El gran reinicio de Dios
¡Cómo cambiará al mundo!
Una nueva expresión se ha incorporado al léxico en inglés desde el año pasado: the Great Reset (el Gran Reinicio), que tiene implicancias siniestras para los Estados Unidos y todo el mundo occidental. Si se aprueban sus muchas disposiciones, nuestras vidas se transformarán de una manera que la mayoría de nosotros jamás hubiera soñado. El Gran Reinicio, una nueva filosofía para reordenar la estructura económica mundial, cambiaría la forma en que trabajamos, educamos a nuestros hijos, ahorramos e invertimos. Reformaría el concepto de gobierno, cuestionando la idoneidad de las naciones.
Aunque muchas élites mundiales respaldan sus ideas y planes, el principal promotor de este Gran Reinicio es el Foro Económico Mundial (FEM). Este cónclave internacional, que normalmente se reúne en Davos, Suiza, vislumbra un mundo reordenado y “mejor” que surge de las secuelas mortales y económicas causadas por la pandemia del Covid-19.
El fundador del FEM, Klaus Schwab, describió en 2020 la pandemia como un punto de inflexión global que ofrece a los líderes mundiales y a los teóricos de la economía la oportunidad de rehacer la estructura económica global. El sitio web del FEM declara: “La pandemia representa una ventana de oportunidades singular, aunque reducida . . . para pensar, reordenar y reconfigurar nuestro mundo” (énfasis nuestro en todo este artículo).
Justin Trudeau, el primer ministro canadiense, se hizo eco de tal declaración: “Esta pandemia ha brindado la coyuntura para un reinicio . . . es nuestra oportunidad de acelerar los esfuerzos previos a la pandemia para reinventar los sistemas económicos”.
¿Reinventar qué?
Pero note lo siguiente: si estos dos líderes, que han vivido bajo los sistemas capitalistas occidentales, quieren “reinventarlos”, ¿qué buscan? Evidentemente, algo muy diferente. Y el actual sabor económico preferido entre los intelectuales de Occidente y élites gubernamentales es el socialismo creciente, si no el marxismo absoluto.
Al observar sus intenciones, queda claro que esto es lo que buscan. Un anuncio en las redes sociales a favor del Gran Reinicio, auspiciado por el FEM, que ofrecía un feliz pronóstico para 2030, decía: “No serás dueño de nada. Y serás feliz”. Y añadía con euforia: “Estados Unidos no será la principal superpotencia del mundo. Un puñado de países dominará”.
De hecho, este plan socialista-marxista cambiaría el equilibrio económico entre Estados Unidos y el resto del mundo. La promulgación de sus metas y objetivos relegaría a los Estados Unidos, faro de la democracia y la libertad desde la Segunda Guerra Mundial, a un estatus de poder secundario. Estados Unidos ya no sería visto como el líder del mundo libre, sino como una vaca a la que se le ordeñaría gran parte de su riqueza y poder para redistribuirlos y, supuestamente, igualar los ingresos y la riqueza entre todos los ciudadanos del mundo.
Pero el “reinicio” no se aplicaría solo a los Estados Unidos. El capitalismo de libre mercado dejaría de existir. En gran medida, las naciones cederían a una autoridad central su poder para crear sus propias políticas y objetivos económicos. Los bancos centrales de cada nación, si continuaran existiendo, serían despojados del poder para regular sus monedas e influir en las tasas de interés. Todo ese poder sería cedido a un organismo internacional que dictaría las políticas económicas con objetivos transnacionales.
Todo esto sería a costa de la libertad nacional y, en gran medida, de la individual. Las naciones están siendo preparadas para entregar voluntariamente el poder a las directrices del gobierno transnacional.
Los promotores de tal reinicio están conscientes de que podría ser necesaria una crisis grave, como el colapso del sistema financiero de Estados Unidos, para lograr el objetivo de reordenar el sistema monetario mundial. Desde el comienzo de la pandemia hace un año y medio, la Reserva Federal de los Estados Unidos ha creado de la nada casi 3 billones de dólares, causando una sobreoferta de efectivo. Los líderes de la Casa Blanca y el Congreso están planeando cómo gastar al menos esa cantidad.
¿Podría ser la grave inflación resultante, que derrumbaría el valor del dólar, el catalizador que los promotores del reinicio están esperando? La caída del dólar, la moneda más importante del mundo desde la década de 1930, podría provocar que nuestro sistema financiero actual diera paso a uno que, según las élites, quizá sería más justo e inclusivo.
