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Este año, o lo que lleva de año en este lugar físico donde nos encontramos, todos ustedes, todos hemos sido testigos del trabajo que se ha ido haciendo de remodelación o de construcción en este lugar. De hecho, el lugar donde nos encontramos ahora, hemos conversado muchas veces, que aquí se limpiaban carros, tuvimos que reconstruir bastante de este lugar, muros, piso, pintura y todo para que quede disponible para reunirnos. Y es una alegría contar la experiencia de cómo estaba antes, a cómo se ha ido logrando poquito a poco. Ya llevamos varios meses comenzando de marzo hasta la fecha y se han ido arreglando varios lugares, varias zonas de este inmueble. Y respecto a esto de las reconstrucciones o remodelaciones, es un poco lo que vamos a tocar hoy. Y como introducción, me gustaría que fuéramos al libro de Marcos. Se me acompañan al evangelio de Marcos.
Capítulo 6, Y versículo 3. Esto es bastante conocido, pero aquí vamos a enfocar en el oficio de Cristo.
En Marcos 6, Y versículo 3, Marcos capítulo 6 y versículo 3, dice, no es este el carpintero hijo de María, hermano de Jacobo, de José, de Judas y de Simón. No están también aquí con nosotros sus hermanas y se descandalizaban de él. Cristo carpintero arreglaba cosas con madera, trabajaba la madera, construía cosas. Esa es un poco la línea que hoy día vamos a tocar. En esencia, Dios aquí tenía un oficio de constructor, hasta los 30 años, cuando él comienza su oficio a predicar. Una vez que Juan el autista ya sale de la escena.
Dios es un constructor por excelencia. Dios construyó todo lo que nos rodea, toda la vida física que nos rodea, Él la construyó. Entonces nosotros vivimos. Dios nos construyó a nosotros, nos diseñó. Y entonces llevó a cabo la creación con nosotros en ella. Nos creó a imagen y semejanza. Y el deseo de construir en el ser humano viene de parte de él. Todos los seres humanos tenemos ese deseo o anhelo de construir cosas, desde niños, desde un castillo de arena, con arena o con barro, hasta grandes edificios. Y Dios también está construyendo una familia en estos días. El título del mensaje que tenemos el día de hoy, que está enfocado en esta característica de Dios y la importancia de que nosotros debemos ser constructores, así como lo es él, el título es El día de la gran inauguración. El día de la gran inauguración.
En las construcciones donde se sabe y se conoce que pueden estar alrededor nuestro o en el centro de la ciudad, donde el agurve construye con más velocidad, hay un día especial final donde se inaugura la construcción, que es el día de la inauguración. ¿Qué es lo que sucede en ese día? Se invita gente, se come algo liviano, se invitan a periodistas, políticos o personas importantes, se toman muchas fotografías y se corta el listón como momento exacto en donde se inaugura dicha construcción. Y aquí tengo conmigo un listón. No hay nada más bueno que ilustrar lo que es el corte del listón. Todos lo conocemos y viene el día entonces de la inauguración, donde comienza, gracias, una nueva etapa, termina la construcción y comienza otro momento. Estuve averiguando, fue muy interesante, nunca me había preguntado de dónde venía esta costumbre, pero nosotros lo reconocemos en el ambiente político, en el ambiente social de todos los conocimientos civiles. Según cuentan, esta costumbre viene de Europa, de Francia, de Italia, de Inglaterra, y estaba relacionado con el matrimonio. En la casa de la novia o en la iglesia se cortaba el listón y simbolizaba el cambio de vida dejando a la infancia de la señorita, y entonces comenzando a ser una nueva mujer para su marido, era un cambio, y se inauguraba. De alguna manera, esta costumbre se trasladó a los negocios, por eso es lo que vemos hoy día cuando se inauguran las construcciones, donde se trabaja con esfuerzo para comenzar un nuevo emprendimiento, nuevos obstáculos, nuevos sueños. Ahí comienza todo en base a la construcción nueva. Podríamos decir que Dios, simbólicamente hablando, tuvo un día en las escrituras donde cortó el listón. ¿Sabes dónde? Donde cortó el listón de una gran construcción en Génesis, capítulo 2, versículos 1 al 3. Vamos ahí.
