¿Fue abolida la ley de Dios en el Nuevo Testamento?
Si el sábado se hubiera abolido en el Nuevo Testamento, deberíamos encontrar numerosos pasajes en los que esto fuera evidente. Para negar uno de los Diez Mandamientos, no podríamos esperar otra cosa.
Jesús afirmó claramente: “Ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido” (Mateo 5:18). En varios pasajes, incluso capítulos enteros del Nuevo Testamento, se nos muestra el propósito espiritual que había en prácticas tales como los sacrificios de animales y la adoración en el templo (Hebreos 7:11-19; Hebreos 8:1-6; Hebreos 9:1-15; Hebreos 10:1-18).
La ley de Dios permanece. De todos los libros de la Biblia, los últimos que se escribieron fueron las epístolas de Juan (escritas entre los años 85 y 95) y el Apocalipsis (hacia el año 95). ¿Fueron abolidos los Diez Mandamientos en esa época? Permitamos que el apóstol mismo nos conteste: “En esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos. El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él” (1 Juan 2:3-4).
Juan definió el pecado como la violación de la ley de Dios: “Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley” (1 Juan 3:4). Él sabía que la ley de Dios define nuestro amor por los demás y el amor por Dios: “En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios, y guardamos sus mandamientos. Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos” (1 Juan 5:2-3).
La intención de la ley de Dios siempre ha sido el amor: “Este es el amor, que andemos según sus mandamientos. Este es el mandamiento: que andéis en amor, como vosotros habéis oído desde el principio” (2 Juan 6).
El Apocalipsis, inspirado por Jesucristo mismo (Apocalipsis 1:1), también realza la importancia de guardar los mandamientos de Dios. En el capítulo 12 leemos que poco antes del regreso de Jesús, Satanás tratará de destruir a los miembros de la Iglesia de Dios, “los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo” (v. 17).
En Apocalipsis 14:12 los santos son descritos como “los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús”. La fe y la obediencia a los mandamientos de Dios van de la mano, como lo explicó el apóstol Pablo en Romanos 3:31.
En el último capítulo de la Biblia encontramos un mensaje final para la iglesia, de parte de Jesucristo: “‘Yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para dar a cada uno según su obra . . . ¡Dichosos los que guardan sus Mandamientos, para que tengan derecho al árbol de la vida, y entren por las puertas en la ciudad!’” (Apocalipsis 22:12, 14, Nueva Reina-Valera).
Resulta claro que la ley de Dios no fue abolida en el Nuevo testamento.