¿Estamos subestimando nuestra necesidad de resistir a Satanás?
Hace unos días volvimos con mi familia al zoológico de Denver por primera vez en varios años. Aun a cierta distancia de las jaulas, podíamos escuchar los rugidos roncos y agudos que destacaban por sobre todos los demás sonidos y nos apremiaban a visitar al rey de las bestias. Dos leones, a pesar de estar descansando y disfrutando el sol del mediodía, lucían majestuosos. Otro león, un gran macho con una melena impresionante, recorría imponente sus dominios. Tal como lo describió Salomón, esta fiera es “de hermoso andar . . . pasea muy bien . . . fuerte entre todos los animales . . . no vuelve atrás por nada” (Proverbios 30:29-30).
Los tres estaban bien asegurados detrás de las gruesas mallas, y se veían tan acostumbrados a que los asombrados visitantes los miraran, que no parecía importarles. Recuerdo que no sentí miedo. Por supuesto, de no haber habido una cerca que nos separara, ¡la historia habría sido diferente! Aún no se ha establecido el gobierno de Dios sobre las naciones, cuando la naturaleza de los animales salvajes cambiará de tal manera que los niños pequeños podrán abrazar a un cordero y simultáneamente jugar sin temor con una criatura enorme y tierna como el león, y hasta tirar de su melena (ver Isaías 11:6-9).
Sin duda deseamos que Dios acelere ese día, pero por ahora los leones siguen siendo peligrosos, y su instinto depredador nos recuerda a cierto enemigo feroz que nos acecha constantemente. Como advierte 1 Pedro 5:8: “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar”. En el ambiente seguro del zoológico, no se me pasó por la mente preocuparme mucho por los leones. Aunque más tarde sí reflexioné que debería considerar con más frecuencia a Satanás como ese león rugiente que procura devorarme espiritualmente.
Necesitaba mejorar mis estrategias, ¡para evitar caer en las suyas! Satanás y sus demonios procuran impedir que alcancemos nuestro objetivo de llegar a ser parte de la familia de Dios por toda la eternidad. ¡Lo que está en juego no podría ser más grandioso!
Instrucciones sobre el enfoque correcto
Felizmente, la Biblia revela que sí podemos resistir a Satanás. He aquí algunas instrucciones que nos pueden ayudar a lograrlo.
“Sed sobrios, y velad”. Como acabamos de ver en 1 Pedro 5:8. Debemos evitar el debilitamiento de nuestras mentes debido a un aletargamiento espiritual. Siempre debemos estar alerta.
“Velad, pues, en todo tiempo orando . . .” Lucas 21:36 nos enseña que una parte clave de la vigilancia incluye la oración regular y eficaz para “que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre”.
“Someteos, pues, a Dios . . . Acercaos a Dios”. Santiago 4:7-8 nos insta a hacer esto para que Dios se acerque a nosotros, y además nos dice que resistamos al diablo para que huya de nuestro lado. Lamentablemente, un respetado estudio del Grupo Barna encontró que solo el 51 % de los estadounidenses creen que Dios es “un creador del universo todopoderoso,
omnisciente, perfecto y justo que todavía gobierna el mundo actual” (“The American Worldview Inventory 2020” [Inventario estadounidense del estado mundial 2020]).
Resulta sorprendente que el 56 % dijera: “Satanás no es simplemente un símbolo del mal, sino un ser espiritual real que influye en la vida humana”. ¡Sin duda todo esto es cierto! Pero la conclusión de Barna es impactante: “¡Los estadounidenses están ahora más convencidos de la existencia de Satanás que de la existencia de Dios!” ¿Cuáles son las probabilidades de que canalicen a la inversa su sentido de sumisión y rechazo?
La importancia de orar por liberación
Esto me llevó a percatarme por segunda vez de que en lo referente a resistir a Satanás, no estaba poniendo suficiente atención. Un método muy simple para orar de manera más eficiente consiste en seguir el esquema de lo que se llama el padrenuestro (Mateo 6:9-13), en el que cada frase encabeza un tema en el que debemos profundizar.
Me di cuenta de que durante muchos días había pasado tanto tiempo en las categorías de la primera parte, como santificar el nombre de Dios, buscar su reino y su voluntad, pedir por las necesidades diarias (incluida la ayuda y sanidad para otros), clamar por perdón y ser librado de las duras pruebas, que no dejé espacio para la parte siguiente, que es otra clave para resistir:
Cuando al orar digo: “Líbranos del maligno”, ahora trato de enfocarme en detalles específicos. ¿Por qué habría yo de descuidar esta parte cuando estoy consciente de que el mal provocado por Satanás aumenta por todas partes? Por un lado, no vemos ni tenemos en cuenta todos los problemas. Dios me ha bendecido a mí y a mis seres queridos con una vida pacífica y protección. Tal vez simplemente no quería estar pensando todo el tiempo en la “tristeza y pesar” que ocasiona ver toda la maldad del mundo (ver Ezequiel 9:4, Dios Habla Hoy).