De manera simbólica, lógicamente hablando, estamos viendo aquí que Dios cortó el listón, inauguró algo, terminó algo, y en Génesis capítulo 2, versículos 1 al 3, dice, fueron acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos, y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo, y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo, versículo 3, y bendijo Dios al día séptimo y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación. Entonces, si nos podemos imaginar, él cesó este trabajo, y de manera simbólica cortó el listón, cuando terminó esta construcción del cielo y de la tierra. Interesantemente, Dios terminó todo lo que vemos a nuestro alrededor, es decir, el mundo físico, y luego con broche de oro, descansó de todo esto. Reposó el día sábado, y lo bendijo y lo santificó. Recuerden que el sábado es una bendición de Dios, y está santificado por Dios. Son dos elementos importantes del sábado. Dios está bendiciendo el sábado y lo santifica aquí en la historia. Como dijimos, el hombre, al ser creado por Dios a su imagen y semejanza, tiene este carácter intrínsico en él de querer ser constructor. Hay una animación, de hecho, que a los niños le gusta, el constructor. Entonces, a los niños le encanta que se construyan cosas. Aunque a veces el hombre le gusta construir cosas erradas. Por ejemplo, aquí en Genesis 11, ¿qué es lo que vemos? Esta construcción, gran construcción, muy alta de qué hablamos. Versículo 3, de Genesis 11. Y se dejaron unos a otros. Hagamos ladrillo y cosamos lo con fuego y le sirvió el ladrillo en lugar de piedra y el asfalto en lugar de mezcla. Y dijeron, vamos, edifiquemos, es decir, construyamos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo y hagámonos un nombre. Por si fuéramos, fuéremos esparcidos sobre la faz de toda la tierra. Y descendió el Eterno para ver la ciudad y la torre que edificaba los hijos de los hombres. Entonces aquí, ¿por qué los hombres querían construir algo tan alto? ¿Qué es lo que había sucedido recientemente en la historia universal? Bueno, se murieron todos ahogados y solamente se salvaron ocho personas. Eso de alguna manera en los descendientes de Noé, ellos lo sabían, lo conocían. Entonces, alejados de Dios, queriendo enfrentarse a Dios, nosotros somos más inteligentes y podemos construir una torre muy alta. No nos vaya a suceder algo como ya nos había sucedido. Entonces aquí viene el personaje de Nimrod y todo lo que hizo siguió la torre de Babel. El punto es que edificaron una torre muy alta y se juntaron y construyeron todos juntos esa torre muy alta. Entonces Dios confunde las lenguas. Ahora bien, este es un ejemplo de la construcción de los hombres de la Biblia. Ahora bien, Dios creó los cielos y la tierra. Y Dios, una vez que finalizó eso, Dios sigue trabajando. Ya finalizó esa tarea, ese trabajo, esa edificación. Dios ahora sigue trabajando. ¿Y en qué sigue trabajando Dios? Juan 517, anotelo por ahí, pero dice, mi padre hasta ahora trabaja y yo trabajo. Le respondió Jesús a los hombres. Entonces ¿qué están construyendo Dios el padre y Dios el hijo? ¿En qué están tan ocupados o qué es lo que están haciendo en estos tiempos? Vamos a la primera de Corintios. Vamos a la primera de Corintios.
Capítulo 3. Primera de Corintios, Capítulo 3, versículos 9 al 15. Primera de Corintios, Capítulo 3, versículos 9 al 15, dice, porque nosotros somos colaboradores de Dios. Y vosotros sois la branza de Dios edificio de Dios. Esa es la énfasis que estamos aquí agregando, en Negrita o en Cursiva o Subrayado. Vosotros sois la branza de Dios edificio de Dios. Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento y otro edifica encima, pero cada uno mire cómo sobreedifica, porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto. El cual es Jesucristo, versículo 12. Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras, preciosas, maderas, eno o jarasca, la obra de cada uno será manifiesta, porque el día la declarará. Pues por el fuego será revelada, y la obra de cada uno será, la obra de cada uno cual sea, el fuego la aprobará. Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. Entonces aquí tenemos el principio de la construcción, de la edificación. Dios nos está construyendo en lo que estamos hablando aquí. ¿Qué es lo que está haciendo Dios y Su Hijo? Nos están construyendo, nos están edificando. Nos están convirtiendo en algo magnífico, porque lo seamos, sino que son ellos, es nosotros, que lo hacen así. Sin embargo, en el concepto de edificación que utiliza Pablo y Cristo, y la relación que tengamos con Él, es lo que debe ser en esa edificación. Esa relación con Dios es la que debe estar en esos cimientos. El fundamento para nuestra edificación espiritual está apoyado en esa relación. La relación con Dios son esos cimientos, porque no estamos hablando aquí de una construcción física, de 1, 2, 3, 5, 20 pisos, estamos hablando de una construcción espiritual de la cual Dios está construyendo en nosotros. Y esa relación que tenemos con Dios va a ser manifestada dependiendo si esa relación con Dios está en esos cimientos. De ahí hacia arriba se construye. Toda prueba que enfrentemos puede ser soportada siempre y cuando tengamos estos cimientos. Toda prueba que tengamos puede ser soportada. No importa la cantidad de pisos hacia arriba. Si hay un buen cimiento, va a aguantar. Va a aguantar esa construcción. Vamos aquí a Hebreos 11. Hebreos capítulo 11. Hebreos 7 al 10.
