Cómo forjó Dios el futuro de Israel

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Cómo forjó Dios el futuro de Israel

Mucha gente conoce la historia de cómo Dios liberó milagrosamente al pueblo de Israel de la esclavitud egipcia y lo estableció como nación. Él llevó a cabo muchos milagros para alcanzar este objetivo; sin embargo, muchos otros milagros que demuestran cómo supervisó personalmente el cumplimiento de las promesas que le había hecho a Abraham no son tan conocidos.

Los milagrosos nacimientos de Isaac y Jacob, hijo y nieto de Abraham, respectivamente, también son hitos importantes. Fue por medio de ellos que Dios entregó a las doce tribus de Israel las promesas que le hizo a Abraham.

Por medio de estos milagros Dios demostró que la nación de Israel jamás hubiese existido de no haber sido por su intervención.

Considere el nacimiento de Isaac, el hijo de Abraham. La esposa de Abraham, Sara, no había podido tener hijos a pesar de haber estado casada durante décadas. Sin embargo, Dios intervino y milagrosamente les dio un hijo cuando la etapa reproductiva de ella hacía mucho que había terminado.

Posteriormente Isaac y su esposa Rebeca, quienes habían estado casados durante veinte años, tampoco habían podido ser padres. Finalmente, cuando Isaac tenía aproximadamente sesenta años, oró por la esterilidad de su esposa. Rebeca concibió milagrosamente  y dio a luz gemelos: Esaú y Jacob (Génesis 25:21, 26).

¿Qué importante lección podemos aprender de estos milagros? Dios les mostró a los descendientes de Abraham que solo podrían tener éxito en el llamamiento y la misión que les había dado si dependían de su ayuda divina. Esta es una lección difícil de aprender para los seres humanos, como comprueban los éxitos y tragedias del pueblo de Israel.

Los autores de la Biblia registraron gran parte de ellos para que los pueblos pudieran aprender del ejemplo de Israel. Dios milagrosamente formó una nación a partir de Abraham, para mostrarles a todas las otras naciones los beneficios que provienen de obedecerle y las tragedias que surgen al desobedecerle. Israel ha sido un ejemplo de ambos. Su rol en el gran plan de Dios está lejos de haberse cumplido. El mejor momento de Israel está aún por verse.