No cabe duda de que la intención de las élites mundiales es el control: dominar a las naciones, los sistemas económicos, y prácticamente todos los aspectos de la vida de las personas. La coordinación entre los gobiernos y los gigantes de las redes sociales de la “gran tecnología” para censurar y neutralizar las opiniones disidentes muestra que los esfuerzos por controlar lo que la gente piensa están en pleno auge.
Se acerca otro gran reinicio
A los estudiosos de la profecía bíblica no debieran sorprenderles estos sucesos. Ella revela que las estructuras gubernamentales, económicas y sociales del mundo se reordenarán temporalmente en un sistema satánico y ávido de poder que aplastará a los Estados Unidos, Gran Bretaña y otras naciones angloparlantes, al tiempo que subyugará a miles de millones. Apocalipsis 17 describe la llegada de este sistema que controlará el sistema monetario y el comercio mundial justo antes del regreso de Jesucristo. (Para obtener más información, consulte “El Gran Reinicio: ¿Adónde nos llevará?” en la página 4.)
Pero la buena noticia es que enseguida vendrá otro gran reinicio. Ese reinicio, que ocurrirá cuando Jesucristo regrese a la Tierra, es tan seguro como la salida y la puesta del sol. ¡Su autor es Aquel que tiene el poder absoluto e ilimitado para llevarlo a cabo! ¡El gran reinicio de Dios se parecerá muy poco a lo que tienen en mente las élites del mundo!
El fin de la guerra
Su Biblia revela que la segunda venida de Cristo ocurrirá en un momento de caos y guerra mundial. Ningún flagelo ha sido peor para la civilización que la guerra y la amenaza de guerra. En la historia registrada se contabilizan más de 15,000 conflictos importantes que han cobrado la vida de cientos de millones de seres humanos. Solo en el siglo xx, las guerras provocaron la muerte de más de 100 millones de personas.
Las primeras etapas del reinicio de Dios incluyen acabar con toda la resistencia a su gobierno, y la posterior abolición de la guerra. Una de las profecías más citadas de la Biblia es Isaías 2:4: “Y juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra”.
Ejércitos, milicias, “fuerzas internacionales de pacificación”, no serán más que recuerdos. Las naciones del mundo dejarán de gastar grandes porcentajes de su riqueza nacional para sostener a ejércitos permanentes.
Por primera vez en la historia, la Tierra y sus pobladores tendrán paz. Mientras observe los escombros humeantes de sus ciudades y naciones, la población restante del mundo trabajará unida bajo la dirección de Cristo para reconstruir un mundo de belleza y esplendor nunca antes vistos.
Si esto fuera todo lo que lograra el gran reinicio de Dios, sería la mayor bendición en la historia de la humanidad. Sin embargo, la buena noticia es que el establecimiento de una paz mundial duradera es solo el comienzo de la historia.
Restauración de un gobierno justo y de las bendiciones
Además de desarmar a las naciones, el gran reinicio de Cristo comprenderá la extensión de su gobierno a todos los países. Al tener poder absoluto, hará cumplir sus órdenes sin el inconveniente de tener que llegar a un consenso entre los líderes políticos del mundo. Durante siglos, los partidarios de una utopía han concluido que la verdadera paz solo puede llegar con un gobierno mundial, pero no uno dirigido por seres humanos falibles motivados por el egoísmo y la codicia por el poder. La historia ha demostrado nuestra absoluta incapacidad para gobernarnos a nosotros mismos.
Los líderes de renombre han buscado la paz y la prosperidad desde los albores de la historia, pero los resultados siempre han escapado a sus deseos. El gran reinicio de Dios hará realidad las condiciones mundiales que los grandes pensadores y líderes mundiales solo pueden soñar.
¿Por qué? Porque la humanidad siempre ha rechazado el camino de vida que traería un gobierno justo. Ese camino puede resumirse en cómo vivir en obediencia a la ley de Dios.
Dios creó a los seres humanos con libertad para decidir. Durante más de 6000 años de historia humana registrada, la terquedad y resistencia de los seres humanos a la autoridad de Dios siempre los ha llevado a seguir los pasos de Satanás el diablo por el camino equivocado. Sin embargo, se acerca el momento en que la humanidad ya no elegirá su propia estructura gubernamental bajo la influencia satánica. A su regreso, Jesucristo impondrá sobre los habitantes del mundo su gobierno mundial perfecto, su gran reinicio, para rescatarlos y ayudarlos finalmente a escoger correctamente.