Acuérdense, empezamos con la imagen del listón. Y ahora estamos en el desarrollo del trabajo, de la edificación. Vamos a Hebreos 11.7.10. Dice por la fe, ¿no he? Fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían. Con temor preparó, es decir, construyó, edificó, el arca en que su casa se salvase. Y por esa fe condenó al mundo y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe. Versículo 8. Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia.
Y salió sin saber a dónde iba. Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida, como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa. Y aquí versículo 10 es donde viene el enfoque, porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos cuyo arquitecto y constructor es Dios.
Aquí viene entonces el concepto del cual estamos tratando. Aquí se le llama a Dios como arquitecto, como constructor. ¿Y qué está haciendo Dios? Una ciudad. Nos está trabajando desde aquí, desde el cielo hacia acá. Para enfrentar la vida física y las limitaciones de la vida física, ¿cuántas limitaciones tiene la vida física? Muchísimas. Para enfrentarla, debemos tener el cimiento espiritual en esta vida física.
Y el cimiento espiritual es algo que no se ve, como lo vimos aquí con Noella Abram, algo que no se ve, algo que no se escucha, algo que no se toca, algo que no se saborea ni se siente, pero sí se sabe, con seguridad. ¿Se acuerdan el sermón que se entregó en la fiesta de los tabernáculos del limón? Al principio hablamos del limón y todos nos imaginamos ese fruto cítrico y nuestra mente era capaz de imaginar el olor, la textura, el sabor, la acidez de ese limón. Entonces, lo podemos imaginar con nuestra mente haciendo alusión del reino, de la esperanza, de la fe, de la cual nosotros vivimos.
Vivimos así por fe, tal como no he construyendo un arca donde no caía ni una gota de agua por varios años. Tal como Abram, que se le dijo, te saco de este lugar tan cómodo para ti y te llevo un lugar mejor y no lo veía, no le mandaron un vídeo ni fotografías de cómo era el lugar.
Él solamente se fue, por fe. Muchos lo hicieron, no solamente no Abram, son un par de ejemplos, muchos lo hicieron. Y ellos esperaron la ciudad. Esperaron la ciudad. No vivieron en ella. Termina el libro de los hebreos de Breos capítulo 11, que nadie recibió esta ciudad. No vivieron en ella. Una ciudad es la que tiene fundamentos, los cimientos, cuyo arquitecto y constructor es Dios. Otro ejemplo del padre de la fe. Abram y su cimiento, lo que él hizo. Vamos a Romanos capítulo 4.
Romanos capítulo 4, versículo 18. 18 y 20. Estamos hablando ahora de la parte espiritual, de la fe, de la relación con Dios y los cimientos que debemos tener en esa base. Lucas 14 también habla de esta parábolas, hablando de la edificación. Romanos 4, 18 y 20.
Él creyó en esperanza contra esperanza para llegar a ser padre de muchas gentes. Estamos hablando aquí de Abram. Conforme a lo que se le había dicho, así será tu descendencia. Y no se debilitó en la fe al considerar a su cuerpo, que estaba ya como muerto, siendo de casi 100 años. Recuerdense que de 100 años Abram recibió esta noticia y su mujer de 90 y dice aquí, o la esterilidad de la matriz de Sara.
20. Tampoco dudó por incredulidad de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe dando gloria a Dios. Entonces aquí la paradoja es que creer con fe, es decir, algo espiritual, a pesar de las limitaciones físicas, fortalece espiritual y físicamente. De nuevo, la paradoja aquí es que con fe, que es el enfoque espiritual de la vida, a pesar de estar en un mundo físico, en fe se fortalece espiritual y físicamente el cuerpo, porque es Dios quien está obrando en nosotros.
No es nuestra fuerza, no es nuestro poder, sino que es la esencia de Dios en nosotros, el Espíritu Santo, porque Él es constructor de nosotros. Él nos construye, Él nos va edificando, bloque a bloque, ladrillo a ladrillo. Echos 20. Vamos aquí a Echos capítulo 20.
Y versículo 28.
Echos capítulo 20, versículo 28. Y es el que nos va.
