Lo que creía y practicaba la iglesia primitiva

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El libro de los Hechos es un registro histórico clave de lo que la iglesia primitiva creía y practicaba. Sus capítulos iniciales describen la fundación de la iglesia y sus comienzos; sus capítulos finales describen los viajes y los hechos del apóstol Pablo.

La concepción común de muchas iglesias en la actualidad es que Jesús vino para abolir las leyes del Antiguo Testamento y que Pablo enseñó que los cristianos ya no necesitaban guardarlas. Pero ¿qué revela el libro de los Hechos acerca del pensamiento y acción de la iglesia primitiva? ¿Respalda este concepto o nos muestra en verdad algo totalmente diferente? ¿Hubo conflicto entre la iglesia y las costumbres típicas de los judíos y lo que ellos practicaban en esa época con base en el Antiguo Testamento? Considere usted mismo las pruebas y saque su propia conclusión.

Hechos 2:1—La iglesia del Nuevo Testamento comenzó de una manera milagrosa cuando los miembros estaban reunidos en la Fiesta de Pentecostés (también llamada la Fiesta de las Semanas o de las Primicias) de acuerdo con lo que Dios ordenó en Levítico 23:15-16, Levítico 23:21 y Deuteronomio 16:16).

Hechos 2:46—“Perseverando unánimes”, los primeros cristianos se reunían diariamente “en el templo”.

Hechos 5:19-20—Después que los apóstoles fueron liberados de la prisión, un ángel les dijo que continuaran enseñando en el templo.

Hechos 5:21, Hechos 5:25, Hechos 5:42—Los apóstoles continuaron enseñando en el templo.

Hechos 5:32—Pedro enseñó que Dios da su santo Espíritu “a los que le obedecen”.

Hechos 6:7—“Muchos de los sacerdotes obedecían a la fe”. No veían contradicción entre el cristianismo y su papel como sacerdotes.

Hechos 7:1-53—Esteban explicó que Jesucristo y el cristianismo eran el cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento y un desenlace natural de lo que profetizaron las Escrituras del Antiguo Testamento.

Hechos 8:26-39—Felipe le explicó al eunuco cómo Jesucristo había cumplido las profecías del Antiguo Testamento.

Hechos 9:20—Inmediatamente después de su milagrosa conversión, Pablo “predicaba a Cristo en las sinagogas” de Damasco.

Hechos 10:14—Una década después de la crucifixión y resurrección de Jesús, Pedro dijo: “Ninguna cosa común o inmunda he comido jamás”. Obviamente él continuaba obedeciendo las leyes de Dios con respecto a las carnes limpias e inmundas que encontramos en Levítico 11 y Deuteronomio 14. (Si desea profundizar más en el significado de este pasaje, no vacile en solicitar nuestra publicación ¿Es toda carne propia para alimento? O si lo desea, puede descargarla directamente de nuestro portal en Internet.)

Hechos 11:8—Al relatar lo que había sucedido, Pedro dijo: “Ninguna cosa común o inmunda entró jamás en mi boca”.

Hechos 13:5—En Salamina, en Chipre, Pablo y Bernabé “anunciaban la palabra de Dios en las sinagogas de los judíos”.

Hechos 13:14-41—En Antioquía de Pisidia, Pablo y Bernabé enseñaron en la sinagoga el sábado, explicando con las Escrituras del Antiguo Testamento que Jesús era el Mesías profetizado y el Hijo de Dios.

Hechos 13:42—Al concluir el servicio en la sinagoga, “los gentiles les rogaron que el siguiente día de reposo [sábado] les hablasen de estas cosas”. Si el sábado fue abolido, Pablo y Bernabé perdieron una valiosa oportunidad para explicarles a los gentiles que podían seguirles enseñando el día siguiente, el domingo, o cualquier otro día. En lugar de eso, ¡se reunieron el sábado siguiente!

Hechos 13:44—“El siguiente día de reposo [sábado] se juntó casi toda la ciudad para oír la palabra de Dios” enseñada por Pablo y Bernabé. En todas las demás menciones que se hace acerca de la enseñanza de Pablo en el sábado, no existe ni el menor indicio de que no existiera la necesidad de guardar el sábado como está ordenado, ni mucho menos de que debían reunirse el domingo.