La Biblia nos ofrece una esperanza formidable al citar esta declaración que está por cumplirse: “El reino del mundo es ya de nuestro Señor y de su Mesías, y reinarán por todos los siglos” (Apocalipsis 11:15, Dios Habla Hoy). Imagine a qué conducirá este gobierno: no habrá más guerra; habrá justicia perfecta y armonía racial; la gente de todo el mundo disfrutará de buena salud y cesarán las adicciones. Las familias sólidas y felices se convertirán en las unidades básicas de la sociedad y la Tierra será restaurada a su belleza original, libre de la degradación ambiental.
El caos y la maldad del mundo actual debieran hacernos anhelar profundamente el gran reinicio de Dios. Será un mundo de paz, donde incluso la naturaleza de las bestias salvajes será transformada y los niños jugarán con seguridad en las calles, sin temor a ser blanco de disparos, como por desgracia sucede hoy en nuestras principales ciudades (Isaías 11:6-9; Zacarías 8:5). Será un mundo de abundancia (Isaías 25:6; 35:1-2; Amós 9:13). Durante el gran reinicio de Dios, su conocimiento y su camino inundarán la sociedad “como las aguas cubren el mar” (Isaías 11:9; Habacuc 2:14; compárese con Jeremías 31:34).
Justicia verdadera y solución definitiva al crimen
En el siglo xx, especialmente en el período posterior a la Segunda Guerra Mundial, se produjeron notorios cambios en el equilibrio de los derechos de los criminales y los de las víctimas en la mayoría de las naciones del mundo occidental. En gran medida, la justicia penal ha pasado de castigar a los delincuentes y resarcir a las víctimas, a mimar a los criminales. Cada vez más, los tribunales permiten incluso que los criminales violentos vuelvan a salir a las calles con poco más que un llamado de atención. En nombre de “la justicia social”, la sociedad hace caso omiso de los disturbios en nuestras ciudades, permitiendo que quienes saquean, queman y vandalizan queden impunes.
Creámoslo o no, todo esto fue profetizado hace miles de años. El profeta Ezequiel fue inspirado a decir que “la tierra está llena de sangre, y la ciudad está llena de perversidad” (Ezequiel 9:9). El profeta Isaías se lamentó de manera similar: “Y el derecho se retiró, y la justicia se puso lejos; porque la verdad tropezó en la plaza, y la equidad no pudo venir” (Isaías 59:14). ¡Qué profético resulta esto para nuestros días!
El reinicio de Dios cambiará todo. Su gobierno, administrado en la Tierra por Jesucristo, marcará el comienzo de la verdadera justicia y equidad social. Atrás quedarán para siempre no solo las víctimas de delitos, sino también los sistemas de justicia penal defectuosos que con demasiada frecuencia no defienden sus derechos.
Comenzará con el hecho de que no se permitirá que se cometan la mayoría de los delitos y se evitará que ocurran actos criminales. “No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte” (Isaías 11:9). Los posibles delincuentes incluso serán advertidos de que no intenten llevar a cabo sus fechorías: “Entonces tus oídos oirán a tus espaldas palabra que diga: Este es el camino, andad por él” (Isaías 30:21).
Retorno a la familia como núcleo de la sociedad
Durante casi toda la historia registrada, la familia ha sido considerada la piedra angular de la sociedad. Los antiguos egipcios, babilonios, griegos y romanos reconocieron la importancia de la estabilidad familiar para preparar ciudadanos bien formados y ejemplares. Durante siglos, y prácticamente en todas las naciones, esto fue así.
Sin embargo, el Gran Reinicio que visualizan las élites del mundo actual desestima la importancia de la familia. Piensan que no se puede confiar en que los padres inculquen los valores y actitudes que el Estado quiere ver en una ciudadanía obediente. Ya vemos los primeros indicios de esto en la creciente presión de las élites para impulsar la teoría crítica de la raza y otros dogmas sociales distorsionados.
En todo Estados Unidos se ve cómo la educación cede ante el adoctrinamiento. La historia de una nación que Dios ha bendecido y usado para ser a su vez una bendición al mundo entero ha sido distorsionada y declarada como fundamental e irremediablemente racista. Los esfuerzos de Estados Unidos para ayudar a otras naciones se han redefinido como actos de racismo, colonialismo e imperialismo.
