¿El Espíritu Santo borrará mi pecado o adicción?
Hay una manera de salir del pecado y la adicción. Dios puede ayudarlo a superarlo con la fuerza de su Santo Espíritu. Pero primero requerirá su determinación de dejarlo y mantenerse limpio.
Dios quiere que todos los adictos se libren de sus adicciones; Él desea que todos los pecadores se libren de sus pecados. Él “quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad” (1 Timoteo 2:4).
La esclavitud a la adicción y el pecado puede ser quebrantada si uno primeramente tiene la determinación para dejar de pecar. Luego, el Espíritu de Dios podrá ayudarle a renovar su mente de su corrupta mentalidad.
Si usted lucha contra una adicción u otro comportamiento pecaminoso que usted sabe que es dañino, necesita ayuda. Nosotros nos volvemos esclavos de nuestros pecados (Romanos 6:16). Una adicción puede mantenerlo atrapado en sus garras, pero usted puede ser liberado de esta esclavitud.
Una vez que la adicción o el pecado se establece en su mente, es difícil cambiar. Así que superarlo requiere que usted cambie su mentalidad. Ya que su mente ha sido corrompida, necesita una transformación.
Es aquí donde el Espíritu Santo puede ayudarle a ver que su comportamiento es incorrecto y darle fuerzas para ponerle fin. El Espíritu no le quitará su adicción y pecado a menos que usted esté dispuesto a detenerlo y comenzar a hacer lo correcto. La fuerza del Espíritu de Dios puede ayudarle a resistir el impulso a pecar o satisfacer el ansia de su adicción.
Esto será una lucha, y quizás sienta que usted nunca podrá superarla. Hasta el apóstol Pablo luchó con pensamientos y comportamiento que contradecían lo que él quería hacer. Él escribió, “…en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo” (Romanos 7:18). El Espíritu Santo de Dios ayudó a Pablo a evitar ceder a la tentación de pecar.
De igual forma usted puede evitar que una adicción tome control sobre su vida con la ayuda del Espíritu de Dios. Él da ese Espíritu a aquellos que le obedecen (Hechos 5:32). Por ejemplo, en Hechos capítulo 2, muchos escucharon el sermón de Pedro en Pentecostés y se dieron cuenta de su complicidad al matar a Jesús. Ellos exclamaron, “Varones hermanos, ¿qué haremos?” (Hechos 2:37). La respuesta de Pedro fue, “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo” (Hechos 2:38).
Para vencer una adicción, y dejar de pecar requiere que usted se arrepiente como aquellos hombres que se dieron cuenta de su pecado. El pecador debe admitir que su problema yace profundamente en su mente. Luego, con la ayuda del Espíritu de Dios, él o ella puede dejar de pecar y cambiar su mentalidad corrupta.
El rey David clamó a Dios al darse cuenta de cuán pecador se había vuelto. Él pidió a Dios que renovase su mente y le diera su Santo Espíritu. Él escribió: “Crean en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí” (Salmo 51:10-11). Dios escuchó esa oración y renovó el corazón de David. David dejó atrás su pecado y Dios renovó su mente con su Espíritu Santo.
La esclavitud a la adicción y el pecado puede ser quebrantada si uno primeramente tiene la determinación para dejar de pecar. Luego, el Espíritu de Dios podrá ayudarle a renovar su mente de su corrupta mentalidad. La verdad es que solamente Dios puede quitar una adicción totalmente, pero usted debe estar dispuesto a dejar de pecar y obedecerle. Con el Espíritu de Dios dentro de usted, podrá vencer a su pecado o adicción. Usted puede hacer como él ordena cuando dice, “Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne” (Gálatas 5:16).