Dice versículo 28. Por tanto, mirad por vosotros y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos para apacentar la Iglesia del Señor, la cual Él ganó por Su propia sangre, porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros los rapaces, y estarán al rebaño hablando de lo que hablaba el sermóncillo aquí un poco. Versículo 30. Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrarte así a los discípulos. Por tanto, velad acordándos que por tres años de noche y de día no he cesado de amonestar con lágrimas a cada uno. Los hermanos osen comiendo a Dios y a la palabra de Su gracia que tiene poder para sobreedificaros. Aquí hablando de esto, de la construcción. Y daros herencia con todos los santificados. Al final del libro de Hebreos, capítulo 11, está hablando del final, de recibir esa herencia con todos los santificados. Vale la pena tomar una lupa en esta sección, de la cual nos vamos a tener un poquitito más, que está dirigida esta carta a los ancianos de Efezo, porque aquí estábamos leyendo que era a los ancianos, si lo leemos y nos dimos cuenta. Y está relacionada con la edificación de cada uno de los individuos que conforman la Iglesia, o en ese tiempo la Iglesia en Efezo. Demiletos a Efezo viajó este mensaje por medio de los ancianos en voz de Pablo. Entonces aquí la lupa, el calderón musical o la detención que tenemos sobre este pedazo de historia. Ha notado usted, pregunta, ha notado usted qué en ocasiones, el ser humano tiene una lamentable tendencia a adueñarse de las personas por tal o cual cosa que han hecho para acercarlos al Evangelio. Es una tendencia que se repiten en muchas iglesias. Tal vez hemos formado parte del llamamiento de alguna persona, o estuvimos directamente involucrados en el proceso de acercarlos al Evangelio. Tal vez fuimos quienes le hablamos del reino, háblales del reino para que se interesen, háblales de la esperanza, de la fe y de los muertos en Jesús. Tal vez le pasamos una revista, un folleto, o tal vez como ministros, que hemos entrevistado y bautizado a x cantidad de personas. O tal vez hemos casado una cantidad grande de matrimonios, o hemos bendecido a tan cantidad de niños.
¿Pero de quién son los miembros? ¿De quién son los miembros? Pablo, aquí en esta historia, y con todos a quienes él pastoreaba, amaba mucho a los miembros de la iglesia. Con mucha emoción, hay muchas cartas que él le entrega de la cárcel, en problemas de salud. Y aquí dice que con lágrimas y mucho sufrimiento les ayudaba. Si usted termina la historia, esta despedida es súper agónica, porque aquí en Hechos 20, Pablo de Rodillas, ahora, junto con los ancianos, con esa parte de iglesia, creía que lo más seguro es que jamás se volverían a ver. Que jamás se volverían a ver los unos con los otros. Entonces, no era como la fiesta de los tabernáculos, cuando termina, que bonita la fiesta, con los hijentes, volvía a ver gente y decimos, nos vemos el próximo año. O dos años más adelante. Y es triste, la verdad que sí, es triste. Pero aquí no era una fiesta de tabernáculos ni el final de ella, sino que era realmente que probablemente no se iban a ver nunca más. Debido al dedicado trabajo de Pablo con la membresía, podríamos decir que tal vez él sí tenía la autoridad de haber dicho, y si no dicho, al menos haber pensado que eran suyos por todo lo que él hizo con ellos.
Pero la carta de Pablo de Miletos a Fesó, en voz de los ancianos, dice, y lo volvemos a leer, que fue el primer versículo que leímos, por tanto, mirad por vosotros, hablándole de los ancianos, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo se ha puesto por vispos, para apacentar la Iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre. No sé, Pablo, podría haber dicho, son mis hijos, son míos, yo los dejo aquí. Pero Pablo no dice eso en ningún momento. Dice, la cual él ganó por su propia sangre, y sí que Pablo lo sufría por ellos. Tiene una expediente, pero rico en sufrimientos, que él podría haber dicho tantas cosas, pero no. La cual él ganó por su propia sangre, Jesús. Jesús es el dueño de la gente, es su Iglesia.
Pablo le está diciendo al ministerio, repito, esta es un mensaje a los ancianos, está diciendo al ministerio, que solamente los ancianos, el ministerio, los ministros, los pastores, somos apacentadores de la greia, como lo hablaba el sermóncillo de Salmos 23, la vara y el callado. Apacentadores de la greia, no dueños de la greia, eso es muy diferente.
Y que no debemos olvidarnos que el único dueño, entonces, de estas personas es Cristo, porque el Hijo de Dios compró a su Iglesia y a los individuos de ella con sangre, con su propia sangre derramada. Y si esto le dice al ministerio, si las escrituras vemos que Pablo, inspirado por el Espíritu Santo de Dios, le está diciendo al ministerio, ¿cuál es realmente esto de la relación y esto de no hacernos dueños, sino que apacentadores?
Cuanto más debemos, no sólo el ministerio, sino todos, considerar que el autor y el constructor del llamamiento y el desarrollo espiritual de cada uno de nosotros es Dios y sólo Dios. Él es el autor, Él es el constructor, Él es el que edifica. Sería una inmensa erejía pensar lo contrario. O adueñarse de la gente. Estos son míos. Yo los crié en el Evangelio, yo los traje, míos, míos. Hay que sacarse eso de la mente. Hay que sacarse eso de la mente. Además, las motivaciones del ministerio para apacentar la grei deben ser genuinas. El pedacito de historia es lo que estamos todavía detenidos.
