¿Debemos obedecer los mandamientos de Dios?
Jesús expresamente nos señala que en nuestra obediencia debemos incluir los Diez Mandamientos.
“Entonces vino uno y le dijo: Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna? Él le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino uno: Dios. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. Le dijo: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio. Honra a tu padre y a tu madre; y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mateo 19:16-19).
La obediencia a Dios comienza cuando reconocemos al Decálogo como la pauta permanente de nuestro comportamiento. Pero nuestra obediencia debe ir más allá de la simple obediencia a los Diez Mandamientos.
Jesús también dijo: “No crean ustedes que yo he venido a poner fin a la ley ni a las enseñanzas de los profetas; no he venido a ponerles fin, sino a darles su verdadero significado. Pues les aseguro que mientras existan el cielo y la tierra, no se le quitará a la ley ni un punto ni una letra, hasta que suceda todo lo que tiene que suceder. Por eso, el que no obedece uno de los mandatos de la ley, aunque sea el más pequeño, ni enseña a la gente a obedecerlo, será considerado el más pequeño en el reino de Dios. Pero el que los obedece y enseña a otros a hacer lo mismo, será considerado grande en el reino de Dios” (Mateo 5:17-19, Versión Popular).
Es pecado no dar importancia o negarse a cumplir con lo que Dios nos manda. Jesús dejó bien claro que no tenía intención alguna de anular o abolir ningún mandamiento proveniente de Dios, y que cualquiera que pretendiera hacerlo o enseñar a otros a hacerlo estaría en un serio peligro espiritual. (Si desea estudiar más sobre este tema, no deje de solicitar nuestro folleto gratuito Los Diez Mandamientos.)