El primogénito de entre los muertos

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El primogénito de entre los muertos

Dios está conformando una familia divina y espiritual, ¡y usted puede llegar a ser parte de ella! Al salir de la tumba, Cristo dio inicio a una trascendental oportunidad para usted y para mí. Con su resurrección y ascenso al mismo trono de Dios, Jesús fue el primero de muchos que se convertirán en seres espirituales para vivir en la presencia de Dios.

Desde el principio mismo, la familia de Dios ha estado conformada por dos seres divinos: Dios y el Verbo (Juan 1:1-2). El Verbo se hizo carne hace unos 2000 años como el Hijo de Dios, Jesucristo (versículo 14). Después que Jesús vivió y murió como humano, resucitó a la existencia espiritual divina como “el primogénito de entre los muertos” y “el primogénito entre muchos hermanos” (Colosenses 1:18; Romanos 8:29, énfasis nuestro en todo este artículo).

¿Quiénes son los “muchos hermanos”? Son todos los fieles de Dios que se reunirán con Jesucristo como sus hermanos y hermanas y parte de la familia divina de Dios cuando sean resucitados a vida espiritual inmortal. Por tanto, esta vida física no lo es todo. Pero, como verá, ¡no estamos hablando de ir al cielo cuando morimos! 

Examinemos esto un poco más leyendo lo que las Escrituras dicen sobre este importante tema.

La descendencia de Dios, a su imagen

Jesús nació espiritualmente en la resurrección como el primero de muchos hermanos o hijos que nacerían después. Como dice Hechos 17:28-29, somos la descendencia de Dios: “Porque linaje suyo somos. Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la divinidad sea semejante a oro, o plata, o piedra, escultura de arte y de imaginación de hombres”.

Aquí, la palabra griega para descendencia, genos, significa “parentesco”, “raza”, “clase”, “serie” o “familia”. Somos del tipo familia de Dios.

En el hebreo antiguo, el salmo 82 arroja más luz sobre este hecho. En el versículo 6, Dios se refiere a los seres humanos como “dioses”, es decir, “los hijos del Altísimo”. Esto tiene perfecto sentido. Cuando cualquier especie se reproduce, su descendencia es del mismo tipo. La descendencia de los seres humanos son seres humanos. Los descendientes de Dios serán “dioses”, como confirmó Jesús al citar este pasaje en Juan 10:34-36. 

Desde luego que cuando el salmo 82 se refiere a los seres humanos como a dioses, se afirma que aún son imperfectos y están sujetos a la corrupción y la muerte. Así que, en principio, son de la familia divina pero solo en un sentido restringido.

Un aspecto de esto es que el hombre ha sido creado a imagen y semejanza de Dios en un nivel físico, mortal, con poder limitado, parecido a Dios, pero aún sin su carácter ni gloria divinos. Ahora, el otro aspecto es que el hombre tiene el increíble potencial de convertirse en el mismo tipo de ser que son Dios el Padre y Jesucristo. Jesús fue “el primogénito entre muchos hermanos”, lo que obviamente significa que habrá otros.

Como se señaló anteriormente, el apóstol Pablo explicó que Jesús conquistó la muerte y es “el primogénito de entre los muertos” (Colosenses 1:18). En otras palabras, Cristo allanó el camino hacia el Reino de Dios para que aquellos que lo sigan fielmente puedan tener la esperanza y la seguridad de la resurrección. “Tenemos como firme y segura ancla del alma una esperanza que penetra hasta detrás de la cortina del santuario, hasta donde Jesús, el precursor, entró por nosotros” (Hebreos 6:19-20, Nueva Versión Internacional).

Jesús venció a la muerte y es el precursor, el primero en ser resucitado de entre los muertos, haciendo posible la vida eterna para muchos otros. Como vimos antes en Romanos 8:29, él fue “el primogénito entre muchos hermanos”.

¿Qué significa esto para usted y para mí? La Biblia no deja dudas: habrá otros que resucitarán a su debido tiempo. Como Pablo nos dice, “Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección” (Romanos 6:5).

Aquí la Biblia se refiere a una resurrección a vida eterna y permanente como seres espirituales, no simplemente a una restauración temporal de la vida en un cuerpo físico. Y nuevamente, como veremos, esto no quiere decir que vayamos a ir al cielo al morir.

La resurrección de las primicias

En varios pasajes de la Biblia vemos que algunas personas (como Lázaro) fueron vueltas a la vida física antes que Jesús resucitara. Pero todos murieron de nuevo.