No para bien propio, sino para el beneficio de los apacentados. Las motivaciones por las cuales se ministra la grei. En la traducción del lenguaje actual, la TLA, el versículo 28, que acabamos de leer, la voy a leer ahora, en la traducción del lenguaje actual, dice, ustedes, diciéndolos los ancianos, ustedes deben cuidarse a sí mismos. Fíjese qué interesante la exhortación de Pablo.
Debemos tener que cuidarse a sí mismos y cuidar a los miembros de la Iglesia de Dios. Recuerden que el Espíritu Santo los puso como líderes de la Iglesia para que cuiden a todos los que Dios salvó por medio de la sangre de su propio hijo. Hay una versión que puede ayudarnos a entender este versículo.
No está garantizado que el ministerio no se corrompa. ¿Pero cómo garantizar eso? Porque todos somos seres humanos. Debe el ministerio cuidarse de sí mismo y cuidar a los miembros. Es algo para los dos lados. Eso es algo que siempre se ha sabido. Esta breve pausa al discurso de Pablo, esta carta de Miletos a FSO, nos da a entender qué, como un resumen de lo que acabamos de ver, no pertenecen a la gente o a un grupo, sino a Cristo, que los compró con su sangre.
Y punto número 2. Las ovejas deben ser apacentadas por las correctas motivaciones. Eso es crucial en cuanto a la iglesia, porque estamos hablando de edificar la iglesia. Y esto es parte de lo que debe existir en las iglesias de Dios. Solo así se puede y debe construirse la iglesia con estos dos breves puntos. Las ovejas no pertenecen a ningún grupo, o a gente o a alguien, sino a Jesús. Y las ovejas deben ser apacentadas por las correctas motivaciones, no para ganar favores, no para tener un tipo de algo de vuelta después. Eso es lo que confunde las iglesias. Y el ambiente empieza a cambiar.
Entonces, debemos tener estos puntos muy claros para construir la iglesia en un ambiente sano donde todos crecen y se les guía y se les apoya, no donde se les controle y se les limite. Fíjese que diferencia hay entre un tipo de iglesia con otro, espíritus en las iglesias. Hay iglesias donde se les guía y se les apoya, hay iglesias donde se los controla y se les limita.
Y las dos son iglesias y funcionan. Pero cómo se puede saber la fórmula para crecer? Aquí la estamos viendo, las mismas escrituras. Hay una gran diferencia entre estos puntos. Guiar y apoyar y entonces controlar y limitar. La iglesia debe ser fomentadora de paz y de edificación. Los miembros, como iglesia, también deben tener este mismo espíritu de ese ambiente sano. Hasta ahora hemos hablado de construir, de edificar, de reedificar, de levantar con varios ejemplos. ¿Y qué pasa si hablamos del antónimo? ¿Cuál es el antónimo?
Echar abajo. Apocalipsis 9. Destruir. Aquí hay algo muy interesante. Apocalipsis, capítulo 9, versículos 11. Solamente el 11. Apocalipsis 9, 11. Aquí hablando de los últimos eventos del fin del mundo y del inicio del mejor que viene. Y tienen por rey sobre ellos al ángel del abismo, cuyo nombre en hebreo es Abadón y en griego Apolión. ¿Y qué son estos nombres? Que interesantemente dice en hebreo, podríamos incluso resumirlo apuntando al antiguo destamento y al nuevo destamento en griego.
Los dos significan destructor. Así de sencillo. Los dos significan destructor. Entonces, dos veces dice ese rey el ángel del abismo es un destructor. Y sí que es destructivo. La característica de este rey es lo que refleja su obra destruir. Destruir. Lo interesante aquí es que la destrucción del hebreo y del griego no es igual a una completa aniquilación. No es igual a una completa aniquilación. ¿A quién nos referimos con esto? Aquí pongamos atención de esta parte tan interesante. Por ejemplo, el griego Apolión está conformado por Lyón, la segunda parte, que en griego es algo como desatar, aflojar o soltar.
Quedamos con la segunda parte de Apolión. Y APO es una preposición que implica estar en movimiento, desatar, aflojar, un movimiento, estar en movimiento. La idea es que la destrucción causada por Satanás y el pecado también, en efecto, es aflojar algo que está fijo, desatar algo que está atado, destruir algo que está edificado, algo que Dios ha hecho. Abadón y Apolión. Y entonces aquí viene el viaje y la aplicación a nuestros zapatos o a este mundo. No es justamente lo que estamos viviendo ahora con las festividades que nos rodean, las fiestas paganas de las cuales el mundo celebra, y que muchas veces tildan de cristianas todo el mundo, se fijan que el eco de No Morirás, de la serpiente, del antiguo testamento, aquella mezcla y enredo de la serpiente sigue viva, hasta hoy, 6.000 años, y ahí sigue, No Morirás, ya están terminando todas estas festividades de muerte y todo el significado que ellas traen consigo desatan en un movimiento satánico y sutil la verdad de Dios.
