Orar por la paz de Jerusalén

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La guerra que se libra entre Hamás e Israel es angustiosa. Sin embargo, tiempos de paz de acercan y Jerusalén finalmente hará honor a su nombre. ¿Estamos preparados para ese momento?

Transcript

Era temprano en la mañana cuando escuchamos el débil sonido de las sirenas a lo lejos. No advertimos mucho al respecto, realmente no sabíamos que algo estaba pasando en ese momento. Pero, más tarde reconocimos que había peligro. Hamás había atacado a Israel esa misma mañana y el ataque continuaba. Entonces pensamos, ¿estaba nuestra vida en riesgo? ¿Era esto un cumplimiento de la profecía? Ciertamente, la profecía bíblica habla de tiempos difíciles para Jerusalén; y estábamos allí, en el corazón de Israel. Escuchamos cohetes salir disparados, no explosiones, sino cohetes de defensa de la Cúpula de Hierro que protege Jerusalén. Poco sabíamos del alcance de esos ataques y tampoco que ahora Israel estaba en guerra. Estábamos celebrando la Fiesta de los Tabernáculos y del Octavo día. Y mientras lo hacíamos, reconocimos el peligro en el que se encontraba Israel.

Días antes habíamos estado de paseo, no había ningún riesgo, ni dificultades. Estuvimos observando todas las excavaciones arqueológicas y reconocíamos algunas de las cosas asombrosas que habían sucedido a lo largo de los siglos allí mismo, en Jerusalén. Estuvimos en la excavación de Givati. Vimos el estanque de Bethesda donde Cristo sanó al cojo. Presenciamos todas estas diversas capas de construcción que se remontaban al primer templo; algunas de edificación, luego de destrucción y unas más de reconstrucción. Podía verse todo eso claramente, y ahora parece venir otro momento de cumplimiento profético. ¿Es este evento una consumación profética? Ciertamente Zacarías tiene algo que decir al respecto.

En Zacarías doce versículo tres, dice: "Y en aquel día", hablando de los tiempos del fin, " yo pondré a Jerusalén por piedra pesada a todos los pueblos; todos los que se la cargaren serán despedazados, bien que todas las naciones de la tierra se juntarán contra ella." ¿Es una premonición de lo que está sucediendo ahora en Israel? Yo creo que lo es. ¿Podría conducirnos al cumplimiento de esta profecía? De hecho, la mayoría de las naciones árabes quieren que Israel sea destruido. Evidentemente, Hamás y Hezbolá participan activamente en ello. Es posible que Siria se esté sumando. ¿Qué está haciendo Irán? ¿Podría este evento unir a esas naciones para buscar la destrucción de Israel? Cristo también habló de esto en Lucas veintiuno veinte. Fue aún más específico acerca de este tiempo del fin. Dice: "Pero cuando viereis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces que su destrucción ha llegado. Entonces los que estén en Judea, huyan a los montes; y los que en medio de ella, váyanse; y los que estén en los campos, no entren en ella. Porque estos son días de retribución, para que se cumplan todas las cosas que están escritas."

Jesús no estaba hablando del año setenta después de Cristo. Habla del fin de los tiempos, de ese periodo cuando Jerusalén será esa piedra pesada y todas las naciones vendrán contra ella. Hamás tomó a Israel por sorpresa. No lo esperaban. Pero las profecías que leemos en Zacarías, en Daniel, en el Apocalipsis y lo que Cristo habló, no debería tomarnos por sorpresa. Necesitamos estar preparados. ¿Y qué podemos hacer? ¿Qué debemos hacer como pueblo de Dios? Bueno, Cristo dijo: "Velad". Lucas veintiuno treinta y seis nos recuerda precisamente eso: "orando en todo tiempo para que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán". Eso es lo que dijo Cristo. Para poder hacer eso, debemos estar preparados espiritualmente. Debemos revestirnos del carácter de Cristo. Debemos establecer una relación estrecha con Dios el Padre y con su hijo Jesucristo, para poder estar con Él cuando regrese.

Ésa debe ser nuestra perspectiva. Ese debe ser nuestro objetivo. Eso debe ser lo que estamos haciendo activamente al revestirnos de Cristo. Así llegará la paz. La gente dice orar por la paz de Jerusalén. Y sí, oramos por eso; pero hoy oramos por mucho más que paz. La verdadera forma en que la paz llegará finalmente a Jerusalén es mediante el retorno de Cristo. Entonces veremos cómo se levanta la última capa del reino de Dios. Isaías dos habla de eso precisamente. Cristo mismo inspiró estas asombrosas palabras que profetizó Isaías. Note lo que dijo el profeta al mencionar este mismo tiempo. Nos explica que el gobierno de Dios, en última instancia, estará en esa montaña.

Dice: " Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa de El Eterno como cabeza de los montes", como esas capas de las que estábamos hablando. "será exaltado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones. Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de El Eterno, a la casa del Dios de Jacob". Eso se aproxima. Parece que lo que está sucediendo ahora mismo en el Medio Oriente es un precursor de ese tiempo del que habló Zacarías, ese tiempo del que Jesucristo profetizó, y que nos lleva a la conclusión del Salmo ciento veintidós, donde dice: "Pedid por la paz de Jerusalén."

Jerusalén significa literalmente “la ciudad de la paz”. Ahora mismo no es eso, pero pronto Cristo regresará. El gobierno de Dios se establecerá en la Tierra y su capital será la ciudad de la paz. Jerusalén y Jesucristo gobernarán las naciones desde esa ciudad de suprema paz. Esperamos con ansias ese momento.