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El efecto de la misericordia
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¿Siente que los sentimientos de ira y resentimiento lo mantienen aprisionado en una cárcel emocional y espiritual? Aprenda sobre cómo recibir el remedio que está buscando.
Transcript
[Gary Petty] Alguna vez ha conocido a dos personas que tuvieron una discusión, se pusieron enojados y distanciados, y años más tarde, ni siquiera pueden recordar ¿cómo empezó el odio entre ellos? ¿Cuántos padres e hijos, ex amigos, esposos y esposas, no han hablado el uno al otro durante años porque se construyó un muro entre ellos a través del dolor y la falta de perdón? ¿Qué obstáculos existen entre usted y un ser querido debido a la falta de perdón?
En Beyond Today, vamos a ayudarle a aprender a curar las relaciones rotas, mostrándole lo que es posible por “El efecto de la misericordia”.
Permítanme compartir con ustedes una historia antigua que puede cambiar su vida hoy.
Hay un relato fascinante en la Biblia sobre el rey David y su familia en el antiguo Israel. David tenía un harén, que era común entre los reyes de Medio Oriente, y un gran número de niños. Imagínese los conflictos entre esos niños, compitiendo por obtener la atención de su padre.
Uno de los hijos de David, llamado Amnón, se enamoró de su media hermana Tamar. Tamar resistió los avances de su hermano, pero finalmente se apoderó de ella y la obligó.
Cuando la noticia llegó al rey, por supuesto que se enojó, sin embargo, es sorprendente que actuó con indecisión. Pasaron dos años y todavía David no hizo nada por lo que le había sucedido a su hija Tamar. Tal vez estaba tratando de evitar un escándalo público. Quizás se sentía culpable por no ser un buen padre. Pero no hizo nada.
Absalón, otro hijo de David, cansado de esperar a su padre decidió tomar medidas y vengó a su hermana matando a Amnón. En muchos sentidos, parece que Absalón es el héroe de la historia. Él venga a su hermana y la apoya para el resto de su vida, mientras que David parece ser... incompetente. Absalón tiene que huir del país y pasa tres años en el exilio.
Bueno, David finalmente extendió la amnistía a su hijo, pero en Absalón existía todavía las semillas del descontento, había echado raíces, el sentido de que había sido engañado, que él era una víctima de la ineptitud de David.
Motivado por la necesidad de compartir su descontento, empezó a diseminar su frustración con los demás. Absalón, finalmente, lanzó un golpe de estado para derrocar al rey David. Terminó abusando del harén de su padre, y fue asesinado por el comandante del ejército.
La autodestrucción de Absalón fue trágica, sin embargo, desde el principio, su acción es muy predecible.
Su hermana había sido tratada injustamente, pero la justicia se retrasó. Motivado por la ira y una necesidad de venganza, tomó el asunto en sus propias manos, sólo para enfrentar el destierro por su padre. Pronto se convenció a sí mismo que había sido perjudicado por David. No podía perdonar a su padre. Su ira contra David se convirtió en un odio ardiente y trató de derrocar el reino de su padre, sólo para sufrir la derrota y la muerte.
¿Se ha sentido alguna vez como Absalón? ¿Emocionalmente consumido por la angustia de un mal que alguien le hizo? ¿Está obsesionado con la injusticia? ¿Incapaz de terminar con ello?
Ahora quiero que me escuche, porque esto que voy a decir que resulta difícil porque al principio lo que digo, no va a tener mucho sentido. Sin embargo, para superar este dolor emocional, primero debe asumir la responsabilidad de sus propias emociones y acciones. Esta es la dura verdad: cuando guardas rencor y odio, usted se convierte en un esclavo de sus propias emociones negativas.
Una vez que hayas sido herido por alguien, la única manera de experimentar la sanidad es que se debe perdonar a la persona que le ha herido. Ahora sé que esto suena duro, el perdón no significa que usted tiene que aceptar el comportamiento abusivo o absolver a la persona de la responsabilidad. La justicia es una cuestión de castigo, bien, y mal. El perdón no significa que usted renuncia a la justicia. El perdón significa, que renuncia el ser consumido por el dolor emocional y la obsesión de lo que le pasó.
Jesucristo enseñó: “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia” (Mateo 5:7). Ahora, la misericordia significa mostrar compasión hacia alguien que ha hecho mal. Personalmente, esto significa que usted renuncia a su necesidad emocional de ver al otro sufrir.
