El propósito de Dios para las profecías

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El propósito de Dios para las profecías

Tiene alguna importancia la profecía bíblica? Casi una tercera parte de la Biblia se compone de profecías, y algunos de los libros más largos, como Isaías, Jeremías y Ezequiel, son proféticos. Muchos de sus otros libros, tales como Génesis, Salmos y las epístolas de Pablo, también contienen importantes predicciones para días futuros.

Uno de los discursos más largos de Jesucristo, registrado en Mateo 24, Marcos 13 y Lucas 21, es una extensa profecía entregada poco antes de su crucifixión. Y, desde luego, la Biblia concluye con el libro de Apocalipsis, una serie de visiones proféticas que describen el periodo que se extiende desde el comienzo de la Iglesia primitiva hasta el retorno de Jesucristo y aún más allá.

Es obvio, entonces, que la profecía es importante para Dios, pero ¿por qué?¿Por qué a él le importa tanto? ¿Y por qué debe importarnos también a nosotros? Las Escrituras revelan varios propósitos claves para la profecía, ¡así que asegurémonos de entenderlos!

•   La profecía revela quién y qué es Dios

Otra manera de expresar esto es decir que la profecía revela la grandeza y el poder de Dios, un poder tan extraordinario, que le permite revelar el futuro.

La Biblia comienza con un testimonio del magnífico poder creativo de Dios: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra” (Génesis 1:1). Los versículos subsiguientes describen cómo Dios estableció los cuerpos celestiales y los puso en orden, cómo separó los continentes de los océanos y cómo pobló el planeta con plantas, pájaros y criaturas marinas y terrestres, para culminar su obra creativa con los primeros seres humanos, Adán y Eva.

Muchos otros pasajes bíblicos describen el poder, la gloria y la majestad de Dios. (Para aprender más sobre este tema, descargue o solicite su copia gratuita de nuestro folleto ¿Quién es Dios?). En Isaías 42 vemos cómo el Creador fusiona su poder con su habilidad para revelar el futuro, mucho antes de que los sucesos tengan lugar:

“Así dice Dios, el Señor, el que creó y desplegó los cielos, el que expandió la tierra y todo lo que ella produce; el que da aliento al pueblo que la habita, y vida a los que en ella se mueven:. . . Yo soy el Señor; ¡ése es mi nombre! No entrego a otros mi gloria, ni mi alabanza a los ídolos. Las cosas pasadas se han cumplido, y ahora anuncio cosas nuevas; ¡las anuncio antes que sucedan!” (vv. 5, 8-9, Nueva Versión Internacional).

Nadie ni nada puede compararse con Dios en cuanto a poder y majestad; ¡nadie más puede crear galaxias, estrellas y planetas con solo dar una orden! ¡Nadie más puede crear seres humanos de la nada! ¡Y nadie más puede declarar lo que sucederá en el futuro antes de que llegue ese momento!

Como seres humanos, estamos acostumbrados a pensar en tres dimensiones: anchura, altura y profundidad, y podemos entender hasta cierto punto la gran habilidad creativa de Dios en dichos aspectos con solo contemplar el mundo que nos rodea. Pero, ¿cómo encaja la profecía en todo esto?

En cierto sentido, la profecía puede considerarse como la puesta en práctica del gran poder creativo de Dios, pero en otra dimensión: la del tiempo, es decir, él predice el futuro y después hace que esas predicciones se cumplan cuándo, cómo y dónde a él le parezca conveniente. ¡Sus habilidades ciertamente sobrepasan cualquier cosa que los seres humanos son capaces de hacer!

•   La profecía revela que Dios existe y que la Biblia es su Palabra revelada

A lo largo de la historia, hombres y mujeres han negado a Dios optando por creer que él no existe, pero esto no es nada nuevo. En el primer siglo, el apóstol Pablo escribió que los seres humanos “no aprobaron tener en cuenta a Dios”, ya que la aceptación de su existencia interfería con la ejecución de sus deseos egoístas y carnales (Romanos 1:28-32).

En la actualidad, sin embargo, la gente ha elevado la negación de Dios a una forma de arte — especialmente cuando se esfuerza por explicar de alguna forma la evidencia científica, tal como la increíble complejidad del ADN (ácido desoxirribonucleico, el material genético de casi todos los organismos vivos que controla la herencia y se localiza en el núcleo de las células), y la fina calibración del universo y de nuestro planeta para que en él pueda existir la vida. (Para más información sobre este tema, solicite o descargue nuestro folleto gratuito El supremo interrogante: ¿Existe Dios?).

