¿Cuál es el día que Dios ha santificado?
Debido a que la mayoría de las iglesias guardan el domingo como el día de descanso y adoración, muchas personas creen que el domingo es el día que Dios ha santificado.
El cuarto mandamiento nos enseña: “Acuérdate del sábado para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es día de reposo para el Eterno tu Dios; no hagas en él obra alguna” (Éxodo 20:8-10).
Dios ordenó que el séptimo día fuera guardado como día santo. La mayoría de los diccionarios y enciclopedias nos dicen que el sábado es el séptimo día de la semana y que el domingo es el primero. El séptimo día, según el ciclo establecido por Dios, es el sábado, y siempre lo ha sido. Aunque en diferentes ocasiones el hombre ha modificado el calendario, el ciclo semanal de siete días ha permanecido intacto a lo largo de la historia. Los días de la semana han conservado siempre el orden adecuado, con el domingo como primer día de la semana y el sábado como el séptimo.
“La palabra de Dios”, su divina revelación y sus instrucciones, fue confiada a los judíos (Romanos 3:1-2) y desde mucho antes del tiempo de Jesucristo hasta nuestros días ellos han preservado fielmente el conocimiento de cuál es el séptimo día de la semana.
Sin autorización bíblica
¿Cómo llegó el domingo a convertirse en un día de descanso y adoración? Aunque el concepto de descanso ha desaparecido casi por completo, la mayoría de las iglesias celebran sus servicios en el día domingo. Sin embargo, podemos investigar en toda la Biblia y no encontraremos autorización alguna para cambiar el día de adoración.
El cardenal James Gibbons, educador católico y arzobispo de Baltimore (EE.UU.) a finales del siglo xix y a principios del xx, afirmó categóricamente: “Usted puede leer la Biblia desde el Génesis hasta el Apocalipsis y no va a encontrar una sola frase que autorice la santificación del domingo. Las Escrituras imponen la observancia religiosa del sábado, cosa que nosotros nunca hemos hecho. La Iglesia Católica enseña correctamente que el Maestro y sus discípulos enseñaron acerca de ciertos deberes religiosos que no fueron consignados por los autores inspirados . . . Por lo tanto, debemos concluir que las Escrituras por sí solas no pueden ser una guía idónea y una regla de fe” (The Faith of Our Fathers [“La fe de nuestros padres”], 1917, p. 89).
¿Nos damos cuenta? El escritor reconoce que la observancia del domingo no está autorizada en la Biblia y que el séptimo día es el único día santificado por las Escrituras. Su justificación para cambiar el día de descanso y adoración presume la existencia de una autoridad aparte de la Biblia que puede definir las verdades y ordenanzas para la salvación.
El cambio se hizo más tarde
El cambio del sábado por el domingo fue hecho mucho tiempo después de que el Nuevo Testamento había sido escrito. No existen referencias claras al domingo como día de adoración cristiana hasta los escritos de Bernabé y Justino (años 135 y 150 respectivamente). La observancia del domingo como el día principal de adoración parece haberse consolidado durante el reinado del emperador Adriano (años 117-135 d.C.), quien persiguió duramente a los judíos por todo el Imperio Romano. Adriano prohibió específicamente las prácticas del judaísmo, entre ellas la observancia del séptimo día, el sábado.
Estas medidas coercitivas tuvieron influencia en muchos cristianos primitivos en Roma, quienes abandonaron el séptimo día y se volvieron al domingo, un día guardado tradicionalmente por los romanos como el día de adoración del sol. Dentro de los confines del imperio, en unas pocas décadas la observancia del sábado fue virtualmente reemplazada por el domingo.
Aunque la Reforma introdujo algunos cambios doctrinales y administrativos, la observancia del domingo como día de descanso y adoración continuó siendo la práctica común de la Iglesia Católica y de las iglesias protestantes. Mientras la Iglesia Católica invoca tener suficiente autoridad para establecer sus propios días de adoración, las iglesias protestantes generalmente justifican la observancia del domingo diciendo que el sábado fue reemplazado en el Nuevo Testamento por el domingo en honor a la resurrección de Cristo (ver el recuadro de la página 30: “¿Fue el domingo el día de adoración en el Nuevo Testamento?”).
Tal como lo expresó el cardenal Gibbons, el cambio del día de descanso y adoración que reemplazó el sábado por el domingo no tiene respaldo bíblico. Como hemos mostrado en este folleto, Jesús, los apóstoles y tanto los miembros judíos como gentiles de la iglesia primitiva, todos continuaron con la observancia del séptimo día, el sábado. Este es el único día aprobado por la Biblia.