Usted sabe que todos nosotros podemos sentir simpatía, cuando vemos a un niño que sufre o una persona sin hogar. Podemos ser motivados para demostrarle la compasión. Damos comida o dinero, o participamos en un proyecto de servicio patrocinado por una iglesia o tal vez una organización empresarial. Usted sabe que es mucho más difícil mostrar misericordia a alguien que le ha maltratado.
Pues, la misericordia es el fundamento del perdón. Ahora recuerde, si usted no aprende a perdonar, el dolor emocional no se cura, y nunca se sentirá la verdadera paz y felicidad. El perdón es un proceso emocional difícil. Ya lo sé. No estoy diciendo que esto va a ser fácil, pero es la única manera de llegar a ser espiritualmente y emocionalmente cicatrizado.
¿Cómo se puede aprender a perdonar a alguien que le ha maltratado o tal vez ese alguien es una persona que usted ama? ¿Va a empezar por responder a esta pregunta con honestidad? Ahora, quiero que escuche de verdad a esta pregunta, ¿de acuerdo?
¿He experimentado el verdadero perdón de Dios? Ahora, antes de contestar, déjame explicarle algo sobre el perdón de Dios. Dios le está ofreciendo el perdón, pero sólo se puede experimentar ese perdón cuando admites lo equivocado que has estado. Esto es lo que la Biblia llama arrepentimiento. El arrepentimiento es más que un vago: “Yo he hecho algunas cosas malas en mi vida y lo siento un poco”. El arrepentimiento significa reconocer lo equivocado que sus acciones son en realidad, alejarse de sus conductas autodestructivas y dar su vida a su Creador. Arrepentimiento significa entender que necesita el perdón de Dios porque se ha estropeado la vida que él le ha dado. Esto significa cambiar sus malas acciones y convertirlas en acciones correctas.
Ahora, no estoy hablando de un “dar a su corazón al Señor”, experiencia religiosa que usted pudo haber tenido, que no significa mucho una semana después. Si no se ha arrepentido, entonces realmente no ha experimentado el perdón de Dios y el efecto de la misericordia.
La Biblia registra una gran cantidad de errores cometidos por el rey David. Asimismo, señala que fue, a pesar de sus faltas, “un hombre conforme al corazón de Dios”. David era un pastor-rey, un guerrero-poeta, que escribió poemas y letras de canciones registradas en el libro de los Salmos.
Él escribió: “Bienaventurado aquel cuya trasgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado. Bienaventurado el hombre a quien el Eterno no imputa iniquidad, y en cuyo espíritu no hay engaño” (Salmos 32:1).
Si desea la bendición del perdón de Dios, se puede engañarse al pensar que pueda experimentar el perdón sin arrepentimiento.
El antiguo rey de Israel, David escribió: “Mientras callé, se envejecieron mis huesos en mi gemir todo el día. Porque de día y noche tu mano pesaba sobre mí… mi humedad se convierte en la sequía del verano. Yo reconozco mi pecado para ti, y mi maldad no encubrí… ya he dicho, Confesaré mis transgresiones a Jehová, y tú perdonaste la maldad de mi pecado” (Salmos 32:3-5).
El primer paso en la comprensión de su necesidad de perdonar a los demás es comprender su necesidad de ser perdonado por Dios. En el centro de su ser, eres una persona dañada. No importa quién es usted. Su vida, sus pensamientos, sus emociones, sus acciones han sido perjudiciales a su propio desarrollo espiritual y bienestar emocional. De hecho, ¡usted es su propio peor enemigo!
Ahora viene la parte difícil de entender. Usted no va a experimentar el perdón de Dios, hasta que reconozca que no merece su perdón. Sólo entonces comprenderá cuánto necesita su misericordia. Sólo entonces puede entender quién es Jesucristo realmente y por qué las Escrituras dicen que él murió por usted. Sólo entonces, podrá entender el verdadero significado de mostrar misericordia a otros. Este es el efecto de la misericordia.
Ahora, sé que Dios lo hará para usted. ¿Cómo puedo saberlo? Porque lo ha hecho para mí.
Ahora, sólo cuando se pide perdón a Dios se puede empezar a aprender a perdonar a los demás. El efecto de la misericordia puede comenzar a tener lugar en su vida.
