¿Son los días de fiesta bíblicos, días de fiesta cristianos?
¿Por qué la mayoría de las personas guardan días de fiesta diferentes de los días santos que están listados y aparecen en la Biblia? ¿Cuándo fueron abandonados estos días de fiesta bíblicos y por qué? ¿Cómo podemos estar seguros de cuáles días santos deben celebrar los cristianos?
Jesús mismo dejó un ejemplo para nosotros (1 Juan 2:6) al observar los días de fiesta ordenados en las Sagradas Escrituras (Mateo 26:17; Marcos 1:21; Lucas 4:16, 31; Juan 7:8-10, 14, 37). Sus apóstoles y sus conversos continuaron celebrando los mismos días de fiesta (Hechos 2:1; 12:2-4; 16:13; 18:4, 19, 21; 20:6; 27:9; 1 Corintios 5:7-8). La Enciclopedia Británica (13 edición), bajo “Festivales”, afirma que es “evidentemente claro que Cristo y sus discípulos observaron las fiestas señaladas por los judíos”.
Los cristianos fieles continuaron, por varios siglos después de la muerte de Cristo, siguiendo estos ejemplos y guardaron estos días de fiesta. Pero todo cambió cuando una politizada y paganizada forma de cristianismo se desarrolló en el Imperio Romano.
El historiador Stewart Easton explicó cuándo y cómo ocurrió este cambio—con la ayuda de los emperadores romanos. “Constantino [d.C. 306-307], aunque no fue un cristiano bautizado sino hasta que estuvo en su lecho de muerte, se interesó activamente en la religión [cristiana], presidiendo el importantísimo Concilio de Nicea…durante el cuarto siglo, bajo la protección imperial…la religión cristiana…progresó rápidamente, aun en las áreas rurales en donde los dioses antiguos pareciera que nunca hubieran perdido su influencia. Cuando el emperador [Teodoro], al final del siglo [d.C. 392], decretó que de ahí en adelante el cristianismo era la única religión del imperio [romano], todo el país tuvo que someterse obligadamente y adoptar por lo menos una forma de cristianismo. Pero probablemente hubiera sido difícil para un observador, notar una gran diferencia…es claro que estas personas sabían muy poco acerca de las enseñanzas y teología del cristianismo y que los días de fiesta y la mayor parte de las ceremonias del paganismo, fueron incorporadas directamente a la nueva religión oficial” (The Heritage of the Past: from the Earliest Times to 1500 [La herencia del pasado: desde los tiempos primitivos hasta 1500], 1964, p. 402, énfasis añadido).
Charles Guignebert describe cómo siguió el proceso: “A comienzos del siglo cinco, los ignorantes y parcialmente cristianos se volcaron a la Iglesia en gran número…ellos no habían olvidado ni una sola de sus costumbres paganas…los obispos de esa época se habían conformado con vestir con una apariencia, de la mejor forma que pudieron, unas tergiversaciones increíbles de la fe cristiana que ellos habían percibido a su alrededor…ellos tuvieron que contentarse con ello…dejando para más adelante la tarea de erradicar sus supersticiones, que ellos mantenían intactas…este más tarde nunca llegó, y la Iglesia tuvo que adaptarse, de la mejor forma posible, a ellos y a sus costumbres. Según su punto de vista, estaban contentos de vestir su paganismo con un capa cristiana” (The Early History of Christianity [Comienzos del cristianismo], 1927, pp. 208-210, énfasis añadido).
En esta época la celebración de las prácticas bíblicas, incluyendo el séptimo día como reposo, el sábado y las fiestas santas de Dios, prácticamente desaparecieron de la nueva y creciente religión. Fueron reemplazados con otras prácticas y una nueva serie de festividades religiosas.
La profecía, sin embargo, revela que Dios va a exigir que todo el mundo celebre estos mismos días de fiesta bíblicos en el futuro. Por ejemplo, las profecías de Zacarías nos dicen que Dios va a exigir que todas las personas asistan a la Fiesta de los Tabernáculos después de que Cristo regrese (Zacarías 14:16). Isaías profetizó que las personas de todo el mundo van a guardar regularmente el sábado, durante el reinado milenial de Cristo (Isaías 66:23). Isaías y Miqueas profetizaron acerca de ésa época: “Vendrán muchas naciones, y dirán: Venid, y subamos al monte del Eterno, y a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará en sus caminos, y andaremos por sus veredas; porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra del Eterno” (Miqueas 4:2; compare con Isaías 2:3).
Aun hoy, algunos fieles cristianos continúan guardando las fiestas santas, las mismas fiestas de Dios que Cristo guardó. Dios instituyó estas ocasiones anuales para mantener a su pueblo consciente de la misión de Cristo como el Mesías. Estos días santos realmente son fiestas cristianas en todos los aspectos, y en todo lugar los cristianos deben guardarlos.