La ruptura de la estructura familiar

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La ruptura de la estructura familiar

Desde tiempos ancestrales, la familia ha sido la unidad social encargada de la reproducción, protección, manutención y educación de sus miembros. Aunque ha variado a través de culturas y épocas, su función siempre ha sido sostener la vida, transmitir valores y mantener su identidad.

Dios creó una familia con ambos padres, porque juntos les sería más fácil educar, cuidar y apoyar a sus hijos. Pero en la actualidad, esta clase de familias pareciera estar en vías de extinción. Las estadísticas, no solo en países desarrollados sino en América Latina, indican que cerca del 50% de los niños viven en hogares sin su madre o padre biológico.

En la época de Jesucristo, en una cultura de tradición hebrea, la familia era patriarcal, extendida y jerárquica. El padre tenía el control legal, económico y religioso sobre sus miembros. Abuelos, tíos, primos, siervos e incluso amigos cercanos, solían conformar la unidad comunitaria.

Los cambios en la familia

Debido a profundos cambios sociales, culturales, económicos, migratorios y legales, el núcleo familiar se ha transformado. Una familia monoparental, por ejemplo, es aquella donde un solo progenitor cría a los hijos; en una familia ensamblada, uno de los padres o ambos, tienen hijos de una relación anterior. Otro caso es la familia transnacional en donde alguno o varios de sus miembros viven en otro país, aunque mantienen vínculos económicos y afectivos a distancia. La comunicación por internet en nuestra era ha facilitado el contacto virtual instantáneo y a bajo costo.

“Todos los días del afligido son malos; pero el que es bueno (o alegre) de corazón tiene un banquete constantemente”. Proverbios 15:15.

Algunos adolescentes se avergüenzan por tener un hogar monoparental, pero esto no significa que llegarán a convertirse en adultos amargados. En realidad, esto dependerá de cómo tomes las cosas.

Influencias negativas

Los jóvenes, no deben dejarse influir por comentarios negativos. Algunos profesores les dicen cosas crueles a sus alumnos, como: ─no tienes una familia “normal”.

Yo crecí en una familia monoparental, porque mi madre falleció cuando yo tenía 11 años y mi padre, con mucho esfuerzo, me sacó adelante junto con mis tres hermanos.

Si tus padres se han divorciado o uno de ellos ha fallecido, es normal que sientas tristeza. No obstante, con el tiempo comprenderás que no puedes cambiar lo acontecido. Tampoco supongas que aquellos que viven con sus dos padres lo tienen todo, porque todas las familias confrontan momentos difíciles.

La familia como un equipo

Para comprender mejor cómo funciona una familia, la podríamos comparar con un bote de remos navegando por aguas impredecibles. Lo ideal sería contar con un equipo remando en forma sincronizada, pero a veces uno de ellos falta. Esto no significa que la familia se hundirá; si sus integrantes se unen y reman con determinación, lograrán llegar a su destino.

El dinero es una preocupación en casi todas las familias monoparentales, por eso es necesario que cada miembro ayude. Leamos el comentario de un joven: “Mis compañeros le exigen a sus padres ropa de marca. En mi caso, aunque no tengo lo más caro, siempre visto ropa limpia y cuido lo que tengo. Mi madre hace lo que puede y no quiero complicarle más la vida”.

Otra joven expresó: “Cuido mucho mis pertenencias, no por apego, sino porque sé que cuesta repararlas o reponerlas. En casa, apago las luces que no están en uso para no incrementar el costo de la energía eléctrica”.

La familia de Jesucristo

Aunque no hay una prueba contundente de que Jesucristo creció en una familia monoparental, desde su adolescencia su madre desempeñó un rol importante. Después de los relatos de su infancia, no se menciona más a su padre José. Su madre pareció asumir muchas etapas de su vida. Incluso, algunos estudiosos suponen que José murió cuando Jesucristo era joven.

Cuando la familia regresaba a casa, luego de asistir a la Fiesta de la Pascua en Jerusalén, sus padres se dieron cuenta que Jesucristo no estaba. Entonces regresaron para buscarle y cuando lo encontraron su madre le dijo: “¡Mira que tu padre y yo te hemos estado buscando angustiados!” y él respondió: ─ ¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que tengo que estar en los asuntos de mi Padre? Pero ellos no comprendieron lo que decía. Lucas 2:48-49.

En otra ocasión, mientras Jesús hablaba a la multitud, su madre y sus hermanos estaban afuera y pedían hablar con él. Entonces señaló a sus discípulos dijo: “estos son mi madre y mis hermanos. Todo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo es mi hermano, mi hermana y mi madre”. Mateo 12: 46-48.

Jesucristo no renunció a su familia, sino que explicó que, en un futuro, llegaremos a formar parte de una familia espiritual que trasciende las divisiones humanas.