En la sociedad de Dios prevalecerá la verdad y todos tendrán una perspectiva adecuada de la importancia de la familia y los valores correctos.
El fin de las enfermedades
Las epidemias de enfermedades han devastado a la humanidad a lo largo de la historia. La reciente pandemia de Covid ha cobrado muchas vidas, pero vemos cómo otras tantas decenas de miles de personas mueren por soledad, aislamiento y problemas de salud mental producidos por los bloqueos mundiales sin precedentes promulgados por los gobiernos de todos los países.
Apenas un siglo antes, en 1918 y 1919, la epidemia de gripe española cobró la vida de más de 50 millones en todo el mundo, con casi 500,000 solo en los Estados Unidos. En nuestros tiempos modernos podríamos pensar que hemos controlado estas horribles epidemias, pero claramente no es así.
A pesar de los avances médicos que se dan casi a diario, millones todavía mueren a causa de estos estragos. Las enfermedades transmisibles cobran aproximadamente entre 25 y 27 millones de vidas cada año.
Y los ataques al corazón, los infartos y otros problemas cardíacos, antes considerados males exclusivos de las naciones más ricas, están aumentando rápidamente en los países en desarrollo y se han convertido en las tres principales causas de muerte en todo el mundo. Hasta hace un par de décadas, estos males eran casi desconocidos en India, China, Indonesia y otras naciones cuyos estándares de vida están mejorando.
La enfermedad es una condición antinatural, y la intención de nuestro Creador es que las personas estén sanas. Si bien podrá tomar algún tiempo, la enfermedad será erradicada bajo el reinicio de Dios.
A medida que se instruya a las personas sobre la alimentación correcta, la higiene personal y la limpieza, y sean liberados de los estragos del estrés, vivirán vidas más largas y felices, y además Dios intervendrá directamente llevando a cabo milagros de sanidad (Isaías 35:5-6).
¡Usted tiene una opción!
El gran reinicio de Dios cambiará todo, comenzando con el control externo de las naciones para luego continuar con la transformación interna de las personas cambiando, literalmente, sus corazones y mentes. Solo Dios puede hacer esto.
Cuando Jesucristo regrese a la Tierra, tendrá todo el poder y la autoridad. Ninguna fuerza terrenal, ni siquiera la fuerza combinada de los ejércitos del mundo con armas nucleares, podrá resistir su supremacía y gobierno. Cristo desplegará un poderío como el mundo nunca ha visto, acompañado por sus santos resucitados de esta era. Él acabará con toda oposición, a pesar del máximo y último esfuerzo de la humanidad por oponerse a su gobierno (ver Apocalipsis 17:14; 19:14-21).
Él cambiará el mundo mediante el liderazgo de la multitud de sus seguidores resucitados, que ocuparán puestos claves en su gran reinicio de gobierno. Estos seguidores resucitados trabajarán con Cristo para restablecer el gobierno de Dios en la Tierra, un gobierno que tendrá como Constitución la Palabra de Dios: la Biblia. Él concederá el arrepentimiento y derramará su Espíritu, guiando a todos a entender y vivir de acuerdo a sus leyes, ayudándoles a elegir lo correcto y a mantenerse fieles.
Compare el gran reinicio de Dios con los planes satánicos de los seres humanos corruptos. El “Gran Reinicio” planeado por los líderes políticos y económicos humanos tendrá como resultado la tiranía sobre la vida de las personas. La cúpula gobernante será dirigida por un dictador malvado bajo la influencia de Satanás, a quien la Biblia llama “la bestia” (Apocalipsis 19:20).
Por el contrario, el gran reinicio de Dios traerá el gobierno justo de su reino, con la sabiduría y el poder para establecer la paz duradera, la verdadera justicia, la educación correcta, la buena salud universal, el amor y la buena voluntad en los corazones y mentes humanas y una armonía genuina entre todas las personas.
Sin duda, escucharemos más sobre la versión humana del Gran Reinicio en los próximos meses. Fuerzas poderosas en muchas naciones creen firmemente que este representa un salto gigantesco en el progreso humano. Su Biblia dice que va a suceder; pero también se nos advierte: “Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas” (Apocalipsis 18:4).
La decisión es suya. ¡Sea parte de un gran reinicio aceptando el gobierno de Dios en su vida hoy mismo! BN