Ejercitemos el espíritu
La frase traducida al español es «sin dolor no hay ganancia», o «Si no duele, no sirve».
Esta popular frase en el mundo deportivo se da específicamente en la especialidad del culturismo o en el levantamiento de pesas, aunque también puede utilizarse en otros ámbitos fuera de lo deportivo.
Se utiliza mayormente para motivar a las personas a esforzarse, a sudar, a sacrificarse e incluso a sufrir para lograr alcanzar los resultados y los objetivos que se han propuesto. Por eso se puede encontrar escrita en la mayoría de los gimnasios.
«Sin dolor no hay ganancias».
Para algunos puede sonar un poco fuerte, pero para las personas que practican el fisicoculturismo saben que para poder desarrollar músculos y ganar masa muscular tienen que someter los músculos a un entrenamiento donde las pequeñas fibras de los músculos tienen que romperse para que posteriormente haya una cicatrización, y esto da como resultado el crecimiento muscular.
Pero al realizar este esfuerzo y romper las fibras musculares se experimenta algo de dolor.
Algunos dicen que puede llegar a ser un dolor placentero. Esto puede tener sentido, porque con el tiempo el resultado valdrá la pena.
¿Podemos relacionar esta frase con nuestras vidas como cristianos?
El apóstol Pablo le decía al joven Timoteo que se ejercitara, pero no le recomendaba ejercitarse en un gimnasio o que hiciera algún tipo de ejercicio para lograr una figura atlética; él le recomendaba que se ejercitara para la piedad.
Desecha las fábulas profanas y de viejas. Ejercítate para la piedad; porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera. Palabra fiel es esta, y digna de ser recibida por todos. 1 Timoteo 4:7-9
La recomendación del apóstol Pablo al joven Timoteo era que se ejercitara espiritualmente para estar preparado para los tiempos difíciles, para los tiempos de pruebas.
Y como ya sabemos, esos momentos en los cuales tenemos que pasar por diferentes situaciones o circunstancias no son nada agradables, no son fáciles. Son momentos en los que se sufre, momentos de dolor, de tristeza, que no son fáciles.
El Eterno nuestro Dios, en su Palabra inspirada, nos dejó ejemplos de hombres y mujeres que tuvieron que pasar por diferentes pruebas.
Por ejemplo, Abraham se le pidió sacrificar a su hijo, el cual había engendrado en una edad ya avanzada.
También el patriarca Job; es muy conocida la historia de todo lo que vivió Job.
Esto solo por mencionar algunos.
Todas estas penalidades y sufrimientos son necesarios, porque a través de las pruebas y las tribulaciones, Dios nos está preparando para que podamos ser aprobados y poder estar en ese tan anhelado Reino de Dios.
Mencionamos que los culturistas al ejercitarse sienten dolor, un dolor que puede llegar a ser placentero, esto por los resultados que llegan a obtener.
El apóstol Santiago menciona algo parecido sobre lo que pudiéramos experimentar en algún momento de nuestras vidas como seguidores de Cristo.
Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia.
Santiago 1:2-3
¡Qué palabras tan profundas y alentadoras! Las que al mismo tiempo podrían hacernos llegar a pensar: ¿Cómo voy a tener gozo cuando estoy pasando por una situación dolorosa?
Ciertamente, mis hermanos para nosotros en nuestra mente meramente carnal puede ser contradictorio.
Pero Dios es fiel y promete ayudarnos en todo momento.
No os ha sobrevenido ninguna prueba que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser probados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la prueba la salida, para que podáis soportarla.
1 Corintios 10:13 RV95
Aquí está es la clave. Nuestro Dios nos promete su ayuda y tenemos que pedirle en esos momentos difíciles. Debemos arrodillarnos ante él y pedirle fervientemente con un corazón humilde y sincero que nos dé su oportuno socorro, porque sin su ayuda nada podemos hacer.
¿Tenemos que pasar por pruebas?
¿Es necesario pasar por todos esos momentos de angustia, momentos de sufrimiento e incluso de dolor? Es válida la pregunta.
Claro que es necesario mis hermanos, porque a través de las diferentes pruebas y tribulaciones Dios nos está moldeando, él nos está preparando, ese es el propósito de las pruebas y es necesario que nuestra fe sea probada.
Tales dificultades serán una gran prueba para su fe, y se pueden comparar con el fuego que prueba la pureza del oro. Pero su fe es más valiosa que el oro, porque el oro no dura para siempre. En cambio, la fe que pasa la prueba dará alabanza, gloria y honor a Jesucristo cuando él regrese.
1 Pedro 1:7 PDT