Lo desarman, lo desatan, lo aflojan, porque alejan el conocimiento del potencial humano. Todos sabemos aquí lo que es el potencial humano. ¿Qué pasa? ¿Se andan muertos ahí caminando? Se alejan, de la verdad.
¿Qué pasa si después de la muerte, entonces, quedan las personas ahí caminando y andando haciendo cosas y travesuras? ¿Qué pasa si nos tenemos que ir al infierno o al cielo? ¿O si hay que reencarnarse o hay que consultar a los muertos a través del Espiritismo y de los portales que todas estas fiestas incluyen? ¿Qué pasa ahí? La verdad de Dios se desata, se afloja, se suelta.
Y eso es Apolión, yabadón. Se fijan que no es una destrucción completa, sino que Satanás es hábil y lo funde y lo mezcla. Acuérdense, él no morirás. Con que Dios ha dicho esto y lo otro, no morirás. Y entonces la mujer medio entendió el engaño que era parte de verdad, muy poquita y gran parte de la mentira.
Entonces es muy interesante. Y esto que estamos hablando solamente de estas tres festividades que están terminando en estos días. Hoy día en la mañana veníamos hacia acá y había mucha gente joven y niños que tenían todavía el maquillaje, que no se lo habían sacado de anoche. Y habían dado a todos caminando, realmente como muertos, ahí de no durmieron parece, y no se sacaron el maquillaje de calaveras y todo eso.
Y ni hablar de lo que viene en diciembre con esta señora que tiene su casa ahí, en el centro de la ciudad donde se juntan toda la gente y adoran a una estatua, hacen mandas, hacen todo tipo de manifestaciones cristianas, entre comillas. Y después viene este tema de la Navidad, el tema de los villancicos y todo esto. Cristianos, ¿no?
¿Y qué es lo que pasa con esta festividad? Aleja la verdad de Dios, del potencial humano, de la resurrección de los muertos en Jesús, no ahora, que van caminando supuestamente, aleja al hombre de entender el plan de Dios, estas fiestas, de sata, suelta, afloja, abadón y apoleón. Acuérdense de ese significado, no es un destructor completo, no. Vamos a agarrar lo que está ahí y lo vamos a empezar a desarmar.
Y tenemos algo muy entretenido y atractivo para el mundo. Y ahí están las fiestas, que nos alejan de la verdad de Dios. Abadón y Apoleón, muy interesante, es un significado. Terminemos el desarrollo de este mensaje, el desarrollo, así que no, si se están quedando dormidos todavía le falta un poco, así que aguanten. Terminemos el desarrollo de este mensaje con tres puntos.
¿Para qué? Para ser un constructor en la Iglesia. Vamos a ver rápidamente tres puntos para ser un constructor en la Iglesia. Porque eso es lo que estamos trabajando. Punto número 1, animarnos mutuamente. Animarnos en la Iglesia mutuamente. Primera de tesalón y cences, capítulo 5.
Primera de tesalón y cences, capítulo 5, versículo 9. Y de 9 al 11. Primera de tesalón y cences, capítulo 5, versículos 9 al 11. Dice, porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo, quien murió por nosotros para que ya sea que velemos o que durmamos. Vivamos juntamente con él. Ahí están las dos opciones. De estar vivos o haber descansado, haber muerto. Versículo 11, por lo cual, animamos unos a otros y edificamos unos a otros, así como lo hacéis. Entonces la Escritura nos está diciendo continuamente las cartas que se daban aquí. ¡Anímense, edifíquense, no se critiquen, no se echen abajo, no digan todas las cosas negativas del otro para que lleguen aquí! Entonces dice, bueno, para que venga el sábado si me llueven las críticas. Animados y edificados, unos a otros. Así como lo hacéis. Algunas veces quedarse en casa es una alternativa para algunas personas y ven un sermón y estudia la Biblia y ya, se guardó el sábado. Pero, esto no es una alternativa al día sábado. ¿Por qué? Porque se pierde todo esto de animarse y edificarse. Un mensaje en WhatsApp no es lo mismo que hablar con una persona, quedarse un abrazo y animarse y edificarse. Obviamente, cuando hay motivos de salud, motivos de fuerza mayor, el cual uno no puede asistir, es comprensible. Pero no debe ser una alternativa a venir a reunirse en Santa Convocación cuando realmente sí se puede. No buscar la alternativa, el plan B. Porque es aquí donde nos debemos animar mutuamente. Aquí nos alentamos, nos consolamos, nos edificamos unos a otros. ¿Cómo lo hacían los de Tessalónica? Pablo le dice, así como lo hacéis. Lo están haciendo bien, se están animando, se están fortaleciendo. Recuerden, estamos aquí para ser constructores en la fe que profesamos. Y por fe, no destructores de ello, no destructores de ello. Por eso debemos animarnos mutuamente para ser constructores en la iglesia. Es parte de la edificación, ser constructores, entonces animarnos. Eso es el primer punto. Segundo punto. Orar y ayunar mutuamente. Orar y ayunar mutuamente. La oración es clave entre nosotros. En los anuncios se dan las informaciones de los enfermos. En las semanas alguna vez se visitan, se ungen, se dan mensajes. Tal persona necesita ánimo, necesita ser visitada. Y entre nosotros tenemos esa dinámica, que siempre se puede ser todavía un poco más. El apóstol Santiago dice, confesado vuestras ofensas, unos a otros, y orad unos por otros para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho. Santiago 5.16. Esta es la oración. No hay dudas.