Para ayudarle a entender el plan de Dios para su vida, queremos enviarle una copia gratuita del folleto “Transforme su vida: La verdadera conversión cristiana”
Convertirse al cristianismo es más que aceptar algunas doctrinas y pasar por un ritual. La conversión es tener el cambio de corazón y mente para que pueda renunciar a la vida vieja y desobediente, y convertirse en un hijo de Dios.
Página a página, usted aprenderá el propósito para su vida, ¿cómo Dios puede cambiar su vida, y cómo orar a Dios por su ayuda? Ésta es una guía de estudio para comenzar su viaje. Contar con que su Creador cambiara su vida.
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Hace unos años, me sentí maltratado por un compañero de trabajo. Durante meses albergué algo de enojo hacia esa persona. Por último, me le acerqué y le pedí disculpas por mi enojo secreto. No estaba seguro de cómo iba a reaccionar a eso. Para mi sorpresa, se disculpó por lo que había hecho y dijo que si todo el mundo fuera capaz de manejar así situaciones como éstas, tendríamos muchos menos conflictos no resueltos.
Yo había perdido mucho tiempo en la ira inútil, en lo secreto. Sin embargo, estaba motivado a acercarme a aquel hombre. Lo que me hizo a mí, no importa lo que fuera, era menor en comparación con mis ofensas hacia Dios, y Dios me ha ofrecido el perdón. Había experimentado el efecto de la misericordia.
Para ilustrar este punto, Jesús cuenta una parábola. Un hombre le debía a un rey una gran suma de dinero. El rey exigió el pago. El hombre estaba en bancarrota y no podía pagar su deuda. Él pidió perdón y el rey tuvo compasión de él y optó por borrar su cuenta pendiente.
El hombre perdonado dejo el rey y se encontró con alguien que le debía una pequeña cantidad de dinero, pero no podía pagar. En lugar de perdonar la deuda pequeña, el hombre perdonado ¡metió al pobre hombre en la cárcel! El rey se entera de la situación y llama al hombre que perdonó a su presencia. El rey le dice al hombre perdonado “¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti?” (Mateo: 18:33).
El efecto de la misericordia en la parábola de Jesús, porque el hombre perdonado había recibido la misericordia, pero se negó a mostrar misericordia a otros, fue castigado.
Entonces Jesús hace esta noble declaración: “Así también mi Padre celestial hará a [cada uno de ustedes] si en su corazón, no perdona a su hermano sus ofensas” (Mateo: 18:35).
Aceptar la misericordia de Dios y negarse a dar misericordia a los demás, quiere decir que Dios retirará su misericordia de usted. ¡Ese es el punto de la parábola de Jesús!
Entonces, ¿cómo se puede desatar el efecto de la misericordia en su vida y evitar caer en el error que hizo el hombre perdonado en la parábola?
Bueno, aquí hay tres pasos prácticos que puede hacer para comenzar a experimentar el efecto de la misericordia. Ahora, le animo a escribirlos, para poder estudiarlos cuando se encuentre enojado y amargado por haber sido maltratado por otra persona.
Recuerde, Jesús enseñó que una vez que haya aceptado el perdón de Dios, usted está obligado a cambiar su forma de tratar a otras personas que le maltratan. Esto nos lleva al primer paso en mostrar misericordia a otros. Aquí está:
1. Tome la situación en que las personas le han herido a Dios en oración y pida por la sanidad de sus emociones afectadas.
Para que esta curación tenga lugar, usted debe estar dispuesto a renunciar a la necesidad emocional de venganza y su obsesión por el trauma.
Ahora bien, si alguna vez ha sido realmente herido, usted sabe exactamente lo que quiere decir, y aquí está el problema. La reacción humana normal al ser herida, es querer venganza. La persona que lo hirió ahora es su enemigo. Una vez que una persona es un enemigo, emocionalmente se puede justificar decir casi cualquier cosa acerca de ellos. Después de todo, se lo merecen. ¡Se lo merecen! ¡Me hirieron!, ¿no?
¿No se siente contento de que Dios no nos trata a usted y a mí de esa manera?
¿Cuánto tiempo y energía se ha perdido en sentir la animosidad hacia los demás? Como, ¿con la gente que le haya hecho daño? Como un cáncer, esta amargura devora su vida emocional y espiritual. ¿Cuánta felicidad estas sacrificando por lo que alguien le hizo o dijo acerca de usted en el pasado?