¿Cómo se las arreglan los críticos, entonces, para lidiar con la profecía bíblica? En este aspecto, pasan por alto la clara evidencia y ofrecen toda clase de razonamientos truculentos para explicarla. Pero Dios lanza este desafío a todos los que dudan de él: “Así dice el Señor, el Señor Todopoderoso, rey y redentor de Israel: Yo soy el primero y el último; fuera de mí no hay otro dios. ¿Quién es como yo? Que lo diga. Que declare lo que ha ocurrido desde que establecí a mi antiguo pueblo; que exponga ante mí lo que está por venir, ¡que anuncie lo que va a suceder! No tiemblen ni se asusten. ¿Acaso no lo anuncié y profeticé hace tiempo? Ustedes son mis testigos. ¿Hay algún Dios fuera de mí?” (Isaías 44:6-8, NVI).

De hecho, la historia misma es testigo de que Dios predijo muchos acontecimientos cientos y miles de años antes de que sucedieran y, llegado el momento, los llevó a cabo exactamente como lo había anunciado (vea el recuadro ¿Cuáles son algunas de las principales profecías bíblicas que ya se han cumplido?).

Dios está tan seguro de lo que predice, que lo pone por escrito con mucha anticipación para que pueda ser fácilmente refutado si no sucede. No obstante, ¡una y otra vez lo que Dios ha escrito ha ocurrido tal y como él lo vaticinó! (Para aprender más sobre este tema, solicite o descargue nuestros folletos gratuitos ¿Se puede confiar en la Biblia?y Usted puede entender la profecía bíblica).

La Biblia es muy distinta a muchos otros “libros sagrados” religiosos, pero una de sus mayores diferencias es que es la única que contiene cientos de profecías que ya han sido cumplidas tal como fueron registradas con muchos años de anticipación, y centenares más que todavía deben cumplirse.

En Ezequiel 33:33 Dios nos dice por qué revela el futuro a sus siervos y les ordena que lo pongan por escrito: “No obstante, cuando todo esto suceda —y en verdad está a punto de cumplirse—, sabrán que hubo un profeta entre ellos” (NVI).

•   La profecía muestra que Dios tiene el control absoluto

Dios no solamente revela el futuro por adelantado, sino que además puede llevar a cabo lo que ha predicho. En Isaías 46:9-10 él afirma claramente que nadie ni nada puede siquiera compararse a su poder, y usa la profecía como ejemplo:

“Recuerden las cosas pasadas, aquellas de antaño; yo soy Dios, y no hay ningún otro; yo soy Dios, y no hay nadie igual a mí. Yo anuncio el fin desde el principio; desde los tiempos antiguos, lo que está por venir.Yo digo: Mi propósito se cumplirá, y haré todo lo que deseo” (NVI).

Es indiscutible que solo Dios puede hacer esto. Obviamente, algunos seres humanos pueden hacer ciertas predicciones acertadas —¡o apuestas afortunadas!— acerca del futuro con sus poderosos computadores de última generación (¡aunque a veces ni siquiera consiguen predecir algo tan simple como el clima en el siguiente par de días!), pero, ¿cómo podrían ellos siquiera comparar sus logros con lo que Dios es capaz de hacer?

El profeta bíblico Daniel, quien sirvió bajo los gobernantes de Babilonia y del Imperio medo-persa, dijo que Dios “quita reyes, y pone reyes” y “revela lo profundo y lo escondido” (Daniel 2:21-22). Daniel no tenía ninguna duda en cuanto a esta gran verdad acerca de Dios. Y como podemos leer en el libro bíblico que lleva su nombre, Daniel era un alto oficial y consejero real en la corte de Babilonia y sabía por experiencia personal que Dios podía quitar, restaurar y reemplazar reyes, y aún echar abajo un poderoso imperio si llegaba el momento de comenzar una nueva etapa de relevancia para la profecía bíblica.

¿Cuál es la moraleja de todo esto? ¡Que Dios tiene el control supremo y absoluto,y que puede levantar y derrocar reyes e imperios de acuerdo a su plan con tal de cumplir su propósito!

•   La profecía revela las consecuencias de la obediencia y la desobediencia

En la profecía bíblica hay un tema muy recurrente: las acciones y decisiones tienen consecuencias.Uno de los mayores errores que pueden cometer los individuos y las naciones es asumir que pueden actuar como les dé la gana, sin necesidad de preocuparse de las consecuencias de tales acciones.

Pablo resumió muy bien esto en Gálatas 6:7: “No se engañen: de Dios nadie se burla. Cada uno cosecha lo que siembra” (NVI).

Dos capítulos bastante extensos de la Biblia —Levítico 26 y Deuteronomio 28—detallan claramente este punto. Los estudiantes de la Biblia por lo general se refieren a estos pasajes como “los capítulos de las bendiciones y las maldiciones”, porque describen detalladamente lo que sucede cuando una nación decide obedecer y honrar a Dios  y lo que ocurre cuando, por el contrario, le da la espalda y le desobedece.

Deuteronomio 28 comienza diciendo: “Acontecerá que si oyeres atentamente la voz del Eterno tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también el Eterno tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra. Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán,si oyeres la voz del Eterno tu Dios . . .” (vv. 1-2).

El capítulo prosigue describiendo bendiciones a la agricultura y otros tipos de bonanza material, como abundancia, buena salud, respeto y prestigio nacional, victoria en las guerras, protección divina, clima favorable, riqueza nacional y mucho más.

“Pero acontecerá, si no oyeres la voz del Eterno tu Dios, para procurar cumplir todos sus mandamientos y sus estatutos que yo te intimo hoy, que vendrán sobre ti todas estas maldiciones, y te alcanzarán. . .”

Como es de esperarse, las maldiciones que siguen son exactamente lo opuesto de las bendiciones descritas anteriormente: deterioro de la agricultura, “confusión y fracaso en toda la obra de tus manos” (NVI), enfermedades, sequías, derrotas militares, trastornos y padecimientos mentales, opresión bajo extranjeros e invasores, desastres naturales y mucho más.

“Pues no serviste al Señor tu Dios con gozo y alegría cuando tenías de todo en abundancia. Por eso sufrirás hambre y sed, desnudez y pobreza extrema, y serás esclavo de los enemigos que el Señor enviará contra ti”, declara Dios (vv. 47-48, NVI). La advertencia continúa describiendo detalles gráficos y sombríos de lo que sucede cuando la civilización y los estándares morales comienzan a deteriorarse por completo, produciendo aún más depravación. Levítico 26 presenta el mismo resultado.

Lamentablemente, los antiguos reinos de Israel y Judá no escucharon estas advertencias y son un elocuente ejemplo para naciones como Estados Unidos, Gran Bretaña, Canadá, Australia, Nueva Zelandia y otras, que han sido grandemente bendecidas por Dios pero que de manera creciente lo niegan y pisotean sus leyes y su Palabra. ¡Si se rehúsan a enmendar su camino, su destino está igualmente descrito en la profecía!

•   La profecía revela la voluntad de Dios: él desea que todos reciban su don de la salvación

No hay ninguna duda de que la profecía bíblica en su mayoría es lúgubre y a veces atemorizante. Es un tema que debe hacernos pensar, por las razones que ya hemos descrito: Dios quiere que entendamos las dolorosas consecuencias que se producen si escogemos el camino equivocado, y las bendiciones que vienen por obedecerlo. Tal como un padre sabio advierte a sus hijos sobre el dolor que sufrirán si desobedecen, Dios nos advierte a nosotros, porque somos sus hijos.

Dios no quiere que ninguno de nosotros sufra. En Ezequiel, uno de los grandes libros proféticos de la Biblia, él dice: “Diles: Vivo yo, dice el Eterno el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos; ¿por qué moriréis,oh casa de Israel?” (Ezequiel 33:11).

Pero las profecías de la Biblia casi siempre terminan con esperanza y buenas nuevas, y esto se debe a que, como Pablo le dijo a Timoteo, Dios “quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad” (1 Timoteo 2:4).

¡Y la profecía bíblica revela cómo se llevará a cabo esa maravillosa verdad! Para comprender mejor este tema, solicite o descargue nuestros folletos gratuitos ¿Por qué existimos?y El Evangelio del Reino de Dios, y asegúrese de leer el artículo La próxima era de la humanidad: ¿Cómo será?, comenzando en la página 11.

•   La profecía revela el plan de Dios para la humanidad

La profecía bíblica revela que Dios está llevando a cabo un increíble plan aquí en la Tierra, ¡un plan para otorgarnos la salvación y la vida eterna en su familia divina! Examinemos unas cuantas declaraciones proféticas claves de su Palabra, que nos hacen vislumbrar el maravilloso futuro que les espera a quienes le dediquen sus vidas en esta era:

“Y seré para vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso” (2 Corintios 6:18). Esto no es un concepto espiritual, ¡Dios está hablando aquí literalmente!

“Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro” (1 Juan 3:2-3). ¡La promesa de Dios es que como hijos divinos suyos, seremos como Jesucristo glorificado!

“Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años”(Apocalipsis 20:6). Pocos conocen esta verdad, pero el plan de Dios para nosotros ¡es que lo sirvamos como sacerdotes y que reinemos con Jesucristo cuando él establezca el Reino de Dios en la Tierra! (Para aprender más, solicite o descargue nuestro folleto gratuito ¿Por qué existimos?).

•   La profecía debe motivarnos a arrepentirnos y volvernos a Dios

En Jeremías 25:4-5 vemos que Jeremías mismo resume el mensaje de los profetas de Dios a su pueblo: “Y envió el Eterno a vosotros todos sus siervos los profetas . . . decían: Volveos ahora de vuestro mal camino y de la maldad de vuestras obras. . .”

Vemos que otro de los propósitos de Dios para la profecía es instar a la humanidad al arrepentimiento—a que nos volvamos de nuestros malos caminos y sigamos a Dios de todo corazón. El apóstol Pedro nos dice en 2 Pedro 3:9: “El Señor no tarda en cumplir su promesa, según entienden algunos la tardanza. Más bien, él tiene paciencia con ustedes, porque no quiere que nadie perezca sino que todos se arrepientan”(NVI).

En Jeremías 18:7-8 Dios dice. “En un momento puedo hablar de arrancar, derribar y destruir a una nación o a un reino; pero si la nación de la cual hablé se arrepiente de su maldad, también yo me arrepentiré del castigo que había pensado infligirles” (NVI).

Vemos un ejemplo de esto en la extraordinaria historia del profeta Jonás, quien fue enviado por Dios a la capital asiria de Nínive para hablarles a sus habitantes del juicio y la destrucción que pendía sobre ellos por su iniquidad. Pero Jonás detestaba a los ninivitas por su crueldad hacia su pueblo, los israelitas, y se negó a ir, escapando en dirección opuesta. Usted tal vez recuerde lo que sucedió a continuación: Dios hizo que Jonás fuera tragado por un gran pez, que tres días más tarde lo vomitó en tierra firme, con lo que Jonás cambió su manera de pensar. Esta vez fue a Nínive, tal como se le había ordenado.

Una vez ahí entregó su mensaje, y para su disgusto, los ninivitas creyeron en Dios y se arrepintieron. Luego ayunaron, se vistieron de cilicio (una señal de duelo), y hasta hicieron que sus animales y su ganado se vistieran de cilicio y no consumieran ni agua ni alimentos. Como resultado, Dios “cambió de parecer y no llevó a cabo la destrucción que les había amenazado” (Jonás 3:10, Nueva Traducción Viviente).

Lamentablemente, a pesar de que Dios envió profetas a varios pueblos para advertirles sobre su inminente destrucción, los ninivitas fueron de los pocos que se arrepintieron. Quizá se habían vuelto tan perversos que finalmente se dieron cuenta de que algo andaba profundamente mal en su manera de vivir.

La moraleja para nosotros en esta historia es que ellos se arrepintieron y cambiaron. ¿Podemos hacerlo nosotros? ¿Puede hacerlo usted?

El mensaje de todos los profetas bíblicos es que si uno enmienda su camino, escucha a Dios, hace caso a sus advertencias y cambia, puede evitar los terribles tiempos profetizados que vendrán a nuestro mundo. (Para más información sobre la gravedad de los tiempos en que vivimos y cómo quiere Dios que respondamos, lea Dos segundos después: ¿Qué hará usted cuando llegue una gran crisis mundial? comenzando en la página 8).

Al fin y al cabo, toda profecía es un mensaje de esperanza. Tenemos la seguridad de que Dios controla perfectamente todo, que él es un Dios de amor (1 Juan 4:8, 16), que su deseo es que nos volvamos a él con sincero arrepentimiento y que le dediquemos nuestras vidas. Si lo hacemos, él promete bendecirnos y protegernos.

Él nos dice lo que debemos hacer en Isaías 55:6-7: “Busquen al Señor mientras se deje encontrar, llámenlo mientras esté cercano. Que abandone el malvado su camino, y el perverso sus pensamientos. Que se vuelva al Señor, a nuestro Dios, que es generoso para perdonar, y de él recibirá misericordia” (NVI).

Dios nos muestra en su Palabra su propósito fundamental detrás de la profecía, pero más que nada, él nos da la profecía para ayudarnos a comprender quién y qué es él y cuánto lo necesitamos.

Él está listo, dispuesto y preparado para contestarnos cuando le llamemos. ¡Ahora él espera que usted dé ese paso!  BN