El incierto futuro de los EE. UU.
Quizás nada encapsule este momento de manera más dramática que el retiro de Estados Unidos de la amplia Base Aérea de Bagram (que cubre 77.7 km²), el epicentro de la guerra de Estados Unidos contra el Talibán y Al Qaeda por los últimos 20 años. En realidad dicha base era una ciudad grande, construida desde sus mismos cimientos en una amplia planicie como a una hora de Kabul por automóvil.
Contaba con restaurantes estadounidenses de pizza y comida rápida, gimnasios con aire acondicionado, una biblioteca, un correo, un hospital con 50 camas y una pista de aterrizaje de 3.2 km con capacidad para docenas de aviones de combate estadounidenses, aviones de reconocimiento e inmensas naves para transportar tropas, armas y suministros. En cierto momento fue el hogar de 100,000 empleados estadounidenses.
Irónicamente, justo antes del 4 de julio, el Día de la Independencia de Estados Unidos, los últimos ocupantes de la base apagaron la electricidad y se escabulleron en medio de la noche. Saqueadores apostados en las cercanías llegaron antes que los soldados afganos y se apoderaron de todo lo que pudieron. Entre las cosas que quedaron abandonadas había miles de camiones y furgones civiles y cientos de vehículos blindados, además de armas y municiones que los soldados afganos iban a necesitar para luchar contra el Talibán en batallas que seguramente se librarían en el futuro.
Estratégicamente, la Base Aérea de Bagram, ubicada a poco más de 800 km de Irán y a 643 km de China, era un recurso militar clave, con pistas aéreas que podían acomodar a naves militares estadounidenses de cualquier tamaño. Pero como ha sucedido con tantos recursos estratégicos cruciales de Estados Unidos en las últimas décadas, ya no están en sus manos y se hallan en poder de sus enemigos.
Este es el lamentable fin del conflicto de 20 años que comenzó con un ataque terrorista altamente coordinado a Estados Unidos el 11 de septiembre de 2001. Con justa indignación, Estados Unidos y una coalición de aliados declararon guerra contra los gobiernos que apoyan el terrorismo en Afganistán e Irak.
Sin embargo, después de 20 años, más de 60,000 víctimas estadounidenses y el desperdicio de una fortuna de casi 6.5 billones de dólares en dinero prestado, las fuerzas norteamericanas se retiraron silenciosamente, abandonando a una nación que ya había perdido la motivación para seguir luchando.
Si usted ha prestado cuidadosa atención a las noticias, tal vez haya escuchado que, según se cree, Estados Unidos ahora enfrentará aún más enemigos peligrosos y amenazantes.
No obstante, el 9 de junio el presidente Joe Biden declaró que “la mayor amenaza que enfrenta Estados Unidos” es el calentamiento global. Irónicamente, dijo esto cuando llegaba a Europa buscando apoyo de aliados contra los ataques cibernéticos de Rusia que han devastado compañías estadounidenses, y para combatir el silencio de China en cuanto a los orígenes del Covid-19, que ha plagado al mundo entero.
Mientras tanto, los verdaderos oponentes geopolíticos de Estados Unidos como China, Rusia, Irán y Corea del Norte se tornan cada vez más peligrosos. Estos gobiernos no están interesados en enseñarles a sus ejércitos su versión “actualizada” de la historia de sus naciones: por el contrario, están entrenando a sus soldados, marinos y pilotos para destruir y matar a sus enemigos, y Estados Unidos es el primero en la lista.
La desagradable verdad es que Estados Unidos ha perdido otra guerra, y no parece haber ganado sabiduría. La última guerra importante que verdaderamente ganó fue la Segunda Guerra Mundial, hace más de 75 años. En Corea, Estados Unidos luchó hasta lograr un empate y se acordó una tregua, dejando a miles de tropas ahí por ya dos tercios de un siglo.
Vietnam fue una fea derrota que costó casi 60 000 vidas estadounidenses, y después que Estados Unidos se retiró, los comunistas en Vietnam y Camboya asesinaron a 1.5 millones de sus conciudadanos.
Estados Unidos y sus aliados sí derrotaron a Irak en la primera guerra del Golfo después de que Irak invadiera a Kuwait, pero Sadam Husein permaneció en el poder, lo que condujo a la segunda guerra en Irak y a otro doloroso y lento retiro de fuerzas estadounidenses, que será completado a fines de este año. En los círculos del poder la insensatez es evidente. Estas guerras costaron en su conjunto billones de dólares y más de 100,000 vidas estadounidenses, ¿y qué se logró?
El mundo está cambiando ante nuestros propios ojos, y de maneras extremadamente peligrosas para el actual orden mundial y para Estados Unidos en particular. Usted debe entender por qué. Asegúrese de leer los artículos en este número, ¡y continúe leyendo la revista Las Buenas Noticias para adquirir más entendimiento! BN