¿Qué es el "Acta de los Decretos" de Colosenses 2?

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La expresión griega traducida como “acta de los decretos” es zirografón tuo dogmásin. Zirografón se refiere a “un documento manuscrito específico, un certificado de endeudamiento” que, según el Lexicón de Bauer, puede ser traducido como factura, cuenta de cobro o registro de deudas. De manera que Colosenses Dos Catorce significa que el sacrificio por la muerte de Cristo “canceló el registro de nuestras deudas”: la pena de muerte por nuestros pecados. 

La versión de la Biblia Palabra de Dios para Todos, clarifica el significado: “Teníamos una deuda porque no cumplimos las leyes de Dios. La cuenta de cobro tenía todos los cargos contra nosotros, pero Dios nos perdonó la deuda y clavó la cuenta en la cruz”.

Estableciendo un paralelo con nuestro sistema actual de justicia, el “acta de los decretos” puede ser considerada como la orden formal escrita de una sentencia de muerte, después de la presentación y verificación de las evidencias en contra de un acusado.

Colosenses Dos Catorce, se refiere a la orden de muerte decretada por nuestros crímenes espirituales (el pecado o quebrantamiento de la ley de Dios). El Eterno traslada la sentencia de  muerte cuando una persona se arrepiente y busca su perdón. Las palabras de Pablo son una descripción sobrecogedora de los beneficios obtenidos mediante el sacrificio de Cristo. El sacrificio de Cristo clava efectivamente en su cruz la “orden de muerte” emitida a nuestro nombre por los pecados cometidos, convirtiéndose el Hijo de Dios en reo de muerte por nuestra causa. La absolución es algo más que el perdón por la penalidad de nuestros crímenes espirituales. No es meramente pasar por alto los pecados, sino pagar el justo castigo mediante la muerte del Cordero.

Imagínese a un juez de la Corte leyendo, martillo en mano, la copia certificada de la orden de ejecución girada en contra suya, salpicada con su sangre de Jesús para corroborar que usted ya no tiene que morir por sus crímenes espirituales. Esta es la acertada explicación que Pablo expone en Colosenses 2:14. Aquellas personas que creen que el apóstol se refiere a la abolición de la ley de Dios con la crucifixión de Cristo, malinterpretan drásticamente la poderosa analogía descrita en la epístola. Nuevamente, fundamentándonos en nuestro sistema moderno de justicia, podemos decir que es erróneo pensar que la liberación de la pena de muerte a un criminal en particular, tiene como consecuencia la anulación de toda la jurisprudencia decretada en contra del crimen.

La falta de sentido de esta presunción es obvia. No es la ley lo que fue clavado en la cruz, sino la sentencia de muerte en contra del cristiano que ha aceptado a Jesucristo como s u redentor.

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La expresión griega traducida como “acta de los decretos” es zirografón tuo dogmásin. Zirografón se refiere a “un documento manuscrito específico, un certificado de endeudamiento” que, según el Lexicón de Bauer, puede ser traducido como factura, cuenta de cobro o registro de deudas. De manera que Colosenses Dos Catorce significa que el sacrificio por la muerte de Cristo “canceló el registro de nuestras deudas”: la pena de muerte por nuestros pecados. 

La versión de la Biblia Palabra de Dios para Todos, clarifica el significado: “Teníamos una deuda porque no cumplimos las leyes de Dios. La cuenta de cobro tenía todos los cargos contra nosotros, pero Dios nos perdonó la deuda y clavó la cuenta en la cruz”.

Estableciendo un paralelo con nuestro sistema actual de justicia, el “acta de los decretos” puede ser considerada como la orden formal escrita de una sentencia de muerte, después de la presentación y verificación de las evidencias en contra de un acusado.

Colosenses Dos Catorce, se refiere a la orden de muerte decretada por nuestros crímenes espirituales (el pecado o quebrantamiento de la ley de Dios). El Eterno traslada la sentencia de  muerte cuando una persona se arrepiente y busca su perdón. Las palabras de Pablo son una descripción sobrecogedora de los beneficios obtenidos mediante el sacrificio de Cristo. El sacrificio de Cristo clava efectivamente en su cruz la “orden de muerte” emitida a nuestro nombre por los pecados cometidos, convirtiéndose el Hijo de Dios en reo de muerte por nuestra causa. La absolución es algo más que el perdón por la penalidad de nuestros crímenes espirituales. No es meramente pasar por alto los pecados, sino pagar el justo castigo mediante la muerte del Cordero.

Imagínese a un juez de la Corte leyendo, martillo en mano, la copia certificada de la orden de ejecución girada en contra suya, salpicada con su sangre de Jesús para corroborar que usted ya no tiene que morir por sus crímenes espirituales. Esta es la acertada explicación que Pablo expone en Colosenses 2:14. Aquellas personas que creen que el apóstol se refiere a la abolición de la ley de Dios con la crucifixión de Cristo, malinterpretan drásticamente la poderosa analogía descrita en la epístola. Nuevamente, fundamentándonos en nuestro sistema moderno de justicia, podemos decir que es erróneo pensar que la liberación de la pena de muerte a un criminal en particular, tiene como consecuencia la anulación de toda la jurisprudencia decretada en contra del crimen.

La falta de sentido de esta presunción es obvia. No es la ley lo que fue clavado en la cruz, sino la sentencia de muerte en contra del cristiano que ha aceptado a Jesucristo como s u redentor.