En este punto usted se estará preguntando: “Sí, pero ¿qué pasa con la justicia?”. No estoy sugiriendo que exima a la persona culpable de la responsabilidad, o permitir que esa persona siga propiciándole daño. Es imposible tener una relación con alguien que mantiene el abuso. Lo que estamos hablando aquí es de sus emociones y su relación con Dios.
Si no renuncia a la necesidad emocional de venganza y la obsesión con el trauma, se niega a perdonar. El resultado es que puede crear una barrera entre usted y su capacidad de experimentar la misericordia de Dios. Además, de frustrar su capacidad de experimentar la misericordia de Dios, se crea una barrera entre usted y la persona. Debido a esta barrera, la relación nunca se puede curar, incluso si la otra persona admite que él o ella están mal.
Bueno, esto nos lleva al segundo paso:
2. No repetir lo que otra persona le hizo a usted una y otra vez en su cabeza como si estuvieras viendo una película.
Yo conocí a un hombre que había sido maltratado por alguien y la persona que le maltrataba murió. Incapaz de perdonar, el hombre quedó atrapado en el pasado, reviviendo viejos delitos. Dijo que se sentía como si fuera que el otro que le había maltratado, le estaba agarrando desde su tumba y controlando su vida. Porque no podía renunciar a la obsesión y seguía meditando en los eventos pasados, este hombre quedó atrapado en la confusión emocional de un hombre muerto. Triste historia, ¿no?
Bueno, cuando usted se niega a renunciar a la necesidad de la venganza, y se queda obsesionado con el trauma, algo le sucede emocional y espiritualmente, algo terrible. Usted queda emocionalmente congelado en el pasado. El trauma se revive una y otra vez como si se trata de un evento actual. Se convierte en un esclavo del dolor de su pasado.
Uno de los caprichos de la naturaleza humana es obsesionarnos con las acciones de la persona que nos lastimó, y entonces más vamos a estar en peligro de desarrollar – ahora, escucha esto - las mismas faltas llega a ser lo que obsesiona.
¿Recuerda a Absalón? Absalón odiaba a Amnón por haber violado a su hermana. La obsesión de Absalón con los males que había hecho su hermano, y el deseo incontrolado de la revancha, lo llevó ¿a qué? Trato de derrocar el reino de su padre. Mucha gente murió. Mucha gente sufrió. Finalmente lo mataron.
Un viejo proverbio árabe dice: “Escribe las cosas malas que se le han hecho en la arena, pero escribe las cosas buenas que le pasan en un pedazo de mármol. Dejar de un lado todas las emociones como el resentimiento y la venganza, que le disminuyen, y aférrese a las emociones, como la gratitud y la alegría, que le incrementan”. Sabio dicho, ¿no?
Paso tres:
3. Tienes que trabajar para ser una buena persona.
Ahora esto puede parecer no relacionado con el perdón, pero las acciones simples como lo de mantener una puerta abierta para otra persona, decir una palabra amable para el estresado empleado del correo, ayudando a su esposa a lavar los platos, no sólo trae felicidad a los demás, sino que cuando uno se concentra en las acciones amables, cambia su propias emociones negativas.
Voy a leer una declaración extraordinaria, pero lo que es aún más notable, es quién lo dijo. Ahora vea si puede adivinar quién dijo esto:
“Únete a la gran campaña de los que hacen los lugares estériles de la vida fructífera de bondad. Lleve consigo una visión del cielo en sus corazones, y hará su nombre, su colegio, su mundo, corresponder con esa visión. Su éxito y felicidad se encuentran dentro de ti. Las condiciones externas son los accidentes de la vida, sus adornos exteriores. Las grandes realidades, que permanecen son el amor y el servicio. La alegría es el fuego sagrado que mantiene cálido nuestro propósito y nuestra inteligencia radiante. Resuélvase a mantenerse feliz, y su alegría se volverá en un ejército invencible contra la dificultad”.
¡Ah! Una forma notable de ver la vida, ¿no es así? Ser una persona compasiva y eso no sólo lo cambia a sí mismo, sino que tiene un efecto positivo en el mundo que le rodea.
