Cambie la historia de su vida
Alguna vez ha encendido la televisión y se ha encontrado en medio de una película? No conoce a los personajes, el trasfondo, la época ni el argumento. Intenta captar el hilo de la trama para dar sentido a las distintas escenas, pero no consigue descifrar qué está pasando.
¿Ve alguna similitud entre esto y lo que parece ser su vida? Usted nació en medio de una historia, pero ¿cuál es el argumento? ¿Quién escribe el guion de su vida? ¿Cuál es el desenlace?
No se suponía que resultara de esta manera
Raquel y su marido viven según un guion que aprendieron siendo jóvenes. Trabajaron duro, ahorraron para el futuro y formaron una familia en una casa de los suburbios. Pero las cosas no están saliendo como esperaban: sus planes no contemplaban problemas de salud ni el devastador divorcio de uno de sus hijos.
A Raquel le preocupa la economía y que el dinero escasee. Además, se aflige por el constante bombardeo de malas noticias en la radio y la televisión. Su marido parece retraído y la chispa de su relación matrimonial se ha desvanecido.
Y aunque Raquel no va a la iglesia, se angustia por la inmoralidad de la sociedad y la creciente incertidumbre de la vida. Pregunta a sus amigos cristianos si creen que estamos entrando en los últimos días apocalípticos predichos en la profecía bíblica, pero las respuestas que recibe parecen carentes de alguna esperanza real. Su historia no debía acabar así.
Desde luego, todo el mundo tiene una historia, y en muchos sentidos, cada historia es diferente. El hecho de ser hombre o mujer determina varios aspectos de nuestra vida. Hay muchos factores que se combinan para hacer que el guion de nuestra vida sea único: antecedentes familiares, diversos talentos, características físicas, el lugar donde vivimos, etc.
Pero la verdad es que todas nuestras historias individuales forman parte de una historia mayor. La vida de cada uno es como un hilo en un gran tapiz que cuenta su historia. Esta narración comienza antes de nuestro nacimiento y se extiende hasta el futuro.
El principio de su historia
Para entender cómo encaja su vida en este gran relato humano, empecemos por el principio: “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó” (Génesis 1:27).
Los seres humanos somos diferentes de cualquier otra creación: fuimos creados a imagen de Dios. Probablemente usted no haya pensado en sí mismo como hecho a imagen de Dios, así que tal vez en este momento esté pensando: “Mi vida es un fracaso. ¿Cómo puedo ser hecho a imagen de Dios?” O: “Con todos mis problemas e infelicidad, es un chiste afirmar que estoy hecho a imagen de Dios”.
Lo que tiene que comprender es que usted es una imagen dañada de Dios. La única forma de experimentar la sanidad espiritual es entender primero dónde encaja su vida en la historia más amplia, comprender por qué nació y aceptar cómo se dañó. Solo entonces podrá acudir a Dios, que puede sanarlo.
Veamos cinco formas en las que fuimos creados a imagen de Dios:
1. Tenemos la capacidad de pensar o razonar de forma autoconsciente. Sabemos que existimos y queremos encontrarle un sentido a nuestra existencia.
2. Tenemos la capacidad de experimentar alegría, empatía, pena, dolor y otras emociones únicas.
3. Tenemos imaginación y creatividad: la capacidad de pensar en conceptos abstractos y crear arte, arquitectura, literatura y música, construir máquinas, aprender matemáticas y estudiar ciencias.
4. Tenemos libre albedrío, que es la capacidad de tomar decisiones.
5. Fuimos creados para interactuar y compartir la vida con Dios y con otros seres humanos. Estamos diseñados para vivir y relacionarnos afectuosamente con los demás.
Cómo reparar nuestro daño
Según el Génesis, los primeros seres humanos dependían totalmente de Dios. Eran felices, y no había luchas ni violencia. Pero algo les hizo cambiar. Se lastimaron espiritual, emocional y mentalmente. Se volvieron temerosos y aprendieron la ira, el odio, la codicia y la tristeza.
Al igual que aquellos primeros seres humanos, usted fue creado para un propósito divinamente ordenado, pero en su condición dañada no es apto para ese propósito. El mensaje de
toda la Biblia, reflejado en el evangelio de Jesucristo, trata de cómo podemos ser restaurados y volver al propósito diseñado por Dios para cada uno. Echemos un vistazo a las cinco formas en que fuimos hechos a imagen de Dios y veamos cómo cada uno de nosotros es una imagen estropeada.
1. Razón. Todos los intentos humanos por resolver los problemas del mundo y crear una sociedad equitativa han fracasado. Todos los gobiernos, todas las religiones y todas las ideologías se han malogrado. Leamos lo que dijo Dios por medio del profeta Isaías:
“Buscad al Eterno mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase al Eterno, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar. Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo el Eterno. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos” (Isaías 55:6-9).
