El arrepentimiento para la Iglesia de Dios

Una señal que distingue a la verdadera Iglesia, es conocer la Ley y reconocerla como nuestra herramienta para arrepentirnos y volvernos a Dios.

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La mayoría de la correspondencia que llega al sitio web, al portal de la Iglesia de Dios Unida en América Latina, son buenos comentarios. Es gente que comenta muy positivamente, agradece el envío de la revista, el envío de los folletos. Algunas veces llegan algunas preguntas bíblicas. Algunos de ellos los conocimos en las conferencias, que estuvieron ahí ya en presencia física, los conocimos finalmente. Muy pocas veces llegan comentarios negativos, muy poquitas veces, pero sí han llegado. Y bastante negativos, por cierto. Sin embargo, esta semana se recibió un comentario que no se recibe muy a menudo, y quisiera compartirlo con ustedes para comenzar a introducir el tema de hoy. Dice así, tengo la evidencia de la existencia de verdadero Dios. He pasado por una situación muy difícil, llena de aflicciones, pero Dios me rescató porque he sido el escogido desde mi nacimiento. Yo soy la persona que ha recibido el maná escondido. Tengo la piedra profética auténtica escrita por el mismo Dios, quien me ha enviado para revelar la verdad del Evangelio, y el verdadero significado de las palabras en sentido metafórico de las santas escrituras. En el libro de Apocalipsis 2.17 menciona esa evidencia, al que tiene oído oiga lo que dicen las iglesias, al que venciera le daré el maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en ella inscrito un nuevo nombre, que nadie conoce sino el que lo recibe. Yo lo he recibido, y con ella el entendimiento y sabiduría. Así que, al que estaban esperando, ya está aquí, ya estoy aquí, y he vencido. He abierto las puertas del cielo y las puertas del infierno en la tierra. Pronto me manifestaré ante todos, pero conforme a la voluntad de mi padre, porque él mismo me dijo, hijo mío, no te levantarás de nuevo, ahora yo te levantaré. Si quiere más información, este es mi número telefónico. Mi padre llene de bendiciones al que recibo este mensaje. Da su nombre. Quien viene con las cinco piedras del Jordán. Ese es el mensaje que recibimos esta semana. Este mensaje pudiera, por lo menos para mí, fue bastante extraño. Lo estuve leyendo detenidamente.

Para otros podría parecer interesante. Yo supongo que esta persona lo ha enviado a muchos otros lugares. Eso es lo que asumo o creo, porque dice, bendiciones al que reciba este mensaje. Tal vez pudiéramos sentir un comezón o unas ganas o deseos de contactar a la persona, porque nos entrega el teléfono. A ver, ¿quién es el que tanto se promociona como él elegido? El que ha vencido y tiene toda esta reputación que él se autonombra. La persona firma la carta mencionando su nombre.

Y su nombre es Jodd Dalet Ayim. Yo no hablo hebreo, así que no tengo idea lo que es. Pero lo busqué en Internet y significa conocimiento. Cuando dice que Adan conoció a Eva, utiliza esa palabra, el eufemísimo de la relación sexual. Eso es lo que significa Jodd Dalet Ayim, como del conocimiento.

Las palabras de esta persona pudieran sonar convincentes. Se nota que sabe bastante de la Biblia. Sin embargo, vamos a tratar un tema el día de hoy que podemos tomar como una herramienta de discernimiento y así probar a quienes se dicen ser de Dios, a quienes se dicen ser los elegidos, los escogidos, los buenos, los cristianos. Vamos a tomar una herramienta para probar esto. A pocas horas de comenzar Pentecostés, o fiesta de las semanas o de las primicias, se debe considerar uno de los grandes momentos de la historia de la Iglesia, en la Iglesia que formó el mismo Dios.

La Iglesia que formó el mismo Dios aquí hace dos mil años atrás, cuando llegó el día de Pentecostés. Cristo formó a líderes en la Iglesia que tendrían una gran misión de llevar el Evangelio a todo el mundo, ahora con un poder especial que los ayudaría, que es el Espíritu Santo. En otras palabras, la Iglesia cumpliría con llevar a cabo la voluntad de Dios, que es la predicación del Evangelio a todo el mundo. Esa sería una de las grandes misiones de la Iglesia, fundada dos mil años atrás. Y de tanto tiempo que ha pasado, de ese momento a la fecha, la pregunta es, ¿se seguirá haciendo la voluntad de Dios?

O solo vemos que cada quien hace lo que le parece. Tal vez la mayor parte del mundo hace lo que piensa que está bien, o lo que quiere hacer. Me recuerda el libro de Jueces, la parte más oscura o la historia de Israel, momentos más oscuros que hubieron. El destino turístico, que llegan a visitar que la comida, que son muy sociables los mochileos, somos. Ah, sí, claro. Yo todavía soy universitario y me considero socialmente responsable. ¡Qué dejen de enseñar todavía! Si me dices que hay un destino delito, me dices que es el destino de los 30 años.

Y eso me da una ventaja sobre mi productora y sobre muchos otros que están por la que no va a ser cierto. ¡Ay, cómo los quiere uno! Bueno, los mil rincones, ¿sabes a dónde te voy a llevar? A un destino delicioso, exquisito. ¿Qué qué? 165 son de sol. ¡Vamos a ir a Tapulco! ¡Ya está listo! ¡Vamos a ir a Tapulco! ¡Vamos a ir a Tapulco! ¡Vamos a ir a Tapulco! ¡Vamos a ir a Tapulco! ¡Vamos a ir a Tapulco! ¡Vamos a ir a Tapulco! ивают Dicho de antes que usted nazca.

Porque si no, no existiría libre al pedrío. Si existiría eso de la predestinación individual. Y con esta libre decisión, circunstancialmente vivimos un mundo que vive prescindiendo de tantas cosas básicas en el ser humano. Hay poco contacto humano. Hay más comunicación a través de la informática, pero hay menos contacto humano. Hay poca empatía, hay egoísmo, hay condenaciones, hay familias divididas, odios. Es lógico pensar que en estos tiempos la gente está buscando un lugar donde lo amen, donde lo quieran, donde se sienta apachado, donde se sienta bien. Eso es algo relativamente lógico a lo que en este tiempo vivimos. Sin embargo, si lo llevamos a una búsqueda menos emocional y más racional, debería existir una manera de filtrar aquella manada pequeña que estaría haciendo la voluntad de Dios.

La voluntad de Dios es algo muy difícil a una vez de comprender. ¿Qué es lo que quiere a Dios de uno? Un buen amigo, una vez, conversamos de religión y me dijo que tenía la solución. Él era un creyente, pero dijo que me iba a utilizar en todas las iglesias. Todas, en todas, en todas, en todas. Entonces, tal vez, una de ellas es la correcta, entonces ya me voy a salvar.

Su pensamiento bastante llamativo hace pensar que hay algo que está confundiendo las iglesias de los 2.000 millones de cristianos que somos. ¿Será esta la mejor solución para asegurarnos un puesto en el reino de Dios? Yo les comenté hace un año atrás, una vez vi una red social que decía reserve la primera fila en la avenida de Jesucristo. Yo le reservo la primera fila, solamente me tiene que dar tanto dinero. Una persona y mucha gente lo visitaba.

Entonces, como que estaba vendiendo, como si fuera un espectáculo, a una entrada de un recital. Qué triste. ¿Hay alguna manera clara para poder filtrar y encontrar a aquellos que hoy estarían haciendo la voluntad de Dios?

El día de hoy vamos a conversar de este punto. De esta búsqueda que tal vez hemos tenido, o tal vez tenemos. Teniendo en cuenta el primer y gran concepto que mucho se habla, pero poco se entiende en el mundo. Y ese concepto es el arrepentimiento. El arrepentimiento, el título del mensaje de hoy es El arrepentimiento para la Iglesia de Dios. El arrepentimiento para la Iglesia de Dios.

En las conferencias bíblicas pasadas que tuvimos la oportunidad de asistir, si usted escuchó la charla, se habló de una manera muy somera o superficial respecto a lo especiales que somos como seres humanos y del potencial que podemos llegar a ser como seres humanos, muy distinto a los animales.

Pero al mismo tiempo, reconocer que somos seres incompletos, a pesar de los especiales que somos. Todos los suscriptores o invitados que llegaron a la conferencia eran creyentes. Creían en Dios, creían en Cristo. Ellos no discreparon en absoluto de lo que se habló, sino que por el contrario, muchos de ellos entregaron una muy buena evaluación. Recuerden que hubo una evaluación escrita y entonces ponían sus palabras. Vieron muy buenos comentarios.

Yo creo que el 95% fue positivo, lo encontraron novedoso, y varios de ellos, a pesar de que han asistido muchos años a las iglesias, muchos años a las iglesias, décadas, décadas, dos o tres me dijeron, jamás se les había hablado de una manera tan clara, sencilla y lógica de que, siendo imperfectos seres humanos, podemos llegar a ser incluso más que los ángeles, a la familia de Dios, el potencial humano.

Esto no es algo nuestro, esto se viene llevando a cabo hace décadas. Señor Armstrong, el libro del gran potencial humano hablaba de esto, y nosotros entregamos prácticamente la misma charla con un enfoque levemente diferente. No es algo nuevo para nosotros, pero la conferencia fue solamente la portada del libro, pues solamente la imagen de lo que podemos llegar a ser, de lo que podemos llegar a ser.

El día de hoy, la intención es ver un poco más en su interior del libro, como hubiese sido un libro, la conferencia. Vamos a leer quizás el prólogo, las primeras hojas de este libro. Entonces vamos a comenzar con uno de los puntos más importantes cuando comenzamos a hablar de lo que es el proceso. Recuerden la conferencia era milagros en proceso, entonces la invitación era si la persona quería participar de este proceso.

Podría ser hasta la continuación de la conferencia, ahora para nosotros. El libro de los hechos de los apóstoles comienza con un tema y termina con el mismo tema. ¿Sabe cuál es el tema? El reino de Dios. Las buenas noticias, las buenas nuevas, empieza con el reino de Dios y termina con el reino de Dios, el libro de los hechos de los apóstoles. En este libro vemos cómo la iglesia comienza a funcionar como tal. Y tiene un conocimiento y un poder que antes no tenía. El conocimiento del reino de Dios y ahora el Espíritu Santo, que se le dio a la iglesia.

La iglesia comenzó publicando una fórmula, que si bien es cierto se venía forjando de hace muchos años atrás, ahora se formaliza y se abre. Es como cuando viene el pueblo de Israel y llega al mar y no puede cruzar, aquí se abre el mar para que todos puedan acceder a este conocimiento y al Espíritu Santo, como cuando se rasga el velo de arriba hacia abajo del templo para acceder al lugar santísimo, cuando muere Jesucristo. Y aquí en la iglesia entonces comienza a trabajar como testimonio para predicar al Evangelio y al Reino de Dios a judíos y gentiles.

Y ya no había diferencia, ya no hubo diferencia. Así comienza la iglesia de Dios, los llamados de Dios. Aquí está nuestra historia como iglesia, de donde venimos. Ecclesia, doble K. Ecclesia, es la palabra griega que traducida el español, leemos como iglesia. De ahí en la palabra iglesia. ¿Y qué significa?

Una asamblea. Los convocados, los que están reunidos, los llamados. Ecc, Ecc, es fuera de Iglesias, la segunda parte es llamados, llamados fuera de. Para formar parte de este grupo de llamados fuera de. En el comienzo de la entidad colectiva definida como iglesia, se establece públicamente la fórmula clara y simple. Mísima fórmula que si la leemos y no entendemos no aplica. Hay que entender esta fórmula, que está solamente en un versículo, que ya se venía forjando de antes, pero ahora se publica en el día de Pentecostés.

Fórmula que encontramos en hechos 2.38, está muy relacionado con la fiesta de mañana. Pedro se levanta, da un sermón, cita a Joel, interpreta las sagradas escrituras, que hasta ese momento nadie había hecho eso. Se ve el poder del Espíritu Santo en un simple pescador.

Y viene aquí el versículo en hechos 2.38, cuando los barones le dicen, ¿qué vamos a hacer al respecto de todo lo que nos estamos dando cuenta de que hemos hecho mal? La primera palabra es arrepentíos. Y luego dice, pautice cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados.

Y recibireis el don del Espíritu Santo. Cada año leemos este versículo en Pentecostés. Yo creo que en todos lugares lo leemos. En todos los lugares hay dobles servicios, hay bastantes mensajes, los que preceden y también el mismo día. Durante otras fiestas también se puede leer estos versículos. Y en lo particular, siento que es una base fundamental para nosotros, para muchos otros mensajes. Porque encierra un aspecto global sobre el proceso de salvación, no solamente el día de Pentecostés. Encierra un aspecto global sobre el proceso de salvación, una fórmula. Cuando la persona se quiere bautizar, se habla de esto. Acuérdense, lo vimos hace dos semanas atrás, vimos los tres primeros puntos de la persona que quiere bautizarse. ¿Por qué te quiere bautizar? Aquí está la respuesta para el perdón y para recibir el Espíritu Santo, que es aquí lo que habla hechos 2.38. Pero si se fijan bien, para recibir el perdón y para recibir el Espíritu Santo, para bautizarnos, antes de todo esto, está la palabra que estamos hablando aquí, el arrepentimiento. Una palabra que está cargada de mucha meditación, de un conocimiento. No es algo que podamos pensar que es sencillo o que no requiere de nuestra parte racional.

Y también es un proceso de conversión, entender lo que es el arrepentimiento.

El Iglesia de Dios unida tenemos una misión muy clara y tenemos dos versículos que tenemos para recordar siempre esta visión. Es decir, a dónde queremos llegar con lo que estamos haciendo, la visión.

Si lo hemos hablado varias veces, hebreo 2.10 habla de llevar muchos hijos a la gloria. Y en 2. de Pedro 3.9, por favor leamos este versículo, que es el segundo versículo que nosotros como Iglesia nos apoyamos para definir nuestra visión. La visión en 2. de Pedro 3.9, un versículo muy esperanzador, pero tiene mucho que ver con lo que estamos hablando el día de hoy. El Señor no retarda su promesa, según algunos, la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. Aquí habla de esta palabra que finaliza este versículo respecto a lo que podemos llegar a hacer.

Este versículo que fue... este versículo lo leímos en la conferencia, fue uno de los pocos que leímos. No nos dice literalmente que vamos a ser hijos de Dios, no nos dice aquí, así literalmente, o que vamos a ser eternos dentro del gobierno de Dios, sino que nos dice que Dios desea que todos los hombres procedan al arrepentimiento, para que ninguno perezca. Es decir, si la persona no se arrepiente verdaderamente, va eventualmente a aperecer.

Si no nos arrepentimos, vamos a aperecer. La Iglesia que Cristo dejó a cargo en la tierra con las instrucciones que estamos viendo aquí como un protocolo, de hecho, 238, instrucciones necesarias donde las palabras de Pedro siguen haciendo eco, 2.000 años después, cuando comienza la frase dice, ¿qué haremos? ¿Qué haremos? ¡Arrepentíos! ¡Arrepiéntanse! Y justamente esto es lo mismo que Cristo comenzó a hacer cuando Juan el Bautista fue encarcelado. Eso es lo que Cristo comenzó a decir, arrepentíos y creed en el Evangelio, Marcos 1.15. Apenas Juan el Bautista fue encarcelado, Cristo comenzó entonces a predicar que el hombre debía arrepentirse. Debemos arrepentirnos y creer en el Evangelio. Pablo, más adelante, en una de sus charlas, ¿recuerdan ahí en hechos 17, Vayamos a hechos 17 cuando está frente a los atenienses, estos filósofos, pensadores, los estoicos y los epicurios. Y él está en la ariópago hablándoles sobre las verdades de Dios, hablándoles de Jesucristo, de la resurrección, de los muertos, frente a estos grandes pensadores y toda nuestra cultura occidental viene de esta meca. Ahí estaba hablándole Pablo acerca de las verdades de Dios. Y él termina toda su prédica en el versículo 30 de hechos 17. Si me acompañan a hechos 17, es muy interesante esta exposición de Pablo.

Hechos 17-30. Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, de todo lo que él acaba de predicar, ahora manda a todos los hombres en todo lugar que se arrepientan. Eso es lo que Dios está diciendo, que se arrepientan. Volvemos a ver esta palabra aquí en un momento muy tenso y muy particular de la Iglesia primitiva, aquí de Pablo, predicándole a los gentiles. Por lo tanto, quienes fueron llamados para formar la Iglesia de Dios, para salir del mundo, para ser separados por Dios con un propósito particular, eso es ser santos. Ser santos es ser separados por Dios con un propósito particular. Tendrían que haber entendido qué significaba ese arrepentimiento. Hace dos mil años atrás, las personas que conformaron la Iglesia de Dios, tendrían que haber entendido qué era arrepentirse. Y a lo largo de todos estos siglos, debería haber gente que debería estar manteniendo este conocimiento y como conocimiento también la aplicación de él. La Iglesia de Dios es la actualidad. Debería entender lo que es esto. Por eso es de suma importancia y muy anuente el tema del arrepentimiento en aportas de lo que es la fiesta de Pentecostés, cuando celebramos el aniversario de la Iglesia de Dios. Debería existir este grupo de personas que están aplicando este arrepentimiento. Cristo dijo que su Iglesia no prevalecería. Todos no sabemos ese versículo. Las puertas de la des no prevalecerán contra ella. Y Cristo estaría con ella hasta el fin del mundo, dice Cristo. Mateo 28-20 al final ya les dice a sus discípulos que Cristo estaría con la Iglesia hasta el fin del mundo. Entonces, si recuerdan la carta que le vimos al comienzo de esta persona, que se estaba promulgando con unas características muy particulares y estoy seguro que no es la primera vez que escuchamos esto en un ambiente público o en la televisión o en la calle, estoy seguro que no es la primera vez que escuchamos algo parecido. Han habido y habrán más y más iglesias que digan esto. Con estas ideas supuestamente cristianas que predican a un Cristo, recuerden cuando hablamos de Pán y Celebadura y predican a un Cristo que murió en un día y medio, un día y cuartos, y le suman y le restan y no les calza, ellos están predicando un Cristo de papel, como lo dijimos en el fin de semana. Cristo debería cumplir tres días y tres noches.

Y estas personas que predican estas ideas hacen cosas en su nombre. En el nombre de Cristo ya hacen tal cosa, como que se ponen la patente y se dan la libertad de hacer lo que ellos desean, de hacer su voluntad y no la voluntad de Dios. No han entendido qué es el verdadero repentimiento. Solo arrepintiéndose verdaderamente se puede hacer la voluntad de Dios. Para hacer la voluntad de Dios necesitamos arrepentirnos primero, para entrar en este entendimiento espiritual. Si no nos arrepentimos, no podemos hacer la voluntad de Dios. Es una cosa seguida de la otra.

Mateo 7. Vamos a Mateo 7. Mateo 7, si me acompañan.

Mateo 7, versículo 21, hablando de tomar el nombre de Cristo o de hacer muchas cosas, tal vez buenas. Hay mucha gente que hace muchas cosas buenas. Pero fíjense aquí lo que dice al final, en Mateo 7, versículo 21 al 23. No todo el que me dice Señor, Señor entrarán al reino, en los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Cristo hizo la voluntad de Su Padre, que pase de mí esta copa, que sea tu voluntad y no la mía. Ahí está el ejemplo para nosotros. Versículo 22. Muchos me dirán en aquel día, Señor, Señor, no profetizamos en tu nombre, en el nombre de Cristo. Y ahí póngale lo que usted quiera. Y en tu nombre echamos fuera demonios y en tu nombre hicimos muchos milagros. No está hablando de cosas sencillas, está hablando de cosas grandes. Y entonces les declararé, nunca os conocí, apartados de mí, Hacedores de Maldad. ¿Qué pasa aquí? Porque hacen cosas tan buenas, pero al final Cristo los desecha, en el momento en que vayan a ser evaluados, en el último grandí, en el juicio final.

O la tercera resurrección, podríamos hablar aquí incluso, porque ya Cristo ya los corta. Cada día el nombre de Jesucristo es utilizado una y otra vez, incluso para hacer cosas buenas.

Pero todo esto puede ser anulado por no hacer la voluntad de Dios.

No todo el que me dice, Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre, que está en los cielos. El verdadero arrepentimiento modifica nuestra manera de ver las cosas y nos prepara para reconocer nuestra real situación espiritual. ¿En qué se compone el hombre? Cuerpo alma y espíritu. C.A.E. cae, cuando decimos los círculos. Cuerpo alma y espíritu. Y tenemos esa esencia de Dios que se nos dio al comienzo de la creación, como cuando fuimos seres humanos, el nefes y fuimos seres vivientes.

Pero nos hace falta algo, porque estamos siendo muy pobres espiritualmente, nos hace falta el Espíritu Santo de Dios en nosotros. Y como seres físicos estamos limitados y necesitamos depender de nuestro creador, cuando uno se arrepiente dice, Yo acepto a Jesucristo, yo acepto que Dios me tiene que guiar, yo no puedo, yo solo. Necesito algo. Acuérdense de la primera mentira que leemos en la Biblia, que es, no moriréis. Si pudiéramos leer quizá la letra pequeña de esa mentira, lo que va en conjunto con esta frase, no moriréis, Satanal le estaba diciendo al hombre, no necesitas a Dios, no lo necesitas, tú puedes solo, tú puedes alcanzar ser una persona muy importante y muy sabia, pero sin Dios.

Eso no es arrepentimiento. Ya se empezó a quebrar del comienzo y Satanal lo sabía muy bien y ahí nos atacaron. Arrepentimiento. ¿De qué nos vamos a arrepentir entonces? Hablem un poco de lo que significa arrepentirse. Gran, gran, gran pregunta. ¿De qué nos vamos a arrepentir? Muchos nos hemos hecho esta pregunta. Un servidor nació en la iglesia, en la edad de 15 años, habiendo guardado el sábado, asistido a las fiestas. ¿De qué me voy a arrepentir?

Otra vez las personas que han llegado jóvenes o adultos o quizás ancianos empiecen a preguntarse de qué hay que arrepentirse. Hay que entender esto para poder arrepentirse. Antes de que usted comience a enlistar todos los errores o pecados o cosas malas que hemos hecho o que hacemos o hicimos el día de ayer, la base de esto está en Romanos 8-7. Que lo hemos leído también en otros versículos, en otros mensajes. En Romanos 8, que tiene que ver con si somos seres especiales, pero al mismo tiempo, hay algo en nosotros que por ser carne somos enemigos de Dios. Romanos 8-7, por cuanto los designos de la carne son anemistad contra Dios, porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden.

Nuestra esencia de seres humanos como tales, tenemos una naturaleza por ir en contra de Dios. Si somos especiales y somos muy diferentes a los animales y tenemos el espíritu humano que nos da el raciocinio, y a pesar de tener este componente espiritual naturalmente, no nos gusta sujetarnos a leyes o a que alguien nos diga algo, y menos a las leyes de Dios que son espirituales. Por eso es un proceso. Esto de arrepentimiento, no es algo que sea como inmediato, es un proceso también. Y Dios es capaz de hacernos ver dónde estamos mal. Por naturaleza, la Escritura nos dice que somos hijos de la ira. Eso somos nosotros por naturaleza, Efesios 2-3, si ustedes lo quieren anotar. Hijos de la ira nos hace ser personas que vamos en contra de Dios por naturaleza. Vamos en contra de su ley, de infringir sus mandamientos, de caer en el pecado. Y no hay nadie que no haya pecado, salvo Jesucristo. No hay nadie que no haya pecado, como lo vimos en Romanos 8-7. Nadie nace espiritual, todos somos carne y sangre. Por muy elegido o iluminado que sea, nadie no ha pecado. Por eso la Iglesia Primitiva, en Hechos 2-38, comienza con esta palabra del arrepentimiento. Por eso Cristo nos dijo primero, arrepentíos y creed en el Evangelio. Arrepentíos y creed en el Evangelio. De nuevo, arrepentirse. ¿Arrepentirse de qué? Si hay algo que nos pueda ayudar a saber nuestros errores, sería un espejo espiritual, donde nos reflejemos y podamos vernos. Esto nos podría dar una información invaluable para reconocer nuestros rostros imperfectos y reconocer los errores y saber de qué arrepentirnos.

Santiago nos habla del espejo espiritual. Si quieren anotenlo Santiago en capítulo 1, versículo 24, habla de lo que es el espejo, de que debemos mirarnos en ese espejo y no olvidar nuestros errores, porque cuando vemos los errores, comienza a saber de qué se debe arrepentir y no olvidarlos porque dice, porque el que se considera a sí mismo y se va y luego olvida cómo era toda la fe que pueda tener ya queda por tierra.

Lean Santiago en capítulo 1 y capítulo 2. Y la Biblia. Estamos leyendo la Biblia todo el mensaje. Cada sábado leemos la Biblia. No hay libro en la psicología, la religión o la filosofía que haya sido tan atacado como la Biblia. Ha sufrido tantos ataques e intentos de destrucción que han sido incontables y muchos de ellos no lo sabemos. Solamente compramos una Biblia en la esquina, pero ha pasado mucho por este libro. Mucho, muchas cosas.

Si la palabra de Dios no fuera la que entendemos que está en la Biblia, este libro ya hubiese quedado un par de hojas. Ya se hubiese destruido hace mucho tiempo.

Ya no estaría intacto como el día de hoy. La podemos tener. Tienen unas pequeñas cosas. Tienen unos versículos apócrifos. Tienen unas traducciones de algunos idiomas más cercanos a otros que el original. Pero para hacer la cantidad de libros, conjunto de libros que son, está bastante intacta. Y eso, solamente Dios lo ha permitido.

Lo que sí ha pasado en la Biblia es que se han modificado el orden de los libros. Porque la Biblia no es un solo libro, son varios libros. Algunos de ellos han sido divididos en dos partes.

Y en el Nuevo Testamento, aquí viene un cambio de orden en el Nuevo Testamento, que modifica mucho lo que es el concepto fundamental del cristianismo en el Nuevo Testamento.

Citamos a Santiago 1 hablando de la ley, hablando del espejo espiritual para mirarnos y para arrepentirnos. ¿Y Santiago dónde lo encontramos? Bastante adelante en nuestras Biblias. Después de romanos, después de corintos, las cartas Paulinas, las cartas que Pablo le entregó a las cartas cuando él los visitaba.

Y el Nuevo Testamento tiene los cuatro evangelios, la vida de Jesucristo en la Tierra. Y tiene después el libro de los hechos. Hasta ahí estamos bien. El libro de los hechos, la historia de la iglesia con las intrucciones de Jesucristo. Cuatro evangelios, el libro de los hechos y luego comienza romanos. Romanos es considerado uno de los libros difíciles de entender, incluso por los mismos apóstoles. Pedro dice, hay cosas difíciles de entender las cuales los inductos e inconstantes tuersen, hablando de las cartas de Pablo. Y ese está en romanos, inmediatamente, después del libro de los hechos.

De hecho, para algunas veces echar abajo la ley de Dios, se utiliza romanos 14, Colossenses 2, que son los que vienen seguidos aquí después del libro de los hechos. Cuando empiezan a decir que hay que aborir la ley de Dios, etcétera. Pero romanos no fue el primer libro en el orden del Nuevo Testamento. ¿Saben cuál fue el primero? Fue Santiago. Santiago venía después del libro de los hechos. Y Santiago entrega un bálsamo de una manera de ver la cristianidad de una manera muy simple y práctica. No como romanos, no como corintios, con la Iglesia de los Corintos, tan complicada que era.

Hay un cambio. Lo primero que debería estar después del libro de los hechos son las epístolas generales, que son como se conoce en Santiago, y todas las epístolas generales. Luego vendrían las epístolas Paulinas, las de Pablo. El orden fue cambiado y aprobado por la Iglesia en el año 364, después del Cristo en el Concilio de la Odisea. En ese momento se empezó a mover aquí los libros para poner a romanos primero. Para acomodar mejor una supuesta división de la existencia de dos iglesias cristianas. ¿Cuáles eran las iglesias cristianas que había en el siglo IV después del Cristo? Gentil y judía. Habían dos iglesias cristianas. ¿Y quién siempre tiene la culpa? ¡Lo judío! Ellos son los que siempre tienen la culpa de todo. Y aquí entonces la Iglesia oficial establece que hay dos iglesias. Entonces, para echarle la culpa a la otra y para decir que no hay ley, ponen a romanos primero. Y todas las siguientes para que sea complicado de entender. Y entonces digan, mira, qué complicada que es la Biblia de la ley, la ley no se tiene que guardar. Entonces cambian el orden para atacar la ley. Esto es algo histórico. Esto no es algo que esté inventado. Todos los eruditos pueden comprobar esto.

Aquí vemos a Judas. Acompáñenme a Judas, que hace el final de nuestras Biblias, que no tiene capítulo en el versículo 4, donde está la voluntad del hombre. Y Dios ha permitido que hayan cambios en el orden de los libros. En Judas, versículo 4, dice, porque algunos hombres han entrado encubiertamente los que desde antes habían sido destinados para esta condenación a nombres impíos que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Señor y niegan a Dios el único soberano y a nuestro Señor Jesucristo. Satanás influyó en estas personas para cambiar el orden y así poder entender, según ellos, que la ley no estaba vigente. Y escuché bien lo que vamos a mencionar ahora. La libertaria idea de pensar que se puede ser parte de los llamados de Dios sin ley, suponiendo que romanos dicen que no hay ley y todo lo demás, deja inávil el discernimiento de reconocer el pecado. Y por ende, no hay arrepentimiento.

La libertaria idea de pensar que se puede ser parte de los llamados de Dios sin ley deja inávil el discernimiento de reconocer el pecado y por ende no hay arrepentimiento. El único ser que nos ha entregado una manera amorosa de entregar la ley y la libertad, conceptos que algunas veces son opuestos, ha sido nuestro Dios, porque su ley es una ley de amor. No está basada en nuestras juicios. Las bases del cristianismo en Santiago, recuerden, tenemos los cuatro evangelios, la vida de Jesucristo, la historia de la iglesia con los apóstoles y la depredicación del evangelio, y después viene Santiago. A ver, ¿cómo podemos ser buenos cristianos? Y ahí está Santiago hablando de la fe y de las obras y de la ley, de la libertad. Eso está al comienzo de nuestras bases.

Y eso está en nuestras Biblias.

Una ley basada en el amor que existe, que perdura y que Cristo no vino a abolir y puede leer Santiago completo. La manera práctica de trabajar como cristianos en este mundo, según Santiago. La Iglesia de Dios, los llamados, la Ecclesia, debe hacer la voluntad de Dios porque entiende lo que es el arrepentimiento, lo que habíamos hablado hace unos minutos atrás. Si queremos hacer la voluntad de Dios, el arrepentimiento es fundamental. Y el arrepentimiento, de hecho 2.38, no es solamente un momento en la vida. Yo me voy a bautizar, tienes que arrepentirte. Me arrepiento, me bautizo, recibo el Donde el Espíritu Santo y listo.

El arrepentimiento es algo constante. ¿Por qué? Porque pecamos continuamente. Porque nadie ha sido glorificado en espíritu. Todos seguimos siendo carne y sangre. Los únicos que no pecan son quienes duermen. No hay ciencia, no hay cerdidría y en ese momento no hay tiempo para ellos.

Ya cumplieron su trabajo y han corrido la buena batalla. Pero nosotros seguimos aquí carne y sangre. Y nadie ha sido glorificado. Por muchos libros o milagros, supuestamente que haga la persona, nadie puede dejar de ser carne y sangre.

El arrepentimiento es algo constante a lo largo de nuestras vidas espirituales. El arrepentimiento es reconocer haber transgredido la Santa Justa y Buena Ley de Dios. La persona cuando va a seabastizar le dice, ¿usted reconoce que ha transgredido la Santa Justa y Buena Perfecta Ley de Dios? La persona dice, sí. Pero ese sí conlleva un trabajo anterior, de un trabajo mental, de empezar a convertirse en un hijo de Dios para en el futuro ser glorificado. No ahora, porque estamos en el proceso. Estamos en el proceso. Primero, a Timoteo 3.15. La Iglesia de Dios. Consejos de Pablo a Timoteo.

Consejos de Pablo a Timoteo. Primero, a Timoteo, capítulo 3, versículo 15. Para que, si tardo, sepas cómo debes conducirte en la Casa de Dios. Ahí está la Casa de Dios. Ahí está la Iglesia. Ahí está los llamados. ¿Qué es la Iglesia y el Dios viviente? Estamos vivos. Estamos trabajando en nuestra salvación. Columna y valúarte de la verdad. Otro gran concepto de lo que serían estos llamados. Columna y valúarte de la verdad. Santícannos en tu verdad. Tu palabra es verdad. Juan 17.17. La verdad. ¿Cuánto importante es para reconocer la Casa de Dios, la Iglesia de Dios? ¿Quiénes entenderían el verdadero arrepentimiento? Cristo. Ahora a Dios el Padre para quien nos convoque como Iglesia. Aquí en Juan 17.17. Como cuerpo de miembros que colectivamente conforman personas apartadas con algo en común. Y esto en común es la palabra de Dios y la palabra de Dios es verdad. La Biblia. Esta doctrina o esta manera de describir Jesucristo, quienes serían la Casa de Dios y Pablo a Timoteo, es esta doctrina, es la misma que tenían los apóstoles al principio. Al principio, es exactamente la misma. Vienes aquí en... No, no vayan ahí, yo les voy a decir, en hechos 2.42, empieza el trabajo de la Iglesia, empieza los grandes milagros, empieza la predicación muy fuerte y dice hechos 2.42 y perseveraban en la doctrina de los apóstoles. ¿Y cuál era la doctrina de los apóstoles? Hecho 2.38. Ahí está. Esa era la que ellos entendían, la que Dios les había manifestado por medio del Espíritu Santo y ahí empezaban a entender todo lo que significa el proceso de salvación. La Iglesia recibió una responsabilidad muy importante, pero la Iglesia no añadió y no quitó nada de lo que ya se venía diciendo. ¿Qué dijo? Tampoco lo hizo. La Iglesia, la Casa de Dios, los llamados, la Ecclesía, no añadió y no quitó nada de esta doctrina original. Si hubiese habido algún problema en la doctrina, hubiese habido un concilio tan grande como en Jerusalén, en hechos 15. Si hubiese habido algo tan difícil o complicado de solucionar el día sábado, habría habido otro concilio tan importante como en hechos 15, pero no lo vemos. No lo vemos. No encontramos ese argumento. La Iglesia debería estar hasta el día de hoy, continuando y manteniendo las mismas doctrinas de los apóstoles, intactas, que están sustentadas por la Palabra de Dios hasta los últimos días. Cristo estaría con su Iglesia hasta los últimos días. Y aquí está la Palabra de Dios. Por eso sabemos que la ley de la libertad que habla Santiago nos hace conocedores de nuestros errores.

Entender la ley nos hace reconocedores de nuestros errores. Es la única manera de arrepentirnos. Yo me arrepiento. ¿Por qué? Porque mentí. Y mentí es un mandamiento. Pero hay más. Pablo, habiendo sido instruido a los pies de Gamaliel, habla acerca de que él no sabía que codicia era malo, hasta que entonces la ley le dijo.

Debes arrepentirte de eso. Si no conocemos la ley de Dios, difícilmente veremos nuestros errores. Si no consideramos la ley de Dios, buscaremos bajo nuestros propios ojos lo que es bueno y lo que es malo.

Y eso no es hacer la voluntad de Dios.

Si no la voluntad propia. Romanos 3.20.

Romanos 3.20. Ya empezando a llegar al final.

Romanos 3. Si uno leyera el Nuevo Testamento con los cuatro evangelios, el libro de los hechos y comienza con Romanos se va a contrar con varios problemas. Porque su libro es difícil de entender. Pero si parte por Santiago, como decíamos antes, va a ser mucho más amigable el proceso de conversión. Romanos 3.20. Ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él. Porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado. Para arrepentirse necesitamos saber en qué hemos pecado. Aquí está. Aquí está la ley.

Versículo 23. Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios. Nosotros los seres humanos, todos hemos pecado. Más adelante en Romanos 6.23. Rápidamente son atajos muy rápidos, muy conocidos y que usamos a menudo. Dice porque la paga del pecado es muerte, más la dada lleva de Dios es la vida eterna en Cristo Jesús, Señor Nuestro. No se puede sacar la ley. No se puede hablar que no hay ley o que hay algo abolido de la ley. Es más, la ley nos debe llevar a Jesucristo. Romanos 14. Un poco más adelante. Esa palabra que el telos, el fin de la ley es Cristo. No porque Cristo agoleó la ley, sino que la finalidad de la ley es que nos lleve a Jesucristo a un carácter más justo, más santo, más perfecto. Porque Jesucristo es la imagen viva de Dios. Es un proceso. Por eso Cristo mencionó una y otra vez la importancia de guardar sus mandamientos. En Juan 14, en Juan 15, el que me ama, guarde mi mandamiento. Es una y otra vez la iglesia que formó Dios debería estar guardando sus mandamientos. Y gracias a ese conocimiento, comprendería los errores y podría verdaderamente arrepentirse. No hay otra manera. Nos vemos otra manera. No hay un atajo a esto. No hay una compra en la primera fila de la avenida de Jesucristo. Por mucho dinero que tengamos, o muchos carros que tengamos. No hay otra manera. El arrepentimiento no es un sentimiento de agonía, o una manera de que algunos líderes inescrupuló, o alguna vez tomen este sentimiento para decirle, eres pecador y lo vamos a castigar y lo vamos a echar para abajo.

Así se manipulan a las personas. Y lo que hablamos en la conferencia, les dijimos a las personas, ustedes pueden llegar a ser mucho más de lo que se han imaginado. Y la gente dijo, ¡wow!

Porque hay otro evangelio afuera diciendo, ¡pecadora, arrepiéntete! Y echarnos hacia abajo. Pero lo que no dicen, muchas veces, sí somos pecadores, pero debes vivir a la manera de Dios para ser justificados. Y entonces pedir una vida digna y entregar frutos del Espíritu Santo, Galatas 5-22.

El verdadero arrepentimiento, nos hace seres humildes, dependientes de Dios, de querer hacer su voluntad, de guardar sus mandamientos, de amarlo en palabras y en hechos, con fe y obras. En estos meses que mis hijas van creciendo y tenemos que disciplinarlas, muchas veces ellas no entienden, ¿por qué me dicen que no? Y yo me puse a pensar el otro día, si Dios nos dice algo que no hagamos y no lo entendemos, si quisiéramos entenderlo, lo haríamos, porque entenderíamos después por qué nos está diciendo que no hagas esto y no hagas lo otro. Lo mismo pasa con los hijos. El hijo va a entender después, como dicen siempre, algún día lo vas a entender, bueno, igual nosotros. Si Dios nos dice eso y no entendemos, hay que hacerlo igual, porque son sus mandamientos y nos pueden hacer personas santas y parte de los llamados fuera de este mundo. Por eso es tan importante saber qué cosas conlleva a arrepentirse verdaderamente, no solamente de palabra. Y esto es crucial para ser parte de la Iglesia de Dios, columna y valorarte de esta maravillosa verdad. Como conclusión, si ahora le lléramos la carta que le mencioné al comienzo, ¿cuál sería el discernimiento que ustedes tendrían sobre una persona así, o la que escucharían que estarían en la calle?

Estoy seguro que ya los sentidos espirituales comienzan a agudizarse un poco más y a probar quiénes dicen tal o cual cosa. Una persona X, me dijo hace poco, que escribe muchas cosas y una voz se lo dice, y él escriba hace 30 años esto y lo otro. Y le dije, ¿quién es? No lo sé. Hay un mundo espiritual que debemos alejarnos de esas cosas y seguir a Dios. Porque podemos ser atacados si les hacemos caso. Por eso es importante entender la verdad para entonces ser apartados.

Y estas personas que muchas veces dicen ser los elegidos o esta persona que escribe tantas cosas hace 30 años, hay músicos que escriben música, que se las dictan al oído, no hablo de Nirvana o de bandas de rock, hablo de Mozart. Hablo de gente de hace muchos años atrás. No sé si ustedes lo sabían. Hay que afinar esos sentidos espirituales. Recuerden que una de las primeras señales de los tiempos del fin es muchos se van a levantar. Yo soy Cristo, sígueme a mí, yo tengo la verdad, yo soy Cristo, yo tengo esta iglesia, dame tu dinero, vente para acá, te voy a amar mucho, y te voy a engañar, pero esa parte no se lo dicen. Yo soy el Cristo y a muchos engañar a Mateo 24-5. Utilizar el nombre de Cristo puede ser algo muy sutil, manipulado y puede tener motivaciones oscuras.

Aún cuando se busquen hacer cosas buenas. Recuerden, no todo el que me dice Señor, Señor, etc. sino el que hace la voluntad de mi Padre, que está en los cielos. Aquellos entrarán en el reino de Dios. Hacer la voluntad de Dios comienza con un verdadero arrepentimiento. Recuerden la palabra de Úlquimos, visto. Que puede todavía tener mucho más estudio, pero hemos visto una gran parte de esto. Para arrepentirse, para arrepentirse, necesitamos conocer de su santa justa y perfecta ley. No podemos arrepentirnos si desechamos la ley de Dios. Adulterar es malo, mentir es malo. Hablar de mi papá de nuevo es malo. Sí, pero guardar el sábado también. Y vamos sumando, y vamos sumando. Ese es el verdadero arrepentimiento. Cuando conocemos la santa justa y perfecta ley de Dios, nos hacemos ser especadores y reconocemos que somos como tal. Entonces decimos, me arrepiento. Y después, que no tuvimos tiempo de hablar de esto, pero después hay los frutos del arrepentimiento. Yo me arrepiento y hago tal cosa. Ahí empieza a dar fruto. Consiguaremos pues el arrepentimiento como parte importante de nuestra conversión, el maravilloso proceso que Dios está llevando a cabo con nosotros. Buenas tardes a todos.

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Pastor para la República Mexicana. Junto a su esposa y sus tres hijos, viven en la Ciudad de México. Sirve de tiempo completo a las congregaciones del país, y produce y administra contenido para los medios digitales de la iglesia.