Hechos 14:1—Pablo y Bernabé enseñaron en la sinagoga en Iconio.

Hechos 15:20-21—Al concluir la conferencia en Jerusalén acerca del asunto de la circuncisión, la iglesia formuló ciertas regulaciones a fin de que los cristianos gentiles pudieran reunirse en las sinagogas con los judíos, donde “desde tiempos antiguos Moisés siempre ha tenido en cada ciudad quien lo predique y lo lea en las sinagogas todos los sábados” (NVI). (Si desea profundizar más al respecto, por favor vea el recuadro de la página 116: “¿Qué se decidió en la conferencia de Jerusalén?”)

Hechos 16:13—En Filipos, Pablo se reunió con los judíos el sábado junto a un río y les enseñó acerca de Jesucristo.

Hechos 17:1-3—En Tesalónica, Pablo, “como acostumbraba”, fue a la sinagoga y “por tres días de reposo discutió con ellos” con base en las Escrituras.

Hechos 17:10-11—En Berea, Pablo y Silas “entraron en la sinagoga de los judíos” y les enseñaron. Ellos “recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras [el Antiguo Testamento] para ver si estas cosas eran así”.

Hechos 17:17—En Atenas, Pablo discutía en la sinagoga con los judíos y piadosos.

Hechos 18:4—En Corinto, Pablo “discutía en la sinagoga todos los días de reposo [sábados], y persuadía a judíos y a griegos”.

Hechos 18:19—En Éfeso, Pablo, “entrando en la sinagoga, discutía con los judíos”.

Hechos 18:21—Al irse de Éfeso, Pablo dijo: “Es necesario que en todo caso yo guarde en Jerusalén la fiesta que viene”, de acuerdo con el mandamiento de Dios en Deuteronomio 16:16.

Hechos 19:8—Después de regresar a Éfeso, “entrando Pablo en la sinagoga, habló con denuedo por espacio de tres meses”.

Hechos 20:6—Pablo y su grupo, “pasados los días de los panes sin levadura”, navegaron de Filipos. Esta es una de las fiestas ordenadas por Dios en Levítico 23:6 y Deuteronomio 16:16).

Hechos 20:16—Pablo cambió sus planes de viaje porque “se apresuraba por estar el día de Pentecostés, si le fuese posible, en Jerusalén”. Pentecostés es otra de las fiestas de Dios.

Hechos 21:20—En Jerusalén, los ancianos le dijeron a Pablo: “Ya ves, hermano, cuántos millares de judíos hay que han creído [en Jesucristo]; y todos son celosos por la ley”. Ellos no veían ninguna contradicción entre el cristianismo y las leyes que siempre habían obedecido.

Hechos 21:21-26—Para desmentir falsas acusaciones en el sentido de que él enseñaba en contra de la ley, y mostrar que de hecho andaba “ordenadamente, guardando la ley”, Pablo se reunió con varios hombres para el rito de purificación en el templo y pagó todos sus gastos de los ritos y las ofrendas.

Hechos 24:14—Pablo compareció delante del gobernador romano Félix, afirmando que servía al Dios de sus padres, “creyendo todas las cosas que en la ley y en los profetas [el Antiguo Testamento] están escritas”.

Hechos 25:8—Al presentarse delante del gobernador romano Festo, Pablo dijo: “Ni contra la ley de los judíos, ni contra el templo, ni contra César he pecado en nada”.

Hechos 27:9—Lucas anota que navegar en el mar Mediterráneo a finales del otoño era peligroso “por haber pasado ya el ayuno”, refiriéndose con esto al Día de Expiación, una de las fiestas de Dios (Levítico 23:27).

Hechos 28:17—Hablando de los judíos en Roma, donde ahora estaba prisionero, Pablo les dijo: “Yo, varones hermanos, no habiendo hecho nada contra el pueblo, ni contra las costumbres de nuestros padres . . .”.

El registro del libro de los Hechos no podría ser más claro. ¡Pablo y la iglesia primitiva no estaban en contra de las leyes del Antiguo Testamento!