositores del matrimonio en nuestra sociedad antirreligiosa esgrimen el argumento de que las diferencias entre varón y hembra son puramente biológicas.

La expresión “varón y hembra” también describe profundas diferencias psicológicas creadas por Dios, a pesar de que tanto el hombre como la mujer fueron creados a su imagen. Los rasgos masculinos y femeninos revelan diferentes aspectos de la naturaleza de Dios. Entender y apreciar estas diferencias es muy importante para desarrollar un matrimonio a prueba de divorcio.

Muchos esposos terminan compitiendo entre sí. El hombre tiene su propio cronograma de actividades y anhelos y la mujer sus propias ideas y necesidades, de modo que ambos parecen no encontrar el “intérprete ideal” que pueda traducir su situación y convertirla en felicidad. Para comprender las razones intrínsecas y el valor del matrimonio, las diferencias entre hombres y mujeres deben entenderse y aceptarse tal como Dios las diseñó. Estas diferencias no fueron creadas para tener una relación de competencia, sino de complementariedad.

Dios creó las diferencias biológicas y psicológicas entre hombre y mujer para que podamos complementarnos mutuamente, como dos mitades de un todo. Esta es la razón que nos impulsa a encontrar nuestra “alma gemela”.

Dios bendijo la unión entre varón y hembra y le ordenó a la primera pareja de esposos que se multiplicaran. Una de las principales razones por las que Dios creó el matrimonio fue la de proveer un ambiente adecuado donde crecieran los hijos. Dios diseñó el matrimonio como una incubadora en la cual los niños pudieran ser criados y enseñados. El matrimonio y la familia constituyen elementos vitales en el propósito de Dios de crear su familia eterna.

De acuerdo al detallado reporte America’s Children: Key National Indicators of Well Being (Los niños de Estados Unidos: Principales indicadores nacionales de su bienestar), publicado en 2011 por el Foro de Estadísticas de la Infancia y la Familia del gobierno estadounidense, el principal indicador de que un niño va a terminar en la pobreza es que esté viviendo en un hogar encabezado por una madre soltera. El matrimonio ordenado por Dios, entre un hombre y una mujer comprometidos a seguir las instrucciones que él les dio, es el mejor ambiente de preparación para que los niños vivan una vida de decisiones morales correctas, estabilidad económica y felicidad.

Dios le concedió a la humanidad dominio sobre la Tierra.Somos los propietarios de la naturaleza que Dios nos ha dado. Él ordenó el matrimonio como una herramienta para fortalecer la sociedad y ayudar a combatir la pobreza, el crimen y la inmoralidad. El matrimonio contribuye a crear un ambiente más seguro para todos los miembros de la sociedad.

Vale la pena salvar su matrimonio

Si su matrimonio está basado únicamente en normas sociales, sentimientos de atracción, necesidad de sentirse amado o de estabilidad financiera, quiere decir que su relación está construida sobre arenas movedizas. Lamentablemente, usted y yo nacimos en un mundo muy distinto al del Huerto de Edén. Puede que usted tenga poca influencia en su lugar de trabajo o en el ámbito político, sin embargo, sí puede tener dominio sobre su propio hogar.

Usted puede tener un matrimonio y una familia en los que se priorice  el Reino de Dios. Si uno se esfuerza en desarrollar una relación matrimonial centrada en Dios, como resultado disfrutará de estabilidad en su vida a pesar de la confusa y creciente inestabilidad social.

Cuando contraemos matrimonio, en realidad estamos participando en una institución creada por Dios. En un matrimonio cristiano, un hombre y una mujer se comprometen a amarse mutuamente en los buenos y los malos tiempos. Habiendo sido hechos a la imagen de Dios, ambos deben comprometerse a desarrollar un ambiente donde los hijos sean educados y amados.

El matrimonio es algo que sí vale la pena salvar. Esta institución divina no está obsoleta; por el contrario,  ¡aún es un maravilloso regalo del Creador de la vida!

BN