Aborto: ¿A quién obedecer?

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Aborto

¿A quién obedecer?

Hace algunas semanas el país de Chile dio un nuevo paso hacia la legalización del aborto. Todavía queda la aprobación en la comisión del senado, en el pleno del senado, y por último en el tribunal constitucional. Aún quedan estos pasos, pero lamentablemente la ciudadanía ha tomado partido mayoritario por esta causa, lo cual indudablemente es un factor condicionante para los parlamentarios y autoridades que buscan la venia del pueblo y así poder ser reelectos en nuevos periodos.

Una de las intervenciones más aplaudidas fue la del diputado por la región de Magallanes, Gabriel Boric, quien dijo: “Avanzar hacia la legalización del aborto es un paso fundamental para encarar uno de los aspectos más violentos que enfrentan las mujeres de nuestro país; la prohibición de tomar decisiones sobre su propio cuerpo" (énfasis añadido).

Después de esto, el diputado mezcló varias facetas del machismo que se viven hoy en día para justificar esta parte de su intervención. Y lamentablemente, los representantes de los partidos que no apoyaban este avanzar hasta la legalización del aborto, no dieron el ancho en sus posturas, sino, más bien utilizaron argumentos infantiles. Nadie se atrevió a decir que la razón principal de rechazar esta iniciativa legislativa, debe ser la convicción de que Dios no permite que el hombre decida entre la vida y la muerte.

Nombrar a Dios puede ser objeto de burla en una sociedad muy moderna, en donde irónicamente, sí se puede confiar en el tarot, signos zodiacales o calendarios chinos, colores de ropa, amuletos, etc. como medios para predecir el futuro o ayudar a las personas a tomar decisiones.

Dios nos ordena no matar (Éxodo 20:13) y esto es aplicable aún a los seres vivos que están en el vientre de las mujeres.

Darris McNeely escribió en su artículo sobre el aborto: “Los argumentos sobre los “derechos” y “libertades” que tiene una mujer sobre su cuerpo y si algún gobierno puede definir la vida, son una torre de Babel, un insulto a Dios y a su divina Palabra. Es una forma moderna de idolatría personal en la cual el yo, y los supuestos derechos del yo, son idolatrados y estimados más que Dios” (El debate sobre el aborto: ¿Qué nos dice Dios?, Las Buenas Noticias, Edición, Julio-Agosto 2013 Página 10).

Para un creyente de Dios la pregunta es fácil, ¿Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres?