No seas un aguafiestas

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No seas un aguafiestas

Recuerdo claramente la sensación de tener mi alegría abatida. Estaba caminando por el pasillo de la escuela primaria, donde trabajaba, en el primer día de clases. Me encantaba mi trabajo, me gustaban los estudiantes y estaba tan feliz de estar justo donde estaba, que mi alegría se veía escrita en mi cara. Dos mujeres caminaron por el pasillo hacia mí y al pasar, una le comentó a la otra, “espera a que pase un mes. No seguirá sonriendo”.

Ella trató que sus palabras fueran graciosas, pero aquellas me lastimaron. En un momento, mi emoción pasó de plena alegría a ser algo sospechoso, temporal y un poco ridículo. Fue lastimoso tener mis sentimientos positivos poco apreciados. Todavía estaba feliz de estar donde estaba - y tenía la confianza de que todavía estaría alegre dentro de un mes a partir de esa fecha, pero me sentí desalentada.

Por desgracia, no fue mi única experiencia de ese tipo. No tenemos que pasar mucho tiempo en cualquier tipo de entorno - trabajo, escuela, tiendas, en la televisión - para ver el mismo tipo de respuestas hacia la felicidad y la alegría:

“¿Por qué estás tan contento?”

“¡Sí! ¿Qué hace que sea una buena mañana?”

“Bueno, solo espera [hasta que tus hijos sean adolescentes... hasta tu primer pelea... hasta que tengas 40]. Entonces no estarás tan contenta”.

Me ha pasado tantas veces que he desarrollado mi propio término para este tipo de declaraciones: “aguafiestas”. La confianza de éstos es que la alegría o felicidad de alguien se basa en algo temporal y que cuando las circunstancias cambien, la alegría será reemplazado por el desaliento. Finalmente, la implicación subyacente es que la persona alegre o feliz es, bueno, no muy inteligente, porque si ellos fueran inteligentes, serían tan miserables como todos los demás. De hecho, si usted escribe “gente feliz” y “estúpida” en un buscador de Internet, encontrará un montón de personas hablando acerca de si las personas felices son realmente estúpidas o solamente son percibidas de esa manera.

Entonces, ¿qué tiene todo esto que ver con el camino cristiano? Hay una conexión.

En primer lugar, el gozo y la felicidad no son la misma cosa. La felicidad tiende a basarse en las circunstancias externas: es un día soleado, tuve mi café, me llegó una carta de mi amigo. ¡Felicidad!

El gozo, sin embargo, es una emoción profunda que no está basada en circunstancias externas. En la vida cristiana, éste se basa en la fe de que Dios cumplirá sus promesas a su pueblo, y que él cuidará de su rebaño, no importa cómo se miren las circunstancias externas.

La Biblia está llena de referencias relacionadas con el gozo. Los Salmos alientan repetidamente al lector a gozarse en el Señor y gritar de alegría a causa de sus buenas obras. En Isaías 35:10 vemos la referencia a un día en que el redimido de Dios volverá con gozo y alegría. El apóstol Pablo escribió que los que atendían a la iglesia de Corinto, se esforzaron por ser colaboradores de su gozo, estableciéndolos en la fe (2 Corintios 1:24): y éste está enlistada como un fruto del Espíritu Santo en Gálatas 5:22.

En segundo lugar - y esto es la conexión - Dios nos da instrucciones claras sobre cómo lidiar con las alegrías y las penas de los demás. Vivimos en tiempos difíciles y todos tendremos experiencias que nos desalentarán o nos harán infelices temporalmente, o incluso tristes. ¿Cuál debe ser nuestra actitud hacia los que están alegres, felices y gozosos cuando nosotros no nos sentimos de la misma manera? Pablo escribe sobre los que debemos hacer: “Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran” (Romanos: 12:15). Es totalmente apropiado sentirse a veces triste y no debemos tratar de forzar a los que lloran a una falsa alegría. Pero igual de importante, cuando alguien está alegre, debemos animar esa alegría en vez de tratar de arrebatarla.

La próxima vez que usted se sienta tentado a responder a una declaración positiva con un comentario negativo, piense en regocijarse con esa alegría. Recuerde la perspectiva bíblica sobre el gozo y la felicidad y resístase a ser un aguafiestas.

Para más información o consejo práctico, lo invitamos a leer el folleto titulado Cómo tener una vida plena.

Fuente: ucg.org