Estados Unidos y Gran Bretaña en la profecía bíblica

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¿Cómo fue posible que una nación insular relativamente pequeña y un grupo de colonias apiñadas a lo largo de un continente llegaran a dominar el mundo por los últimos dos siglos?

La asombrosa historia del ascenso a la grandeza de los Estados Unidos y Gran Bretaña comenzó hace cuatro mil años con el patriarca bíblico Abraham. Las promesas de Dios harían posible un extraordinario futuro para sus descendientes.

Mediante este proceso Dios e Israel formaron una relación de pacto, un compromiso obligatorio de respetar y cumplir sus respectivos roles.

Por medio de estos milagros Dios demostró que la nación de Israel jamás hubiese existido de no haber sido por su intervención.

Al corroborar la continua intervención de Dios en el pasado, presente y futuro de los hijos de Israel, validamos su compromiso inquebrantable de cumplir su palabra.

"Todas las familias de la tierra serán benditas en ti y en tu simiente"

Dios deseaba que Israel fuese una nación modelo para los otros reinos y culturas que la rodeaban. Bajo los reinados de David y Salomón, el reino de Israel alcanzó su apogeo. Lamentablemente, su gloria sería de muy corta duración.

La felicidad y la paz florecen en una atmósfera de justicia y equidad para todos, sin importar su raza o antecedentes.

Con el acceso a esta vasta riqueza, Salomón construyó un templo magnífico para Dios y un complejo palaciego para sí mismo en Jerusalén.

A pesar de que los aspectos de la vida de David nos suenen muy emocionantes, Dios se sentía atraído a este hombre por otra razón.

Israel probó ser un ejemplo para las otras naciones — pero no uno positivo. Los pecados de Salomón establecieron el escenario para la división y el colapso de Israel y, a la larga, para la desaparición de diez de sus tribus de las páginas de la historia.

Algunos creen que la mayoría de los israelitas huyeron al sur y se asimilaron dentro de la población del reino de Judá. ¿Qué ocurrió realmente? Examinemos el registro.

Técnicamente, los judíos son descendientes de dos de las tribus israelitas: Judá y Benjamín...

Poco después que los asirios deportaran a las tribus israelitas al norte del Medio Oriente, un nuevo pueblo apareció súbitamente en aquella región y con el tiempo llegó a poblar el noroeste de Europa. ¿Existe un vínculo entre ambos?

La arqueología y la historia revelan mucho acerca del origen étnico de los celtas y escitas por medio de sus actividades y relaciones comerciales.

La evidencia arqueológica muestra que los celtas y los escitas compartían y se relacionaban libremente entre ellos.

En la Biblia, el pueblo de Israel a veces es llamado casa de Isaac (Amós 7:16).

La palabra escocesa kilt tiene un origen similar.

Muchos eruditos bíblicos consideran que Amós, un profeta de Tecoa en el norte de Judá, fue el primero en advertir sobre un inminente exilio del “remanente de José” (Amós 5:15).

Gran Bretaña surgió repentinamente y llegó a encabezar el imperio más grande que el mundo jamás haya visto. Este fue seguido de cerca por el ascenso de la nación más poderosa en la historia del mundo: los Estados Unidos. ¡Ambos logros fueron predichos muchísimo tiempo atrás en la profecía bíblica!

Dios frecuentemente nombra las cosas según lo que son. El nombre de Adán literalmente significa “tierra roja”, la sustancia con la cual Dios creó y formó al primer hombre.

La prosperidad de Gran Bretaña y Estados Unidos en los siglos XIX y XX alimentó la creencia popular de que los pueblos británico y estadounidense son efectivamente descendientes de las diez tribus perdidas.

¿Es posible que la Biblia influyera tanto en la gente de Gran Bretaña y los Estados Unidos porque este libro es su libro de historia?

Dios predijo no solamente el auge de Gran Bretaña y los Estados Unidos, sino también lo que les sucederá a estas naciones si, al igual que sus antiguos ancestros bíblicos, rechazan la verdadera fuente de sus bendiciones. ¿Revela acaso la profecía lo que les depara el futuro?

Dios inspiró muchas profecías con significados duales.