Pero ¿qué pasa con el ayuno? Aquí vamos a presentar algo que reconozco que no lo había visto. ¿Qué pasa si a esto le agregamos el ayuno mutuo? ¿El ayuno mutuo? ¿De qué nos referimos con esto? Vamos a Salmos, versículo 35. Todavía estoy impactado por este versículo y por el corazón del rey David principalmente. Salmos, capítulo 35, versículo 11.
Salmos, capítulo 35 y versículo 11. Se levantan testigos malvados. De lo que no sé me preguntan. Me devuelven mal por bien para afligir a mi alma. Pero yo, cuando ellos se enfermaron, estamos hablando de los malvados, me vestí de silicio. Afligí con ayuno a mi alma y mi oración se volvía a mi seno. Como por mi compañero, como por mi hermano andaba, como el que trae el huto por madre, enlutado, me humillaba.
¿De qué está hablando el rey David? ¿Había usted escuchado ayunar por el enemigo? Aquí está. Ayunar por alguien que nos paga de esta manera, que nos aflige, que son malvados. Y aquí, entonces, David dice, nos da esta visión tan incómoda que alguna vez no se nos habla. Es una visión incómoda y extraña respecto a lo que el mismo Cristo nos enseñó después, en el Nuevo Testamento, amar al enemigo. ¿Oísteis qué fue dicho por la gente que decía, que había que al enemigo no lo tomes en cuenta? Y Jesús dice, pero yo digo, hay que amar al enemigo. Y David ya lo venía diciendo por inspiración de Dios. Amar al enemigo es un ejemplo impresionante del amor del Rey David, quien era capaz de ayunar y orar por el enemigo, tal como si fuera su hermano o su misma madre. Si leemos esto en referencia al enemigo, ¿qué queda para los hermanos para ayunar por ellos? Para que les vaya bien. Orar y ayunar mutuamente para ser constructores en la Iglesia. Es el segundo punto. Orar y ayunar mutuamente para ser constructores en la Iglesia. Y el tercero es preocuparnos mutuamente. Preocuparnos mutuamente. Santiago II. Versículo 14.
Santiago II. Vamos a ir rápido porque ya me queda poco tiempo. Santiago II. Versículo 14.
Hermanos míos, ¿de qué aprovecharás si alguno dice que tiene fe y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? Y si un hermano o una hermana están desnudos y tienen necesidad de mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice, id en paz, calentados y saciados, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo. ¿De qué aprovecha? Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma. Aquí viene esto de la fe y de las obras, que en realidad no están en contraposición, sino que se complementan, en un perfecto complemento. Trabajan juntas la fe y las obras para lograr grandes cosas, y esto incluye ayudar a otros, especialmente en la casa de Dios, la familia de Dios. Ayudar a la gente necesitada en la iglesia, sobre todo en el aspecto físico, si estamos capacitados para hacerlo, debemos esforzarnos por cumplirlo. La parte práctica, la exhortación es, entonces, de estos tres puntos, es animarnos mutuamente, pedificarnos, orar y ayunar mutuamente, y preocuparnos mutuamente para ser constructores en la iglesia. Para ser constructores en la iglesia. Como conclusión, ¿qué vimos hoy? Vimos varias cosas. Hablamos de la construcción como característica de Dios y de nosotros, los seres humanos, hechos a su imagen y semejanza. Vimos también que nosotros mismos somos parte de la edificación de Dios, como el edificio de Dios. Somos la abranza y somos parte, entonces, de su trabajo hoy. Podemos construir un espléndido edificio. Podemos remodelar este salón mejor todavía y construir 20 pisos hacia arriba. Pero es más importante considerar la dimensión espiritual de nuestras vidas, con el cimiento sólido y firme de Dios como fundamento. Vivimos por fe, no por vista. Y debemos buscar la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios. Puede que exista algún otro espíritu diferente a construir una cultura contraria de destruir en el mundo y algunas veces en la iglesia. Y eso es lo que Pablo les exhorta a los ancianos, haciéndoles recordar que en ninguno de ellos nadie es dueño de ella, sino el único hijo de Dios que compró la iglesia con su preciosa sangre. Este pensamiento se fortalece con las correctas motivaciones para apacentar la Grecia de Dios y así tener una iglesia en paz, en continuo crecimiento.
