Satanás el diablo

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Satanás es el adversario de Dios, como lo demuestra el significado de su nombre tanto en griego como en hebreo. Se opone continuamente a Dios en cuanta oportunidad se le presenta. Desprecia el plan de Dios, en especial lo que Dios está haciendo para llevar a los seres humanos a formar parte de su familia. Por consiguiente, detesta a la humanidad. Es el engañador y el acusador de los hermanos (Apocalipsis 12:9-10). Es asesino y mentiroso y padre de toda mentira (Juan 8:44). Es descrito como un león rugiente que busca a quien devorar (1 Pedro 5:8).

Satanás no es un rival común y corriente. Es un adversario sumamente astuto e ingenioso, dispuesto a cualquier cosa con tal de lograr su meta de engañar a la humanidad, seduciéndola para que peque y se vuelva en contra de Dios, y de esta manera pierda la salvación que Dios tiene dispuesta para ella (Efesios 6:11-18; 2 Corintios 2:11; Lucas 8:12).

Satanás sólo puede hacer lo que Dios le permite (Job 1:12; Job 2:6). El relato de Job nos demuestra la actitud acusatoria de Satanás y claramente lo describe como un ser literal, con una personalidad bien definida. Cuando vino con el propósito de tentar a Jesucristo, se le presentó como un ser real (Mateo 4:1-11). Su reinado como rey de este mundo terminará cuando suene la última trompeta y Cristo regrese (1 Corintios 15:52; 1 Tesalonicenses 4:16; Apocalipsis 11:15), aunque hacia el final del Milenio será soltado por un poco de tiempo (Apocalipsis 20:3).

De la misma forma en que sus acciones están limitadas por la voluntad de Dios, el tiempo en que podrá actuar también será restringido. Actualmente, es “el dios de este siglo” (2 Corintios 4:4; Juan 12:31). Será depuesto y restringido en la época del reinado milenario de Cristo; luego, hacia el final de los mil años, será liberado por un corto período (Apocalipsis 20:1-3, Apocalipsis 20:7-8). Satanás no dejará de existir, pero el Mesías le quitará toda autoridad “para anular . . . el poder de aquel que tenía el poder de la muerte, es decir, el diablo” (Hebreos 2:14, Biblia de las Américas). El significado más frecuente de la palabra traducida como “destruir” en este versículo es “derrotar” o “inutilizar”.

Satanás fue creado como un ángel de muy alto rango y autoridad (Ezequiel 28:14, Ezequiel 28:16). En Isaías 14:12 es llamado “Lucero, hijo de la mañana” o “lucero de la mañana, hijo de la aurora” (Biblia de las Américas). Es llamado “querubín ungido”, y parece que fue investido con un rango cuando menos igual al del arcángel Miguel (Judas 9). Satanás fue creado perfecto y sin mancha, pero más tarde escogió el camino del pecado y de la rebelión (Ezequiel 28:12, Ezequiel 28:15, Ezequiel 28:17). Según el testimonio de Jesucristo, esta sublevación fue apoyada por una tercera parte de los ángeles, que lo siguieron en su levantamiento (Apocalipsis 12:4; Lucas 10:18). Él y los ángeles rebeldes (los demonios) trataron de derrocar a Dios y fueron derrotados y expulsados de su presencia (Isaías 14:12-15; 2 Pedro 2:4). El reino de Satanás está caracterizado por las tinieblas y no por la luz (Lucas 22:53; Efesios 6:12; Colosenses 1:13).

En ciertas circunstancias, el diablo y sus demonios pueden apoderarse de y gobernar a los seres humanos y también a los animales (Mateo 8:28-33; Mateo 9:32-34). Satanás mismo se apoderó del traidor Judas (Lucas 22:3). Cristo, con una autoridad mayor que la de Satanás, durante su ministerio aquí en la tierra expulsó demonios y les ha dado a otros el poder para hacer lo mismo (Marcos 16:17).

Para describir a Satanás se usan diferentes nombres que nos permiten conocer sus acciones perversas, sus características y su modo de proceder. Algunos de estos nombres son: Apolión, Abadón, Belial, Beelzebú, el gran dragón y el príncipe del poder del aire.

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