Benjamín Disraeli
Maestro de un imperio
Dios frecuentemente nombra las cosas según lo que son. El nombre de Adán literalmente significa “tierra roja”, la sustancia con la cual Dios creó y formó al primer hombre.
Dios le dio a Abram un nombre: Abraham (Génesis 17:5), “padre de una multitud” (versículos 4-6). Salomón, cuyo nombre deriva de la raíz hebrea para la palabra “paz”, presidió sobre uno de los períodos más pacíficos de la historia de Israel (1 Reyes 4:24).
¿Sería entonces extraño pensar que Dios puede proveernos nombres similares a lo largo de nuestra historia (Malaquías 3:6)? Un posible ejemplo de esto está en el desarrollo del Imperio británico y un notable hombre llamado Benjamín Disraeli (1804-1881).
Hijo de una familia judía que se había convertido al cristianismo, ascendió al pináculo de la vida política británica y ejerció dos veces como primer ministro (1868 y 1874-1880). Los historiadores a veces lo describen como “el Maestro del Imperio”, el político que le había entregado al Imperio británico una fuerza emocional renovada en la última parte del siglo XIX.
Durante la segunda administración de Disraeli, Inglaterra experimentó un resurgimiento de su interés en la expansión imperial y territorial. Actuando audazmente y con una independencia notable, Disraeli pagó casi 4 millones de libras –préstamo del Banco de Rothschild, con el gobierno británico como aval– para la compra de 44% de las acciones que controlaban el recientemente construido canal de Suez (1869). Otto von Bismarck de Alemania, el “canciller de hierro”, aptamente describió ese pasaje como la médula espinal del Imperio británico.
La siguiente, y quizás la más grandiosa expresión de las políticas imperiales de Disraeli, estaba conectada al eje del imperio, India. El 1 de mayo de 1876, Disraeli vio que el Real Decreto nombró a la reina Victoria emperatriz de India. En enero del año siguiente, con celebración y ceremonia, el virrey de India pronunció a la reina Victoria emperatriz en una gran celebración en su honor. Luego ese mismo año, Disraeli anexó el Transvaal en Sudáfrica, el cual es rico en minerales. Tres años más tarde, en el Congreso de Berlín, adquirió el puesto fronterizo de Chipre en el Mediterráneo.
En una notable coincidencia, uno de los principales arquitectos del Imperio británico, Benjamín Disraeli, literalmente lleva el nombre de Israel. ¿O es coincidencia? Según lo que sabemos de las promesas a los descendientes de Jacob en los últimos tiempos, y la precisión del momento de la entrega de bendiciones físicas, materiales y nacionales de las promesas a Abraham, el nombre Disraeli más parece una señal providencial.