Preparándome para la Pascua y los Panes sin Levadura

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Preparándome para la Pascua y los Panes sin Levadura

Este año estaré cumpliendo treinta ocho años de guardar las fiestas santas de esta época; Todos los años, todos los días santos siguen siendo tan emocionantes para mí como lo fueron la primera vez que aprendí sobre ellos.

Hay mucho que hacer como preparación para las fiestas de la primera temporada. Justo antes de la puesta de sol, en la primera Pascua que celebré, abrí mi gabinete y saqué el polvo de hornear, el bicarbonato y un pedazo de pan, oré y luego saqué la pequeña bolsa arrojándola en el cesto de la basura.

Dios me había salvado en múltiples ocasiones cuando clamé a él en oración; mi vida había estado en peligro muchas veces; Dios me había enseñado que necesitaba cambiar de rumbo y andar por la senda en la que Jesucristo nos guía. La Biblia se convirtió para mí no solamente en un buen libro sino en la fuente principal de lo que Dios nos enseña, ¡y todo lo que él me ha instruido constituye un gozo enorme!

Parece ser que ahora tengo menos clamores desesperados a Dios pidiendo ayuda y más confianza en que él nos ayudará en todas las cosas; sin embargo, he aprendido que debo estar más consciente que nunca en velar y prevenir los ataques de nuestro enemigo y de mi propio ser. A veces, ¡veo que aún hay levadura (es decir, pecado) en mi casa!

Así es la vida. Nos esforzamos por sacar toda la levadura de nuestras casas antes de los Días de Panes sin Levadura debido a que durante esa semana, éste representa el pecado. A medida que envejezco, mi movilidad disminuye, así que no saco una pequeña bolsa de levadura la noche antes y simplemente la tiro en la basura, sino que empiezo con un mes de antelación.

Poco a poco comienzo a limpiar los gabinetes y a poner los productos que contienen levadura que encuentro en un solo lugar. Antes de la puesta de sol, para los Días de Panes sin Levadura, me aseguro de haberme deshecho del pecado simbólico —he limpiado el piso, el tostador (hasta donde me fue posible hacerlo) y muchas otras cositas en donde pienso que podría haber pecado físico. Esto no se termina, ¡y cuánto simbolismo tiene!

Pero más que el aspecto físico, he aprendido a poner mucho más énfasis en la preparación espiritual. Tenemos que tomar en cuenta que habrá emergencias que nos distraerán—pequeñas y grandes. Este ha sido un año difícil.

Lo más importante que podemos hacer es hablar con nuestro Padre a través de la oración. No podemos descuidar el estudio de la Biblia —a veces la calidad es más importante que la cantidad. También debemos dedicar tiempo —de alguna manera— para buscar algo de paz. Meditar en Dios y sus caminos produce una gran calma y paz en nuestros corazones.

Estas son algunas de las cosas en las que he pensado en este momento mientras me preparo para la Pascua y los Días de Panes sin Levadura. Apartaré unos minutos cada día de esta semana para escribir más.

Mientras tanto, espero y ruego que Dios los bendiga en su preparación.

Fuente: ucg.org