La cita es de Helen Keller. Nació sorda y ciega, si alguien tenía el derecho a no ser amable con los demás, debido a circunstancias personales, habría sido ella. Todos los días se le presentaban oportunidades para ser amable. Apodérese de ellos, como si fueran de oro.
Así que, aquí está el reto. Obtenga un pequeño cuaderno y mantenga una lista de cuántos actos de bondad hace cada día. Haga una meta hacer diez actos de bondad a diario a cualquier persona, ya sean extraños, gente conocida, los seres queridos, ¡no importa! Esta es una forma sencilla de empezar a mejorar tu vida.
Ahora quiero recordarle que pida una copia gratuita de “Transforme su vida: La verdadera conversión cristiana”. Esta guía de estudio bíblico le ayudará a aprender el propósito de su vida y cómo Dios le puede ayudar a llegar a él. Al pedir su copia, también se le enviará una suscripción gratuita a la revista Las Buenas Noticias en español.
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Vamos a seguir reflexionando lo que hemos estado hablando aquí en el programa de hoy, “El efecto de la misericordia”, con mis compañeros de Beyond Today, Steve Myers y Darris McNeely. Señores describan cómo era para ustedes, la primera vez que llegó a enfrentarse con la realidad de la necesidad del perdón de Dios.
[Darris McNeely] Llegué a esa conclusión después de un proceso de tiempo en mi vida. No fue una decisión emocional en el momento. Fue provocada por un proceso de pensamiento y preparación. Me di cuenta en un momento cuando tome la decisión de aceptar a Cristo como mi Salvador personal, que sin duda necesitaba su perdón, de cómo era yo. Siempre podía mirar mis pecados específicos y tal vez hacer una lista de ellos, y eso llegó a ser un aspecto de la transformación de mi vida. Pero, en realidad, se inició un proceso de realización que toda mi vida he necesitado su perdón. No es sólo algo del pasado, es un proceso continuo, me doy cuenta de que necesito el perdón por los errores que hago, por los problemas que puedan suceder y, a veces, lo que soy.
[Gary Petty] Y realmente no siente ese perdón hasta que sienta la necesidad. Quiero decir que es una necesidad fundamental real.
[Steve Myers] Por supuesto. Creo que cuando Dios comienza a trabajar con uno – lo sé en mi vida cuando Dios empezó a trabajar conmigo – uno comienza a abrir su mente y ver las cosas desde un punto de vista distinto. Uno empieza un viaje espiritual. Se da cuenta de que le falta algo. Se da cuenta de que hay un hueco en su vida y lo único que puede quitar la culpa, es Dios. Uno comienza a darse cuenta de que merece la muerte. La paga de mi pecado me pesaba y sentí ese peso y necesitaba la misericordia de Dios. Usted necesita esa misericordia en su vida para ser librado de la culpa. Eso es un punto notable al que Dios nos lleva, que tenemos que cambiar, y tenemos que ver la necesidad y buscar el perdón de Dios.
[Gary Petty] Y no se lo puede ganar. O bien nos lo da, o no lo da. Y si él no nos da misericordia, ¡nosotros estamos perdidos! La gente está perdida. La gente está realmente perdida a menos que Dios le dé el perdón. Es un regalo increíble que él nos está ofreciendo, si lo entendemos. Ahora, ¿cómo cambió su vida la comprensión de recibir el perdón de Dios?
[Darris McNeely] Bueno, elimino la culpa. Como Steve mencionó, creo que todos trabajamos bajo mucha culpa.
[Gary Petty] El sentido de culpa.
[Darris McNeely] Sí, y que se eliminó eso. Mi entendimiento de que he sido perdonado, quitó la culpa, y también comencé a vivir un estilo de vida por el que perdonaba a otras personas. Y por lo que me impidió albergar rencores, durante un largo período de tiempo. Y eso me ayudó a ir más allá de los conflictos porque, al final llegué a un punto en el que acaba con el hecho de que, bueno, no vale la pena. O incluso se olvida, en algunos casos, cuál era el problema, el conflicto con alguien.
[Gary Petty] Y usted está dispuesto a dejarlo ir.
[Darris McNeely] Sí, porque lo dejo ir. Y tú, ya sabes, la frase es trillada, pero “se suelta y se deja a Dios”. Y deja que Dios te perdone y se aprende a perdonar a otras personas. Así es como ha cambiado mi vida.