Pablo hace una clara distinción entre aquellos que vivieron, murieron, fueron resucitados y luego volvieron a morir, y la futura resurrección de los primeros frutos de Dios: “Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; el cual transformará el cuerpo [físico, material] de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya” (Filipenses 3:20-21; compare con 2 Corintios 5:1-5).

Pablo está hablando de una existencia futura, gloriosa, espiritual. Y note aquí que Jesucristo vendrá del cielo y “transformará el cuerpo físico de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya”. Un capítulo completo de la Biblia, 1 Corintios 15, habla de esta resurrección. Comienza afirmando la propia resurrección de Jesús a la vida, seguida de una descripción similar de la resurrección a vida de sus discípulos y de los verdaderos seguidores de esta época: las primicias de Dios (ver Santiago 1:18). Jesús mismo es el primero y el más excelso entre las primicias (comparar 1 Corintios 15:20-23).

Pablo describe la naturaleza de esta resurrección de las primicias: “Se siembra cuerpo animal [físico], resucitará cuerpo espiritual . . . El primer hombre, Adán, fue hecho un ser vivo. El segundo Adán [Jesucristo] llegó a ser el espíritu que imparte vida . . . Y como hemos llevado la imagen del hombre terrenal [Adán], también llevaremos la imagen del celestial [Cristo]. Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios” (1 Corintios 15:44, 49-50). Así, pues, tendremos cuerpos compuestos de espíritu, como Jesús.

Aquí vemos además que incluso los cristianos verdaderos no pueden entrar al reino hasta que Jesucristo regrese a la Tierra (lo que es representado en el plan de Dios por la Fiesta de Trompetas, uno de sus días santos anuales que se observa en septiembre u octubre). Cuando llegue ese día, al sonar la última trompeta, los muertos en Cristo resucitarán, y Dios completará la cosecha de sus primicias.

Note 1 Corintios 15:51-52: “He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados” (véase también 1 Tesalonicenses 4:16). En ese tiempo futuro, los discípulos de Cristo y sus fieles seguidores experimentarán lo que la Biblia llama “mejor resurrección” (Hebreos 11:35).

En Colosenses 1:15, la palabra griega prototokos, traducida como “primogénito”, es un título basado en el orden de nacimiento. The Greek-English Lexicon of the New Testament and Other Early Christian Literature (Léxico griego-inglés del Nuevo Testamento y otra literatura cristiana primitiva) explica que alude “a Cristo, como el primogénito de una nueva humanidad que ha de ser glorificada, así como su Señor exaltado es glorificado”.

Esto aclara aún más el significado de primogénito en el contexto de Colosenses 1:18, donde se describe a Cristo como “el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia”. Él es el primogénito de entre los muertos, el primero en levantarse en una resurrección espiritual.

Aquellos que son llamados a la Iglesia de Dios en esta era antes del regreso de Cristo (las primicias), también se llaman “iglesia de los primogénitos” (Hebreos 12:23, NVI). Como Jesús es el primero de las primicias de la salvación, también es el que encabeza a los primogénitos, y todos estos en conjunto preceden a otros que resucitarán después. Por lo tanto, otros llegarán a ser parte de la familia espiritual de Dios en un tiempo futuro, cuando finalmente la salvación se ofrezca al mundo en general.

¿Irá usted al cielo cuando muera?

La mayoría de la gente supone que vamos al cielo al momento de morir, pero eso no es lo que enseñan las Escrituras. Por el contrario, se nos dice: “Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo” (Juan 3:13). El apóstol Juan escribió estas palabras cerca del final del primer siglo, mucho después de que la mayoría, o todos los demás apóstoles (además de todos los grandes héroes de la fe del Antiguo Testamento) hubieran muerto. Él sabía que solo Jesucristo había resucitado e ido al cielo. ¡Nadie más ha ido al cielo en toda la historia humana!

Para confirmar esto, en el mensaje inspirado del apóstol Pedro en la Fiesta de Pentecostés cuando se fundó la Iglesia, en el libro de Hechos, leemos: “El patriarca David . . . murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy . . . Porque David no subió a los cielos” (Hechos 2:29, 34). Esto nos dice que incluso un hombre “conforme [al] corazón [de Dios]” (Hechos 13:22) todavía descansa en la tumba, esperando la resurrección al regreso de Jesús. Nadie, aparte de Jesucristo, ha ascendido al cielo ni ha resucitado a la vida inmortal y espiritual.

