Las promesas de Dios a Abraham

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Las promesas de Dios a Abraham

Cientos de profecías bíblicas nos hablan acerca de la misión, el propósito y el ministerio de Jesucristo. Las Escrituras están llenas de profecías acerca de su primera y segunda venidas.

¿Cuál es la primera profecía mesiánica de la Biblia?

“Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar” (Génesis 3:15).

Poco después de que Adán y Eva pecaron, Dios les aseguró que enviaría un Mesías, un Salvador, quien haría juicio a la serpiente. En Apocalipsis 12:9 la serpiente se identifica con Satanás el diablo.

Este anuncio del Salvador es la promesa fundamental de Dios para la humanidad porque muestra el camino de la salvación por medio de Jesucristo. Sin duda alguna, la promesa de una obra redentora del Mesías es una de las promesas más importantes que Dios ha hecho.

¿Qué le prometió Dios a Abraham?

“Y no se llamará más tu nombre Abram, sino que será tu nombre Abraham, porque te he puesto por padre de muchedumbre de gentes” (Génesis 17:5; comparar con Romanos 4:17-18).

¡Qué declaración tan sorprendente! Dios tenía una relación muy estrecha con Abraham y le prometió que finalmente sus descendientes serían tan numerosos que formarían muchas naciones. Dios cambió su nombre de Abram a Abraham, que significa “padre de multitudes”, para que esto reflejara la importancia de su promesa.

Dios le hizo muchas promesas a Abraham. El patriarca tenía una relación tan íntima con Dios que en la Biblia leemos que fue llamado “amigo de Dios” (Santiago 2:23). Los descendientes de Abraham también recibieron grandes y trascendentales promesas.


¿Cuántos descendientes le prometió Dios a Abraham?

“Y haré tu descendencia como el polvo de la tierra; que si alguno puede contar el polvo de la tierra, también tu descendencia será contada” (Génesis 13:16; comparar con Génesis 15:5; 22:17).

Los descendientes de Abraham se multiplicarían en millones de personas. Nuevamente, vemos que Dios le hizo maravillosas promesas a ese siervo fiel.

¿Qué promesas le hizo Dios a Abraham en cuanto a territorio?

“Y le dijo: Yo soy el Eterno, que te saqué de Ur de los caldeos, para darte a heredar esta tierra” (Génesis 15:7; comparar con Génesis 13:15).

Dios dijo que los descendientes de Abraham recibirían la “Tierra Prometida”, lugar en donde se establecieron sus descendientes después de que Dios los liberó de la cautividad en Egipto.

¿En qué consistiría esta “bendición” que se extendería a todo el mundo?

“No será quitado el cetro de Judá, ni el legislador de entre sus pies, hasta que venga Siloh; y a él se congregarán los pueblos” (Génesis 49:10).

Todos los pueblos y naciones se van a beneficiar de esta promesa. En Génesis 49 podemos leer las bendiciones prometidas a los 12 hijos de Jacob. Las mismas bendiciones que Dios le prometió a Abraham pasarían a sus nietos y tataranietos. La mayoría de las promesas eran de una naturaleza física. Sin embargo, uno de los tataranietos de Abraham, Judá, recibió una promesa especial. Se le prometió que el cetro —símbolo de realeza, que finalmente incluiría al Mesías— no se apartaría de la descendencia de Judá “hasta que venga Siloh”.

La mayoría de los comentaristas bíblicos están de acuerdo en que Siloh es un término que se refiere al Mesías. Los profetas posteriores confirman que el Mesías vendría de la tribu de Judá. En Isaías 11:1-5 se nos dice que el Mesías vendría de uno de los descendientes de Isaí (padre de David), quien era descendiente de Judá. Tanto en Mateo 1 como en Lucas 3 podemos leer la genealogía de Jesús a través de José y María. Ambos muestran que él descendía de Judá.

También en Romanos 15:12 se nos muestra que la ascendencia humana de Jesús estaba en Judá. Claramente, una de las promesas que Dios le hizo a Abraham era la del Mesías como nuestro Salvador.

¿Qué rasgo espiritual de Abraham era tan importante para que recibiera las promesas de Dios?

“Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido; por lo cual también su fe le fue contada por justicia” (Romanos 4:20-22; comparar con Génesis 15:6; 22:18).

La fe se convirtió en una parte integrante del carácter de Abraham. Estaba seguro de que Dios cumpliría sus promesas. Dios veía la fe de Abraham como justicia. En otras palabras, aunque Abraham no era perfecto, Dios lo veía como un hombre justo porque creía profundamente en él y lo obedecía.

¿Por qué decidió Dios llevar a cabo su plan por medio de Abraham y no de alguna otra persona?

“Porque yo sé que mandará a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino del Eterno, haciendo justicia y juicio, para que haga venir el Eterno sobre Abraham lo que ha hablado acerca de él” (Génesis 18:19).

“. . . Multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo, y daré a tu descendencia todas estas tierras; y todas las naciones de la tierra serán benditas en tu simiente, por cuanto oyó Abraham mi voz, y guardó mi precepto, mis mandamientos, mis estatutos y mis leyes” (Génesis 26:4-5).

Estos pasajes cruciales nos dicen que Dios le dio a Abraham las promesas por su fe, una fe que era evidente en sus actos de obediencia. Debido a su confianza en Dios, procuró de todo corazón hacer lo que Dios le había ordenado. Además, enseñó fielmente a sus hijos, para que siguieran el camino de vida de Dios.

¿Recibieron Abraham, y otros que lo siguieron, todo lo que Dios les había prometido?

“Conforme a la fe murieron todos éstos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra” (Hebreos 11:13).

En Hebreos 11 Abraham es mencionado de una manera relevante en la lista de los siervos fieles de Dios (vv. 8-12). Sin embargo, leemos que ni él ni otros que también sirvieron fielmente a Dios recibieron la herencia prometida. Pero Dios no los ha olvidado.

Entonces, ¿cuándo recibirán las promesas dadas a Abraham?

“Y todos éstos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido; proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros” (Hebreos 11:39-40).

“Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos . . . Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa” (Gálatas 3:26-29).

Los verdaderos cristianos, aquellos que han sido “bautizados en Cristo”, son también herederos de Abraham. Van a recibir los aspectos eternos de las promesas por medio de la fe, juntamente con aquellos que en tiempos antiguos sirvieron a Dios en fe. Dios quiere que sus santos ejerzan la misma fe que había en el fiel Abraham. Todos recibirán su herencia eterna en el mismo momento (1 Tesalonicenses 4:16-17).

¿Qué espera Dios de nosotros como los descendientes espirituales de Abraham?

“Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá” (Romanos 1:17).

“Y [Abraham]no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien años), o la esterilidad de la matriz de Sara. Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido; por lo cual también su fe le fue contada por justicia . . . Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios” (Romanos 4:19-22; 5:1-2).

Nosotros también debemos tener fe en Dios, porque por medio de la fe somos justificados y recibimos las promesas que le hizo a Abraham. Sin embargo, esta fe debe ser algo dinámico. Cuando la ejercemos de una manera adecuada, la fe automáticamente establece una relación estrecha y un compañerismo especial con Dios.

¿Cómo describe la Biblia la fidelidad de Abraham?

“¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta? ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras? Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios. Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe . . . Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta” (Santiago 2:20-26).

Dios espera que ejerzamos fe al seguir sus leyes y caminos. Si seguimos el ejemplo de fidelidad de Abraham, podremos disfrutar de una amistad y una relación cada vez más estrechas con Dios. (Si desea entender más acerca de la vida de fe de Abraham y cómo usted puede tener esta fe en su vida, no vacile en solicitarnos un ejemplar gratuito del folleto Usted puede tener una fe viva. O si prefiere, puede descargarlo de nuestro portal en Internet.)