[Steve Myers] Sí, y creo que el perdón debe cambiarlo todo. Ya sabes, cuando se da cuenta de que ha estado yendo por un camino distinto, ahí necesita el perdón que es el pecado lo que provoca esa necesidad. Y tengo que cambiar eso. Y Dios le llama a cambiar su estilo de vida para reformarse. Hay que, en realidad, ponerlo en acción. Eso significa que mis prioridades han de cambiar. Y cuando sus prioridades cambian en la vida, eso significaba para mí personalmente que tenía que cambiar mis metas, mis intenciones en la vida. Cambio radicalmente debido al perdón que Dios me ha concedido. Quiero agradar a Dios. Quiero hacer lo que le agrada y le honra. Por eso, el perdón cambió todo para mí.
[Gary Petty] Brevemente, bueno, ambos son pastores. Gente viene a ustedes, que quieren entender el arrepentimiento. Ellos quieren experimentar el perdón de Dios. ¿Qué es lo primero que les dicen?
[Darris McNeely] Yo les digo que el arrepentimiento es más que un simple perdón de un acto específico -lo es - pero que también, es un reconocimiento de que estamos equivocados. Que necesitamos a Dios. Hay un agujero enorme en nuestra vida, espiritualmente, que necesita ser llenado, por causa de cómo vivimos. Y llegamos a ese punto en el que reconocemos que queremos seguir el camino de Dios el resto de nuestra vida y nos alejamos de lo malo que hacemos, nuestro estilo de vida es que estamos atrapados y lo reemplazamos con el camino de Dios.
[Gary Petty] Que hay normas. Y Dios determina el bien del mal. Dios determina, no nosotros.
[Steve Myers] Por supuesto. Al decirlo de otra manera, nos aparta del pecado. Nos dirigimos a Dios. Así que incluye los dos. Tenemos que poner esto en acción de manera que estamos demostrando que estamos dando la espalda al pecado y estamos contando con Dios.
[Gary Petty] Hace un tiempo hicimos un programa titulado: En Busca de Ángeles y Demonios. Hemos demostrado que los pasajes de Isaías 14 y Ezequiel 28 describen cómo el arcángel Lucifer se rebeló contra Dios y fue arrojado del cielo, y se convirtió en el adversario inicuo de Dios, conocido como Satanás.
Recibí varios correos electrónicos preguntando si era el mismo evento como el descrito en Apocalipsis 12, donde el “dragón”, un símbolo de Satanás, hace la guerra contra Dios. Apocalipsis 12:7-9 dice: “Y la guerra estalló en el cielo: Miguel [quien es otro arcángel] luchaba contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles, pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. Así que el gran dragón fue arrojado a la tierra, el diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero...”.
Lo que se describe en el Apocalipsis es un evento diferente a la descrita en el Antiguo Testamento. Lo escrito en Apocalipsis es una profecía de un tiempo futuro, cuando habrá una batalla en el cielo más allá de cualquier cosa que podemos imaginar. Satanás entonces va a tratar de destruir la creación de Dios y dar rienda suelta a los acontecimientos que la Biblia llama la Gran Tribulación.
Afortunadamente, lo que podemos saber, es que Cristo regresa y salva a la humanidad al vencer a Satanás y establecer el Reino de Dios aquí en la tierra.
¿Desea salir de la prisión emocional de la ira y el resentimiento? Sabe que la vida es realmente demasiado corta para guardar el resentimiento. Dios le tiene algo mejor planeado.
Pedro, uno de los discípulos de Jesús, quería saber cuántas veces debería perdonar a alguien que lo había maltratado. Pedro le preguntó si siete veces era suficiente. ¡Qué actitud notable! Ya es bastante difícil perdonar a alguien que le ha maltratado sólo una vez. Para perdonar a esa persona dos veces, tres veces, usted tendría que ser un gigante espiritual. Pedro le preguntó si ¿siete veces eran suficiente?... Jesús le mando perdonar setenta veces siete.
Sólo por seguir las instrucciones de Jesús y la comprensión de que Dios nos ha perdonado primero, se puede experimentar el efecto de la misericordia.
Eso es nuestro programa para hoy. Si se ha perdido algo de ello, véalo completo en línea en BeyondToday.tv. No se olvide de nuestras ofertas gratuitas y nos veremos la próxima vez, aquí en Beyond Today
Soy Gary Petty. Gracias por su atención.