Como padre, sé que debemos orar diariamente por la protección de nuestros hijos. Y, por supuesto, quiero orar por mi esposa y mis seres queridos. Así que ahora me aseguro de incluir esta parte vital. Pero que quede siempre claro en nuestras mentes: necesitamos que Dios nos libre de Satanás y nos ayude a resistirlo, porque es inútil tratar de hacerlo por nuestra cuenta. Necesitamos que Dios el Padre y Jesucristo vivan en nosotros a través del Espíritu Santo y nos capaciten “para llevar a cabo todas las cosas buenas que la fe los mueve a hacer” (2 Tesalonicenses 1:11, Nueva Traducción Viviente).
Fe y unidad
“Resistidlo firmes en la fe”. Justo después de advertirnos sobre el león rugiente, 1 Pedro 5:9 dice que debemos hacer esto “sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo”. Esta fe es más que simplemente creer en Jesucristo, más que creer que él existe. Santiago dice que “hasta los demonios creen y tiemblan” (Santiago 2:19).
Necesitamos la fe de Jesucristo. Un buen ejemplo de esa fe que necesitamos de Dios como un regalo inmerecido es la confianza plena que tiene un niño pequeño en su papá. “¡Salta, que yo te recibo!” ¡Deberíamos sonreír y saltar! Necesitamos que Dios nos llene con esta fe y las otras características del fruto del Espíritu Santo (Gálatas 5:22-23).
Hebreos 10:22-25 se hace eco de estos pensamientos: “Acerquémonos [una vez más se nos insta a estar cerca de Dios] con corazón sincero, en plena certidumbre de fe . . . Mantengamos firme la profesión de nuestra esperanza sin fluctuar, porque fiel es el que prometió. Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras . . .”
Y luego se nos da otra clave: “No dejando de congregarnos” (versículo 25). Esta parte del pasaje en Hebreos 10 muestra que un aspecto fundamental para resistir a Satanás es reunirnos los sábados santos de Dios con nuestra “hermandad” para animarnos unos a otros. Un león ataca a los rezagados y solitarios, alejados de la manada. Debemos ser activos en el Cuerpo de Cristo. No es cuestión de “solo tú y yo, Señor”, ¡pues podríamos terminar en las fauces del león!
Protegidos y avanzando
No hace mucho, durante un servicio sabático, por tercera vez me di cuenta de que no estaba prestando la debida atención a resistir a Satanás. El mensaje trataba sobre Efesios 6:11-17, que nos habla de esta clave y de todos sus accesorios: “Vestíos de toda la armadura de Dios”.
El orador confesó que antes de preparar su mensaje, siempre había considerado esta frase como una agradable metáfora intelectual. Pero ahora se había convencido de que todos los días necesitaba ponerse los elementos espirituales de esta armadura. Su mensaje nos inspiró a mi esposa y a mí a darnos cuenta de que también debemos hacer lo mismo.
Este pasaje dice específicamente que debemos “[vestirnos] de toda la armadura de Dios, para que [podamos] estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (vv. 11-12).
¡A menudo pensamos que estamos luchando contra personas o políticos! Pero realmente estamos en el terreno espiritual, resistiendo a Satanás, ¡y necesitamos la ayuda de Dios para deshacer todo el control que su mundo de maldad ejerce sobre nosotros! En el versículo 16, Pablo especifica que debemos tomar “el escudo de la fe con que [podamos] apagar todos los dardos de fuego del maligno”.
Un excelente estudio personal sería profundizar en las seis piezas de la armadura de Dios: el cinturón de la verdad, la coraza de la justicia, los pies calzados con el apresto del evangelio de la paz, el escudo de la fe, el yelmo de la salvación y la espada del Espíritu.
Note que la armadura de Dios protege el frente, no la parte de atrás, ¡porque nunca debemos retroceder! Nos ayudará a “resistir en el día malo, y habiendo terminado todo, estar firmes” (Efesios 6:13; recuerde también Lucas 21:36).
Ninguno de nosotros es inmune a subestimar la necesidad de resistir a Satanás. Como he contado aquí, a veces mi propio estado de alerta y resistencia disminuyen. ¿De qué maneras ha tropezado usted? Pero por medio del poder de Dios que obra en nosotros, ¡nos acercamos a él y tenemos la seguridad de la victoria sobre Satanás! BN