En la esencia de cada ser humano existe un proceso de razonamiento defectuoso. El hombre nunca experimentará la sanidad espiritual hasta que acepte los caminos de Dios y deje de seguir una forma de pensar equivocada, por correcta y natural que le parezca.
2. Emociones. Los seres humanos están llenos de todo tipo de emociones negativas que no son aspectos de la naturaleza de Dios: ira destructiva, odio, envidia, contienda, arrogancia y celos. En el núcleo de lo que somos hay un proceso emocional defectuoso en el que no podemos confiar.
El profeta Jeremías fue inspirado a escribir: “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo el Eterno, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según sus caminos, según el fruto de sus obras” (Jeremías 17:9-10). Sus emociones lo engañan para que tome decisiones autodestructivas.
3. Imaginación y creatividad. Los seres humanos aprovechan la maravillosa energía creativa que Dios les dio, pero con demasiada frecuencia la usan para la guerra, gobiernos opresivos y expresiones artísticas que degradan las buenas costumbres. En el núcleo de lo que somos existe un sistema de imaginación y creatividad imperfecto, y hasta que no le hagamos frente a lo maltrechos que estamos, en realidad seguiremos utilizando nuestra creatividad para perjudicarnos a nosotros mismos y a quienes amamos.
4. Libre albedrío. Los seres humanos siguen tomando malas decisiones a pesar de sus consecuencias destructivas. En la esencia de todo ser humano hay un sistema defectuoso de toma de decisiones basado en motivaciones y objetivos erróneos.
5. Relaciones. Los seres humanos somos seres orientados a las relaciones, sin embargo, continuamos con patrones conductuales que destruyen nuestra capacidad de tener relaciones cercanas, íntimas y significativas. En el núcleo de cada ser humano hay un concepto erróneo de cómo funcionan las relaciones, incluyendo nuestra relación con Dios, nuestros matrimonios y la interacción con hijos, padres, amigos y compañeros de trabajo.
Todos somos personas dañadas, y todas nuestras historias son similares a la de Raquel. Ella jamás pensó que su historia acabaría de tal manera. Nadie incluiría el cáncer, la pobreza, un matrimonio deshecho o el alcoholismo en el guion de su vida.
Cómo puede uno ser sanado
Para entender realmente dónde encaja usted en el gran tapiz de la historia humana, debe conocer la historia de Adán y Eva en el huerto de Edén. Esta historia no es un mito: es el comienzo de su historia, de la mía, de nuestra historia.
Los primeros seres humanos tenían una relación maravillosa con su Creador y entre sí. ¿Qué hizo cambiar sus vidas?
Dios les dijo que no comieran del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal. Les estaba inculcando el hecho de que, como Creador de la vida, sabe cómo esta funciona y por tanto establece límites de comportamiento que son buenos para el hombre. Vivir de acuerdo con estos límites, o leyes morales, produce felicidad y paz.
Sin embargo, Dios permitió que Satanás influyera en los hijos creados a su imagen y no se coló en el huerto sin que Dios lo supiera. El libre albedrío es la capacidad de tomar decisiones; al aprender la diferencia entre el bien y el mal, Adán y Eva iban a tener que escoger entre ambos, y Dios les permitiría hacerlo cuando ellos quisieran.
Muchas personas no solo relegan a Adán y Eva a la mitología, sino que también niegan la realidad del ángel caído que la Biblia llama Satanás, y esto es peligroso. Satanás es un ser real. Crea usted o no en su existencia, él ha desempeñado un papel importante en la historia de su vida. (Lea nuestro folleto gratuito ¿Existe realmente el diablo?).
Satanás dijo a Eva: “. . . sabe Dios que el día que comáis de él [del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal] serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal” (Génesis 3:5).
Eva, y luego Adán, comieron del árbol de la ciencia del bien y del mal. Rechazaron a Dios como fuente de conocimiento y se arrogaron el derecho de determinar qué era lo que producía buenos y malos resultados, y la consecuencia fue un cambio en su naturaleza. Su razón, emociones, creatividad, libre albedrío y relaciones se malograron, y comenzaron a servir a un nuevo dios llamado Satanás, un dios que no los amaba como lo hacía su Padre, sino que los odiaba y consideraba seres inferiores.
Nacimos en una historia plagada de mentiras. El crimen, la pobreza, la infelicidad, el aborto, las adicciones, los matrimonios rotos y las vidas fracasadas de nuestro mundo no son el resultado de los caminos de Dios, sino del dominio de Satanás sobre la humanidad.