Por tanto, cuando Jesús finalmente regrese a la Tierra como Rey de reyes y Señor de señores, ¿reunirá a los santos, a sus seguidores de esta época, y los llevará a vivir en el cielo? La sorprendente respuesta de la Biblia es no. Él y sus santos gobernarán sobre la Tierra por lo menos durante los primeros mil años, ¡no en el cielo!

En el último capítulo de la Biblia, Jesús habla específicamente de su regreso para establecer el reino de su Padre: “He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra” (Apocalipsis 22:12).

Jesús traerá consigo nuestra recompensa cuando regrese a la Tierra. Su trono estará aquí sobre la Tierra, y los santos servirán con él aquí, no en el cielo.

Para probar aún más que no estaremos viviendo en el cielo, Apocalipsis 5:10 dice directamente que los santos resucitados “reinarán sobre la tierra” con Cristo. Apocalipsis 20:6 agrega: “Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años”. Jesús reinará en la Tierra (Apocalipsis 11:15; Daniel 7:14, 27) ¡y aquí es donde los santos resucitados reinarán con él!

Sí, los santos resucitados servirán con Cristo durante mil años reinando en la Tierra como seres espirituales inmortales, y sobre ellos la muerte ya no tendrá ningún poder. ¡Este es el magnífico futuro que les espera a los santos de Dios!

¡No habrá un rapto secreto!

Una gran falsedad religiosa que millones de cristianos de hoy creen es la teoría del “rapto secreto”, que supuestamente precede el momento de la tribulación antes del regreso de Cristo. La verdad es que la resurrección de los santos ocurrirá cuando Cristo regrese en poder y gloria, hecho que será visible para toda la humanidad. No se hará en secreto.

Cuando Jesús regrese al sonar la séptima trompeta, “todas las tribus de la tierra . . . verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria. Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos . . . ” (Mateo 24:30-31).

¡Todo el mundo — tribus, pueblos y naciones, verán a Jesús regresar! Y los santos, los elegidos, serán resucitados y reunidos justo al momento de su regreso. No se hará en secreto. La popular teoría del “rapto” es una completa falacia, basada en la falta de entendimiento de muchos versículos bíblicos que hablan de la resurrección.

El gran propósito de Dios para usted

Este es el propósito de Dios para el hombre: darle vida eterna en su familia por medio de la resurrección, para que sea de su descendencia divina. Por eso fue que Pablo se refirió a Jesús como “el primogénito entre muchos hermanos”.

Si Dios lo está llamando ahora, ¿cómo asegurarse de ser contado entre los hermanos de Cristo que heredarán la vida eterna en el Reino de Dios? En el libro del Apocalipsis encontramos un asombroso escenario profético que describe quiénes serán contados entre estos santos, es decir, aquellos que resucitarán y recibirán esa recompensa al regreso de Jesús: “Y el dragón [Satanás el diablo] fue a hacer la guerra con . . . [aquellos] que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo” (Apocalipsis 12:17). Y dos capítulos después, los santos de Dios se describen como “aquellos que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús” (Apocalipsis 14:12).

Observe estas descripciones de los siervos fieles de Dios: guardan los mandamientos de Dios y están llenos de la fe de Jesús a través del poder del Espíritu Santo, que se da a aquellos que “le obedecen” (Hechos 5:32). Como puede ver, no se trata solamente de aceptar a Jesús como su Salvador. Después de ello debe hacer algo respecto a cómo vive su vida. Debe guardar los mandamientos de Dios y tener el testimonio de Jesucristo. ¡Y esto exige trabajo y esfuerzo!

Prepárese ahora

Podemos agradecerle a Dios que habrá una resurrección, cuando los verdaderos cristianos fieles recibirán a nuestro Señor y Salvador Jesucristo en su gloriosa segunda venida.

Esta es la gran esperanza para todos los que confían en Dios y creen en él y su propósito para sus vidas. No hay tiempo que perder para desarrollar su relación con Dios el Padre y su Hijo.

El momento es ahora. Comience hoy, acercándose a Dios en oración y pidiéndole que le ayude a someter su vida a su divina voluntad. Manténgase cerca de Dios el Padre y de Jesucristo, y deje atrás el temor al futuro. ¡Confíe en la esperanza de la resurrección y en que Jesús es “el primogénito de entre los muertos” y el “primogénito entre muchos hermanos”!  BN