¿Por qué el mandamiento de guardar el sábado no se repite en el Nuevo Testamento?

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¿Por qué el mandamiento de guardar el sábado no se repite en el Nuevo Testamento?

Algunas personas suponen que debido a que el mandamiento de guardar el sábado no se repite explícitamente en el Nuevo Testamento, debemos concluir que ya no está vigente.

El mandamiento del sábado no se repitió en el Nuevo Testamento debido a que las personas a quienes predicaban Jesús y los apóstoles jamás se hubieran imaginado que existía la necesidad de que se lo repitieran.

Los libros que más tarde se conocieron como el Antiguo Testamento eran lo que estas personas conocían como las Escrituras, su guía para vivir (Romanos 15:4). Refiriéndose a estos libros, el apóstol Pablo dijo: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2 Timoteo 3:16-17). Las Escrituras ordenaban claramente que era necesario guardar el sábado, y la gente aceptaba que esa era la instrucción inspirada por Dios.

Jesús y los apóstoles vivieron y enseñaron en una sociedad en que se guardaba el sábado. Las confrontaciones entre Jesús y los fariseos se presentaron respecto a la forma en que debía guardarse el sábado, no sobre si debía guardarse o no.

Cuando los apóstoles llevaron el mensaje más allá de los confines de Judea, la observancia del sábado era bien conocida en otras partes del Imperio Romano. El historiador judío Flavio Josefo, escribiendo durante la época de la iglesia del Nuevo Testamento, dijo: “Gran parte de la humanidad ha sentido una gran inclinación hacia nuestras prácticas religiosas; porque no existe ninguna ciudad de los griegos ni de los bárbaros, ni ninguna nación, a la que nuestra costumbre de descansar en el séptimo día no haya llegado . . . Así como Dios mismo está presente en todo el mundo, así también nuestra ley ha ido a todas partes” (Contra Apión, 2, 40).

Los ejemplos de Jesús y los apóstoles confirman que creían y obedecían los Diez Mandamientos. En todo el libro de los Hechos, escrito por Lucas, un gentil, el sábado y las fiestas ordenadas en Levítico 23 son mencionados con toda naturalidad, lo cual nos indica que era costumbre de la iglesia primitiva celebrarlos (Hechos 13:14, Hechos 13:42, Hechos 13:44; Hechos 16:13; Hechos 17:2; Hechos 18:4, Hechos 18:21; Hechos 20:6, Hechos 20:16; Hechos 27:9). Simplemente no estaba en entredicho si debían guardarse o no.