El apóstol Pablo escribió a los cristianos de Corinto: “Pero si nuestro evangelio está encubierto, entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios” (2 Corintios 4:3-4).
La historia de Adán y Eva es la escena inicial de nuestra historia colectiva. Satanás es el dios de esta era, y debido a su influencia en el mundo hemos absorbido inconscientemente aspectos de su naturaleza en nuestra vida. Nuestra razón, emociones, creatividad, libre albedrío y relaciones reflejan en gran parte las características de los valores de Satanás, no los de Dios.
El propósito supremo de Dios para su vida
Dios quiere salvarlo y restaurarlo a su propósito original. Contrariamente a lo que pueda haber oído, la salvación es mucho más que aceptar intelectualmente a Jesús. La salvación consiste en recrear. Se trata de que Dios lo restaure a su imagen para que pueda tener una relación con él como su Padre, y con Jesucristo como su Hermano. La asombrosa verdad del evangelio, que rara vez se predica desde el púlpito, es esta: Dios está creando una familia que pueda vivir con él para siempre.
Si quiere convertirse en un hijo de la familia de Dios, significa que no puede seguir viviendo la vida según sus propias reglas, tomando las mismas decisiones, cosechando las mismas consecuencias nefastas, yendo a la iglesia de vez en cuando y fingiendo que Dios está cambiando su vida. Arrepentirse significa volverse a Dios, cambiar de opinión y recorrer un camino diferente. El cristianismo sin arrepentimiento profundo y personal no es verdadero cristianismo. “Creyentes” hay muchos. Lo que Jesucristo quiere son discípulos dedicados.
Esto significa que si usted desea que su matrimonio roto, sus adicciones destructivas, sus encuentros sexuales sin sentido, sus ansiedades y miedos sean sanados, va a tener que permitir que Dios cambie tanto su conducta como los patrones de pensamiento que lo llevaron a su condición actual. Demasiadas veces, lo que queremos es escribir el guion de nuestra propia vida, seguir una trágica trama, y luego esperar que Dios simplemente repare las malas consecuencias.
Dios reescribirá la historia de su vida, pero primero usted debe comprender el alcance de su daño espiritual y emocional, estar dispuesto a aceptar a Jesucristo como su Salvador y someterse a la recreación de Dios.
Cómo nos restaura Dios
Repasemos las cinco formas en que fuimos hechos a imagen de Dios y veamos de qué manera desea él restaurarnos a nuestro propósito original.
1. Razón. Como se mencionó antes, en la esencia de cada ser humano hay un proceso de razonamiento deficiente. Usted nunca experimentará sanidad espiritual a menos que acepte los caminos de Dios y deje de alimentar pensamientos defectuosos, por muy correctos y naturales que le parezcan. Dios quiere enseñarle a cambiar el pensamiento egoísta por el pensamiento altruista, el pensamiento a corto plazo por el pensamiento eterno, y la desobediencia a la ley de Dios por la obediencia a su forma de vida.
2. Emociones. ¿En qué medida está su vida controlada por la ira, el odio, sentimientos de dolor, envidia, miedo y ansiedad? Jesús enseñó en el sermón del monte: “No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primero el Reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:31-33).
Dios quiere sustituir sus miedos por paz y sus ansiedades por fe.
3. Imaginación y creatividad. En otra parte del sermón del monte Jesús dijo: “Oísteis que fue dicho: no cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón” (Mateo 5:27-28).
Si quiere salir del absurdo carrusel sexual o superar su adicción a la pornografía, primero debe sanar su imaginación. Espero que esté empezando a ver cuán afectado está realmente, ¡y cómo Dios quiere sanarlo!
4. Libre albedrío. La historia de su vida se compone de sus decisiones. No puede seguir tomando las mismas decisiones erróneas, porque simplemente llegará a los mismos destinos sin salida. ¿No cree que es hora de intentar algo diferente? Dios quiere sustituir su proceso de toma de decisiones corto de miras y autodestructivo por otro que produzca felicidad.
5. Relaciones. Todos anhelamos una relación profunda y significativa con Dios y con los demás. Usted fue diseñado con estas necesidades, y si le permite a Dios sanar su relación con él, él le enseñará cómo sanar sus relaciones con los demás.
Este es el guion que Dios quiere escribir para su vida. Usted existe porque Dios Todopoderoso quiere hijos, pero hijos que sean como él. Usted fue hecho a su imagen, pero se ha convertido en una imagen dañada de Dios. La salvación consiste en que Dios lo salve por medio de su Hijo Jesucristo y lo restaure a su propósito original. Este es un aspecto del evangelio que falta en tantos mensajes religiosos: ¡la maravillosa noticia de que Dios está creando su propia familia! BN