El poder de la lengua: ¿Lo usamos para la vivificar o destruir?

El poder de la lengua

¿Lo usamos para la vivificar o destruir?

Recientemente apareció en los titulares la cancelación de un popular programa de televisión en EE. UU. llamado “Roseanne”. Hace muchos años, durante la década de los 90’s, fue un programa de comedia muy famoso y al producirse una nueva temporada que se emitió en 2018, se convirtió inmediatamente en un éxito.

El elenco estaba en la cima del mundo, encabezando los premios. Fue el programa número uno visto en la cadena norteamericana ABC, sin embargo, todo eso se vino abajo.

Lamentablemente, la estrella principal del programa tuiteó algunos comentarios racistas que hicieron que la despidieran y llevaran a la cancelación del programa. Sus acciones dejaron a todo su reparto y equipo sin trabajo.

Este hecho me hizo reflexionar sobre la severidad con la que el uso de nuestras lenguas puede afectar a muchas otras personas a nuestro alrededor, para bien o para mal.

A su vez, el poder de nuestra lengua utilizada de manera positiva puede hacer una diferencia enorme. Como la historia de Edward. Edward era un adolescente de 1.82 metros de altura cuya vida fue cambiada por el uso de la lengua de una manera positiva.

La maestra de música de Edward notó que él siempre estaba sentado en el fondo de la sala, todo decaído. Ella también notó que Edward no tenía amigos y siempre almorzaba solo, a menudo debajo de un árbol. La profesora se acercaba y trataba de entablar una conversación con él.

La maestra se sintió comprometida a acercarse y alentarlo. Su corazón se extendió hacia joven.

Edward se esforzó en su clase. Sin embargo, sus calificaciones no eran buenas.

Cuando los estudiantes llegaron a rendir el último examen del último periodo, la maestra buscó a Edward en la fila, pero no lo vio.

La noche anterior, la maestra reflexionó durante toda la noche respecto a la calificación que debía darle. Era una D, ¡pero ella realmente deseaba darle una mejor calificación!

Mientras la maestra se preparaba para volver a casa, Edward finalmente entró. Se veía horrible. Sus ojos estaban hundidos, tenía la misma ropa que llevaba puesta durante semanas y su cabello estaba enmarañado.

Miró a la maestra y dijo: “Sé que tengo una nota baja en mi examen final. Me doy cuenta de que no he estado participando en clase y que soy una vergüenza para los demás. Soy perezoso, egoísta, estúpido y una persona que no sirve para nada. No tengo lugar en esta tierra y, es más, nadie puede amar a una persona como yo. Soy un caso perdido, sin ningún futuro”. La maestra lo dejó continuar mientras contenía las lágrimas y trataba de mantener el profesionalismo.

Cuando terminó, lo que ella dijo a continuación cambió la vida de este joven. Miró directamente a sus tristes ojos y dijo: "Edward, tu calificación final es una A". Su reacción fue de total y completa sorpresa. "¿Me está dando una A? ¿Yo? ¿Por qué me daría una A cuando hice un trabajo tan pobre en clase, en mis tareas y en mi examen final? ¿Por qué haría eso?"

Su respuesta a Edward fue: "Puede parecer que eres un estudiante D, pero eres una persona. Creo en ti ahora, y siempre creeré en ti. Estoy aquí para ti ahora, y siempre estaré aquí para ti. Nunca, nunca olvides eso. Ahora, ve y crea la vida con la que sueñas. Cree en ti mismo. Yo estaré viendo. Y por cierto Edward, te quiero”.

Temprano a la mañana siguiente, se despertó a las 3 a.m. Era la llamada de un sacerdote. ¡El sacerdote le dijo a la maestra que había salvado la vida de Edward! El sacerdote continuó diciéndole que Edward planeaba suicidarse después de dejar la oficina y recibir su calificación. Ya lo había planeado y tenía una nota de suicidio por escrito.

Toda su vida, Edward solo escuchó constantes críticas de su hermano. Las constantes palabras de odio lo destruyeron y casi lo llevaron a suicidarse. El sacerdote le dijo a la maestra que sus palabras le dieron a Edwards la esperanza de que realmente valía algo. Sus palabras cambiaron la vida de ese joven ese día.

Debido a esta increíble maestra, que pronunció las palabras correctas, Edward se casó y tuvo hijos y ahora es dentista. Puede leer toda la historia sobre Edward aquí (sólo en Inglés).

Hay tanto poder en esa pequeña parte de nuestra boca, la lengua. "La muerte y la vida están en poder de la lengua; Y el que la ama comerá de sus frutos.” (Proverbios 18:21).

Nuestras lenguas pueden ser la vida y la muerte de un matrimonio. Puede ser la vida y la muerte de las amistades y, sí, la vida y la muerte de las carreras. Incluso puede empujar a alguien como Edward a sentirse tan desanimado que contemplan, o incluso pueden cometer, suicidio.

Nuestras lenguas también pueden hacer lo contrario levantando a alguien. Nuestras lenguas pueden ser un instrumento para la vida, como las de la maestra de escuela para Edward. ¡Sus palabras le dieron vida a Edward! Ella le dio una razón para seguir.

Vivimos en un mundo muy negativo, lleno de odio, que ofrece palabras de muerte y mentiras empeñadas en destruir personas, atacando a todos en general que no piensan o creen lo mismo que nosotros.

¿Cuántas veces hemos escuchado palabras alentadoras de gratitud y aprecio?

Jesús dijo: “De la abundancia del corazón habla la boca." (Lucas 6:45). Un corazón crítico produce una lengua crítica. Un corazón auto-justo produce una lengua crítica. Un corazón amargo produce una lengua mordaz [llena de odio]. Un corazón ingrato produce una lengua gruñona. ¿Qué dice nuestro corazón?

Las palabras que hablemos dependerán de lo que ya está en nuestro corazón. Debemos pedirle a Dios un corazón puro.

Dios nos dice en Efesios 4:29: "Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes."

“Manantial de vida es la boca del justo; Pero violencia cubrirá la boca de los impíos.” (Proverbios 10:11). Siempre debemos buscar lo mejor en cada uno. En Efesios 4:32, Pablo escribió: "Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo."

Todos necesitamos ánimo en este mundo difícil. Muchas personas están pasando por mucho. Trabajemos todos para usar nuestras lenguas para marcar la diferencia edificando a las personas en lugar de demolerlas.

¡Sea un sanador para los demás con sus palabras! Pídale a Dios que lo inspire a decir lo correcto en el momento adecuado. El mundo tiene una necesidad desesperada de amor, así que hagamos lo que podamos para difundir el amor que proviene de nuestro Padre Celestial.

¡Use el poder de su lengua para sanar!

Fuente: UCG.org