¿Qué debe hacer usted?

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¿Qué debe hacer usted?

El testimonio profético de la Biblia es extenso y asombrosamente exacto. Ningún ser humano podría haber predicho de manera tan precisa el surgimiento y caída de los imperios, reyes y pueblos que encontramos en la Biblia.

En Isaías 46:9-10 Dios dijo: “Yo soy Dios, y no hay ningún otro, yo soy Dios, y no hay nadie igual a mí. Yo anuncio el fin desde el principio; desde los tiempos antiguos, lo que está por venir. Yo digo: Mi propósito se cumplirá, y haré todo lo que deseo” (Nueva Versión Internacional). Sólo Dios tiene el poder para predecir el futuro y luego hacer que se cumpla.

Pero ¿por qué revela Dios el futuro? Una razón muy importante es para que nos demos cuenta de la necesidad que tenemos de cambiar. Dios nos revela el futuro a fin de que cada uno de nosotros pueda arrepentirse personalmente —cambiar su forma de vida y empezar a vivir como él nos dice— y así no tener que sufrir la dura corrección que Dios impondrá al mundo a medida que se cumplan estos acontecimientos proféticos. Nos anuncia lo que viene para motivarnos a que hagamos los cambios que necesitamos hacer en nuestra vida, individualmente y como pueblos y naciones.

Dios, queriendo evitar el sufrimiento tanto a Israel como a Judá, envió a uno de sus profetas a decirles: “Tan cierto como que yo vivo . . . que no me alegro con la muerte del malvado, sino con que se convierta de su mala conducta y viva. ¡Conviértete, pueblo de Israel; conviértete de tu conducta perversa! ¿Por qué habrás de morir?” (Ezequiel 33:11, NVI).

Dios no quiere castigar a nadie. Pero lo mismo que un padre amoroso, sabe que en ocasiones necesitamos una lección dolorosa a fin de que aprendamos cómo comportarnos y así evitar futuras situaciones más dolorosas aún.

También nos ha dado leyes, resumidas en los Diez Mandamientos que, si las obedecemos, nos traen grandes bendiciones, debido a que nos enseñan el camino de vida del amor hacia él y hacia nuestros semejantes (Mateo 22:37-40). Estas leyes también tienen consecuencias negativas cuando se ignoran o se desobedecen. Si las quebrantamos, inevitablemente nos causarán experiencias dolorosas y, de hecho, nos quebrantarán a nosotros. Lamentablemente, son muy pocos los que están dispuestos a someterse humildemente a Dios y aprender esta lección.

En la Biblia, Dios nos revela los acontecimientos y las condiciones que imperarán en el tiempo del fin. En Marcos 13 podemos leer que Jesús advirtió a sus discípulos que debían estar alerta a las tendencias que existirían previamente a su retorno, para no ser sorprendidos por no estar preparados espiritualmente. Les dijo: “Mirad, velad y orad; porque no sabéis cuándo será el tiempo” (v. 33, comparar con los vv. 35, 37). Una de las razones por las que hemos preparado esta publicación es para que la gente pueda reconocer estos acontecimientos a medida que empiecen a presentarse.

En el último capítulo del libro de Daniel se nos advierte que poco antes del retorno de Jesucristo “habrá un período de angustia, como no lo ha habido jamás desde que las naciones existen” (v. 1, NVI). El mundo entero será sorprendido con espantosos cataclismos uno tras otro.

Fijémonos en lo que el propio Jesucristo dijo con respecto al período previo a su retorno: “Habrá entonces una angustia tan grande, como no la ha habido desde que el mundo es mundo ni la habrá nunca más. Si no se acortaran aquellos días, nadie escaparía con vida; pero por amor a los elegidos se acortarán” (Mateo 24:21-22, Nueva Biblia Española). Nos advierte que ese tiempo será tan peligroso que la humanidad estará a punto de destruirse a sí misma. Si tenemos en cuenta la notable exactitud de las profecías bíblicas, esto seguramente deberá alertarnos.

Las profecías de Dios se han cumplido vez tras vez. Predijo la decadencia y caída de muchas naciones debido a sus pecados, incluso de las naciones y pueblos más importantes de nuestros días. Pero ¿qué decir de usted en lo personal?

Fijémonos también en las alentadoras palabras de que, “por causa de los escogidos”, la humanidad no será aniquilada. Los escogidos son aquellos que realmente le han creído a Dios y tienen la fe, el valor y la disposición de obrar conforme a esa convicción. Son los que realmente están dispuestos a arrepentirse, cambiar su forma de vivir, someterse a Dios y renunciar a todo lo que sea necesario para obedecer y seguir a su Creador quien, a cambio, les ha prometido todo.

En ese culminante libro de la profecía bíblica, Dios nos dice: “El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo” (Apocalipsis 21:7). ¡Qué maravillosa promesa del Creador de todas las cosas!

El libro termina dándonos una vislumbre del increíble futuro que Dios tiene para todos los que estén dispuestos a obedecerlo, un futuro en el que viviremos en su reino junto con él y su Hijo Jesucristo, como parte de su familia inmortal. ¡Dios quiere que usted esté incluido en ese asombroso futuro!

Otra cosa que tampoco debemos olvidar es que Dios ha prometido proteger a su pueblo durante este tiempo de terrible confusión y desastres mundiales. En Apocalipsis 3:10 nos asegura: “Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra”. Y Dios hace lo que dice. ¿Quiénes son esos que él llama su pueblo? En el capítulo 12, versículos 14-17, se les describe como “los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo”.

Si usted realmente cree que Dios existe y que en su palabra ha predicho el futuro —de lo cual esta publicación ha presentado pruebas para quienes estén dispuestos a aceptarlas—, ¿está dispuesto a cambiar su vida conforme a esa palabra revelada? ¿Está usted dispuesto a vivir, como dijo Jesús en Lucas 4:4, “de toda palabra de Dios”?

Si desea entender lo que significa el verdadero arrepentimiento y saber cómo recibir el Espíritu de Dios y obedecer sus mandamientos, no deje de solicitar o descargar tres folletos gratuitos: Nuestro asombroso potencial humano, Transforme su vida: La verdadera conversión cristiana y Los Diez Mandamientos. También le invitamos a que solicite o descargue otros folletos acerca de la profecía: El evangelio del Reino de Dios, ¿Estamos viviendo en los últimos días?, El Apocalipsis sin velos y Usted puede entender la profecía bíblica.

La situación en el Cercano Oriente empeora cada día, y sólo es cuestión de tiempo para que estos acontecimientos profetizados hace tantos siglos se cumplan y estremezcan al mundo. Pero usted puede hallar seguridad y esperanza en este peligroso y problemático mundo, siempre y cuando esté dispuesto no sólo a creer, sino también a proceder conforme a esa creencia.

Como se nos aconseja en Isaías 55:6-7: “Buscad al Eterno mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase al Eterno, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar”.