Dice, no vayan ahí, en Romanos 14-19. Así que sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación. Sigamos en ese andar, Romanos 14-19. Ahí menciona que lo que debemos estar haciendo es contribuir a la paz. Contribuir a la paz es la única manera de edificar. Por eso es que debemos trabajar y ser constructores espirituales de nuestras vidas y también la de los otros.
Seamos pacientes con nosotros. Seamos pacientes con los otros. No olvidemos que Dios es un perfecto constructor y Él nos está construyendo.
Y así como él bendijo y santificó el día sábado, recuerdan en Génesis que él descansó el día sábado, el cielo y la tierra, así también nosotros vamos a poder descansar un día de toda esta obra. Porque también estamos trabajando nosotros, junto con Dios.
Vamos a Hebreos 4, 9.
Hebreos 4, 9.
Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios. Hablando del sábado, hablando de... ¿De qué venía hablando Hebreos? De la tierra prometida. Y hacia adelante, ¿qué hablamos cuando hablamos de la tierra prometida?
El descanso. Esos mil años, esos... los mil años número 7, de los 6.000 que ya estamos cumpliendo, esos mil años es nuestro descanso.
El amor a Dios y a los hermanos es parte de nuestra construcción. Y estamos todos involucrados en este día, cuando lleguemos a ese descanso. Recuerdan que Dios, dijimos que había cortado el listón, cuando construyó los cielos y la tierra, y ahí se cerró y entonces comenzó ahora con nuestro trabajo. Vamos a hacer un ejercicio. Estamos pasando aquí a las primeras personas de la fila, un listón blanco, del cual yo voy a tomar. Gracias.
¿Se acuerdan que al principio del mensaje... Agárrenlo, no lo suelten. Teníamos un listón amarillo que cortamos, y vamos a llegar un día a poder inaugurar ese descanso, que es el que estamos todos trabajando. ¿No se puede agarrar mi tijera? Ahí sí.
Pero no la voy a cortar. Esperaban que la cortara. Pueden dejarlo.
Ese día de la inauguración, ¿no ha llegado todavía?
¿Cómo vamos a cortar el listón si estamos trabajando todavía en la obra?
Lo estamos construyendo día a día, paso a paso, sábado a sábado, fiesta a fiesta, a nivel individual y a nivel colectivo como iglesia. Estamos construyendo una relación con Dios y una relación con los hermanos. Amar a Dios, llamar al prójimo, los diez mandamientos. Estamos trabajando todavía en eso. Aquel día de la inauguración donde se corte el listón, vamos a poder descansar. Aquel día vamos a poder dar inicio a algo más grande todavía. Estarán todos los ángeles aplaudiendo, alegrándose, cantando, alabando a Dios. Por ser un ser amoroso y perfecto constructor. ¿Quieren saber más de este día? Vamos a Apocalipsis 19.
Pero no lo hemos cortado todavía. Lo hemos llegado ahí. Apocalipsis 19, versículo 1.
Después de esto, oí una gran voz de gran multitud en el cielo que decía Le Lulla, salvación y honra y gloria y poder son del Señor Dios nuestro.
Versículo 2. Porque sus juicios son verdaderos y justos, pues ha juzgado a la gran ramera que ha corrompido la tierra con su fornicación.
Y ha vengado la sangre de sus siervos de la mano de ella. Versículo 3. Otra vez dijeron a Le Lulla. Y el humo de ella sube por los siglos de los siglos. De fondo, podemos imaginar la babilonia cayendo y el humo saliendo detrás.
Versículo 4. Y los 24 ancianos y los cuatro seres vivientes se postraron en tierra y adoraron a Dios, que estaba sentado en el trono, y decían, Amén, a Le Lulla. Y salió del trono una voz que decía, A lavada nuestro Dios todos sus siervos y los que teméis, así pequeños como grandes, y oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas, y como la voz de grandes truenos que decía, A Le Lulla, porque el Señor nuestro Dios, Todo poderoso reina.
Gossemonos y alegrémonos. Versículo 7. Gossemonos y alegrémonos y demosle gloria, porque han llegado las bodas del Cordero y su esposa se ha preparado. ¿Se acuerdan lo que significaba el listón? ¿O de dónde venía? Del matrimonio. Por eso no nos hemos casado con mi iglesia todavía. Pero estamos trabajando, estamos significando. Aquel día a Dios simbólicamente cortará el listón de la ataviada novia que estará dispuesta para ser entregada. Mientras tanto, todavía hay mucho que hacer. Todavía hay mucho que construir por delante. Construyamos entonces, queridos hermanos, construyamos la buena obra de Dios y participemos pronto de ese día, el día de la gran inauguración. Buenas tardes a todos.
Subtítulos por la comunidad de Amara.org